Un Brujo En La Familia Historia De Terror 2023

un-brujo-en-la-familia-historia-de-terror

Un Brujo En La Familia Historia De Terror 2023

Un Brujo En La Familia, Historia De Terror… Algunas veces vivimos historias tan sorprendentes, que no encontramos una manera de contarla sin que parezca increíble, por esta razón muchas veces preferimos esconderlas, pues el miedo a la burla o ser catalogados como lunáticos siempre se encuentra presente.

Por ese motivo, decido contar mi historia en este medio, dirigida a un publico mas abierto y valiente para con este tipo de temas, espero que después de haberles compartido mi historia,  con la esperanza de que después de contarla logre conciliar el sueño en paz.

Soy originario de Ciudad de México, vivo muy cercano al Zócalo, estoy muy acostumbrado a vivir entre una zona muy urbanizada. Por aquel entonces vivía aun con mis padres, se dio la situación de que mi padre tuvo que salir a trabajar a otro estado y mi Madre decidió que nos fuéramos a pasar una temporada a casa de mi abuela, quien vivía en Tepoztlán.

Yo jamas visite a la casa de mi abuela anteriormente, tampoco ese pueblo, aunque toda la vida tuve interés en conocerlo. Mi padre no le agradaba a mi abuela, motivo por el cual no la visitábamos en su casa.

Mi abuela era católica, muy religiosa, por lo que jamás vio bien el que mi madre se casara con una persona de otra religión. Yo la vi un par de veces, era ese tipo de personas que se la pasan rezando el rosario y piensan que todo el mundo les quiere hacer brujería.

Para las pocas veces que le vi, me había formado una idea de ella como si estuviera un poquito loca. En contraparte, me enteré de que el padre de mi abuela, había sido un prominente medico de origen Austriaco, quien por motivos de a guerra migro a México, según me contaba mi mamá, mi bisabuelo era Ateo.

Mi madre, aunque su madre la procuraba, fue criada por una tía que vive cerca de nuestra casa.

Los que han tenido la oportunidad de visitar aquel pueblo sabrán que es una belleza al pie de la montaña, de hecho todo el pueblo mantiene cierta atmósfera de misticismo, la bruma recorre sus calles con regularidad, todas las casas al estilo colonial.

De entre todas, la casa de mi abuela desentona, pues su construcción se hizo a capricho de mi bisabuelo, quien les dije era de origen Alemán, así que la casa mantiene un tejado  con una terminación de pico y sus ventanas muestran un acabado en madera muy elegante.

Al llegar a la casa de mi abuela, encontré que a un lado de la puerta de entrada, mantenía dos espejos reflejando hacia la calle, mi madre tocó la puerta, mientras yo me veía en el espejo, sin esperarlo escuche que mi abuela me regaño, me dijo que no me mirara en ese espejo, pues podía agarrar una mala energía. No pude evitar reírme, pues se me hizo absurdo su comentario, pero mi madre me dio un pellizco para que me callara.  

Entramos a la casa, era un poco austera, salvo por algunos cuadros de fotos familiares en los muros, cuyos marcos se veían finos.

Me tocó instalarme en una habitación muy pequeña en la planta baja, mientras que mi madre y mi abuela dormirían en las habitaciones mas grandes en la segunda planta de la casa. Me llamó mucho la atención ver, que enseguida de mi habitación el pasillo seguía en linea recta, pero estaba obstruido el paso con un viejo ropero que se veía muy pesado.

Cuando le pregunté a mi madre sobre el porque se había obstruido el paso en el pasillo, ella me contestó que al fondo estaba el consultorio de su abuelo, que mi abuela prefería mantenerlo cerrado, pues le traía mucha nostalgia al recordar a su padre, quien llevaba muerto ya muchos años. Le pregunté a mi madre que si ella había conocido a su abuelo, ella me dijo que lo recordaba vagamente, que era una persona extraña, de esas que rara vez se dejan ver.

Estuve un rato merodeando por la casa, todos los muebles y adornos lucían antiguos, dentro de la casa parecía que entrabas a otro siglo, pueden imaginarse un viejo radio de bulbos aun funcionando, incluso mi recámara lucia muy antigua, la cabecera de madera tallada, con su mesita de noche y un sillón ocasional para sentarse a leer.

