Un Muerto, Historia De Terror 2023
Un Muerto, Historia De Terror… Soy Selena, tengo 28 años y tengo un pequeño de 8 años a quien llamare por el nombre de Emiliano, voy a compartirles algo de lo que me ha pasado y que afectó a mi familia este 2022.
Todo ocurrió en Semana Santa de este año, perdimos a mi abuelo después de una larga lucha en contra del cáncer por varios años, falleció en la madrugada del sábado de Gloria alrededor de todos sus hijos y su esposa en su casa y entre ellos mi Padre, a quien sintió más su muerte pues él lo cuidaba.
Primos, hermanos, Hijos y su esposa fuimos a acompañar el cuerpo caminando hasta el panteón para enterrarlo, se trató de uno de los instantes más dolorosos que pudimos tener en Familia.
Yo nunca me separé de mi Padre pues no quería que sintiera que se quedaba solo, yo fui hija única de mis Padres y después del divorcio fue mi Madre, quien se quedó con mi custodia completa, quedándose mi Padre por su propia cuenta, sin poder verme por un largo tiempo, una ocasión estuvo al borde del suicidio por una fuerte depresión que le dio, así que a partir de ese día decidió ir a vivir con sus Padres para cuidar de ellos y ubicar su mente en otras cosas.
Para mi hijo Emiliano fue una experiencia totalmente nueva, nunca había visto a sus demás parientes, él estaba acostumbrado a solo ver a mi Madre, pero esa ocasión no lo pudo cuidar por razones personales y tuve que llevarlo conmigo, aun así, hizo muy buena amistad con los primos más pequeños y los de su edad.
Ya concluido el entierro y mientras que todos se despedían del abuelo, mi hijo estaba explorando las tumbas más cercanas, le llamaba tanto la atención ver las fechas en que falleció la gente que hacia sus cuentas para determinar la edad que llegaron a vivir. Para cuando terminó por fin el entierro fui a buscarlo y lo encontré justo enfrente de una tumba en la que decía lo siguiente:
Aquí se encuentra el espíritu de mi Hija más no su cuerpo que aun continúa desaparecido.
Tuvo la misma edad que mi hijo cuando falleció y tenía el nombre de Jazmín.
No tenía apellido o algún dato más, se trataba de una tumba sencilla en medio de otras más, incluso se podía confundir con una parte del sendero por lo humilde que estaba construida, le pedí a Emiliano que nos fuéramos pero él no me hacía ningún caso, lo vi muy atento hacia la tumba, casi no se movía y apenas respiraba era como si estuviera en un trance, le tomé de la mano y repentinamente tomó una gran bocanada de aire, me dijo que no podía moverse y que apenas y podía escucharme , yo suelo ser muy creyente de fantasmas y demonios así que tuve la intuición de que se le había subido un muerto y no lo dejaba irse.
Con mis manos comencé a sacudirlo de pies a cabeza y le pregunté si podía caminar, me dijo que si, así que me lo llevé hasta donde estaba mi Padre, para regresar a la casa de los abuelos y cuando nos dirigíamos a la entrada mi percaté que Emiliano aun no le quitaba la vista de la tumba.
En la casa de los abuelos Emiliano se comportó muy tranquilo, jugaba con sus demás primos y con el perro así que me quedé más tranquila y olvidé el asunto de la tumba. Todos nos encontrábamos con las emociones alteradas y era sencillo dejarse llevar por lo que nos estaba ocurriendo.
El día entero se nos fue platicando entre primos y cuando menos lo pensé ya eran casi las once de la noche así que mi Padre me ofreció quedarme con ellos en su casa, yo aun quería quedarme con él así que acepté la invitación, pero antes fui a llevar a dormir a Emiliano al cuarto que nos prestaron.
Cuando estaba arropando a mi hijo él me preguntó que si quien más se quedaría con él, yo le comenté que seriamos solo nosotros dos quienes dormiríamos en el cuarto, solo que yo regresaría más tarde, pues aún quería seguir platicando con mi Familia, Emiliano se quedó pensativo, se puso las cobijas encima y se dispuso a dormir. Yo me quede unos minutos hasta cerciorarme que ya se encontraba profundamente dormido.
Terminamos de platicar alrededor de la una de la madrugada, mi Padre me acompañó hasta el cuarto para despedirse y desearme las buenas noches.
Me estaba desvistiendo para ponerme una blusa que me prestaron y usarla como pijama, cuando me di cuenta de que alguien más estaba acostado a un lado de mi hijo, se habían quedado más primos en la casa, así que pensé que se trataba de algún primo pequeño que buscó donde dormirse, me asomé y se trataba de una niña a la que no pude reconocer en la oscuridad.
No quise despertarla así que tomé un cobertor y me preparé una cama provisional en el piso y me dispuse a dormir. Pasaron varios minutos y no podía conciliar el sueño, no dejaba de pensar en mi Abuelo, intentaba cambiar de posición, pero el resultado era el mismo.
