Una Sombra Me Acecha Historia de Terror
En el municipio de Yahualica, lugar de donde somos, se han dado conocer cientos de leyendas Una Sombra Me Acecha Historia de Terror, que tanto a vecinos y amigos les ha tocado vivir, no fue sino hasta que a mi hermana y a mí, nos tocó vivir nuestra propia historia, y ser parte de las leyendas de este municipio, así de este modo, yo quisiera compartirles una historia que le pasó a mi hermana, solo apenas hace unos cuatro años atrás.
En el municipio en el que vivimos, nos encontramos algo alejados de los principales lugares de estudio, aquí solo contamos con un par de preparatorias decentes, sin embargo, si uno quiere estudiar la facultad es necesario trasladarse hasta la Universidad ubicada en Tepatitlán, por lo que mi hermana iba y venía todos los días, y ya de costumbre llegaba bastante tarde a casa.
De regreso, siempre a la misma hora por la tarde, mi hermana tomaba el autobús frente a la carretera desde la universidad hasta Yahualica, el autobús llegaba casi siempre a la misma hora al pueblo, cuando aún había algo de luz, sin embargo, los días en los que se cambiaba el horario la oscuridad le ganaba a mi hermana. Por ello pidió a mis Padres o a mi que la acompañáramos cuando llegara en la parada del autobús, de por sí ya era un lugar muy lúgubre y a oscuras daba bastante miedo, además había una pendiente por la que para poder acceder al pueblo es necesario bajarla y se encuentra poco iluminada.
Pero un día, a pesar de tomar el camión temprano, este venía más lento de lo acostumbrado, provocando que mi hermana llegara más tarde a Yahualica. Tratándose de la última corrida, procuraban no dejar gente esperando a mitad de la carretera, por lo que el autobús procuraba tomar la mayor cantidad de pasajeros durante los trayectos.
A mi hermana le gustaba sentarse en los últimos asientos, pues le gustaba quedarse dormida y que no la molestaran, y en esa ocasión sobre el autobús no había tantos pasajeros. Ya le faltaba poco llegar a Yahualica cuando el autobús hizo una parada adicional. La parada de autobús donde se detuvo apenas era alumbrada por una serie de focos con luz amarilla, casi no se distinguía de entre toda la oscuridad.
El autobús se había parado un poco más delante de la parada, pensó que quizás ya habían llegado a Yahualica ,cuando se asomó por la ventana pudo distinguir a una figura de una persona bastante alta que caminaba a un costado del autobús, que se dirigía hacia la entrada, aquella persona pasó a un lado de la ventanilla de mi hermana, y por alguna razón no podía quitarle la mirada de encima, algo le llamaba la atención de aquel hombre que solo al perderlo de vista ella se dio cuenta de lo que había pasado a un lado de ella.
Más aún con la poca luz que había, no pudo distinguir bien su rostro o alguna otra parte de su cuerpo, lo que si había alcanzado a distinguir era que aquel hombre estaba vestido por una larga gabardina oscura y sombrero de copa.
Aquella figura subió al autobús, se entretuvo unos segundos con el chofer y se encaminó a buscar un lugar donde sentarse, ya que mi hermana era la única que se encontraba hasta atrás. procuró ocultarse para no ser vista, y aquella persona se sentara con las demás personas que estaban sentadas hasta delante muy cerca del chofer, pero aquella sombra se encaminó hasta el fondo, justo a un lado de donde mi hermana se encontraba.
El autobús arrancó, mi hermana al darse cuenta de que aquella figura se había sentado en los asientos de un costado de ella, se hizo la dormida para no tener que entablar alguna conversación o mirarlo, sin embargo, podía sentir que aquella figura no le quitaba los ojos de encima a mi hermana, es más hasta ella pudo escuchar que le hablaba por su nombre, pero de una forma muy tenue, pero suficiente para poder escucharle.
Ya faltaba un par de minutos para llegar al lugar donde mi hermana se bajaría, sabía por la hora que no habría ya nadie esperándola, por lo que se daría prisa para llegar a la casa, se paró de su asiento para acercarse con el conductor, cuando pudo escuchar que algo le gruñía.
Miró de reojo a su costado izquierdo, y de aquella figura, en medio de la gabardina pudo apreciar un par de ojos rojos que brillaban intensamente, el ruido de un gruñido salía de ella, algo estaba allí que le estaba ya mostrando los dientes, así que rápidamente se alejó de allí quitando la mano de los asientos para acercarse con el Chofer esperando ya bajarse.
El autobús se detuvo, lo primero que se percató mi hermana fue que la pendiente por donde tenía que atravesar para llegar a casa, se encontraba poco iluminada.
No había gente a su alrededor, ella era la única allí, así que se dispuso a acelerar el paso. Normalmente, cuando se bajaba del autobús iniciaba su recorrido, sin embargo, le llamó tanto la atención que no se fuera, y mientras descendía por la pendiente se dio la vuelta y se percató que aquella silueta que se había sentado a un lado de ella también descendía del autobús. Inmediatamente, se apresuró a caminar sin mirar atrás, pero cuál sería su mala suerte que el poco alumbrado que quedaba funcionando había empezado a fallar, y comenzó a parpadear para entonces quedarse totalmente a oscuras, miró hacia atrás solo para ver que el autobús se marchaba, más ya no vio donde estaba aquella silueta, buscó su celular de la mochila para alumbrar su camino y mientras que lo hacía miraba hacia atrás pues sentía que aquella figura ya la estaba acechando.
