El Demonio Del Panteón Israelita 2023

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El Demonio Del Panteón Israelita 2023

El Demonio Del Panteón Israelita… Mi nombre es Mateo, desde que era pequeño viví en la misma colonia, en Atemajac del Valle, en la calle Aldama, la historia que les voy a contar me sucedió cuando era un niño, apenas tenía diez años, me pasó en la casa de mis padres, ya que enfrente de ella había un panteón, pero no era uno común, sino un cementerio israelita.

En los lugares de reposo tradicionales se ha acostumbrado poner en la tumba una lápida con una inscripción y una cruz, en otras, los familiares de los difuntos dejan algún santo, a la virgen de Guadalupe, un rosario y flores frescas o de plástico.

En el cementerio que les digo, era distinto, en vez de cruces en las tumbas existía la cruz de David, alrededor de ellas había árboles frondosos que proveían de una gran sombra a las tumbas, el lugar no era muy grande, así que era posible recorrerlo rápidamente, estaba rodeado de bardas pequeñas con una reja muy alta, sólo tenía una entrada, por ser vecinos sabíamos la forma de entrar a cualquier hora.

En aquel tiempo, salía a jugar con mis amigos por la tarde, incluso, se hacía de noche y no había ningún problema en quedarnos en la calle. Aunque mis amigos y yo estábamos familiarizados con el lugar, había ocasiones en las que notaba movimientos extraños al interior del cementerio, cuando nos acercábamos alcanzaba a escuchar ruidos, mis amigos decían que era porque el aire movía las hojas secas, y que las ramas de los árboles también producían ese sonido extraño, pero yo percibía algo más. Mis amigos me decían que estaba loco, así que prefería ya no decirles nada.

Recuerdo que una noche, después de cenar, uno de mis amigos me invitó a jugar, nos fuimos frente al portón del cementerio, donde hay un pequeño parque con columpios y un arenero, mientras jugábamos, empecé a notar que algo extraño estaba sucediendo adentro del panteón, vi una figura oscura moviéndose entre las tumbas, pensé que era uno de mis amigos jugando una broma, así que me acerqué corriendo, pero cuando llegué allí no había nadie, ellos estaban ocupados jugando en el parque y no habían visto nada.

Un poco asustado, decidí volver con ellos y tratar de olvidar lo que había visto, pero no pude, cada vez que miraba hacia el panteón, sentía una sensación extraña en mi estómago, era como si alguien o algo estuviera observando desde adentro.

Más tarde, cuando estábamos a punto de irnos a casa, vi algo que me dio temor, vi a una mujer vestida de blanco flotando en el aire sobre una tumba, no podía creer lo que estaba ocurriendo, mis amigos también la vieron y gritamos todos juntos, la mujer nos miró fijamente con unos ojos negros y vacíos y desapareció en la oscuridad.

Los días siguientes, no pude sacarme de la cabeza la imagen de esa mujer flotando sobre la tumba, sentía que estaba en peligro, que algo malo iba a pasar, cuando le conté a mis padres lo que había visto, ellos me dijeron que probablemente había sido mi imaginación y que no me preocupara tanto por cosas sin importancia, sin embargo, yo sabía que algo extraño estaba sucediendo en el cementerio.

A veces, mientras hacía la tarea en mi habitación, podía ver sombras moviéndose a través de las ventanas de mi casa, otras ocasiones, escuchaba ruidos extraños en la noche, como si algo estuviera moviendo la reja del cementerio y quisiera salir de ahí.

Un día, mientras caminaba hacia la escuela, vi a un hombre mayor saliendo del cementerio, tenía la piel pálida y una mirada fría, a la vez entrecerró los ojos, como si acabara de salir de un lugar muy oscuro, se detuvo frente a mí y me miró fijamente, sentí un escalofrío que recorría mi espalda,  me apresuré para alejarme de allí.

Esa noche, mientras estaba acostado en mi cama, vi algo que me dejó sin aliento, por la ventana apareció  la mujer vestida de blanco flotando sobre mi ventana, supuse que flotaba porque mi cuarto se encontraba en el segundo piso, quedaba justo enfrente del cementerio,  esta vez, ella me miró directamente y dijo algo en un idioma que no entendí, creí que no le había alcanzado a escuchar, por eso me pareció que hablaba un idioma distinto, o que tuve tanto miedo que lo había imaginado, los días pasaron y mi obsesión por lo que vi en el cementerio no me dejaba en paz.

Apesar de que mis padres intentaban tranquilizarme, yo no podía dejar de sentir que algo malo estaba sucediendo allí. Un día comencé a sentirme mal, con fiebre y dolor de cabeza, mi madre pensó que sólo era un resfriado, así que me dio unos remedios caseros, pero la fiebre no cedió, al contrario, cada día iba en aumento, al grado que tenía que bañarme con agua tibia, era la única manera de controlar la fiebre por un rato, cada día comencé a sentirme más débil y cansado.

