Un Plato De Pozole Historia De Terror 2023

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Un Plato De Pozole Historia De Terror 2023

Un Plato De Pozole, Historia De Terror… Crecí en un bonito y pequeño pueblito rural, el cual, a pesar de no tener el mismo acceso a todas las comodidades de la gran ciudad, yo jamás me sentí o me he sentido desafortunada por el lugar donde me tocó nacer, estoy segura de que mi infancia fue mucho más feliz sin todo ese estrés y peligros de la ciudad.

Sin embargo, cuando cumplí 15 años, era hora de pasar a la siguiente fase de mi vida estudiantil, mi madre murió dándome a luz y mi padre siempre quiso que yo tuviera todas las oportunidades que él creía que mi mamá hubiese querido para mí, y eso era asistir a una preparatoria y posteriormente a la universidad, aunque esta estuviera alejada del pueblo.

Por lo que, aún sin conocer la ciudad, investigó los cuartos para estudiantes en los barrios más seguros y me inscribió en la preparatoria y él volvió al pueblo, me dijo que siempre y cuando yo quisiera seguir estudiando, no me importara como él conseguía el dinero para pagar mis estudios, y él jamás rompió esa promesa, nunca tuve miedo, sabía que si en algún momento tenía problemas, solo tendría que llamar a mi papá y él vendría por mí.

Logré terminar una carrera en arquitectura, y conseguí un muy buen trabajo en la ciudad, así que el volver al pueblo si no era por visita, día con día se veía más como una imposibilidad, por lo cual me resigné y seguí con mi vida, un par de años después, conocí al hombre perfecto, se podría decir que me quedé enamorada de él en el preciso instante en el que lo vi y para mi suerte, aquel amor, era mutuo.

Sin embargo, había un problema, su madre y su hermana, me odiaban, no lo digo solamente por decir, desde el primer momento en el que me llevó a conocerlas, supe que no les caía bien, parecía ser que, el padre de mi entonces novio, había muerto cuando tanto él, como su hermana eran muy pequeños y su madre le había dicho que él era el hombre de la casa y al parecer creían que yo venía a quitárselos o algo por el estilo.

La verdad no me importó tanto, después de todo, yo en serio amaba a mi novio, mi papá lo aprobaba y pues yo tenía un departamento propio, por lo cual, no me veía en la necesidad de tener que ir a visitarla nunca, tan solo dos años después mi novio me propuso matrimonio y ambos nos casamos, ni su madre, ni su hermana pusieron un pie en la iglesia y mucho menos en la fiesta, y honestamente, para mí, no me pudieron haber dado un mejor regalo de boda.

Se podría decir que nuestro matrimonio, siempre y cuando la madre y hermana de mi esposo no estuvieran presentes, estaba bastante bien, ambos teníamos un muy buen trabajo, que nos permitía ayudar a nuestras respectivas familias y al menos a mi punto de vista, ambos estábamos aún igual de enamorados que cuando empezamos nuestro noviazgo.

En una ocasión, mi esposo tuvo la maravillosa idea de pasar la navidad en casa de su mamá, pues de su lado había mucha familia, mientras que del mío, únicamente estaba mi papá, al principio no quería, pero a decir verdad, mi esposo siempre estaba cancelando a su mamá solo para evitar conflictos entre ella y yo, por lo cual termine accediendo, con la única condición de que también traería a mi padre.

Al principio la celebración pareció marchar de una manera bastante cordial, incluso parecía que a esa señora le había agradado mi padre pues le hacía la plática y trataba de incluirlo en las conversaciones, sin embargo, mi papá no parecía estar cómodo con ella, yo supuse que era porque yo le había contado previamente como me había tratado en un pasado, mi papá era una especie de papá oso, que odiaba a todo aquel que se metiera con sus crías, así que decidí no darle mayor importancia al asunto.

Pero cuando las fiestas terminaron y llegó la hora de que papá volviera al pueblo, me dijo que esa mujer y su hija tenían el aura más oscura que había visto jamás, a decir verdad no supe como tomarlo, pues papá siempre decía eso con personas que no le agradaban y a las que no quería que me acercara, le dije que esa señora era muy extraña y algo amargada, pero no la creía capaz de hacer algo malo, mi esposo siempre decía que su mamá podía ser un poco reservada, pero que era alguien completamente inofensiva y por el bien de nuestro matrimonio, yo lo creía.

