Por Mi Culpa Historia De Terror 2023

Por Mi Culpa Historia De Terror 2023

Por Mi Culpa, Historia De Terror… Desde mi ventana, en el viejo departamento del barrio Tepito, podía sentir el murmullo de la calle que nunca descansa. Los vendedores ambulantes gritaban sus ofertas, las luces de neón parpadeaban intermitentemente, y el olor de tacos y chiles se mezclaba con el humo de los autos que pasaban. Era algo caótico que se repetía noche tras noche.

Me llamo Emir y hace un año,  había llegado a ese barrio en busca de una vida nueva. Pensé que la vibrante cultura y la energía de Tepito me envolverían y me darían un nuevo comienzo. Pero algo en el aire siempre me pareció inquietante, como si las calles tuvieran secretos que no estaban dispuestas a revelar.

Yo vivía antes de todo en Puebla, en un lugar llamado Tepeaca, para ser exactos, pero como había tenido varios problemas ahí, porque es un lugar pesado y porque había tenido problemas con mis hermanos y  mis padres, así que ya era necesario irme. Así que decidí mudarme y que mejor que Tepito, que es un barrio parecido y en el que seguramente podría sentirme como en casa, además uno de mis viejos amigos me había dicho que me había conseguido trabajo por allá, así que que mejor.

El barrio me pareció fascinante, todo era barato y normalmente siempre había fiesta por decirlo de alguna manera, pues la gente iba y se ponía a bailar o a tomar, así que era un ambiente divertido, al menos para mí y pues yo no temía el hecho de que decían que era un lugar peligroso, pues sinceramente ya estaba acostumbrado.

Pero bueno, también algo distinto me sucedió una noche, mientras caminaba por las calles oscuras y estrechas después de cenar en la taquería de la esquina, caminé hacía mi casa. Había mucho ruido y la gente me saludaba, aunque era nuevo.

Algo raro llamó mi atención mientras pasaba por una de las calles solitarias en donde ya casi no habían personas, porque ya habían recogido los puestos. De un momento a otro noté una sombra que parecía moverse a mi lado, era como si hubiera salido de la nada, de la pared para ser exactos. Volteé rápido, pero cuál fue mi sorpresa, que no había nada. Sacudí la cabeza, atribuyéndolo a mi imaginación. Sin embargo, la sensación de ser observado persistió, era como si alguien me mirara desde las sombras, pero la verdad después de tantas cosas que había vivido era raro que le tuviera miedo a algo.

No le di importancia y seguí mi camino. Antes de llegar a mi casa me encontré con mi amigo, quien se había encargado de darme trabajo. Le dije que ya estaba rentando y que si quería pasar y cenar algo y me dijo que sí, como yo ya había cenado le preparé a él unas quesadillas. Comenzamos a platicar y me preguntó que me parecía el barrio y le dije que estaba muy contento.

Mi trabajo era básicamente ser mandadero, iba por cosas que me solicitaban los vecinos y reparaba algunos autos que se quedaban parados, era algo que sinceramente no me daba mucho dinero, pero podía vivir al día, pagar mi renta y estar tranquilo. Sin lujos, pero estaba bien.

Así que mi amigo me dijo que pronto me conseguiría algo mejor para que ganara un poco más.

Luego me preguntó que si todo había ido normal últimamente y le dije que sí, pero que por qué me hacía esa pregunta. Él me dijo que decían que en esa casa y por esa zona en específico asustaban, que en realidad eran mitos, pero que aun así tuviera cuidado.

La verdad a mí no me importó eso, en mi antiguo barrio había visto como robaban e incluso alguna vez como mataban a un ratero de otra zona, así que les tenía más respeto a los vivos que a los muertos.

Pero la verdad es que en las siguientes semanas, una extraña inquietud creció en mi mente. Empecé a notar patrones extraños: objetos fuera de lugar en mi departamento, ruidos sutiles en la noche, y en ocasiones, la sensación de que alguien más estaba allí conmigo.

Tenía un espejo en mi cuarto, que no había llevado yo, sino que ya estaba en ese lugar cuando llegué, en donde de vez en cuando escuchaba como si alguien tocara desde adentro. Mi mente intentó explicar cada incidente, descartándolos como coincidencias o trucos de la mente. Pero, en lo más profundo de mí, algo me decía que había algo más, algo que no podía ignorar.

Un día, mientras exploraba los mercados abarrotados de Tepito en busca de antigüedades, vi un pequeño puesto atendido por un anciano de mirada sabia. Sus ojos parecían haber visto más de lo que yo podría imaginar jamás. Curiosidad en mis ojos, me acerqué, además era mi oportunidad para ver si le quería algún mandado.

