Pig-Man Historia De Terror 2023

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Pig-Man Historia De Terror 2023

Pig-Man Historia De Terror… Estoy grabando lo que estoy seguro podrían ser mis últimas palabras y es que puedo escucharlo, me está buscando, su viejo y oxidado machete raspa la corteza de los árboles, puedo oír las profundas pisadas sobre las hojas secas y sobre todo se escucha ese incesante y penetrante sonido de cerdo el cual aunque logre salir con vida, estoy seguro de no poder olvidar…

Si alguien encuentra esto, puede quedarse con la cámara, no importa solo por favor hagan llegar esto a mis padres, solo quiero que sepan que fue lo que me pasó y es que yo solo quería relajarme, quería distraerme de la vida de la ciudad y volverme uno con la naturaleza, ya saben esas cosas tontas que uno piensa cuando tiene mucho tiempo libre.

La primera vez que escuché sobre este horrible ser fue por habitantes del pueblo, solo al entrar a la tienda por algunos bocadillos escuché a un par de niños lanzando frases como “en la oscuridad te esperará” “con su machete te matará” “y a donde sea que vayas pig-man te va a encontrar”

Obviamente intentaban asustar al más pequeño del grupo y por el semblante del pobre chiquillo, lo estaban consiguiendo, pagué mis provisiones y salí del lugar, decidí tomar una cerveza en la pintoresca cantina del pueblo antes de hacer mi expedición, después de todo no es como si tuviera prisa, ahí fue cuando lo escuche de nuevo, de un hombre de piel oliva y semblante cansado.

“¿vas al bosque?” Me increpó con voz ronca y arrastrando las palabras. “Solo estoy de paso.” Respondí tajantemente intentando cortar la conversación, lo último que quería era una charla con un ebrio.

“Seguro vas… a los ignorantes de ciudad siempre les encanta tentar su suerte” Me dijo dando un gran trago de tequila “¿Disculpe, que?” Cuestioné intrigado de inmediato intentando que este explicara mejor. “¡PIG-MAN!” Gritó el hombre de forma escandalosa, dando un golpe a la mesa, haciendo que yo mismo saltara de mi asiento.

“Él está ahí afuera, esperando a los incautos, incautos como tú.” “Ok.”

Respondí incrédulo y algo condescendiente. “No asustes al niño de ciudad Gustavo.” Interrumpió un hombre anciano  con un sombrero de mimbre y bastante alto.

“No le prestes atención hijo, son solo cuentos de pueblo chico.” Me dio una sonrisa amistosa la cual pensándolo bien se veía bastante siniestra.

“La criatura está ahí y todos aquí lo saben, la criatura acabará con todos… todos en el pueblo lo saben… y a nadie le interesa, a nadie le interesa” decía divagando, por lo que decidí salir de ahí antes de que su atención volviera a mi.

Salí de la cantina aun pensando en lo sucedido y por un momento me llegó la posibilidad de que algo de lo que dijera ese hombre fuera real, “tonterías” pensé tranquilizándome, “historias de una bestia feroz e implacable con cabeza de cerdo y sed de sangre de cualquiera que se atreviera a perturbar su paz.”

“Historias para asustar a los niños y mantenerlos alejados del bosque” pensaba mientras caminaba al mismo, sonaba parecido a cualquier historia de fogata siempre se cambia el nombre de bestia pero al final todas tenían el mismo propósito, matarte de la manera más espantosa para después devorarte o lo que sea que quisieran hacer con tu cuerpo.

Terminando con que el amigo de un amigo conocía la víctima de la creatura, esta historia cumplía con todos los requisitos, por lo que solo decidí ignorarla y continuar con mis planes, no me adentré demasiado, no era un gran campista ni mucho menos, por lo que creí que aquello sería suficiente para no meterme en problemas y durante las primeras horas todo fue genial, incluso llegué a pensar que si alguien me hubiera acompañado solo lo habría arruinado.

Pasé la mayor parte de ese tiempo tomando fotografías, compartiendo lo infinitamente relajante que era el mundo sin tecnología, irónicamente en mis redes sociales, al caer la noche decidí encender una fogata y ponerme a revisar todas las fotografías y videos de ese día.