La situación empeoró, cuando organizamos una comida para anunciar que estábamos esperando un bebé, ella y su hija se pudieron como locas y comenzaron a romper muchas cosas de mi casa, e incluso al salir rompieron una ventana, ellas decían que ningún nieto de ella podía tener mi sangre, yo también terminé un tanto alterada esa tarde y le dije a mi esposo que no quería volver a ver ni a su madre, ni a su hermana devuelta en mi casa.

Y aunque mi esposo siempre trataba de defender a su madre y hermana, en ese momento, estuvo completamente de acuerdo conmigo, sabía que se habían excedido, y comprendía que yo no quería volver a verlas nunca más, también me prometió ir a hablar con ellas para decirles lo que sentía, pero a decir verdad, nunca he tenido la certeza de si realmente lo hizo o solo dejó las cosas como estaban, me duele admitirlo, pero mi esposo a menudo evitaba el conflicto.

Así pasó cerca de un mes, aquel día me encontraba con algo de malestar y como tenía mucha paranoia por ser ese mi primer embarazo, decidí pedir permiso en mi trabajo y pasé el día en casa, hasta el día de hoy no tengo la menor idea del cómo esa mujer sabía que yo estaba en casa, pues llegó cerca del medio día, al principio, cuando me asomé por la ventana y vi quien era, la verdad pensé en no abrirle, supuse que de todas maneras, podía fingir que no había nadie en casa.

Sin embargo, ella gritó “te traje algo para que te sientas mejor”, no sé por qué lo hice, si pudiera volver el tiempo, sabiendo lo que sé ahora, sin duda no la abriría, pero mi yo de ese tiempo, fue demasiado ingenua para abrirle la puerta, no les mentiré, mi rostro no era amigable, era solo de hostilidad, pues no la había perdonado, y quería que eso quedara claro, sin embargo, ella entró a la casa siendo amable, fingiendo no notar mi cara de enfado, como si fuéramos las mejores amigas.

Traía con ella una bolsa de manta con una pequeña olla de peltre adentro, entró hasta la cocina y antes de que pudieran decirle cualquier cosa, sacó la olla de la bolsa y la abrió, y no sé por qué, pero sentí como si tuviese la comida más deliciosa frente a mí, nunca había olido algo tan rico, y lo más extraño de todo eso, era que, lo que había dentro de esa olla, no era más que pozole, y la verdad nunca he sido fan de esa comida en particular, no me desagrada, pero si puedo comer otra cosa en su lugar, lo hago.

Sin embargo, en ese momento, no había cosa que se me antojara más que comer un plato de ese pozole, y además, ella parecía tener una actitud completamente diferente a la que había tenido desde el minuto uno en el que nos conocimos, así que decidí escuchar lo que me tenía que decir, me dijo que lo sentía y talvez podríamos tratar de llevarnos mejor, al mismo tiempo que me servía un plato y me lo acercaba para que lo comiera.

Un Plato De Pozole Historia De Terror

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Le pregunté si ella no quería comer, pero me dijo que preparó mucho y ella ya había comido en su casa, por lo que en ese momento no quería, solo se quedó ahí, mirando como yo comía, preguntándome si ya habíamos pensado en el nombre, si yo prefería que fuera niño o niña y ese tipo de cosas, la verdad, jamás había probado pozole más rico, de hecho no pude detenerme hasta que esa pequeña olla de peltre, estuvo completamente vacía, y cuando le dije que me daba pena no haberle dejado nada a su hijo, ella solo me respondió que eso era para mí, no para él, y después de eso, solo se fue.

La verdad después de esa visita, realmente me creí que nuestra relación iba a mejorar de ahí en adelante, incluso se lo conté a mi esposo quien aún algo extrañado por el repentino cambio de su madre, se alegró por mí y por ella, aquella noche me desperté por un horrible y persistente dolor en mi vientre, el cual me hacía gritar por el dolor, mi esposo se levantó preocupado, yo estaba sangrando y él me llevó al hospital enseguida.