Fue entonces cuando mi madre decidió llevarme al médico, el doctor me hizo algunos exámenes y descubrió que tenía una infección muy fuerte en los pulmones, me recetó algunos medicamentos y me dijo que debía descansar para recuperarme, por lo que dejé de ir a la escuela.

Aunque tomaba varios medicamentos, mi salud siguió empeorando, me costaba trabajo respirar, y sentía que me faltaba el aire, mis padres al ver que respiraba con mucha dificultad, me llevaron al hospital cercano, allí los médicos me hicieron de nuevo los análisis pertinentes, ellos le dijeron a mis padres que tenía una enfermedad grave, nunca dijeron cuál era su nombre, sólo que me encontraba muy delicado, por lo que era necesario quedarme en el hospital por más tiempo, para recibir tratamiento y mantenerme en observación.

Durante el tiempo que estuve en el hospital, recuerdo que con frecuencia tenía sueños extraños, en los que aparecía una mujer vestida de blanco parada a los pies de la cama, en ocasiones me susurraba en el oído palabras incomprensibles, me despertaba sudando y temblando, ya no quería hablar de mis sueños con nadie, porque me daba cuenta que no me creían, me decían que todo era por la fiebre tan alta, o por efecto secundario de algún medicamento.

Poco a poco, mi salud se fue deteriorando, mis padres se preocupaban cada vez más, porque los médicos les decían que no sabían qué podía ocurrir, cuando escuchaba a los doctores, ellos pensaban que yo no me daba cuenta, pero sabía que algo malo estaba sucediendo, sentía que mi vida se estaba apagando lentamente, como si algo me estuviera consumiendo desde adentro.

Un día, me desperté con una extraña sensación en el pecho, sentía como si algo se hubiera roto dentro de mí, le dije a mi madre que estaba muy mal, ella llamó a los doctores de inmediato, pero cuando lo hicieron, ya era muy tarde, mi corazón había dejado de latir, aún conservo la memoria de que todo se volvió oscuro y sentí que ya no respiraba, de repente vi una luz extraña que se acercaba a mí.

Me acerqué a ella y vi a la mujer del cementerio, estaba allí frente a mí, mirándome fijamente a los ojos, intenté alejarme de ella, pero me tomó de la mano y me habló en un idioma que no entendía, sentí un escalofrío recorriendo todo mi cuerpo, entonces la mujer me llevó consigo, y todo se volvió aún más oscuro.

No sé cuánto tiempo pasó, pero después me desperté en el hospital, los médicos me explicaron que había muerto por unos segundos, pero que habían logrado traerme de vuelta a la vida con un desfibrilador, yo aún estaba temblando y no podía creer lo que había visto.

Cuando mis padres me preguntaron qué había pasado, porque me vieron muy nervioso, les hablé sobre la mujer del cementerio, y cómo ella me había llevado a un lugar que no conocía, sin embargo, ellos pensaron que todo había sido un sueño, una alucinación causada por la falta de oxígeno en mi cerebro, pero yo sabía que lo que había visto era real, la mujer del cementerio me había hablado y me había llevado con ella, no sabía por qué quería llevarme, pero algo me decía que no era algo bueno.

Desde entonces, empecé a tener pesadillas con la mujer del cementerio, soñaba que ella me llevaba de vuelta al otro mundo, y que yo no podía hacer nada para detenerla, me despertaba sudando y temblando,  después de mi experiencia cercana a la muerte, algo cambió en mí, ya no era el mismo niño que solía ser.

Empecé a sentir una extraña conexión con el cementerio y los muertos que allí descansaban, empecé a tener sueños cada vez más vívidos y extraños, soñaba que caminaba entre las tumbas, hablando con los muertos y sintiendo su presencia a mi alrededor, al principio me asustaba, pero luego me di cuenta de que no era una sensación de miedo, sino más bien una sensación de familiaridad.

También comencé a ver cosas que los demás no podían ver, a veces veía sombras moviéndose en la oscuridad, y en otras ocasiones veía a personas que habían fallecido hacía mucho tiempo caminando por las calles de la ciudad.

Al principio, intenté ignorar estas visiones y pensé que estaba perdiendo la razón, pero luego me di cuenta de que esto era algo real, yo podía ver a los muertos y ellos podían verme a mí.. Yo era como un puente entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, podía sentir su presencia a mi alrededor todo el tiempo, aunque en ocasiones tenía miedo, poco a poco me fui acostumbrando a verlos.