Fue ahí donde pude verlo por primera vez, una extraña silueta al fondo entre unos matorrales, esta parecía estarme observando directamente, aunque no podía asegurarlo con certeza, después de todo era una silueta a lo lejos que bien podía ser solo un árbol con forma humana o un simple manchón en la lente, después de todo ningún humano podría tener una cabeza tan extrañamente deformada y en la siguiente toma ésta parecía haber desaparecido, el problema había sido resuelto, continúe con aquello hasta que decidí que era hora de dormir.

Siempre me jacté de tener un sueño ligero, cualquier ruido podía despertarme a mitad de la noche, nada podía tomarme por sorpresa, sin embargo fue completamente diferente esta vez y es que fue como si simplemente me hubiera materializado fuera de mi campamento, adentrándome al bosque profundo con únicamente mi saco de dormir.

Exaltado me puse de pie para intentar orientarme pero a donde sea que mirara solo era oscuridad y árboles, el viento gélido de la madrugada recorría todo mi ser, estaba descalzo y mientras pensaba en como salir de aquel embrollo pude escucharlo, ese sonido de cerdo que taladra tus oídos y se mete en tu cabeza provocando un miedo profundo el cual jamás había experimentado, no lograba visualizarlo pero sabía que estaba cerca.

Corrí en dirección contraria rogando por que fuera el camino correcto a mi campamento, las piedras y ramas lastimaban mis pies los cuales se sentían mojados y no sabía si era por la humedad de la tierra o por la sangre que comenzaba a brotar de ellos y sin importar cuanto corriera todo era exactamente igual.

El agotamiento pasó factura y mis magullados pies no pudieron dar un paso mas, agotado levanté la mirada deseando reconocer algo pero todo era lo mismo, árboles, hojas y oscuridad, entonces pude escucharlo de nuevo pero esta vez fue un chillido penetrante al oído, un chillido que no podría provenir de ningún lado mas que del mismo infierno.

Fue como un sabueso aullando cuando localiza a su presa, solo que esta vez la presa era yo y el sabueso era una horrible criatura proveniente del averno, horrorizado pude verlo perfectamente por primera vez, alumbrado únicamente con la luz de la luna era en gran parte humano, tal vez de dos metros, tenía el torso desnudo y lampiño y lo más espantoso, una horrible cabeza de cerdo con unos ojos negros y profundos que se internaban en tu alma y te hacía saber que no había salida, en su mano izquierda poseía lo que identifiqué como un machete.

Pig-Man Historia De Terror

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Respiraba pesadamente, sabía que me tenía, me adentre mas en el bosque, corrí sin importar el cansancio o el dolor insufrible de mis pies, buscando un escondite, lo escuchaba detrás gruñendo y chillando, casi parecía estarlo disfrutando como si fuera un gato jugando con su presa antes de matarla.

De pronto un fuerte dolor no me permitió seguir avanzando, caí al suelo frío con una profunda herida sangrante en mi pierna, esa cosa me había arrojado su machete y la había cortado, intenté arrastrarme sin éxito antes de tenerlo justo frente a mí.

Sus piernas eran humanas también y sin el mayor esfuerzo me tomó por el brazo levantándome como un muñeco de trapo, el olor era nauseabundo y lo grotesco de su piel me hacía sentir como si tocara carne podrida, intenté sin éxito liberarme de sus brazos, sentía la sangre escurriendo por mi pierna, el cansancio por correr más la pérdida de sangre comenzaban a hacer efecto en mí y completamente resignado a mi inminente final me desmayé.

Desperté amarrado en un árbol, en un sitio que parecía ser la guarida de la creatura, la cual no veía por ningún lado, pude notar los primeros rayos del sol en el cielo y con ello miré su machete a pocos centímetros de mi.

Mi pierna la cuál aún sangraba pero en menor medida, comencé a tratar de aflojar las cuerdas de mis muñecas y para mi sorpresa muy pronto lo estaba consiguiendo, pero volví a escuchar aquellos chillidos lo que me hizo detenerme.