De repente una que otra lámpara que ya había pasado de largo comenzó a parpadear, miró hacia atrás una tercera vez y fue cuando pudo distinguir aquella figura con un poco de más claridad, aquello levantó sus brazos para abrir la gabardina y un enorme bulto oscuro cayó en el suelo, mi hermana se quedó un momento inmóvil mirando para ver de qué se trataba, no podía dejar de mirarlo, pues decía que era algo hipnótico lo que la mantenía allí. Aquel bulto se incorporó para ponerse en cuatro patas, parecía ser un perro, pero tenía una estructura diferente a los perros que había visto antes, era de color negro, no era tan grande que la otra figura, y de su espalda sobresalían una serie de protuberancias. Aquel animal gruñó a mi hermana y se acercó a ella acechándola, parecía que estaba por morderla, la lámpara parpadeo nuevamente hasta quedar todo en oscuras nuevamente, fue cuando mi hermana despertó de su trance y comenzó a correr, Escuchaba que aquel animal ya estaba detrás de ella, cuando miró hacia atrás para ver donde venía solo escuchaba que ya le estaba pisando los talones. Corrió como nunca lo había hecho, ya poco le faltaba para llegar a la estación de taxis donde siempre había gente o por lo menos había luz, pero fue cuando pudo sentir que algo la tomaba por la pierna y la tiraba al piso, aquella bestia la había alcanzado a morder.
Mi Hermana pateaba hacia la oscuridad, tenía la esperanza de pegarle a algo, pero parecía que no le atinaba, gritó pidiendo auxilio, pero no salía nadie a auxiliarla y cuando sintió que ya era el fin y que esa cosa la mataría, una persona salió de la cabina de la Central de taxis para arrastrarla hacia adentro.
Mi hermana estaba en shock, vio su herida y una serie de colmillos se habían marcado en su pierna, rasguñándola y dejando unas prominentes marcas. Quien le había rescatado fue la recepcionista del Sitio pues la había escuchado pedir auxilio.
Después de darle los primeros auxilios y de que mi hermana le contara lo que había pasado, la recepcionista marcó por teléfono a mis padres para notificarnos que ella se encontraba allí y que fuéramos a recogerla. Así mismo ella aprovechó para contarle que en contadas ocasiones atrás había visto bajar de la pendiente a un hombre con un perro negro acompañándolo, más nunca le había tocado ver su rostro, y cuando salí a buscarlo ya no lo encontraba más, pareciera que se lo había tragado la tierra junto con el perro.
Mis papás llegaron a los pocos minutos, la llevaron al médico quien les comentó que no había de que preocuparse, pues las heridas que traía no eran tan profundas o de gravedad. Llegó a la casa con mis padres y me platicó todo lo sucedido.
Sin embargo, me gustaría comentarles que todo llegó hasta allí, pues al principio de todo no le creía nada a mi hermana sobre lo sucedido, a mi parecer cuando me contó todo al principio me pareció que quería justificar el hecho de que había llegado tarde. Pero esa noche mientras bajaba a tomar agua, no sé de donde nació en mí una inquietud de ver por la ventana, frente a nuestra casa del otro lado de la cera se encontraba la silueta de una persona parada quien estaba al tanto de nuestra casa. Yo había encendido la luz, lo cual inevitablemente había llamado la atención, me quedé observando a esa persona, más no se movía en lo absoluto, así que decidí dejar la luz encendida para darle a entender de que había alguien allí, pero creo que ese había sido un gran error.
Rápidamente, apagué la luz y quedé en silencio esperando a que esa persona se fuera, me asomé por la ventana de la cocina y aún podía ver la silueta de aquel hombre a un lado de la puerta. Fue cuando escuché unos pasos detrás míos, alguien se acercaba, parecía que se estaba arrastrando, pues se escucha que le costaba trabajo caminar. Ya estaba esperando un susto cuando me percaté que se trataba de mi hermana, quien venía a ver quién era quien estaba tocando, ella me vio y rápidamente le hice el comentario de que no se le ocurriera abrir, pues allí afuera se encontraba aquel hombre alto del que nos había contado.
Ella se llevó las manos a la boca asustada, me apresuré a mirar por la cortina y cuando la hice a un lado, el rostro de aquella persona estaba mirándome ya de frente por el otro lado del vidrio. Pude ver su rostro, dos cuencas oscuras en vez de ojos y tenía el rostro cubierto por lo que parecía ser un cubrebocas de cuero. Cerré la cortina y ambos nos fuimos a la sala, aquella figura insistió tocando fuertemente la puerta, mi hermana le gritó pidiéndole que se vaya y nos dejara en paz, pero esto parecía ser que lo alteraba más, fue cuando escuché los pasos de mi Padre bajar rápidamente por las escaleras, y al vernos en la sala escondidos nos preguntó que nos pasaba, y antes de que le contestáramos nuevamente tocaron la puerta, mi padre fue directamente a abrir, pero por más que le insistimos a que no lo hiciera, al abrirla ya no había nadie. Cerró, y nos preguntó que por qué estábamos haciendo tanto ruido, pues no lo dejábamos descansar.
El resto de la noche las cosas se calmaron, ya no lo volvimos a ver o escuchar algo más. Ahora yo procuro ir por mi hermana todos los días y sin falta. Llego con bastante tiempo de anticipación y con lámpara en mano, pues aquella sombra que nos acechaba es casi seguro que la volveríamos a ver… Pero ahora que lo hemos vivido, sin duda pensaré mejor las cosas, me cuestioné sobre las leyendas de Yahualica.
Autor: Lengua De Brujo
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