Me acosté de lado hacia la cama donde dormían los niños y entonces vi algo que me desconcertó, pude ver un par de pies descalzUn Muerto en mi Hijoos a un costado de la cama, alguien estaba parado del otro extremo de la cama, me senté para ver de quien se trataba y alcancé a ver lo que parecía ser un niño que salía corriendo de la habitación dejando la puerta abierta.
Me levanté rápidamente para ver de quien se trataba pero no vi a nadie en el pasillo, todo estaba muy oscuro y no podía distinguir más allá de mi nariz, me di la vuelta, y parado frente a mí se encontraba mi hijo, me sacó un buen susto pues no lo esperaba allí, le pregunté si se encontraba bien y me respondió algo que no comprendí del todo, me dijo “Usted no me cae nada bien”, le pregunté sobre a qué se refería pero no me dijo nada, lo miré bien del rostro y me di cuenta que tenía los ojos cerrados.
Emiliano parecía estar en un estado de sonambulismo así que lo llevé a la cama y me di cuenta de que estaba vacía, yo creí que se trataba de otro primo, quien estuvo de pie a un lado de la cama, pero parecía ser que era la otra prima, que desde un inicio estaba acostada a un lado de mi hijo, así que yo aproveché para dormir a su lado.
En algunas ocasiones Emiliano llegaba a hablar dormido, al principio fue algo que me asustaba, pero uno se acostumbra a ello, y ocurrió cuando estaba dormido a mi lado en la habitación pues un par de veces se preguntó que ¿Dónde estaba?, yo lo abracé para tranquilizarlo e intentar dormir, pasó un buen rato y justo cuando apenas me encontraba conciliando el sueño escuché unos pasos dentro de la habitación.
Pensé que era mi imaginación y que me encontraba dormida, pero había sonado igual a que si alguien corriera descalzo, abrí los ojos y justo a un lado de la cama se encontraba alguien parado, sentí un escalofrió que mi primera reacción fue abrazar más fuerte a mi hijo, aquella silueta se desvaneció ante mí.
Saqué mi celular y encendí la linterna, examine el cuarto desde la cama, pero no encontré nada raro, apagué la linterna y escuché nuevamente pasos en el cuarto, encendí nuevamente la linterna y apunté hacia donde los había escuchado, había un montón de ropa revuelta pero no se encontraba nadie allí.
Miré la hora y me di cuenta de que ya eran pasadas las tres de la mañana aun así ya no podía dormir. Me sentía con los nervios destrozados aun por lo de mi abuelo así que pensé que estaba imaginando cosas y que quizás solo tenía que tomar un poco de té para tranquilizarme.
Cubrí el rostro de mi hijo con los cobertores pues mi intención era prender la luz de la habitación y en cuanto puse un pie fuera de la cama por debajo de ella sentí que alguien me agarraba los pies y me jalaba debajo de ella.
Me tiró al piso, estaban agarrándome de ambas piernas y metiéndome por debajo de la cama, comencé a gritar por ayuda, pero por más que forcejeaba, lo que estuviera por debajo de ella tenía mucha fuerza, la mitad de mi cuerpo ya se encontraba casi debajo de la cama así que con los brazos hice resistencia.
Un Muerto, Historia De Terror
Continúe gritando, pero nadie parecía escucharme y aquello me jaló con más fuerza que mi pecho ya se cubría por la cama, solo quedaban mis brazos y mi cabeza por fuera cuando alguien encendió la luz de la habitación, se trataba de mi Padre quien corrió a ayudarme y con un fuerte tirón logró sacarme de allí.
Mi padre rápidamente miró por debajo de la cama, pero no había nada allí, me preguntó que me sucedió, pero yo aun continuaba llorando sin poder decir nada. A los pocos minutos llegaron un par de Tíos y mi Abuela también. Mi padre me comentó que en esa habitación jamás sucedió algo así de raro, y si de algo serbia él se quedaría a hacerme compañía.
No comprendía que sucedió, miré mis pies y piernas, se encontraban arañadas y con moretones, además de que tenía un poco de sangre en ellas. Miré a Emiliano y me di cuenta de que estaba profundamente dormido, jamás se hubiera dado cuenta de que algo me hubiera ocurrido.
Por obvias razónes ya no pude dormir en lo que restó de la noche.
En punto de las 7 de la mañana un Tío se acercó al cuarto para preguntar si me encontraba bien, me comentó que iría al mercado municipal pues allí se encontraba una vieja conocida que trabajaba con hierbas, me dijo que tenía fama de hacer limpias pues todo parecía indicar que nos trajimos algo del cementerio y era necesario sacarlo de la casa. Yo no tuve ninguna objeción con ello además no tenía ninguna intención de ponerme de pie nuevamente y menos a un lado de la cama.
A los veinte minutos llego mi Tío, con una mujer algo mayor, traía consigo una bolsa de mandado con varias hierbas y un mortero además noté que de uno de sus ojos ya no veía nada. Se presentó conmigo y me pidió que le llamara Doña Leo, examinó la habitación e incluso miró por debajo de la cama y con mi hijo se mantuvo por un buen rato observándolo, me preguntó si el niño aún no se despertó con tanto ruido, yo le comenté que Emiliano tenía el sueño muy pesado y no era fácil levantarlo para ir a la escuela, pero esto no parecía convencer a Doña Leo.