La creatura emerge de la maleza, a la luz del día aquella cabeza de cerdo se miraba más grotesca, su trompa se movía de una forma peculiar y casi juraría que intentaba gesticular palabras logrando solo chillar y gruñir, sus ojos eran como un par de aceitunas brillantes, a una de sus orejas parecía faltarle un pedazo, como si se la hubieran arrancado de un mordisco.

Aterrorizado miraba a la criatura acercarse a mí, me miraba como si degustara mi carne antes de siquiera probarla y aun sin saber de donde saqué la fuerza o el valor logré liberarme de los nudos, tomé el machete el cual era mucho más pesado de lo que podría imaginar, lo clavé en la pierna de la creatura, provocando un alarido de dolor puro, no pensé siquiera en desenterrarlo solo supe que esa era mi única oportunidad.

Corrí y corrí hasta tropezar y caer sobre una pendiente, fue ahí cuando encontré esta cámara y ahora estoy aquí, estoy escondido, se que está buscándome y ahora es peor, ahora está enojado, no creo poder seguir corriendo con la pierna en este estado, me asomé un poco sin poder creer qué el camino al pueblo estaba lo suficientemente cerca como para visualizarlo, levanto nuevamente la cabeza mirando a si a la creatura de espaldas, puedo escuchar ahora su respiración casi como si tratara de rastrearme.

Me agacho de vuelta, debía pensar en como distraerlo ya que no podría ganarle en una carrera, ya lo había visto correr y aun con la pierna en buen estado éste me alcanzaría antes de siquiera llegar a medio camino, o quizá volvería a lanzarme su machete clavándolo de lado a lado en mi estómago, era claro que debía pensar en otra cosa.

Tomo una piedra de tamaño considerable y la arrojo con todas mis fuerzas, rogando que este siguiera el sonido, justo cuando la piedra azotó en lo que pareció ser un árbol, escuché un fuerte chillido el cual me hizo cubrirme mis oídos, al mismo tiempo que lo escuche correr alejándose de mi escondite, apenas puedo creer que funcionó, pero no tengo tiempo de auto felicitarme tengo que correr…

-Por favor si no lo consigo díganles a mis padres que los amo mucho.

Con las últimas fuerzas que tenía mi cuerpo salgo de mi escondite, tratando de ser cauteloso y sin darme cuenta piso una rama la  cual se entierra en mis ya de por sí lastimados pies, trato de ahogar el grito y al dar un paso atrás para así quitarme la rama piso otra más la cual tronó de forma escandalosa, el color de mi piel se desvaneció cuando escuche aun mas fuerte el chillido, sin importarme en lo más mínimo la cautela, corro hasta el camino escuchando aún tras de mí a aquella criatura.

Para mi fortuna encontré a un hombre con una camioneta casi al salir del camino, este se detuvo, era un hombre alto, de piel morena y un sombrero de mimbre viejo y desgastado, el cual me pareció familiar, sin embargo no podía estar seguro.

“Joven ¿Está usted bien?” Preguntó el hombre preocupado al notar mi pierna sangrante y mis múltiples heridas. “Yo… está detrás de mí.” Digo suplicante.

“Por favor tenemos que irnos ahora ” Yo no pude decir nada más antes de que mi pierna cediera, haciéndome caer al suelo como si de alguna manera supiera que ya no debía seguir corriendo, el hombre bajó del auto para ayudarme a subir, aun sin poder creer del todo lo que había sucedido miro por el espejo retrovisor y la creatura salía al camino, mientras la camioneta arrancaba.

Miraba con cierta satisfacción como aquella criatura salida del infierno observaba con lo que creí era resignación mientras me alejaba «lo había logrado», «estaba a salvo», pensaba aún en shock, miré al hombre de vuelta, su semblante era serio y con cierta preocupación, miraba el camino, dando breves miradas de reojo hacia mi de vez en cuando y es que ¿Qué se supone que digas en una situación así? “¿quieres café?” Dijo acercándome un termo plateado.

”Muchas gracias” Agradecí al hombre mientras aceptaba el termo, aquel líquido caliente se sentía como oro líquido en mi boca, el sabor sin duda era peculiar, parecía estar endulzado con piloncillo y miel, era solo que no lograba identificar con exactitud un tercer sabor, el hombre me miraba como si quisiera cerciorarse de que aquel café fuera de mi agrado.

