Alma Antigua Historia De Terror 2023

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Alma Antigua Historia De Terror 2023

Alma Antigua, Historia De Terror… Fue una coincidencia curiosa llegar a esta casa en mi infancia y, posteriormente, vivir cerca de ella en mi vida adulta.

Recuerdo que cuando era niña mis padres tenían reuniones con matrimonios afines, por lo regular se reunían un fin de semana al mes, ellos no estaban de acuerdo en que me quedara sola en casa, así, que me llevaban consigo, por supuesto que para mí eran reuniones aburridas y a la hora común de dormirme me daba sueño. En ocasiones me quedaba dormida en el auto, o en el sofá de los amigos.

En las casas a las que íbamos de visita, había una en particular que me llamaba la atención, se encontraba a varias calles de la vivienda de mis padres, por tanto era en la que se quedaban por más tiempo.

En una ocasión hizo falta un ingrediente para la cena,  mi padre se ofreció a traerla, para salir un poco de mi aburrimiento me fui con él en el auto, de regreso me quedé dormida y mi padre decidió dejarme dentro del automóvil, al interior de la cochera de la casa, de cuando en cuando salía a asomarse para ver cómo estaba, eran otros tiempos y no existía la inseguridad que existe actualmente.

Una  vez me encontraba dormida en el automóvil, me desperté porque vi que alguien se asomó por la ventana, pensé que era mi padre, ya que lo hacía con mucha frecuencia, me encontraba somnolienta por eso no pude distinguir quién era la persona que se había asomado, pero después me di cuenta que no había sido él, me incorporé y me asomé hacia el exterior, pude ver a una persona que abría el cancel y se retiraba.

Me bajé del auto e ingresé a la vivienda, mi padre me preguntó por qué me había despertado, le dije que una persona se encontraba en la cochera y se había asomado al auto, el dueño de la casa le dijo que eso no era posible, cuando vio que yo me encontraba en el auto cerró con llave la puerta del cancel, así que no era probable que alguien hubiera entrado, tampoco saltado porque la reja estaba muy alta.

Los adultos no le dieron crédito a lo que les comenté, pero yo estaba segura de haber visto un rostro tras el cristal de la ventana, mi padre me acomodó en el sofá para que de nuevo me durmiera, no lo pude hacer porque el sueño ya se había ausentado.

Nos encontrábamos en la parte alta de la casa, las escaleras eran de metal y estaban muy cerca del sillón en el que me encontraba, escuché con claridad los pasos rápidos de alguien que subía a través de ellas, como si estuviera corriendo hacia arriba, me levanté y me asomé a la puerta para saber quién subía, antes de llegar mi padre me tomó del brazo, me dijo que tuviera cuidado de no caerme, que no era necesario bajar, le respondí que me asomé para saber quién era la persona que estaba en las escaleras.

Mi padre preguntó a Chuy, el dueño de la casa, quién más se encontraba en la parte de abajo, él respondió que nadie, solamente ellos, de nuevo mi padre me respondió que eran figuraciones mías.

Quizás por la edad que tenía nadie le dio crédito a lo que había visto y escuchado, incluso, lo negaron tanto que también creí que todo era producto de mi imaginación, después de un rato mis padres y yo nos retiramos del lugar, nos fuimos a descansar.

Cuando ya estábamos a punto de partir vi a alguien que se asomó en la ventana de la parte superior de la casa, con su mano me dijo adiós, yo le respondí al mismo tiempo que me sonreía, mi padre me observaba por el retrovisor del auto, me preguntó a quién le había dicho adiós, le respondí que al muchacho que estaba en la habitación de arriba, él se quedó callado y volteó a ver a mi madre sin decir ningún comentario.

Durante la etapa de mi infancia, cada vez que acudimos a esa vivienda me sucedían cosas extrañas, una vez, me encontraba casi dormida cuando comencé a escuchar el diálogo entre mi mamá y la esposa de Chuy.

La mujer le comentaba a mi madre, que con frecuencia les pasaban cosas extrañas, le decía a mi madre que la casa era de los padres de Chuy, su esposo, así que con anterioridad ya habían vivido más personas en esa casa, pero desde que ella llegó ahí había un alma o espíritu que se encontraba detenido en este mundo, ella no sabía cuál era la causa, porque con frecuencia se lo ha preguntado a Chuy, pero él le dijo que no sabe nada, prefiere no abordar el asunto.

La mujer le siguió diciendo que aunque todos en esa casa se lo niegan, ella está segura de que hay alguien ahí.

Con el paso del tiempo las convivencias dejaron de hacerse, por tanto, ya no volví a esa vivienda. Lo curioso ocurrió cuando me casé, mi esposo y yo nos encontrábamos en proceso de búsqueda y compra de una casa, acudimos a una inmobiliaria para que nos orientara sobre la zona en la que queríamos vivir y los precios.