El anciano me miró, como si ya supiera por qué estaba allí. Sus arrugados labios se curvaron en una sonrisa amigable mientras hablaba. Me dijo que ya había visto a muchos como yo, jóvenes que habían sufrido mucho en el pasado, pero con esa mirada de búsqueda y asombro, pero que tuviera cuidado en dónde me adentraba en ese barrio ya que Tepito tenía sus secretos, y algunos de ellos no deberían ser perturbados por nadie y que si llegaba a ver o a escuchar algo raro solo ignorara esas señales y que principalmente debía irme de esa casa en donde vivía y debía tapar el espejo.

La verdad sus palabras me dejaron perplejo, no entendía cómo era posible que supiera donde vivía o que tenía un espejo en mi cuarto, aunque quizá solo eran coincidencias y el viejito estaba loco, pero antes de que pudiera hacer más preguntas, desapareció en la multitud y un pequeño niño ocupó su lugar. Esa noche, mientras me acurrucaba en mi cama, su advertencia llegó a mi mente. Miré a mí alrededor, tratando de convencerme de que no había nada en esa casa ni en esa zona.

Pero claro, una verdad que todo el mundo sabe es que ese barrio tenía una reputación sombría, marcada por la violencia, el crimen y la lucha constante por la supervivencia. Pero también cuentos más oscuros, leyendas transmitidas de generación en generación. Historias de espíritus atormentados que vagaban por las calles estrechas, en busca de algo que habían perdido en vida.

En fin, hubo una noche que cambió mi perspectiva, ocurrió cuando volvía a casa después de un largo día de trabajo, justo como la vez pasada. Las luces de los puestos ya se estaban apagando, era un día entre semana y cerca de mi casa ya no había mucho movimiento y las sombras se extendían más allá de lo normal, y el aire estaba cargado con una tensión que no podía explicar.

Al llegar a mi casa, me di cuenta que algo estaba fuera de lugar. La puerta estaba entreabierta, y mi corazón empezó a latir con fuerza. No recordaba haberla dejado así. Mi mente rápidamente pensó en algún ladrón que hubiera entrado, tomé mis llaves entre mis dedos para darle una golpiza a quien estuviera dentro.

Empujé la puerta lentamente y entré. La casa estaba en penumbras, apenas iluminada por la luz de la luna que se filtraba a través de la ventana. Prendí la luz y al dar un vistazo me di cuenta de que no daba la impresión de que algo faltara.  Mis ojos seguían inspeccionando y no bajaba la guardia mientras recorría la habitación con la mirada. Nada parecía estar fuera de lugar, pero la sensación de que no estaba solo persistía.

Quien quiera que fuera tendría una lección por estar perturbando mi hogar. Estaba preparado mentalmente para golpear al responsable, pero después de revisar cada centímetro de m hogar, que por cierto no era muy grande, me di cuenta de que en realidad no había nadie. Quizá alguien había entrado y al no encontrar nada de valor se había ido con las manos vacías.

Mi teoría parecía tener sentido, hasta que cuando estaba a punto de cerrar la puerta de mi cuarto para ir a la sala escuché algo, era como si algo muy pesado se hubiera caído. Abrí rápido la puerta y busqué que había sido, pero no había nada. Pero noté algo extraño, era como una mancha de sangre en el piso, justo frente a un espejo alargado, muy grande que tenía recargado a la pared.

La mancha era pequeña pero notoria, un rojo oscuro que contrastaba con la blancura del piso. Mi mente luchaba por encontrar una explicación lógica para eso, tal vez el ladrón había tenido un pequeño accidente, tal vez una herida leve. Sin embargo, el temor comenzó a subir desde lo más profundo de mi estómago, porque en realidad la mancha parecía provenir desde dentro del espejo.

Me arrodillé para inspeccionarla con detalle, y mi mano temblorosa se acercó para tocarla. Cuando mis dedos entraron en contacto con la mancha, una sensación de frío intenso se apoderó de mí. Mi piel se erizó. Pero lo que más me aterró fue lo que sucedió después: la mancha comenzó a extenderse lentamente, salía del espejo, como si tuviera vida propia y entonces el piso estaba cada vez más lleno de sangre.

