Secreto Familiar Historia De Terror 2023

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Secreto Familiar Historia De Terror 2023

Secreto Familiar Historia De Terror… Por mucho que me insistió Lengua de Brujo, me ha convencido de compartirles mi historia, la cual la tenía resguardada, no por miedo, si no más bien por toda la familia, ahora que se ha cumplido un año más de que falleció mi abuelo, creo que es momento de contarles aquel secreto que se guardó por muchos años, pues muy pocos conocieron su verdadero pasado.

Esta es una historia de aquellas que vale la pena compartir pues son tradiciones que con el tiempo se perderán u olvidarán.

La profesión oculta que tenía mi Abuelo en aquellos tiempos, solo la compartían con algunos familiares, era una tradición que se heredaba principalmente entre la familia de mi abuelo, por lo tanto  mi abuela no estaba enterada de ello, mucho menos los hijos menores, solo era el mayor de ellos y algunos primos quienes lo sabían y es que tengo entendido que al día de hoy siguen ejerciendo estos trabajos pero de una forma clandestina.

Sucede que desde antes en diversos pueblos y ranchos buscaban a mi abuelo para realizar aquellos trabajos que solo la familia sabía hacer, y no estoy hablando de magia negra o brujería, él se encargaba de limpiar los huesos de los cadáveres de las tumbas.

Año tras año era un encargo que le hacían, algún familiar quería trasladar los huesos de su difunto a otro lugar, o por el hecho de darle algún cuidado, y en ocasiones lo hacían solo para saber si el cuerpo aún estaba allí. Yo siempre considere que mi abuelo tenía nervios de acero pues mi Tío y primos de la familia, nos contaban que nunca lo vieron con miedo cuando lo hacía.

No les podre decir el nombre del lugar o el poblado donde todo ocurrió, lo único que podre mencionar sobre el lugar es que, hasta el año del 2021, aquel poblado ya fue considerado un pueblo fantasma donde ya no vivía nadie.

Pero en los tiempos en los que llegábamos a visitarlos con toda la familia, la población nunca llegó a superar ni los mil habitantes. 

Yo tenía si acaso apenas 10 años cuando me entere sobre lo que le pedían a mi abuelo, y desafortunadamente aquel secreto que tenía tanto tiempo resguardado algo le estaba provocando.

Pero mi historia no comienza realmente conmigo, si no más bien con mi abuelo que muchos años atrás antes de que yo naciera fue buscado por un hombre de mediana edad que le pidió que lo ayudara a sacar el cadáver de su hijo de una tumba de tierra, lo habían enterrado en el cerro en un ataúd de madera, y querían darle santa sepultura en un cementerio, y para ello le pidió que limpiara los huesos y los llevara a sepultar a su nuevo hogar.

Mi abuelo que ya tenía en ese entonces algunos años de experiencia le confirmo el trabajo y le pidió la ubicación exacta del cadáver, el hombre solo le comento que se encontraba en la parte más alta del cerro, justo a un lado de un cedro.  

El Cementerio más cercano al poblado se encontraba a un par de kilómetros del pueblo, sin embargo, el cuerpo estaba enterrado más lejos de allí, sería un camino largo y un trabajo complicado.

Mi abuelo le comento a mi tío que lo acompañara pues había trabajo que hacer y era mucho para una sola persona, de ese modo partieron lo más temprano que podían de la casa.

Llevaban una carreta con el mejor caballo que tenían en ese entonces, y así pudieron llegar cuando apenas la luz se estaba asomando entre los cerros, y al llegar al lugar donde les habían indicado, el punto donde el cadáver estaba sepultado era muy notorio, se podía apreciar el montículo de tierra sobresaliente de todo lo demás, mi Tío le menciono a mi abuelo que pudo sentir un escalofrió terrible apenas había pisado el lugar.

Mi abuelo siempre lo ignoraba con esos comentarios, le entrego una pala y justo antes de que comenzaran a cavar mi abuelo rezaba un poco y pedía perdón por profanar el descanso de a quien llegarían a molestar, pero mi abuelo se dio cuenta de algo en particular, se había olvidado de preguntar el motivo de la muerte del hijo de aquel hombre, esto no era importante pero por primera vez mi abuelo se sintió inquieto al desenterrar un cuerpo.

Entre los dos cavaron varias horas, y al medio día se encontraron con un ataúd de madera, se trataba de un ataúd sencillo, el cual ya tenía la madera ya podrida por estar debajo de la tierra.

Les costó bastante trabajo sacarlo de la fosa, mi tío le comento a mi abuelo que se le hacía extraño que el ataúd pesara demasiado, esto a mi abuelo no le extraño pues la explicación que él le daba es que quizás se había filtrado tierra y piedras por alguna parte del ataúd y con la humedad se hubiera formado lodo.