Nos mostraron varias casas por la zona, fuimos a conocerlas, una de ellas nos gustó por encontrarse en la misma colonia en la que yo viví durante mi época de niña, la compramos y nos cambiamos a vivir en ella.

Nunca me di cuenta que me fui a vivir a la misma calle en la que se encontraba la casa que visitaba cuando era niña, después de pasados unos días fui recordando el lugar, la vivienda a la que llegué a ir se encontraba diferente, quizás por ese motivo ya no la recordaba.

Cuando fui consciente de que se encontraba cerca de donde actualmente vivo me llevé una agradable sorpresa, no entendía cómo había olvidado esa parte de mi niñez, en la que acudía con mis padres a visitar a sus amigos, me pregunté si aún continuaban sucediendo acontecimientos extraños, porque aunque los adultos me lo negaron, recuerdo lo que vi y lo que escuché.

Con curiosidad me acerqué a la casa, tenía dudas si podría ser esa, ya que estaba cambiada, y había pasado mucho tiempo.

Después de que los recuerdos vinieron a mi mente, traté de preguntar a una de las vecinas si esa era la casa de Chuy, una mujer se encontraba barriendo su banqueta, me acerqué a ella y le pregunté por Chuy, la señora me respondió que él aún vivía ahí y me señaló la casa, creo que me había confundido de vivienda, porque ella me mostró otra casa, le agradecí y me retiré del lugar.

En cuanto me fue posible busqué a Chuy y su esposa, les dije quiénes eran mis padres, que ahora era su vecina, ellos se alegraron de mi comentario y me invitaron a cenar otro día con mi esposo.

Nos quedamos de ver un fin de semana, mi esposo y yo acudimos a su casa con una botella de sidra, la convivencia estuvo muy amena , con todos los recuerdos que se forjaron en años atrás.

Más entrada la noche, les conté de mis sucesos durante mis visitas a su casa, tanto Chuy como su esposa se miraron y se quedaron callados, les pregunté qué sucedía en su casa en aquel tiempo, ya no era una niña, no era necesario que me lo negaran, ellos asintieron y estuvieron de acuerdo.

Lo extraño fue que me hicieron una señal con su dedo índice para que me callara, no fue común que me pidieran eso, pero les hice caso y no hablé más de ese asunto, a partir del momento en que hice el comentario, los esposos estuvieron nerviosos, ya no se pudieron concentrar en ningún tema en específico, lo entendimos y nos retiramos del lugar.

 Los días pasaron y me enfrasqué en los acomodos de la mudanza, me encontraba en estos menesteres cuando escuché que tocaron a mi puerta, era Rosa, la esposa de Chuy, la invité a pasar y ella comenzó a platicarme sobre lo que ocurre en su casa, ella me dijo que tenía razón, todo lo que había visto cuando era pequeña fue cierto, sólo que no quisieron aceptarlo por miedo a que me fuera a afectar, ahora, era diferente, por eso quería decírmelo.

Le pregunté por qué la noche que estuvimos con ellos no me lo dijo, ella me respondió que no querían que me pasara nada malo.

 La invité sentarse, con detenimiento me dijo que desde que ella llegó a ese lugar comenzó a sentir la presencia de alguien, en un inicio, pensó que era normal sentirse observada, ya que había llegado a una casa ajena, en la que vivían más personas, prefirió no comentar nada con su esposo, con el paso de los días, se daba cuenta que no era una predisposición de ella, por lo general, veía la sombra de alguien que rondaba por la casa; cuando la noche caía se le podía ver por diferentes lados, se escurría por entre las habitaciones como si fuera parte de esa familia.

Era muy común escuchar que alguien subía por las escaleras, en ocasiones se oían los pasos tranquilos, en otras, como si subieran de manera presurosa, pero cuando se asomaba para ver quién era, no había nadie, incluso, le llegó a pasar que tocaban a la puerta, iba a abrir y tampoco se encontraba a alguien.

Eso no era todo, a ciertas horas de la madrugada se escuchaba que movían los trastes en la cocina, al igual, llegó a haber días en que se encendía la radio de la sala, la música se escuchaba muy baja, casi era imperceptible escucharla.

Le pregunté a Rosa si todavía seguían sucediendo esos acontecimientos, ella agachó la cabeza y me dijo que sí, a pesar de que habían llevado un sacerdote para que hiciera oración, así como esparcir agua bendita por todo el lugar, la sombra no se iba.

Me contó que fue muy curioso cuando el sacerdote fue a la casa, durante la estancia de él no se apareció, el padre se quedó a desayunar y estuvo atento a cualquier indicio de que se manifestara, pero no consiguió verlo, creo que hasta llegó a creer que todo eran inventos de nosotros, en varias veces nos visitó para hacer el mismo ritual, de esta forma, lograr que esa alma se fuera al lugar que le corresponde vivir, porque el mundo de los vivos ya no es su hogar, sin embargo no dio señales de su presencia.