La verdad como había dicho, normalmente le temó más a los vivos, pero esa vez el miedo me invadió. Intenté retroceder, pero mis piernas se sentían como si estuvieran ancladas al suelo. Mi mirada quedó fija en el espejo mientras la mancha seguía su avance. Pronto, la sustancia roja comenzó a tomar forma en el reflejo. Una figura borrosa y oscura emergió lentamente, tomando contornos humanos.

El terror me dio un golpe en la realidad, mientras veía cómo esa figura se solidificaba en el espejo. No podía apartar la mirada, aunque mi mente gritaba que lo hiciera. La figura finalmente se formó por completo, y mis ojos se encontraron con los de una figura sombría, con ojos vacíos y una sonrisa retorcida. Era una imagen que helaba la sangre, y su presencia emanaba malicia pura.

Por Mi Culpa Historia De Terror

Intenté gritar, pero mi garganta estaba seca y no salió ningún sonido. Mi respiración se volvió superficial y rápida mientras sentía que el pánico me arrastraba hacia un abismo oscuro. La figura en el espejo comenzó a moverse, sus extremidades retorcidas se alargaban y parecían romper las leyes de la física. Se acercaba a mí, pero no se movía en el mundo real, solo en el reflejo.

Era como si esa cosa viviera dentro del espejo y estuviera intentando salir para hacerme daño y aun con miedo tomé las llaves entre mis dedos de nuevo por si esa figura salía e intentaba matarme.

Y fue entonces que volví a ver hacía el espejo y vi algo retorcido y que jamás olvidaré, incluso hasta el día de hoy tengo pesadillas con eso.

En el espejo podía ver a esa misma figura, pero ahora con más claridad; sus extremidades eran enormes, y su cara tenía la forma de un huevo, vestía una camisa roja y encima un overol. Era un ente siniestro, jamás imaginé ver algo así. Y de pronto esa cosa de acercaba a mi reflejo y comenzaba a acuchillarme en el pecho, pero solo en el reflejo, porque en la vida real no sentía dolor, solo estaba aterrado.

Mi reflejo comenzó a gritar, pero no salió ningún sonido de su boca, solo veía como se le iba la vida, hasta que quedó totalmente paralizado en el suelo y a su alrededor todo el piso manchado de sangre.

En ese momento perdí el conocimiento, no pude soportar verme a mí mismo siendo asesinado.

No sé cuánto tiempo pasó, pero recuperé el conocimiento y me levanté del suelo confundido, de hecho pensé que solo había sido un sueño, que nada había sido real, pero me di cuenta de que mi camisa estaba manchada de la sangre que había salido de ese espejo, entonces supe que todo había sido real.

Tapé el espejo con una sábana, limpie el piso y me acosté a dormir, no sin antes prenderle una vela a la virgen de Guadalupe y rezar un rosario, pidiendo que no volviera a sucederme algo así.

Mi mente estaba llena de confusión y terror y no pude dormir en toda la noche. Más o menos a las 4:30 de la mañana me levanté y salí a preguntar en los alrededores si necesitaban mandados y también fui con quienes ya me daban trabajo todos los días.

Estaba cansado mentalmente y tenía sueño, pero debía trabajar.

Toda la mañana tuve demasiado trabajo y entonces pasé por el mismo puesto de antes, donde estaba el viejito anteriormente, pero en su lugar de nuevo estaba el niño. Le pregunté por el señor y el niño sorprendido me dijo que no conocía a ningún viejito, que él vivía con su madre y quien siempre estaba en el puesto era él.

Esa noticia me cayó como balde de agua fría, porque yo estaba seguro de que había visto a ese anciano y recordaba perfectamente las palabras que me había dicho.

Agradecí al niño y cuando estaba a punto de seguir mi camino alguien me tocó el hombro. Era una viejita, que a pesar de que ya era grande estaba muy fuerte. Tenía los labios pintados de rojo y unas trenzas sujetas por un listón.

Creí que quería algún servicio de mandados, pero no. Me preguntó mi nombre y luego dijo que había escuchado lo del viejito del puesto y que quería hablarme sobre eso, pero debía ser en un lugar tranquilo, porque había mucho ruido.

Aunque con un poco de desconfianza acepté, la verdad me daba mucha curiosidad saber quién era ese señor, quien me había prevenido. Caminé unas cuantas cuadras con la viejita, siguiendo sus pasos lentos y llegamos a su casa. Era muy pequeña, pero eso sí, estaba muy limpia.

Me dijo que me sentara y me regalo un vaso de refresco.

Comenzó preguntándome que me había dicho ese viejo y cuando había sido. Yo le conté y ella se quedó pensando.