La primera experiencia que tuve en esa casa, fue cuando me encontraba acomodando mi ropa en una cajonera frente a la cama, a un lado de la puerta. Mi madre y mi abuela subieron a sus habitaciones, escuche que alguien me hablaba, como un susurro muy tenue, al cual no le hice caso en un principio, pero después de escucharlo otro par de veces, tuve que ver de que se trataba, seguí el sonido, este parecía venir del pasillo.

Me acerqué al ropero, abrí uno de los cajones donde encontré una foto dentro de un marco de plata, donde aparecía mi bisabuelo a blanco y negro, mantenía una mirada extraña, casi les puedo asegurar que sus ojos no mantenían brillo alguno, no sabría como explicarlo, no se veían normales, su cara era algo aterradora.

Devolví el cuadro dentro del cajón, de pronto escuche a mi abuela en mis espaldas regañandome de nuevo, exigiéndome que no revisara nada, que dejara las cosas de su padre en paz, yo solo baje la cabeza y regrese a mi cuarto.

Al día siguiente quede de verme con un par de amigos en el pueblo, pasaríamos el día cerca del rio. La platica llevó al tema de la casa de mi abuela, que una vez que mis amigos supieron en donde localizaba, comenzaron a interrogarme acerca de que si en la casa no asustaban o que si no conocía la historia de mi bisabuelo, cosas que yo ignoraba,  así que les pedí que me contaran.

Se negaron a contarme de inmediato, pues decían que solo eran leyendas y quizás terminarían sugestionandome mas, después de pedírselos de nuevo, comenzaron a contarme.

Resulta que mi bisabuelo creó mala fama en el pueblo, se le acusaba de llevar a cabo ciertas prácticas que le hacían ver como un brujo, cosa que me parecía irónica, pues mi madre siempre andaba diciéndonos que su abuelo era Ateo y que no deseaba que nosotros fuéramos iguales a el.

En fin, no quise interrumpirlos dándoles la contraria, así que siguieron hablando, decían que incluso después de muerto muchas personas juraban encontrárselo por la calle o en el jardín del frente. Sinceramente, de primera mano no creí nada de lo que me contaron, solía pensar en que, las personas de los pueblos inventaban este tipo de historias por no estar aburridas, pero mi pensamiento estaba a punto de cambiar esa misma noche.

Mi abuela y mi madre tienen la misma costumbre de dormir muy temprano, yo en cambio suelo desvelarme viendo redes sociales.

Aquella noche me quede platicando con amigo, cuando de la nada en el pasillo se encendió uno de esos viejos radios de bulbos. No solo fue el hecho de que se haya encendido, pues de antemano este acontecimiento me dejo paralizado, sino el tipo de música y locutores que sonaban, les juro que eran de otra época, lo corroboré cuando salio un corte informativo, en el cual daban la fecha del año 1950.

Me quede un momento pensando entre correr a apagar el radio o seguir paralizado debajo de una cobija, al final ya no soportaba el ruido, así que me dirigí corriendo a desconectar el radio que ahora comenzaba a subir y bajar el volumen, como si fuera una broma, apenas estuve cerca del aparato este se apagó por si solo.

El sonido pronto fue reemplazado por los gritos de mi madre que me acusaba de encender el aparato, después de decirle que yo no había sido, subí las escaleras y entre en su habitación para contarle lo que realmente había sucedido, cosa que no me creyó al principio, pero al verme tan insistente, termino por decirme que esos aparatos eran tan viejos, que era muy posible que los circuitos no funcionaran bien.

Volví a mi habitación, me puse unos audífonos por si la radio volvía a encenderse sola, no pudiera decirles si se volvió a encender, pues me quede dormido con los audífonos.

Como siempre la luz del día logra dispersar todos los temores, recordaba con vergüenza el incidente con la radio. Aquel día iríamos a visitar a una hermana de mi abuela, que no vivía lejos. Estuve hasta mediodía en la casa de esa tía, después le pedí las llaves de la casa a mi mamá pues deseaba hacer una videollamada con una amiga.

Llegue a la casa y pese a que no sentía miedo de lo ocurrido la noche anterior, me dirigí al mueble sobre el que se encontraba la radio para desconectarlo, pues no deseaba pasar por el mismo incidente de nuevo, cual fue mi sorpresa, que lo encontré desconectado.