Tuvieron mucho cuidado de no abrir la caja, la montaron sobre la carreta para llevarla hasta la casa y trabajar con el cuerpo o los huesos lo mejor que se pudiera.

De camino a casa mi Tío se había quedado dormido, mi abuelo se encontraba muy cansado cuando algo extraño le llamo la atención, tuvo una sensación de que alguien más venia sentado en la carreta aparte de ellos dos, sin moverse tanto, trato de mirar de reojo y logro ver a una persona sentada a un lado del ataúd.

Pudo distinguir un sombrero viejo y vestimenta de color café, inmediatamente paró al caballo y se dio media vuelta, pero aquella persona había desaparecido.

Fue cuando pudo ver que el ataúd se había sacudido, se quedó en silencio observándolo, pero ya no paso más, llego a la conclusión de que esta sacudida del ataúd se debió al movimiento de la carreta.

Pero, aun así, él no estaba tranquilo con esto, tomo su pistola y disparo un par de veces al aire, mi Tío se despertó muy asustado, mi abuelo me comento que esto lo hacía con tal de espantar a cualquier espectro o demonio que se les haya pegado.

Anteriormente nunca le había pasado algo malo, por ello decía que le funcionaba. Mi Tío pregunto si algo había sucedido, pero no le dijo nada, con el fin de no espantarlo. Pero aun siguiendo el camino, el ataúd se seguía sacudiendo de manera irregular.

Al llegar a la casa ya casi anochecía, al ataúd tuvieron que descargarlo en el establo, mi abuelo lo escondió de tal manera que, si alguno de sus otros hijos o mi abuela entraran, no lo vieran o lo ignoraran, siempre trabajarían con él a medianoche. Resguardó al caballo en su lugar para dejarlo dormir y se retiraron para cenar.

Regresaron un poco después de lo planeado, siempre lavar los huesos les llevaba un poco más de dos horas, pero esa ocasión llevaría más, pues al abrir la puerta del establo se encontraron horrorizados con algo que aun hoy en día mi abuelo no sabe qué fue lo que paso.

Allí estaba tirado y sin vida, el caballo que habían usado para ir por el cuerpo, de su hocico sobre salía la lengua cubierta de sangre y en su cuello había marcas de que había sido estrangulado, además de una fuerte herida en el cuello, parecía ser igual a un rasguño, pero muy profundo, pero esto no fue lo que más los desconcertó, sino más bien que el ataúd estaba a medio abrir.

Revisaron al caballo para ver si había algo más que pudieran hacer por él, pero todo indicaba que ya tenían horas de que lo habían matado.

Buscaron dentro del establo por si todavía estuviera alguien allí, pero no encontraron nada, todo el tiempo permaneció cerrado y sin que nadie pudiera acceder o salir de él.

Mi abuelo no tenía otra opción así que decidió que tenían que realizar primero el trabajo que tenían de encargo y después atenderían al animal, mi tío no estuvo del todo de acuerdo, pero el mismo sabía que no podían ausentarse tanto de la casa y tampoco dejas las cosas para atender al caballo.

Levantaron el Ataúd para ponerlo sobre una larga mesa que usaban y este ya se encontraba más ligero que antes, abrieron con cuidado el ataúd para encontrarse con algo que los dejo más atónitos.

Secreto Familiar Historia De Terror

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Dentro del ataúd parecía ser que no solo se encontraba una sola persona, pareciera ser que había toda una colección de esqueletos allí dentro, uno a uno fueron sacándolos y acomodándolos en grupos, y al finalizar se encontraron con dos cráneos, tres brazos y cuatro piernas, lo que parecía ser las costillas, o lo poco que quedaban de ellas pues todas se encontraban fragmentadas y los demás huesos se encontraban destrozados o poco rescatables, pero lo que resalto más la atención fue que los cráneos tenían un par de perforaciones en la parte superior y estos parecían estar arañados también.

Mientras los limpiaban mi abuelo siempre tuvo una extraña sensación de que alguien los vigilaba, en varias ocasiones miraba hacia el techo o hacia las esquinas más oscuras del establo, apenas la luz tenue de las velas que habían puesto los dejaba trabajar y en varias ocasiones su imaginación le hacía ver cosas, pues tuvo la extraña sensación de ver una criatura de poco menos de medio metro se escabullía de un lado a otro.

Su miedo estaba respaldado por mi Tío quien también en varias ocasiones escuchaba ruidos y giraba la mirada para poder distinguir de donde provenían.