Después de varias veces que estuvo el presbítero en casa, dijo que ya todo se había equilibrado, las fuerzas extrañas se habían retirado.

Por varios días la sombra no se apareció, llegamos a creer que era verdad, los rezos y el agua bendita habían funcionado, en ese momento creímos que era un alma perdida que sólo buscaba que le orientaran su camino a seguir, pero para frustración de ellos, de nuevo comenzó a manifestarse por las noches, poco a poco fue haciendo acto de presencia en las diversas habitaciones de la casa.

Una habitación en particular, era en la que más habitaba, la que da al balcón, en ese momento recordé que yo había visto a un joven, que me decía adiós a través de la ventana, cuando era pequeña.

Rosa asintió y me dijo, que en efecto, se trataba de un joven, le pregunté si sabía quién era esa persona, o más bien, quién fue cuando tuvo vida, ella me respondió que la familia de Chuy no querían hablar mucho al respecto, al parecer, no era algo agradable o simplemente les costaba mucho trabajo externar lo sucedido.

Lo que sí era una realidad, es que ya había pasado mucho tiempo y ese espíritu se encontraba atorado en este mundo.

También le pregunté a Rosa si en algún momento ella intentó comunicarse con él, y preguntarle qué necesitaba para transitar a otro espacio temporal, ella me respondió que nunca se atrevió a hacerlo porque le generaba miedo, aunque ya han pasado muchos años, no es sencillo acostumbrarse a vivir con un ser que no pertenece a este mundo, ya que esa sombra transita por las noches.

Cuando la casa está en la penumbra y sus habitantes duermen, aprovecha para andar por las habitaciones, incluso, ha habido ocasiones en que ella se encuentra descansando sobre la cama, alcanza a distinguir el hundimiento del colchón o de la almohada que está a su lado, también le ha sucedido que se recorren las cortinas, la ventana o la puerta se abre o se azota sin explicación alguna.

Por lo general, da muestras de su presencia cuando ella se encuentra sola en su habitación, eso le genera más miedo y trata de estar en compañía la mayor parte del tiempo.

En cierta vez, se encontraba en la ducha, se había quedado sola en la casa, de repente comenzó a escucharse música, alguien había encendido el estéreo, ella se quedó por unos instantes tratando de saber cuál era la melodía que se escuchaba, le costó dificultad tratar de identificar la música, al parecer, quien la había puesto era alguien de una época antigua, la reconoció porque esa canción le gustaba a su abuelo, incluso la tarareaba.

Al salir del baño buscó quién estaba en la sala y no encontró a nadie, la música aún sonaba en el aparato, pero no logró entender quién había sido el protagonista de tal hecho.

Cuando llegaron más personas a la casa, les comentó el incidente, le dijeron que ellos nunca habían escuchado algo así, Rosa no les creyó por completo, ya que no era la primera persona que decía darse cuenta de los acontecimientos, otras vecinas también decían escuchar música,  ver a alguien en la ventana, esa persona se asomaba constantemente, incluso cuando ellos habían salido de vacaciones.

Todo lo que Rosa me contó no me pareció tan extraño, ya que cuando acudí a esa casa en mi etapa de niña, también tuve ese tipo de encuentros, lo que me parecía muy raro, era saber que a través del tiempo aún existiera ese ser que habita la casa, y no habían encontrado la manera de hacerlo trascender hacia su nuevo destino. Por lo que me dijo Rosa, no parecía que fuera un ser maligno, ya que nunca intentó lastimarlos, en el fondo ella cree que ni siquiera los quiere asustar, simplemente no es consciente o no sabe que está muerto.

El hecho de que ella confirmara que no había agresión por parte del espíritu, no le restaba que tuviera temor, ya que en tanto tiempo se le notaba que aún le producía miedo convivir con un ente incorpóreo. Le pregunté a Rosa si en algún momento trató de establecer un vínculo con él, a lo cual, ella me respondió que no, nunca lo había intentado, ni él tampoco buscó la manera de comunicarse con ella, o con el resto de las personas que también habitan la casa.

Después de una charla larga con Rosa ella se despidió y se fue, sin embargo yo me quedé pensativa, evocando aquella vez, que de manera insistente alguien se asomó al auto en el que yo me encontraba dormida, también, cada vez que yo acudía a esa casa, ese ser trataba de hacerse presente conmigo, en aquel tiempo era una niña y no supe cómo reaccionar, más bien, ni siquiera tuve idea de lo que había sucedido, hasta hace poco tiempo que volvieron los recuerdos a mi mente, traté de traer el pasado a mi presente al volver de nuevo a esa vivienda.