Luego de dos tragos más volví a agradecer al hombre y entregándole el termo, solo asintió con la cabeza, sin siquiera mediar palabra conmigo, inclusive pude notar cierta calma después de mi primer trago de café, sin embargo estaba tan exhausto que eso ni siquiera me importó, de hecho estaba tan exhausto que ni siquiera pude notar que aquel hombre se desviaba del camino, no era el camino al pueblo o al menos no al pueblo donde estuve el día anterior.

Intente protestar o al menos preguntar a donde nos dirigíamos, sin embargo mi cerebro parecía no tener conexión con mis labios, los ojos comenzaban a sentirse pesados y antes de que siquiera pudiera cuestionar el porque, me quede dormido, reaccionando únicamente cuando  el hombre se detuvo, me bajo de la camioneta, escuchaba algunas voces a lo lejos incluidas las de algunos niños.

“No puedo creer que escapara” “Un chiquillo tan escuálido” “No debieron traerlo aquí” “Él vendrá a buscarlo” fue hasta ese momento en que supe que lo que sentía era mas que cansancio y shock por lo sucedido, todo se movía mas lento y sin importar cuanto me esforzase todos los sonidos se escuchaban a lo lejos como un profundo eco, sobre todo aquellas voces de las personas.

El sol dando directamente a mi rostro apenas me dejaba ver a una mujer de unos 20 años, está tenía una vestimenta por demás peculiar, con ropa negra de manta, poseía algunas pulseras de cascabeles y lo más llamativo era que su rostro estaba pintado en su totalidad de blanco, salvo por sus ojos los cuales estaban rodeados de pintura negra como si fuera un antifaz.

Está parecía estar molesta y algo alterada. “Me estas diciendo que pig-man no pudo con este escuálido muchacho.”

A pesar de estar justo a mi lado aquella voz se escuchaba lejana, casi como si de un sueño se tratase, «tal vez de eso se trata» pensé en mi delirio, todo esto no es más que un sueño, un sueño retorcido y muy vivido. “Un sueño, un sueño…”

Repetía una y otra vez mientras las personas del pueblo opinaban sobre mi.

“Oye ¿cuánto le diste? A él le gustan sus presas vivas.” Recriminó la mujer al hombre del camino. “Tal vez tomó más café de lo pensado y eso que, si pudiera con presas vivas no estaríamos en este embrollo justo ahora.” Respondió el hombre del camino, a la defensiva, como si intentara justificarse.

“Da igual, debemos despabilarlo un poco, no podemos entregarlo así” Dijo la mujer señalándome de forma despectiva. “No podemos solo soltarlo en el bosque y que él lo encuentre, igual no puede correr” Dijo el hombre del camino “Y arriesgarnos que vuelva a escapar, como la última vez que no cumpliste tu trabajo.” Recriminó la mujer.

“Te lo dijimos, otro error así y la siguiente presa vas a ser tu… Y esto va para todos.” Dijo la mujer gritando para cerciorarse de ser escuchada. “Si no quieren ser las presas compórtense como depredadores.

El silencio gobernó el lugar, me arrastraron como un zombi hasta una gran jaula de metal oxidada, una vez dentro cerraron está con candado y me dejaron completamente sólo, no lograba entender del todo lo que había ocurrido “si no quieren ser presas compórtense como depredadores” aquello no dejaba de dar vueltas en mi cabeza, y es que «¿A qué se referían con eso?» «¿Quiénes eran estas personas?» «¿Por qué no me ayudaban?» y lo más importante «Dónde estaban los policías»

Estas preguntas rondaban por mi cabeza, mientras veía las horas pasar a la par que el efecto de aquél café comenzaba a pasar y podía notarlo, no porque comenzará a sentirme mejor, si no porque el dolor incesante de mi pierna iba en aumento acompañado de también el dolor de mis pies, las partes de mis calcetines que en algún momento fueron blancas ahora eran de un tono rojizo y café por la tierra.

Sin embargo algunas funciones primarias aún parecían no responder correctamente, como los sonidos, estos aún se escuchaban confusos y lejanos, sin mencionar que algunos objetos se veían dobles, pensaba en que podría estar haciendo si tan solo me hubiera quedado en la ciudad, podría estar literalmente haciendo cualquier cosa y todo sería mejor que ser secuestrado por un pueblo psicótico para servir como tributo a una creatura del averno. “¿Sobreviviste a pig-man?”