En varias veces había intentado confiarle esto que me pasaba a mis padres, después a mis amigos, pero no me creyeron, así que tomé la decisión de no hacerlo, tenía que aprender a convivir con los muertos, sin que nadie lo supiera, ya que lo más probable era que  no me creyeran, y que me estaba volviendo loco, así que aprendí a mantener mi don en secreto y a vivir una vida normal durante el día, mientras que por la noche, exploraba el cementerio y hablaba con los muertos, esta vida dual no era fácil, pero era la única forma en que podía seguir adelante.

Me encontraba solo en mi habitación, porque me había alejado mucho de mis amigos, ya no era como antes, no me llamaba mucho la atención jugar con ellos, porque todo el tiempo me encontraba entre los dos mundos.

En una ocasión en la que mis padres habían salido fuera, no había nadie en la casa, me quedé profundamente dormido, pero en esta ocasión ya no sólo vi a los muertos, de pronto, estaba en una habitación oscura y fría, no sabía cuánto tiempo había pasado, ni cómo había llegado ahí, empecé a sentir una presencia siniestra cerca de mí, sin saber el motivo, tuve  miedo, enseguida entendí el motivo, a un lado de mí estaba una presencia maligna, no tenía la certeza de quién era, pero sabía que no era buena.

Alrededor de esa habitación todo estaba lleno de humo y sombras, intenté salir de ese lugar, pero no lo conseguí, me sentía atrapado en un lugar desconocido.

De pronto, escuché una voz familiar, no sabía el  motivo por el cual me parecía conocida, pero el hecho de escuchar el sonido de esas palabras, me hacía sentir bien, con el tiempo supe que era mi abuelo, un pariente que no había conocido porque murió antes de que yo naciera, mi abuelo me dijo que no tuviera miedo, que confiara en mis habilidades, las cuales eran sobrenaturales, ya que podrían ser un regalo o una maldición, mi abuelo me contó cosas que nunca había sabido sobre nuestra familia y nuestras raíces.

Al lado de ese hombre, me sentía en un estado de tranquilidad, pero de pronto, entró una fuerza oscura y siniestra que intentaba robar mi espíritu, traté de resistirme con todas mis fuerzas, sin lograr nada.

Mi abuelo se interpuso entre el ente y yo, y comenzó a luchar contra él, pude ver la energía que emitían ambos, la del ente siniestro oscura y fría, y la de mi abuelo cálida y brillante.

Así estuvieron durante unos instantes, hasta que el ente siniestro me tocó el corazón con su mano helada, fue cuando pude reaccionar y moverme, cuando abrí los ojos estaba rodeado de médicos, mis padres estaban llorando detrás de la ventana de cristal, no comprendía lo que había ocurrido, hasta que un doctor al verme tan confundido, se acercó a mí y me dijo que me tranquilizara, acababa de salir de un estado de coma, que había durado quince días.

No comprendí cómo había ocurrido eso, en qué momento estuve tanto tiempo dormido, si sólo había sentido que habían pasado unas cuantas horas.

Después que estuve dos días más en observación, me dieron de alta en el hospital, salí sintiéndome distinto, cuando llegué a mi casa y me pude ver en el espejo, me veía igual, pero me sentía diferente.

Mi madre entró a mi cuarto, me dijo que le hablara de lo que sentí mientras estuve en coma, le dije que había visto a mi abuelo, ella abrió los ojos muy grandes, le dije cosas de él que ella también conocía, me abrazó muy fuerte, me dijo que en efecto, él era mi abuelo, y había estado con él.

La primera noche que estuve en mi casa, después que salí del hospital, en la medianoche, sentí mucho frío, me levanté para ponerme una cobija, afuera estaba lloviendo y la calle estaba fría y desolada, de pronto, sentí la mirada de alguien.

Ahí estaba la mujer vestida de blanco, inerte en una esquina de mi habitación, caminé hacia atrás, con miedo de que ella se acercara a mí, de pronto, como si estuviese volando, se acercó a mí rápidamente, me susurró unas palabras, después se marchó.

Me quedé aterrado durante toda la noche, quería asomarme por la ventana, para ver hacia el cementerio, pero tenía miedo, me quedé acostado, pero como no me pude dormir, me levanté y  me asomé en la ventana, ahí estaba la mujer de blanco, caminando entre las tumbas, se quedó parada sobre una en específico, no sé por cuánto tiempo estuve en la ventana, viendo a la mujer que se quedaba estática sobre una tumba, ya pronto estaba por amanecer cuando me sentí muy cansado, la mujer había desaparecido, me acosté a dormir.