Estando allí frente al mueble y al no encontrarse mi abuela merodeando, la curiosidad por ver dentro de los cajones se adueñó de mi, por lo que me puse a revisar de nuevo.

El mueble era del tipo “secreter”, un enorme mueble de madera con muchísimos cajones empolvados. Abrí un cajón de puertas  en la parte inferior y para mi sorpresa me encontré con que estaba hueco al fondo.

No lo pensé dos veces y entre por el orificio, al otro lado estaba oscuro, pues esa zona de la casa no contaba con ventanas y faltaban focos dentro de las lámparas.

Encendí la lampara de mi celular para lograr ver, todo estaba lleno de polvo y telarañas. Vi algunos cuadros colgados en la pared, aunque no se lograban ver bien, deduje que se trataban de los títulos universitarios de mi bisabuelo.

Seguí caminando y al final del pasillo tope con una puerta. Intente girar la perilla, pero no cedió, supuse que necesitaría una llave, la puerta era muy antigua, jamas vi un mecanismo como ese, pues el cerrojo se encontraba por encima de la perilla, intente abrirla un par de veces, pero en ese momento escuche la puerta cerrarse, no quería recibir otro regaño de mi abuela, así que regrese rapidamente a mi cuarto.

Me encontré a mi madre, quien solo había regresado por una medicina de mi abuela. Tomó las pastillas y se fue.

No se si alguna vez han sentido como un llamado, eso fue lo que sentí yo, era como si esa habitación oculta tras el secreter me invitara a resolver un misterio, el misterio de quien fue realmente mi bisabuelo.

No regrese directamente a la habitación, pues no deseaba volver a ser descubierto, ademas era obvio que necesitaría de una llave para lograr abrir la puerta. En lugar de volver allá, me puse a revisar los cajones del secreter, los cuales en su mayoría se encontraban vacíos, otros mantenían algunos libros antiguos de medicina.

Mientras revisaba alguno de estos, vi que uno de los cajones tenia cerradura. No se si lo habré imaginado, pero les puedo jurar que sentí que el cajón vibraba, como si hubiese algo vivo dentro. Para mi suerte o desgracia, cuando levante un libro de anatomía, cayo una pequeña llave, con esta logré abrir el cajón.

Encontré algunas cartas en Alemán al igual que un diario escrito en el mismo idioma, mismo que me guardé en una de las bolsas de la sudadera que llevaba puesta, pues aunque no sabia nada de este idioma, podía apoyarme en el traductor de Google. Volví a cerrar el cajón, para entonces llegaron mi madre y mi abuela.

Una vez que pude estar solo, me dispuse a revisar la pequeña libreta, de entre las hojas cayo una fotografiá. Fuese quien fuese el modelo a quien se fotografió en aquella época, de ninguna manera era posible que fuese un ser humano, llevaba traje, pero su rostro…. Eso era algo horrible inexplicable, sus cuencas carecían de ojos, o eso parecía, ademas de que su mirada denotaba una agonía terrible y sobre la cabeza un arco formado con sus propios huesos. No pude evitar gritar al verlo.

No soporte mirar la fotografiá, así que saque mi encender y le prendí fuego, después la arroje por la única ventana con la que contaba mi habitación.

Quizás piensen que después de ver esa imagen debí sentirme tan aterrado como para lograr que también quemara el cuadernillo donde encontré la fotografiá, pero yo no funciono así, una vez que algo despierta mi curiosidad, tengo que llegar al final, por eso en lugar de tirar el cuadernillo comencé a traducirlo.

Las primeras paginas del cuadernillo solo mencionaban casos clínicos, pensé que se trataría solo de un diario medico, sin embargo al llegar justo a la mitad del diario, comencé a ver que aparecían algunos símbolos extraños y textos en otro idioma parecido al latín, pero no logre traducirlo con Google, pues no coincida con ningún otro idioma.

Deje el cuadernillo escondido en uno de los cajones debajo de mi ropa y me eche a dormir.

Habré dormido solo unas horas, cuando de nuevo el radio sobre el secreter comenzó a sonar en volumen elevado, al principio pensé que estaba soñando, pues sonaba una radionovela, sin embargo una vez que me desperté bien me di cuenta que el maldito aparato volvía a sonar por si solo.

En esta ocasión me dirigí a apagalo directamente, pues estaba cien por ciento seguro que lo había desconectado en la tarde, cual seria mi sorpresa que el aparato sonaba aun al estar desconectado.