También me preguntó que en donde vivía y también le dije y cuando escuchó la dirección se tapó la boca con las manos, me preguntó que si había vivido algo paranormal ahí y le dije que en realidad sí.

Me dio la confianza de contarle lo que había pasado con el espejo y al terminar tomó mi mano.

Y me dijo que me contaría el porqué de todo lo que me había pasado. Comenzó relatando que cuando ella era joven, existió una señora, a quien llamaban “la bruja de Tepito”, vivía en la misma casa en la que yo estaba viviendo en ese momento y quien estaba enamorada de un joven casado. A quien logró seducir con sus hechizos.

Pasaron los años y a pesar de las suplicas de la bruja porque dejará a su mujer, él no lo hacía, así que la bruja se cansó. Decidió deshacerse de la mujer de su amado. Realizó un hechizo en donde la pobre mujer se iba a ir secando poco a poco, como una pasa, hasta la muerte, pero todo se le salió de las manos y por equivocación convocó a un ente del más allá, quien se quedó en un espejo y quien se llevó también a la bruja. Dicen que la mató y devoró sus entrañas.

El padre de la mujer del amante de la bruja se dio cuenta de todo eso y decidió bendecir la casa de su hija, pero también la de la bruja, por si quedaba algo de ella no pudiera hacerle daño a su hija.

Nadie habitó esa casa por años, pues decían que el espejo seguía ahí y por ende también el ente maligno y la bruja y ella lo sabía porque era la mujer a quien la bruja quería matar y el viejito que le había advertido había sido el fantasma de su padre, quien sabía que corría un grave peligro viviendo ahí.

Me quedé totalmente sorprendido y le pregunté a la señora que podía hacer para que aquel ente no me hiciera daño y ella me respondió que la única manera era salirme de esa casa.

Le agradecí y me fui decidido a dejar esa casa. Le pregunté a mi amigo s mientras podía dormir en su casa y él me dijo que sí.

Pero cuando llegó la noche y llegué por algunas prendas para el siguiente día y estar más cómodo en casa de mi amigo me di cuenta de algo aterrador.

El espejo estaba completamente roto y el piso lleno de sangre, era como si aquellos entes hubieran escapado del espejo.

Salí corriendo de ahí directo a la casa de mi amigo, quien me preguntó que estaba pasando. Él me escucho, pero sentí que no me creyó.

Ya que estaba más tranquilo intenté dormir, pero algo me tocó el hombro. Estaba oscuro y pensé que quizá era mi amigo, pero no. Cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad me di cuenta de que era el hombre de las extremidades gigantes, quien abrió su boca tratando de hacerme daño, pero grité muy fuerte y mi amigo llegó corriendo a la sala.

Me preguntó que estaba pasando. Yo estaba hecho bolita en el sillón, temblando del pánico.

Le conté y me dijo que si quería podía dejar la luz prendida y las velas en el altar de la virgen. Le agradecí y recé toda la noche. Tampoco pude dormir. Sabía que el ser había salido del espejo y ahora me perseguiría para siempre.

Al día siguiente fui a mi casa y saqué lo más que pude de ahí, que no era mucho, todo me cupo en una maleta.

Deje todo así y grite a la nada que me dejara en paz, que yo no le debía nada, que sabía lo que había pasado con la bruja, que ya no existía y que no tenía por qué arruinar la vida de más personas, también grité que la virgen me protegería de todo. Después tomé un autobús de regreso a puebla y viví un tiempo con mis padres.

Después de eso no volví a saber nada sobre aquel ser de extremidades largas, pero sabía en el fondo que esa cosa seguía suelta ahí. Solo era uno, porque jamás vi a la bruja. Quizá si se la comió.

Me siento culpable aunque me han dicho que no lo soy, por dejar salir a esa cosa del espejo y dejarla suelta por las calles de Tepito, aunque preferí eso a que eso me asesinará y devorara después, ya lo había visto en el reflejo y jamás lo olvidare.

Actualmente pienso que la virgen de Guadalupe me salvó. Vivo en otra ciudad de puebla y tengo un mejor trabajo. De vez en cuando llámo a mi amigo de Tepito, quien en repetidas ocasiones me ha dicho que ha tenido la impresión de que algo o alguien lo vigila en su propia casa y que hasta él que es más valiente que yo, ha tenido miedo.

También he soñado de vez en cuando con aquel viejito que trato de advertirme y con ese repugnante ser con cabeza deforme y extremidades largas, quien perturba mis sueños y a quien una vez escuché decir que algún día me encontraría.

Autor: Lyz Rayón.

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