Escuché una voz infantil, la cual tardé un poco en saber de dónde provenía, pero al final noté que aquella voz salía detrás de una gran pila de madera cortada, lo único que podía ver del pequeño oculto entre los árboles era un poco de su cabello y parte de sus huaraches “Yo no lo llamaría sobrevivir” Dije completamente resignado

“Nadie sale nunca del bosque, mi primo me lo dijo… ¿Cómo lo hiciste tu?” Preguntaba el niño curioso y fascinado. “Solo corrí… ” Aquella epifanía me cayó como un balde de agua fría, era como si las neuronas de mi cerebro volvieran a hacer conexión, miré directamente a la pila de madera.

“Si tu me sacas de aquí, serás quien me ayude a sobrevivir a pig-man.” Dije con persuasión. “No puedo ayudarte, nadie puede.”

Me respondió con cierta culpabilidad en su voz. “Tu sabes que esto no está bien ¿No es así?” Le cuestioné intentando apelar a su conciencia. “Antonio pensaba que no estaba bien.”

Aquel tono curioso se apagaba a la par que parecía recordar. “¿Antonio?” Cuestioné. “Era mi amigo, el ayudo a una presa a escapar y… ¿Sabes lo que le pasó?” Guarde silencio, una parte mi sabía ya la respuesta.

Como decidió no ser un cazador, el fue la presa.” Continuo el pequeño esto me aterrorizó aunque no me sorprendió, aún así no quería perder lo que tal vez sería mi única oportunidad de sobrevivir.

“Pero si me sacas de aquí, tu podrías venir conmigo y entonces tú también sobrevivirías a pig-man” “¡Ángel!”

Se escuchó la voz enfurecida de un hombre el cual sacó de la oreja al pobre chiquillo de su escondite y una vez fuera fue agitado violentamente, recriminándole y amenazando con terminar como Antonio, el niño lloraba mientras era arrastrado lejos de la jaula.

Pasó una media hora más antes de ver a alguien más, era el hombre del camino el cual me miraba detenidamente como si intentará averiguar a simple vista que me encontrara menos drogado. “¿La presa está lista?” Escuché la voz de la mujer

“Eso parece…” Respondió el hombre del camino, la jaula se abre y en un último y desesperado intento, trato de correr, pero un fuerte golpe en mi cabeza izo que todo se quedará en negro. Desperté a mitad del bosque, con la cabeza sangrando y las manos atadas, «No puedo creer que este aquí de nuevo» pensaba intentando ponerme de pie, los chillidos comenzaron de nuevo, estaba muy cerca y muy pronto pude verlo, emergiendo de la maleza, pero ya no me importa, estoy listo, se que es mi fin…

“Claro que sí, mi hermano me lo contó y de hecho hay un acta de desaparición de ese chico desde hace dos años.” Relataba un joven de no más de 17 años a su muy incrédulo compañero, éstos caminaban un poco desorientados por el bosque, ninguno de los dos quería aceptar su miedo de que no tenían idea de donde estaban, después de todo habían ido al bosque sin permiso por lo que intentaban tranquilizarse contando todas aquellas historias de fogata sobre el bosque.

“Si, también lo pasaron en las noticias, lo único que encontraron de él fue su camisa ensangrentada, eso son solo noticias amarillistas seguro se lo comió un oso.” Respondió el segundo chico con cierto fastidio mirando su alrededor buscando algo conocido.

“Aquí no hay osos… Oye, mira una cámara, ¿funcionará?” Asombrados los jóvenes miraron como la cámara encendía, reproduciendo así un video donde un agitado y asustado joven miraba de un lado a otro como si buscara algo o a alguien .

“Estoy grabando lo que seguramente son mis últimas palabras y es que…“¡Hey! ¡jóvenes!” Ambos apartaron su vista de la cámara, para observar a un hombre alto, de piel morena, con un bigote y un sombrero viejo y desgastado. ¿Están perdidos? Puedo llevarlos en mi camioneta…

Autor: Canek Hernández

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