Ya habían pasado más de tres horas trabajando, cuando por fin terminaron, mi abuelo guardo los huesos por separado en varios costales y los almaceno en el ataúd con el fin de entregarlos al cliente y se percatara de lo que habían encontrado, decidieron dejar al caballo allí esa noche para ir a descansar y mañana atenderlo.

Cuando estaba por dormir no dejaba de pensar en lo que había ocurrido con el caballo y con lo que se habían encontrado en el ataúd, no sabía de qué manera todos esos huesos habían llegado hasta allí. Fue así como con esa idea en la cabeza se quedó dormido.

Pero a pocas horas después, un intenso dolor en la espalda lo despertó, se quejó por un ardor muy fuerte que comenzó a sentir, le pidió a mi abuela que lo atendiera, y antes de que ella le contestara pudo escuchar una risa chillona y burlona, inmediatamente miro hacia donde la había escuchado y en el marco de la ventana pudo ver a un ser pequeño, el cual tenía un par de garras que lo señalaban, mi abuela no se había dado cuenta de aquello, que cuando encendió las velas aquella cosa ya se había escabullido por fuera del cuarto.

Mi abuela soltó un grito al mirar a mi abuelo que provoco que todos se despertaran, mi abuelo tenía una herida muy profunda en la espalda, esta consistía en tres rasguños desde el cuello hasta la espalda media.

Mi abuelo no quiso decir nada sobre lo que había visto pues sabía que alteraría a todos los demás, pero quien miraba horrorizado esto y sabia de los arañazos era mi Tío.

La explicación que mi abuelo dio en ese momento fue que solo un intenso dolor le había despertado y que quizás se había tratado de un corte que ya se había hecho, pero no se atendió.

Esto no fue suficiente para calmar a mi abuela, pero a los más pequeños los logró tranquilizar, ya habiendo pasado varios minutos le pedio a mi Tío que salieran un poco, tomó su escopeta y le pidió que fueran al establo.

Le platico a mi Tío lo que había visto por la ventana y que estaba seguro de que aquella criatura le había ocasionado esas heridas, pero al llegar al establo se dieron cuenta que las puertas estaban abiertas y el cuerpo del caballo ya no estaba allí, sin embargo, encontraron un rastro de que algo lo había arrastrado a lo profundo del bosque, por más que buscaron no encontraron nada más, Pero esto no era todo, el ataúd se encontraba destrozado y los costales con los huesos ya no estaban dentro. Sea lo que haya sido, ya no volvió a aparecerse más.

Mi abuelo se encontraba preocupado por lo que el cliente le cuestionaría por los huesos, pero el cliente jamás volvió a aparecer ni a encontrarse con mi abuelo.

Por mi parte, muchos años después y como se los había mencionado, tenía aproximadamente unos diez años de edad cuando yo me di cuenta de este secreto de mi abuelo, estaba fisgoneando entre sus cajones, allí me encontré con lo que parecía ser una gigantesca uña afilada y una protuberancia unida a ella, en otras palabras pareciera que fuera un dedo con una afilada garra, mi abuelo me sorprendió, pero lejos de regañarme me preguntó si estaba listo para contarme una historia de terror que no me dejaría ya descansar.

Me conto todo lo que les acabo de mencionar, además de que varios días después de lo que les había ocurrido en el establo, se encontraron con solo la cabeza del caballo cortada, y atorada en la punta de la cabeza la garra que me había encontrado, tomo de mis manos la garra y me pidió que lo siguiera a la sala de la casa, donde tenía la osamenta de un caballo pegada a la pared y esta tenía curiosamente un orificio en la cabeza donde metió la uña embolando perfectamente.

Aquella osamenta se trataba del caballo de mi abuelo. Me dijo al final que lo consultó con un amigo que tenía, y que él le había comentado que se trataba de un duende, pero no cualquiera, uno que coleccionaba huesos. Aun se sigue preguntando por que no volvió a ver al cliente, pero comenzó a sospechar que quien le había encargado aquel trabajo podría tratarse de un alma perdida quien buscaba su ayuda para que le dieran santa sepultura.

Siempre respeté mucho a mi abuelo, era honesto y sencillo, pocas veces lo mire temeroso de las cosas, no era muy usual verlo sin camisa, pero en sus últimos momentos de vida, cuando le daban los cuidados paulatinos, le retiraron la camisa y pude ver los arañazos que me contó en su historia.

Hoy en día, ya se ha cumplido un año más de su fallecimiento, a aquel poblado en el que crecieron mis Tíos y mi Madre, ya no lo hemos vuelto a visitar, ya fue abandonado enteramente, sin embargo, aún me pregunto si aquello que se toparon sigue con vida y viviendo cerca de allí.

Autor: Mario Franco Corrales Lengua de Brujo

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