Moví las perillas intentando encontrar como apagarlo, pero solo conseguí cambiar la estación, después de escuchar solo estática el radio comenzó a moverse de estación por si solo y a bajar y aumentar el volumen, de pronto el aparato se quedo en estática y el sonido se transformó en cacofonía formando una voz espeluznante. Me sentí aterrado, mi única reacción fue la de golpear el radio contra el piso hasta destruirlo.

Después de un par de golpes el sonido se detuvo, sin necesidad de destruir el radio por completo. Intente armarlo de nuevo y lo volví a colocar en su lugar, esperando escuchar a mi madre gritarme, sin embargo no la escuché, ni a ella ni a mi abuela, me parecía increíble que no hubiesen escuchado aquel escándalo.

Me encamine a mi cuarto, cuando escuche un chasquido que me hizo girar la cabeza, vi como cerca del ropero se formaba un arco de fuego negro, me quede perplejo ante aquel extraño fenómeno que duró solo un par de segundos.

Regrese a mi cama, pero no logre dormir por el resto de la noche.

Al día siguiente le conté a mi madre que el radio volvió a encenderse por si solo, pero no me creyó, me dijo que quizás solo había tenido una pesadilla, por un momento paso por mi cabeza, decirle del diario que encontré, al igual que la imagen, pero me retracte de inmediato, pues me arriesgaba a una buena regañada por andar revisando cosas que no eran de mi pertenencia.

Decidí no insistir, ademas, conociendo a mi madre, aun cuando le demostrara que algo andaba mal con su familia, seria incapaz de aceptarlo.

Pasé el día fuera de casa, me volví a ver con mis amigos, a quienes les conté lo que me ocurría, ademas les mostré el diario de mi bisabuelo y les dije lo que vi en la foto que le prendí fuego la noche anterior, ante esto  todos dijeron al mismo tiempo:

“¡Te dijimos que ese viejo brujo tenia pacto con el diablo!”

 Yo les contesté que no contaba con suficiente evidencia para afirmar eso, después las páginas del diario que no había logrado descifrar o traducir. Encontramos algunos dibujos páginas mas adelante, no los vi cuando lo revisé por primera vez.

Estaban muy bien hecho, parecían partes del cuerpo solo que con algunas deformaciones, por lo que dedujimos que quizás se trataban de malformaciones en algunos pacientes, aunque no había manera de estar seguro, pues las imágenes iban acompañadas de anotaciones en ese lenguaje extraño, a simple vista daba la apariencia de ser mas bien un manual de brujería o un bestiario de demonios.

Una de mis amigas nos pidió que nos deshiciéramos del cuadernillo, pues afirmaba que desde que lo abrimos, comenzó a sentirse muy mal. Aunque los demás opinar igual, no les hice caso, solo guardé el cuaderno en mi mochila.

Les prometí a mis amigos que me desharía del diario, aunque para serles sincero no tenia intenciones de hacerlo, aunque me aterraba, también me intrigaba, de cierta manera me sentía obsesionado con el pasado de mi bisabuelo y esa libreta era mi conexión directa hacia el.

Regresé muy tarde a la casa de mi abuela, mi madre ya me esperaba con un sermón. No deseaba discutir, así que me fui directo a mi habitación. Como había tomado un poco de vodka con mis amigos, no tardé en quedarme dormido.

En esa ocasión no fui despertado por el radio, en su lugar escuche un cuchicheo en una habitación continua a la mía. Pegue el oído a la pared y distinguí que era la voz de mi abuela rezando.

Salí de la habitación y camine de puntillas por el pasillo hasta llegar a la puerta donde se encontraba mi abuela, me asome por un lado y la vi hincada rezando, sus manos temblaban.

La habitación era iluminada solo por unas veladoras que se encontraban frente a ella, entonces alce la mirada y vi como las paredes de la habitación estaban repletas de crucifijos, la visión era aterradora, sobre todo porque mi abuela lucía muy nerviosa, no entendía por que, sin embargo después de mirar por un rato sobre el fuego de las veladoras, vi el mismo aro de luz que vi salir del ropero en el pasillo y algo mas…

El humo de las veladoras tomaba formas extrañas, seria por sugestión o que al pasar tanto tiempo en la oscuridad mi mente comenzaba a jugarme bromas, pero les puedo asegurar que el humo tomaba la forma de caras demoníacas.