Le dije a mi madre lo que había presenciado durante la noche, esta vez sí me creyó, me pidió detalles de la mujer, cuando se la describí ella se quedó pensativa, me dijo que quizás era un alma que necesitaba de mi ayuda, pero no tenía la menor idea de cómo ayudarla, me dijo que buscaría información para hacer algo al respecto, ya era mucho tiempo en que ella me buscaba, esperaba que fuese un alma buena, que no me quisiera dañar.

Así lo hizo mi madre, acudió con una vidente para que nos orientara, ella le pidió que me llevara, era la única forma en que me podía ayudar. En cuanto me fue posible caminar acudí con ella, mientras tanto, cada noche veía a esa mujer vagar entre las tumbas, verla desde mi casa ya no me daba mucho miedo, pero saber que en cualquier momento podría entrar a mi cuarto, eso sí me producía terror.

Cuando entré con la vidente, no era una mujer anciana como me la había imaginado, era joven y amable, me explicó que en el mundo de los espíritus hay seres buenos y seres malos, en este caso, ella creía que el espíritu de esa mujer no era malo, porque alcanzaba a percibir esa energía a través de mí, quizás lo que ella necesitaba era pedir un tipo de ayuda, le respondí que ella, en una ocasión, había tratado de comunicarse conmigo, pero no la había comprendido.

La vidente le dijo a mi madre que no me quiso hacer daño, lo más seguro es que ella intentaba comunicar algo, por desgracia, no lo podía hacer con cualquier persona. Le dijo a mi mamá que investigara en el panteón cuál podría ser la tumba de ella, e iniciar con un proceso de descanso de su alma.

No fue complicado para mi mamá encontrar esa información, el panteón no era muy grande, y como vecinos del lugar, los empleados del cementerio ya nos conocían un poco, así que más o menos le dijeron cuál podría ser la tumba de esa mujer, le explicaron a mi mamá que no era la primera vez que alguien llegaba a preguntar por ella.

Mi mamá fue a ver la tumba, yo me quedé en mi cuarto, desde ahí le apunte con mi dedo, cuál era la tumba en la que yo la veía, ella se paró en una en específico, le grité que sí, era esa, le tomó unas fotos con celular y se regresó, me mostró la fotografía, lo extraordinario, fue que cuando la vimos en ella estaba plasmado un ente blanco, no se alcanzaba a distinguir con claridad, pero le dije a mi madre que era ella, creo que en vez de darme miedo me dio gusto, de que por fin hubiese evidencia de lo que yo veía.

El Demonio En El Panteón Israelita

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Después de que ocurrió lo de la fotografía, ella seguía mostrándose en el cementerio, mi madre no tenía la capacidad de verla, pero yo sí, le decía en qué parte estaba. Por la noche, de nuevo se apareció en la ventana, viéndome fijamente, les mentiría si les dijera que no le tenía miedo, no era algo a lo que me pudiese acostumbrar, pero en esta ocasión ella no iba sola, un ser oscuro iba con ella, no comprendí el motivo por el que ella lo había llevado.

Esa noche pasó algo muy extraño, traté de gritar y de pedir apoyo a mi mamá, pero no pude, creo que el miedo me paralizó, esa sombra oscura me envolvió y caí como en una especie de remolino descendiente, en el que estuve sostenido por un instante, después estuve en un pozo completamente oscuro.

Durante un rato me quedé en la completa oscuridad, sin embargo, hubo un momento en que se apareció la mujer vestida con su túnica blanca, pero se veía diferente, con una mirada maléfica y una sonrisa siniestra, como si dentro de ella estuviese el demonio, comenzó a hablar, lo único que le pude entender fue cuando dijo Lilith, se acercó a mí, y comenzó a quitarme el aliento, en ese momento creí que ya no iba a sobrevivir.

De nuevo pude ver a un ser de luz que me ayudó en ese momento crucial en el que creía que iba a perder la vida, en ese momento en que me encontraba en trance no pude comprender que de nuevo era mi abuelo el que trataba de protegerme, de lo que sí me di cuenta era que se trataba de un demonio vestido de mujer, ella trataba  a toda costa de absorber mi alma o mi espíritu, pero no le fue posible, por lo que regresé a mi mundo.

Con el paso de los años, no sé si me acostumbré a vivir entre los dos mundos, o poco a poco fui perdiendo la capacidad de comunicarme con los espíritus, de lo que sí estuve convencido, fue que en la época que fui pequeño hubo un ente que todo el tiempo estuvo detrás de mí.

Creo que jamás me acostumbré a mirar a esa mujer caminar entre las tumbas del panteón israelita, pero la última vez que intentó quedarse con mi espíritu comprendí que se trataba de uno de los demonios judíos, aunque tiene una figura femenina, no deja de serlo.

Autor: Adriana Cuevas

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