Los días pasaron y dejé de lado aquella charla que tuve con Rosa, inmersa en una serie de compromisos laborales no volví de visita, ni a buscar explicaciones, pero una ocasión que salí muy tarde de trabajar, me vine por la acera de la casa de Chuy, al pasar por ella ésta se encontraba a oscuras, parecía que no se encontraban en ella o se habían dormido temprano.

En ese momento vinieron a mi mente los recuerdos pasados, me detuve un momento a observar con más detenimiento, llamó mi atención la ventana de la habitación de arriba, con claridad pude ver la sombra de un hombre, pronto se esfumó y escuché con claridad las pisadas en la escalera, ya no me quedé más tiempo a observar qué sucedía, fue cuando entendí a Rosa, a ese tipo de eventos paranormales no es fácil acostumbrarse.

Alma Antigua Historia De Terror

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Con rapidez me alejé del lugar, no podía creer que aún estando fuera de esa casa pudiera presenciar a ese ser, porque por lo visto él me vio y, de inmediato intentó acercarse conmigo, claramente escuché que bajaba las escaleras.

Cuando llegué a mi casa, mi esposo me encontró pálida, le expuse lo vivido anteriormente, en esta ocasión me había causado impacto por la charla que tuve con Rosa, sentí su presencia como algo siniestro, todo lo contrario a lo que me había comentado Rosa.

Por mi parte, traté de no preguntar a mis vecinos sobre él, preferí olvidarme del asunto y evitar pasar fuera de esa casa, ingenuamente creí que al hacer esto me libraba de su presencia, pero no fue así.

Después de unos días, fui yo la que comenzó a escuchar pasos en el piso de arriba de mi casa, era extraño porque la mayor parte del tiempo la pasaba fuera, y cuando estaba no había nadie más conmigo, a excepción de mi esposo, que por su trabajo tenía que ausentarse por semanas.

Esa vez, me encontraba en la cocina preparando un bocadillo sencillo para comerlo en la sala, con claridad escuché que alguien estaba en la parte alta de mi casa, en un principio pensé que podrían ser los ruidos que hacían mis vecinos, que era cosa de acostumbrarme a los sonidos cotidianos, pero comenzaron a escucharse con más intensidad, con cautela me subí, revisé cada habitación sin encontrar nada.

Los ruidos cesaron y me pude tranquilizar por un rato, antes de dormirme decidí darme una ducha con agua caliente para relajarme un poco, mi baño es muy pequeño, así que pronto se llenó de vapor, el espejo se nubló por completo.

Cuando terminé de bañarme con la misma toalla limpié el espejo, vi a alguien que se encontraba detrás de mí, esa era la primera vez que veía su rostro, me salí rápidamente y me quedé en la cochera, aún escurriendo el agua que no me había secado, ya no quería entrar, tenía miedo de que de nuevo se me apareciera, no pude entender si aquella noche que lo vi se vino detrás de mí, si esto era realmente posible o qué estaba pasando.

Sólo entré a mi casa para cambiarme, de inmediato acudí a la casa de Chuy y Rosa, les expliqué lo que estaba sucediendo, me encontraba muy alterada, les dije que me ayudaran, me encontraba sola y me daba mucho miedo quedarme con él ahí.

Mis amigos trataron de calmarme y de explicarme que no sabían qué sucedía, ni por qué había ocurrido eso, pero quizás yo le llamé la atención desde que era pequeña, en aquella ocasión que me estuvo mirando a través del cristal.

No comprendí lo que ellos me dijeron, ni tampoco por qué había atraído a esa alma en pena que vagaba desde muchos años.

Esa noche me quedé a dormir con ellos, pero a decir verdad, tuve miedo de que él regresara a su lugar inicial, en el que siempre estuvo, afortunadamente no sucedió, al día siguiente me fui a trabajar, durante mi descanso busqué a alguien que me pudiera ayudar a sacar a esa alma no sólo de mi casa, sino lograr que ésta trascienda al lugar que ella pertenece.

Una de mis amigas me recomendó a una mujer esotérica, le pedí que me ayudara, ella accedió, en cuanto llegamos a la casa no percibí nada diferente, la mujer comenzó con el ritual, encendió varias veladoras y a decir unas oraciones, puso un espejo, al frente de él un vaso con agua, durante varios minutos esto continuó así, algunos de los presentes dijeron que habían visto la sombra a través del espejo, yo no logré verla, pero después de lo que hizo la curandera no volví a verlo.

No puedo negar que al principio estaba con miedo, sentía que en cualquier momento podía aparecer, pero no fue así, quizás lo único que le faltaba a esa alma para trascender era un poco de ayuda, o también se regresó a la casa en la que ya tenía muchos años de permanecer ahí, ya no pregunté ni tampoco indagué más sobre él.

Autor: Ana Bécquer

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