Ante aquella aterradora visión, comencé a caminar hacia atrás lentamente, hasta llegar a mi habitación y por primera vez en mi vida comencé a rezar.

Al siguiente día esperé a estar a solas con mi mamá y le platiqué que había visto a mi abuela en la habitación de a lado rezando de una manera extraña, mi madre afirmó lo que vi, según ella mi abuela rezaba cada cierto tiempo en la madrugada por creencias que mantenía.

No quise contarle lo del aro de fuego ni lo de las sombras pues de antemano sabía que lo negaría todo, ademas de inmediato me cambio el tema y comenzó a regañarme por llegar tarde.

Se que cualquier otra persona en mi lugar habría decidido irse de esa casa de inmediato, o al menos dejar de indagar en la vida de mi bisabuelo, sin embargo como les digo, esta obsesión iba mas allá del miedo, era como si una fuerza sobrenatural, casi demoníaca, me llamara desde el fondo del pasillo hasta la puerta, sobre todo quería saber que había allí dentro.

Desde ese día comencé a ver con otros ojos a mi abuela, pues sospechaba que dentro de sus oraciones algo se deformaba, dentro de mi cabeza pensaba que sus rezos no iban dirigidos a una deidad de bondad, sino a un ser hecho de maldad pura.

Ese día no quise salir, aun cuando me habían invitado a otra fiesta mis amigos. Me quede sentado en una banca frente al pórtico de la casa. Esa tarde pude notar que las personas evitaban pasar frente a la casa, por lo que se cambiaban de acera, incluso los animales hacían lo mismo.

Me entretuve un rato mirando el celular, cuando algo golpeo mi cabeza. Miré que era un pequeño pájaro muerto, levante la vista y el sol me obligó a entrecerrar los ojos, así que solo vi pequeñas siluetas que caían, eran mas pájaros muertos. Corrí a refugiarme en el pórtico, no recuerdo exactamente cuantas aves habrían caído del cielo, quizás un par de docenas.

Entre en la casa y busqué a mi madre, quien se encontraba desalojando una habitación de uno de sus hermanos que llevaba muerto un par de años. Le dije:

¡Están lloviendo pájaros muertos!

A lo que ella me dijo que estaba loco y para hacerla cambiar de opinión le pedí que me acompañara, mi abuela me veía con una mirada de amenaza.

Al llegar al pórtico, encontramos el jardín tapizado por cadáveres de esas aves, de tipo de pájaros, agravistas, incluso algunas palomas. Mi madre grito: “¡Santo dios!” al ver aquel amontonadero de aves muertas. Para mi mala suerte me pusieron a mi a limpiar, cosa que me costó mucho, pues me daba muchísimo asco, ya que muchos de esos animales estaban agusanados.

Intentaba encontrar una explicación para ese fenómeno, pues no tenia sentido alguno y cuando le comentaba a mi mamá acerca de lo ocurrido, ella solo me cambiaba el tema, lo que levantaba muchas sospechas en mi mente, creía que quizás ella sabia mucho mas de lo que ocurría en esa casa y por algún motivo prefería ignorar todo fenómeno paranormal.

Una vez que terminé de echar a todas las aves en bolsas negras, me metí a la casa y note que detrás del pórtico principal mi abuela tenia un llavero de madera, donde no tarde en identificar una llave de un tamaño mas grande que el resto, se me ocurrió que quizás esa llave seria la indicada para abrir la puerta del consultorio de mi bisabuelo. Como nadie me veía, tome la llave.

En cuanto me quede solo me dirigí al pasillo de nuevo, esta vez pensaba terminar de descubrir el misterio de mi bisabuelo. Llegue ante la puerta y metí la llave en la cerradura, esta calzo a la perfección, la puerta cedió con un fuerte chillido.

Dentro todo estaba en una inmensa oscuridad, esa parte de la casa no cuenta ni con ventanas o alguna ventila que hiciera circular el aire, así que ya se pueden imaginar el hedor en ese lugar, de hecho, ahora que lo recuerdo, el aroma era una especie de mezcla entre formol, humedad y alcohol.