Entonces ella nos dijo que al parecer el niño tenía a un muerto por dentro y no lo dejaba despertar, Doña Leo lo sacudió para levantarlo, pero Emiliano no reaccionó, no pude contener las lágrimas y me apresuré para abrazar a mi hijo, pero mi Padre me pidió que la dejara trabajar a ella.
Doña Leo sacó su mortero y metió algunas hierbas dentro, le pidió a mi Tío que le ayudara a pasarle las cosas y mientras mezclaba todo un olor extraño se impregnó en la habitación, nos dimos cuenta de que de pronto Emiliano se comenzó a quejar pues parecía que este olor le molestaba.
Doña Leo nos comentaba que eso era lo que esperaba que ocurriera, el muertito que traía dentro ya se estaba molestando, le pidió una flor de Cempasúchil a mi Tío y cuando mezcló algunos pétalos con las hierbas que tenía ya revueltas Emiliano se despertó de golpe y se quedó sentado en la cama, todos lo observábamos en silencio, Doña Leo nos pidió que no nos acercáramos a él hasta que ella lo indicara, el rostro de Emiliano no parecía ser el mismo se le notaba confundido y desorientado, se miró ambas manos y se las llevó a la cabeza y nos miró a mi Padre y a mí.
Doña Leo aprovechó para acercarse a Emiliano sin que se diera cuenta y le sostuvo la cabeza para abrirle la boca y meterle hasta la garganta los dedos embarrados del preparado que hizo hecho en el mortero, yo me levanté para detenerla, pero mi Padre insistía en que la dejara trabajar, me repetía decía que esa mujer sabía lo que hacía y que la dejara terminar.
Mi Hijo se hechó de espaldas a la cama y su cuerpo se mantuvo arqueado y por varios segundos se mantuvo duro, Doña leo se quitó de la cama y nos dijo rápidamente que lo sostuviéramos, yo lo agarré de un brazo y mi Padre del otro mientras que mi tío lo detuvo de las piernas, su cuerpo se relajó y quedó recostado sobre la cama, Doña Leo nos dijo que no lo soltáramos pues ya se venía lo feo.
Entonces el cuerpo de Emiliano se empezó a sacudir igual que si le dieran convulsiones, sus ojos se abrieron y me miraron, me dio bastante miedo ver como sufría así que yo cerré los míos para no verle y en unos segundos todo se tranquilizó.
Emiliano comenzó a respirar tranquilamente y se encontraba empapado en sudor. Doña Leo satisfecha nos comentó que él niño ya estaba mejor pero aún quedaba el espíritu del muertito en la habitación, se acercó a las ventanas y las abrió por completo al igual que la puerta, encendió un poco de incienso y se puso a orar.
En eso Emiliano despertó y me preguntó si todo estaba en orden pues me veía que yo estaba llorando, mire su rostro y me di cuenta de que, si se trataba de él, lo abrace, pero se retiró de mi rápidamente para decirme que su amiga ya se estaba yendo, apuntó hacia la puerta, pero nosotros no veíamos nada, no obstante Doña Leo miraba atentamente también hacia la puerta, se acercó a ella y dijo en voz alta… “vete a descansar en paz pequeña, más tarde te llevaremos luz”. Fueron segundos los que pasaron para que el ambiente se sintiera menos frio y más ligero, parecía ser que todo terminaba allí.
Doña Leo nos comentó que para terminar por completo el ritual, era necesario llevarle luz a la tumba de una niña que se llamaba Jazmín, yo recordé la tumba a la que Emiliano le estuvo prestando atención, le agradecí por todo su apoyo y le pagué por sus servicios, pero se negó en recibirme el dinero, me mencionó que era un placer ayudar siempre a la familia y sentía mucha lástima de no haber podido ayudar a mi abuelo en sus últimos instantes de vida.
Mi Padre me platicó que ellos frecuentaban a Doña leo por indicaciones de su Padre, incluso tenían la idea de que gracias a los preparados de esa señora la vida de mi abuelo se prolongo.
Por la tarde cuando ya todo estaba más tranquilo, asistimos al Panteón en compañía de mi Padre, traíamos con nosotros varias veladoras y las colocamos sobre la tumba de Jazmín, aprovechamos para despedirnos del abuelo nuevamente y nos retiramos de allí antes de que pasara algo más.
Como dato extra, ya pasaron varios meses y Emiliano no ha vuelto a pasar por algo así otra vez y cuando le pregunto si recuerda algo, me dice que nada, pero si me menciona que tuvo un sueño donde se escondía junto con una niña y que una anciana la estaba buscando para sacarla de su escondite, él le preguntaba que por que estaba allí y le mencionó que no sabía dónde estaba su cuerpo y por eso no podía irse aun.
Los sueños ya no se presentaron pero cada vez que vamos a visitar al abuelo al Panteón dejamos una veladora más en la tumba de Jazmín.
Autor: Mario Franco Corrales Lengua de Brujo
Derechos Reservados.
Deja un comentario