En dónde recibí la peor noticia que una madre podría recibir, había perdido a mi bebé, no podían explicarlo, pero tuve una hemorragia tan fuerte que por poco acaba con mi vida también, pero de alguna manera aún más inesperada, mi cuerpo logró resistir el tiempo suficiente como para estabilizarse y recibir una transfusión sanguínea, cuando estuve despierta, la verdad, me sentía como la mujer más desdichada del universo, no me importaba haber sobrevivido si mi bebé no lo había conseguido.

Me dieron de alta pocos días después y fui a casa, me quedé acostada en cama, mientras que mi esposo iba a trabajar, creo que estuve así cerca de una semana, no quería comer y prácticamente solo me levantaba para lo más elemental, mi esposo, no sabía como lidiar con eso, pensaba que solo dándome tiempo yo podría mejorar, no lo culpo, trataba de llevarme comida o me preguntaba si quería ayuda profesional, pero ante mi negativa, no hacía más cosas.

Sin embargo, después de esa semana, decidí que la vida debía continuar, así que aunque aún me sentía fatal, me levanté, me di una ducha y decidí obligarme a comer un desayuno de verdad, así que comencé a preparar algo con los ingredientes que había en la casa, pues aún no tenía la fuerza para salir, por lo que terminé friendo unos huevos con algunas salchichas del refrigerador, cada vez que reflexiono en eso, creó que no me llegaba el olor de la comida, pero supongo que por mi estado, no le tomé la importancia que se merecía.

Cuando terminé de preparar mi desayuno, lo serví en un plato y me senté en la mesa, miré el plato por unos cuantos segundos hasta que me dije que, debía comenzar a comer, así que tomé una gran cucharada y sin pensarlo dos veces, me la metí a la boca, la comida me supo a tierra, literalmente era como si me hubiera metido un puñado de tierra a la boca, incluso la textura se sentía así, me dio tanta repulsión que lo escupí en el lavabo de la cocina.

No sabía que era lo que estaba pasando, intenté comer otras cosas, pero todo con excepción del agua me sabía de esta manera, cuando mi esposo llegó, le conté lo que me estaba ocurriendo, y él me acompañó a una consulta médica, sin embargo, el doctor me dijo que no había nada malo con mis papilas gustativas, y que quizás esto era producto de los eventos tan traumáticos que me habían ocurrido recientemente.

Volví a mi casa, no podía creer que mi mente me estuviera jugando tan horrible pasada, sin embargo, a la mañana siguiente, mi cabello comenzó a caerse, no era una caída formal, literalmente mechones de mi cabeza se desprendían dejando calvas varias zonas, al pasar los días me comencé a sentir muy débil cuando intentaba salir de la casa, al punto que dar un paso era una gran hazaña y no podía comer nada que no supiera o se sintiera como arena y aun cuando me quería obligar a tragarlo, terminaba vomitándolo, era como si mi cuerpo rechazara cualquier cosa que no fuera líquida.

Traté de tomar terapia en línea, pero no funcionaba, cabe destacar que durante este tiempo la madre de mi esposo iba a nuestra casa a ver cómo estaba e incluso ayudaba haciendo comida para su hijo y ordenando la casa, recuerdo que en ese tiempo, yo estaba muy agradecida por todo lo que estaba haciendo por nosotros.

Al pasar los días, los doctores no podían encontrar cuál era el problema, aunque todos podían ver lo mal que estaba, había adelgazado tanto que no podía caminar por mi cuenta, de hecho, solo podía estar de pie por unos minutos por mi cuenta, por lo que me llevaban al médico en silla de ruedas, una mañana mientras mi marido me ayudaba a bañarme, escupí dos de mis muelas, algo en mí me decía que no me quedaba mucho tiempo de vida.

Para ese punto, estaba resignada, y por extraño que parezca, no había relacionado el día del pozole con todo esto, llamé a mi papá y le dije que me gustaría despedirme de él y todo eso, le dije que no quería que viniera, pues estaba segura de que él se derrumbaría al ver a su hija, siendo un despojo de lo que en algún momento fue una mujer realizada, llena de metas y esperanzas.

Sin embargo, papá no nada más no hizo caso a mi petición, sino que llegó al día siguiente con un amigo suyo, era un chamán, que según sus propias palabras, había soñado que alguien me había hecho algo, me preguntó si alguien que yo creyera que no le agradaba, me pudo haber dado algo de comer o algo así, mi primera respuesta fue no, pero casi enseguida recordé que había sido lo último que había comido, pero mi esposo dijo que eso no era posible, así que el amigo de mi papá, me hizo una limpia que duró varias horas.

Pasó un huevo por todo mi cuerpo y al abrirlo estaba absolutamente negro por dentro, fue algo tan pesado para mí que por un momento pensé que no lograría salir viva de eso, y también a medida que las horas pasaban el amigo de mi papá, parecía mucho más cansado e incluso los brazos le temblaban, pero me dijo que no podía parar, pues lo que me habían hecho era tan fuerte que él calculaba que me quedaban horas de vida, probablemente no hubiese aguantado una noche más.

Ya estaba muy oscuro, cuando me dijo que no podía ver exactamente quien era, pero la única manera de que yo saliera viva de eso, era haciendo que a quien sea que fuera el responsable, se le devolviera todo el mal que deseó para mí, mi esposo, pensando firmemente que no se podía tratar de su madre, dijo que hiciera lo que sea, pues si la persona no había tenido compasión por mí, nosotros no la tendríamos por ella.

Él amigo de mi papá me dijo que me recostara en la cama y después me dio algo para beber, y ese algo me hizo vomitar casi enseguida, el puso una cubeta para que no salpicara todo el piso, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, era mucho cabello, pero parecía estar empapado en sangre, con muchos coágulos, el olor era lo peor, solo puedo describirlo con que olía a muerte y desesperación, aquel vómito no se limitó al cabello.

Empecé a vomitar algo parecido a uñas humanas e insectos, talvez, esto que voy a decir no sea del todo cierto y solamente fue algo que mi agotada mente, imaginó por todo lo que estaba pasando, pero, puedo jurar que recuerdo que algunos de esos insectos, aún se estaban moviendo en la cubeta, como si trataran de salir de la misma.

Finalmente, el amigo de mi papá, me metió unas plantas a la boca y me ordenó masticarlas, y por primera vez en semanas sentí otro sabor en mi boca que no fuera tierra, no era un sabor agradable, era como masticar alfalfa, pero, en ese momento, al menos para mí, fue el mejor sabor del mundo, tragué las hierbas como me dijo y me quedé dormida.

Desperté a la mañana siguiente, el cuarto estaba impecable, como si lo de la noche anterior no hubiese pasado, y casi como si hubiese sido un milagro, yo me sentía muy bien, tenía hambre y aún parecía un esqueleto andante, pero tuve la fuerza para subir por mi misma a la silla de ruedas y desplazarme hasta la sala, en dónde mi marido, mi papá y su amigo, estaban dormidos, se veían muy cansados, no tenía fuerza para preparar desayuno para todos, solo fui a la cocina y me serví un plato de cereal, el cual supo exactamente a lo que debía de saber.

Ellos se despertaron poco después, mi marido y mi papá, no pudieron evitar llorar de la felicidad, al ver mi notoria mejoría, mi esposo tomó de inmediato su teléfono y llamó a su madre para decirle las buenas noticias, sin embargo, la que le contestó, fue su hermana, de una forma que no podía o más bien, no quería explicar, su mamá había muerto mientras dormía, mi esposo lloró mucho, pero entendió quien había sido la causante de lo que me había ocurrido.

Su hermana enfermó poco después, no estoy enterada al cien porciento de todos los detalles, pero sé que es algo crónico que la puede tirar en cama durante semanas y los doctores no pueden encontrar exactamente de que se trata, mi esposo y yo cortamos toda relación con ella después del funeral de su madre, creo que él aún no la puede perdonar, supongo que nunca se imaginó que cualquiera de las dos fuese capaz de algo así.

Yo tardé varios meses en recuperarme del todo y actualmente gozo de una excelente salud y tuve un bebé que acaba de cumplir un año, pero siempre recordaré mi vivencia como una prueba de lo que existe en este mundo, lo cual no se puede explicar, pero puede hacerte mucho daño.

Autor: Liza Hernández

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