Encendí la lámpara de mi celular para iluminar el muro en busca de un apagador, no tarde en encontrarlo, lo accione y se encendió una lámpara sobre un ventilador en el techo, no me imaginaba como era posible que después de tantos años de encierro, aun funcionaran las bombillas de luz.

Una ves que me fue posible ver aquella habitación, me di cuenta que ese lugar era utilizado quizás como consultorio, aunque mas bien daba el aspecto de funcionar como una especie de laboratorio, pues había mucho equipo parecido al que usaba en la clase de química en la preparatoria, equipo como matraces, mecheros, probetas, cosas así.

Seguí investigando y tropecé con un estante lleno de frascos sellados, con algunas cosas grotescas, aunque la mayoría estaban tan deterioradas, otras mostraban como una especie de fetos, aunque no pudiera decirles si eran de origen animal o humano.

Un Brujo En La Familia Historia De Terror

un-brujo-en-la-familia-historia-de-terror
un-brujo-en-la-familia-historia-de-terror

Seguí husmeando por toda la habitación, encontré muchos libros de medicina en alemán, otros en español, pero no me atreví a revisarlos.

También vi algunos posters de anatomía del cuerpo humano, me acerque hasta uno de esos carteles que contenía la imagen mas grande, y por inercia pase mi mano sobre el papel, sentí que el muro estaba hueco, así que en seguida me dispuse a retirar la imagen, note que estaba clavado al muro, con mucho trabajo logre retirarlo.

Quedo al descubierto un enorme hueco. Aunque al principio creí que esto era a causa de la erosión y deterioro de los materiales con que fueron construidos la casa, no tarde en darme cuenta que este orificio fue hecho con una finalidad, pues todos los bordes estaban terminados en cemento pulido y era lo suficientemente ancho como para albergar a dos personas adultas de pie.

Aquella habitación me dejaba mas preguntas que respuestas.

De pronto note que ya no olía a formol ni a alcohol, este aroma fue sustituido por un fuerte olor a quemado. Pensé de inmediato en un corto circuito, así que miré en dirección a las bombillas de luz, estas no parecían emanar humo, sin embargo, su iluminación se hizo mas fuerte, comencé a caminar hacia la puerta, sospechaba que algo malo estaba por suceder.

Fue entonces cuando lo vi, un hombre en medio de la habitación, estaba negro como un carbón y producía un sonido al igual que uno, no se movía y yo tampoco, pues me quede paralizado ante aquella aterradora visión. De pronto escuche un lamento y el sonido de las bombillas explotando, cuando todo se quedo en oscuridad total, vi como el hombre ardía, entonces mi cuerpo reacciono, salí corriendo y cerra la puerta dejando la llave puesta en la cerradura.

Atravesé el pasillo sin mirar atrás, después pasé por el ropero-secreter, el cual casi derribo. Salí de la casa y me quede temblando y llorando en la entrada.

Cuando llego mi mamá, me pregunto sobre lo que me ocurría, no quise contarle de inmediato, pues allí estaba mi abuela, a quien ya no veía con buenos ojos y yo creo que tampoco ella a mi, así pues, mejor espere a poder platicar a solas con ella. Ellas entraron a la casa, pero yo me quede afuera hasta que logre tranquilizarme.

Cuando tuve oportunidad platique con mi madre, antes de contarle todo lo que me había ocurrido, le pedí que nos fuéramos de inmediato, ella me respondió que solo estaríamos una semana mas, fue entonces cuando le conté todo, lo del radio, lo del aro de fuego, el hombre que ardía, como podrán imaginarse, antes que nada me metió una regañada enorme por andar viendo cosas que no me incumbían, después me volvió a repetir que estaríamos una semana mas.

Ante su negativa, comencé a rogarle, le decía que en verdad sentía mucho miedo, pero ella seguía en lo mismo, entonces le mostré el libro de notas. Mi madre lo vio, después se quedó en silencio un largo rato.

Después me tomó de los hombros y me dijo que desde hace mucho tiempo ella sabia que su abuelo fue una persona que le hizo daño a muchas personas, pero que mi abuela siempre había ocultado toda información. Me sentí molesto y le pedí a mi madre que fuera mas clara y me contara todo lo que sabía.

Me contó, que mi bisabuelo como bien sabía era medico, pero en algún punto de su vida comenzó a creer en cosas raras, como alquimia y brujería.

Yo en este punto le interrumpí, le dije que ella me había contado que mi bisabuelo era ateo, ella me dijo que era ateo porque no era católico, pero si creía en otras cosas y aparte, era fanático de investigar personas con malformaciones, el asunto que estuvo tratando a una familia importante en el pueblo y estas personas tuvieron un horrible final, murieron de una manera tan horrible que acusaron a mi bisabuelo de brujo.

Según ella las personas del pueblo pensaban lincharlo, sin embargo unos familiares le dieron caza y lo quemaron vivo en un cerro muy cercano.

Lo peor fue después de que esto ocurriera, en la casa comenzaron a pasar cosas extrañas, pero que después de bendecir la casa y realizar unos cuantos rituales de limpia, las actividades paranormales desaparecieron por un tiempo, hasta que mi abuela creció y tuvo a mi madre y sus hermanas.

Fue entonces cuando ellos volvieron a experimentar cosas, fue entonces cuando mi abuela colocó el ropero en el pasillo y comenzó a realizar oraciones en la noche, para mitigar la maldad, sin embargo esta parecía fortalecerse cuando había niños pequeños o jóvenes adultos en la casa, motivo por el cual  a mi madre y varios sus hermanos fueron enviados a vivir con una hermana de mi abuela, a la ciudad de México.

Mi abuela nunca quiso abandonar la casa. Con el tiempo mi madre dejo de creer en todo aquello que vio, era como si su mente estuviera bloqueada y ahora que yo le recordaba todo esto, volvía a recordarlo todo.

Una vez que mi mamá termino su historia, le pedí que nos fuéramos, sin embargo ella me dijo que hablaría con mi abuela, para ver si lograba convencerla de irse con nosotros, le dije que estaba bien, aunque sinceramente, no creía que mi abuela accediera a abandonar ese maldito lugar.

Ese día lejos estaba yo de abandonar aquel lugar, mi suerte empeoraría, pues después de unos minutos que tardó mi madre hablando mi abuela, mi mamá grito, así que yo subí rapidamente las escaleras, encontré a mi abuela tirada en el piso.

Llamamos a la ambulancia, mi mamá se fue con los paramedicos, fuimos hasta el hospital. Mi abuela había sufrido una embolia y ahora necesitaría cuidados, sobre todo los primeros días, en lo que llegaban mis tíos a apoyarla.

Le aconsejé a mi mamá llevarnos a mi abuela a casa con nosotros, pero según ella, cuando se encontraba pidiéndole esto y al platicarle las cosas que estaban ocurriendo, inmediatamente le dio el ataque que provoco su embolia.

De cierta manera mi abuela era parte de esa casa y no podía alejarse de allí, encadenada al pasado, al sufrimiento y el horror.

Estuve en esa maldita casa por una semana mas, días y noches en los que escucha un llamado a esa habitación, seguía percibiendo ese aroma horrible a quemado.

Con los días llegaron una tía con dos de sus hijas, quienes también se quedaron a cuidar a mi abuela. No tardo mucho tiempo para que mis primas comenzaran a contarme que también veían, olían y escuchaban cosas, una de ellas me dijo que la segunda noche que durmió en la casa, al despertar escuchó que le susurraron al oído con una voz chillona: “Ayudame. Estoy en el infierno”.

Yo las escuchaba, pero no platicaba mucho con ellas, de hecho esos días prefería estar todo el día en casa de un amigo, donde dormí un par de noches, pero mi madre no tardo en regañarme por no estarla apoyando en la enfermedad de mi abuela.

Molesto, regrese a casa de mi abuela, donde terminé entablando una amistad profunda con mis primas, fue entonces cuando me animé a platicarles todo lo que había experimentado, incluso les mostré el libro de notas que encontré en el ropero.

Una de mis primas se quedó largo rato mirando una de las paginas que no logre descifrar ni con la ayuda de Google.

Resulta que ella estudiaba letras en la Universidad Autónoma de México, me dijo que probablemente, estuviera codificado, porque según ella las palabras estaban formadas por dos idiomas mezclados, pero en algunos párrafos no tenia idea, pues estaban hechos a partir de símbolos indescifrables.

Le pedí que me tradujera aunque sea lo poco que entendía, pero ella me dijo que no tenia sentido, pues eran como palabras al azar, sin embargo algunas, a lo que entendía, hablaban sobre maldiciones y demonios.

Mis demás primas al escuchar esto comenzaron a decir que quemáramos el libro, yo me negué a sus peticiones, pero al final terminaron quitandomelo a la fuerza, se dirigieron a uno de los patios laterales de la casa, arrojaron el libro dentro de una cubeta, después le mojaron con alcohol y le prendieron fuego.

Les juro que no ardió a la primera, fue algo extraño, pues todos nos quedamos viendo como el cerillo que le arrojaron, solo ardía en la parte superior, pero unos segundos después, sin darnos cuenta, ardió totalmente con una fuerza inexplicable.

Yo les reclamé a mis primas, les comente que pudieron haberme dejado tomar fotografiás a algunas páginas aunque sea, mas, ellas me preguntaron que si en verdad deseaba seguir viviendo esa pesadilla, ademas de que no sabíamos que tanto daño podía causar la información allí contenida.

Sentía que tenían razón, sin embargo no se porque pero sentía mucho coraje ante este acto y realmente no había motivo, pues ese libro de notas ni siquiera me pertenecía.

A partir de la quema del libro, comencé a experimentar un sentimiento de angustia en mi estomago. Se que no existía una razón, pero así me sentía, como con una presión en el estomago y una inmensa  tristeza.

Esta sensación solo la había experimentado una vez que perdí a una mascota en un accidente.

El punto de quiebre llegó esa misma noche. Nos encontrábamos todos reunidos a la mesa, era la hora de la cena. La cocina se encuentra justo a un lado del pasillo que da al pasillo donde se encuentra el ropero, todos comenzaron a escuchar como el radio se encendía en un programa fuera de tiempo, mi tía se puso de pie y caminó hacia el pasillo, yo la alcancé y le dije que no tenia caso desconectarlo, aun así tomó el radio y noto que de hecho estaba desconectado, me miró y me dijo:

“Tal y como cuando eramos niñas”.

Estrello el aparato contra el piso y en esta ocasión se hizo añicos. De pronto note que todos a excepción de mi madre, se encontraban en el pasillo mirando.

Mis primas gritaron mientras señalaban en dirección a la habitación en la que había visto a mi abuela rezando. Allí estaba de nuevo, el hombre que ardía como carbón, caminaba hacia afuera y mientras mas se acercaba mas fuerte era el aroma a quemado.

Mis primas se abrazaron y comenzaron a llorar.

Fue la ultima noche que pasamos en esa casa, afortunadamente, mi tía fue mas sensata que mi madre, saco a mi abuela y se la llevo a vivir con ella.

Mi padre regreso a la casa y a partir de allí hubo muchos problemas. Yo continué con esa sensación de angustia y peor aun, comencé a experimentar pesadillas con ese ser que ardía como el carbón, incluso me atrevo a decir que algunas veces lo vi parado al lado de mi cama. 

Según mi madre, comencé a caminar dormido, aparte yo hacia cosas durante el día que apenas unos segundos después de haberlas hecho, no lo recordaba.

Comencé a asustarme mucho, ¿Saben lo que es no tener un control sobre si mismo? Eso era lo que me aterraba, pues no sabría de que pudiera ser capaz, mas que nada, porque comencé a hacerme daño, algunas cortaduras en las muñecas y no lograba acordarme en que momento lo hice.

Por consejo de mi tía, decidí ir a visitar a una bruja cerca de la Marquesa.

La bruja vivía en una casita muy austera. Apenas me vio, me dijo que mi problema era grave, por lo que no teníamos tiempo que perder y mediante un ritual en base a los cuatro elementos comencé a tener mejoría.

Según la bruja, mi cuerpo estaba siendo poseído por el espíritu de un fuerte brujo que se negaba a morir, yo supuse que ese brujo era mi bisabuelo.

Con el tiempo fui mejorando, aunque mis padres al final terminaron separándose. Por cuestiones de trabajo me mudé a Guadalajara, ya no he vuelto a ver a mi abuela, quien según me informo mi madre, mejoró muchísimo al abandonar la casa, incluso la ha puesto en venta.

No se que habría pasado si hubiera seguido investigando, no creo que haya sido tan grave, mi abuela vivió allí muchos años y aun sigue viva.

Quien sabe, yo solo espero que aquellas personas que compren la casa puedan encontrar un remedio al mal que habita en ella.

Autor: Mauricio Vidal Farfan Cisneros

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror