Misterio En La Carretera 2023

misterio-en-la-carretera

Misterio En La Carretera 2023

Misterio En La Carretera… Esta historia me pasó durante un viaje a Mazatlán, mi nombre es Ana, en casa sólo vivimos mi hermana Brenda, mi hermano José y mi madre, mi papá murió hace dos años, él dejó un hueco en la familia, que no nos permitía salir de un estado de depresión muy fuerte, por fortuna, mi padre alcanzó a estar presente en mi acto de graduación, cuando me titulé como abogada.

Por ser la mayor de mis hermanos sobre mí cayó la responsabilidad de las obligaciones en la casa, aunque mi madre también trabajaba, creo que de manera implícita acepté el hecho de que debía apoyarla, porque si bien contábamos con familia en la ciudad, cada hermano de mi madre estaba inmerso en sus propias obligaciones.

Les mentiría si les dijera que ha sido fácil, porque aunque egresé de la universidad hace como tres años, entrar al mundo laboral no ha sido nada sencillo, por principio, porque pedían experiencia con la que no contaba.

En el despacho en el que entré a trabajar no ganaba un salario muy bueno, en realidad era poco el dinero que podía ahorrar, pero aún así pude hacerlo para llevar unos días a pasear a mi madre al mar, por el día de su cumpleaños.

Mi padre nos había dejado un automóvil tsuru, no era precisamente un auto del año, pero él se había encargado de mantenerlo en buen estado, después de su muerte lo dejé olvidado, hasta que un amigo me dijo que si no lo iba a usar era mejor que lo vendiera, porque también los autos que no se utilizaban se echaban a perder, así fue como inicié a manejar, preferí conservar el automóvil como un recuerdo de mi papá, porque él lo cuidaba mucho, y lo había comprado con mucho esfuerzo.

Ya teníamos más de cuatro años que no íbamos a la playa, porque con la enfermedad de mi papá que fue larga y lenta, ya no había ni el tiempo ni el dinero para salir de vacaciones, se aproximaba el cumpleaños de mi madre, quise darle, junto con mis hermanos un viaje a Mazatlán, mi hermana Brenda estaba a punto de concluir la universidad, ya estaba trabajando, mi hermano José acababa de terminar la preparatoria, no salió en el primer calendario, el hizo trámites a la carrera de medicina.

Así que se puso a trabajar en una tienda de conveniencia, entre los tres, queríamos darle la sorpresa a mi mamá, el cumpleaños de ella era en abril y en febrero aparté el lugar en el que nos hospedaríamos, busqué cuidadosamente un espacio en el que pudiéramos descansar, que estuviera cerca del mar, pero a la vez que no fuese tan caro.

Obtuve uno a un buen precio, ya que lo conseguí le dije a mi madre para que ella también avisara en su trabajo, y le dieran sus vacaciones, así que cuando le dije la sorpresa que le teníamos, ella se puso muy contenta, conforme se acercaba el día destinado nos emocionábamos más.

Salimos de Guadalajara un veinticinco de abril, muy temprano, a las cinco de la mañana para irnos con la frescura del día, la verdad me sentía muy nerviosa porque era la primera vez que viajábamos sin mi padre, y que yo iba al frente del volante, pero decidí relajarme, al fin y al cabo me iría a un paso tranquilo, aunque durara más tiempo en llegar.

Cuando salimos de la ciudad fue muy fácil porque las calles a esa hora todavía estaban solas, en poco tiempo estuve en la carretera de cuota que me llevaría primero a Tepic, el viaje fue tranquilo.

Un poco más de seis horas de viaje estuvimos en el puerto de Mazatlán, fue importante haber llevado el auto porque pudimos desplazarnos a diferentes puntos de ahí.

El día en que nos regresamos, teníamos que desocupar el lugar en el que nos hospedamos a las once de la mañana, por fortuna, teníamos la ventaja de que en esa zona geográfica era una hora menos que en Guadalajara, y como estábamos acostumbrados a otro horario, sentíamos que el tiempo nos rendía mucho. Después que sacamos nuestras maletas, nos quedamos más tiempo para visitar algunos lugares que nos faltaban, también quisimos comer antes de partir, así que salimos de Mazatlán como a las cinco de la tarde.

Les cuento todos los detalles del viaje, porque fueron relevantes para lo que nos sucedió, desde que salimos de Mazatlán hasta antes de llegar a Tepic todo estuvo tranquilo, sin ningún contratiempo, el detalle fue que por salir más tarde de lo esperado se nos hizo de noche en el camino, a mí no me agradó la idea de que nos oscureciera porque mi visión no era muy buena, pero no tuve otra opción.

Íbamos en el kilómetro 91 cuando nos pasó un hecho lamentable, ya desde unos metros atrás había un auto que venía a mucha velocidad, aunque la carretera era la de cuota, sólo tenía un carril de ida y otro de vuelta, si bien, no contaba con más carriles tenía un acotamiento grande.

A través del retrovisor pude ver cómo un auto de modelo reciente de color rojo venía a gran velocidad, me hice hacia el lado del acotamiento para permitirle el paso.

Me rebasó sin ningún problema, lo malo fue que adelante iba un trailer de doble remolque muy despacio, del lado contrario venía otro trailer, justo en el momento en que el auto rojo que me había rebasado se cargó mucho hacia el lado del trailer, este lo tocó por la parte trasera y el auto rojo perdió el control, lo que hizo que se volcara y se impactara en un árbol, fue tan aparatoso el impacto, que el copiloto salió por el lado de la ventana y se golpeó en una roca grande.

En el instante en que vi que estaban ocurriendo los hechos, fui disminuyendo la velocidad hasta quedar detenida en el acotamiento con las intermitentes encendidas, los trailers que circulaban en ambos sentidos se marcharon.

Mi mamá como mis hermanos estábamos muy asustados, nunca habíamos presenciado un accidente de tal magnitud, en la ciudad a veces ocurrían lo que les nombran choques lamineros, en el que sólo el auto se daña, los conductores y los pasajeros salen ilesos, pero esto que vimos fue un gran accidente.

No sé si fue cierto lo que vi, porque estaba muy nerviosa y quizás mi mente me jugó una mala pasada, pero pude ver el momento en que la persona que fue lanzada del auto rojo, era una mujer, murió instantáneamente, porque pude ver cómo salió de ella su espíritu o su alma, o como se le pueda nombrar, ya que una bruma blanca salió de su cuerpo y se quedó flotando durante unos minutos, como si estuviese mirando lo que acababa de ocurrir, así se quedó durante un tiempo, vagando de un lado hacia el otro.

Misterio En La Carretera

misterio-en-la-carretera
misterio-en-la-carretera

Le dije a mi madre si ella también estaba viendo lo mismo, ella asintió sin despegar la mirada de ese espíritu, el que reaccionó fue mi hermano, me dijo que fuéramos a ver si había alguien con vida, fue cuando salí de mi sorpresa y corrimos hacia el auto.

Al interior había un hombre de mediana edad, cuyo rostro había quedado destrozado por el impacto, no les quiero dar detalle del estado del hombre, porque mi impresión, la de mi madre y mis hermanos fue tanta, que mi hermana Brenda comenzó a marearse, mi madre se puso pálida, fue cuando entendí que debía alejarlas de ahí, entre mi hermano y yo nos fuimos hacia el auto y les dijimos que se quedaran ahí para que recuperaran su aliento.

José y yo fuimos de nuevo al auto, intentamos entre los dos sacar al conductor, pero estaba atorado entre el volante, ya no quisimos esforzarnos por sacarlo, nos daba una sensación extraña saber que ya estaba muerto, ya no podíamos hacer nada por él, y ya no había más personas.

Ya que me calmé un poco, pude pensar que era necesario llamar a los servicios de emergencia, por lo regular en las carreteras de cuota hay un servicio que apoya en los casos de siniestro, intenté marcar con mi teléfono, pero me di cuenta que no tenía señal, me había cambiado a una compañía de servicios telefónicos que no tenía la misma cobertura que telcel, mi teléfono estaba muerto.

Le dije a mis hermanos que ellos intentaran hablar por teléfono, pero tampoco pudieron, no sé si fue por la zona en la que nos encontrábamos o por otra razón, la cuestión fue que no pudimos llamar a ningún servicio de emergencia.

Con todo lo acontecido habíamos perdido noción del tiempo, le dije a José que estuviera atento, en cuanto pasara un auto lo detuviera, para que nos permitiera usar su teléfono, y también para que avisara en la siguiente caseta lo que había ocurrido, mi hermano se fue detrás de nuestro coche con un trapo para hacer señales a algún auto de que disminuyera su velocidad, pero no pasaba ninguno.

En ese momento en que fui un poco más consciente comencé a darme cuenta de varios detalles, como que ningún auto había pasado, la carretera la veía diferente, ya no notaba las barreras de contención que había visto en las zonas de curva, ni tampoco las luces reflejantes que indicaban la delimitación de los carriles, así como ninguna señalética.

Le pregunté a José si él también había notado eso, él me dijo que no, fui al auto para ver las condiciones en las que se encontraban mi madre y mi hermana, aún estaban en un estado de shock, se les veía temblorosas y sumamente pálidas, entendí que a ellas ni siquiera les iba a poder preguntar nada.

Me sentía sumamente nerviosa y con mucho miedo, no podía pedir ayuda ni apoyo a nadie, excepto a mi hermano que estaba al pendiente de lo que necesitara, no les puedo mentir que en un momento me sentí desesperada.

Me puse a llorar sin saber qué iba a hacer, después que me calmé, supe que era necesario partir, ya no había nada qué hacer por esas personas, ya habían muerto, si no lograba comunicarme con nadie, ni mucho menos pedirle ayuda a alguien lo mejor era avanzar, y pedir ayuda más adelante, para que vinieran a levantar los cuerpos.

Me sentí más reconfortaba cuando estuve más tranquila y pude pensar un poco más, le dije a mi hermano que lo mejor era irnos del lugar, él me dijo qué cómo íbamos a dejar a esas personas ahí, le dije que ya no podíamos hacer nada por ellas, era triste, pero habían muerto, lo mejor era irnos de ahí para pedir auxilio más adelante, él estuvo de acuerdo y nos subimos al coche.

Mi hermana y mi mamá comenzaban a restablecerse, el color ya estaba volviendo a su rostro, sólo notaba a mi mamá que se sobaba su brazo izquierdo, le pregunté si se sentía bien, ella me respondió que sí, en ese instante pensé que era necesario partir, así como llevar a  mi familia a un lugar seguro.

Ya estábamos instalados en el auto, cuando lo quise encender no pude, ni siquiera dio marcha, al parecer la batería estaba muerta, lo intenté por varias ocasiones, pero fue en vano el esfuerzo, porque el coche no prendió.

No entendí el motivo por el cual me estaba fallando, si antes de salir de viaje había llevado al auto al mecánico, precisamente para evitar un contratiempo así, el mecánico me dijo que todo estaba en buenas condiciones, era cierto que el auto no era un modelo reciente, pero aún estaba en buenas condiciones.

Mi madre ya más recuperada, nos dijo que revisáramos  la batería, quizás sólo se trataba de un poco de sarro, ella había visto cuando mi padre arreglaba la pila y la limpiaba, no creí que pudiera ser eso, pero al menos quise que mi mamá viera que lo intentaba.

Abrí el cofre, la pila se encontraba muy bien, no sabía cuál era el motivo de que el auto no quisiera arrancar, me quedé por unos minutos pensando en lo que iba a hacer, a esas horas de la noche, ya eran las nueve, el lugar estaba completamente oscuro, y sin manera de comunicarnos, era en verdad un problema, me senté en una piedra que estaba al lado de la carretera, mientras trataba de calmarme y de poner en silencio mi mente, para saber qué iba a hacer.

Me di cuenta de algo que llamó mucho mi atención, para empezar, la piedra en la que estaba sentada era grande, y no era sólo la única, había muchas a un lado de la carretera, de inmediato me cuestioné que para ser autopista era raro que estuviesen esas piedras en el camino.

De pronto, vi a lo lejos que un hombre caminaba montado en un burro, al menos eso creí, porque desde donde me encontraba no se distinguía casi nada, pero escuché el rebuznar del burro, y a un hombre que le gritaba algo.

Le hice una señal a José para que me acompañara, nos acercamos más hacia el lugar en el que escuchábamos la voz, ya de más cerca, nos dimos cuenta de que era un señor de edad avanzada con un sombrero, estaba muy molesto con su burro porque ya no quería caminar.

El pobre animal venía cargado, le dije que lo dejara descansar un rato, quizás le hacía falta un poco de agua, el señor me respondió que por eso iban hacia el pueblo que estaba cerca, ahí pasarían la noche, al día siguiente continuarían su camino.

Muchas preguntas se me vinieron a la mente, no me había dado cuenta de que muy cerca estaba un pueblo, le pregunté cómo se llamaba el poblado, me lo dijo, pero no recuerdo su nombre, el hombre me apuntó con su mano hacia el lado derecho, a ciertos kilómetros se veían luces de que había un lugar habitado, en el que me podrían ayudar.

Le hablé a José para irnos con el señor hacia el pueblo, cuando volteé, el hombre ya se había ido, sólo alcancé a escuchar su voz que renegaba con su burro.

Le comenté a José que quizás la única opción era ir hacia ese lugar, ahí encontraríamos quién nos apoyara, incluso, pensé que lo mejor era irnos los cuatro y dejar el auto ahí, me acerqué con mi madre para decirle mi idea, ella no estuvo de acuerdo,  dijo que era exponernos mucho, caminar por la noche entre la vegetación, hacia un lugar que no conocíamos, le comenté que no teníamos muchas opciones.

Ella me dijo que en cualquier momento alguien iba a pasar y nos daría auxilio, le expliqué que ya había pasado algo de tiempo y nadie se hacía presente, además, ni siquiera tenía señal en el teléfono.

En ese momento me acordé que en la carretera siempre hay un teléfono para pedir ayuda, sólo era necesario caminar hasta encontrarlo.

Dejé a Brenda y a mi madre en el coche, mientras que José y yo caminábamos en búsqueda de un teléfono, mientras lo hacíamos cada vez me parecía que no reconocía el lugar.

No les puedo negar que me dio mucho miedo caminar a la orilla de una carretera solitaria, completamente oscura, yo estaba con temor, pero trataba de disimular para que mi hermano no lo notara, conforme avanzamos comencé a ver los árboles retorcidos y secos, parecían manos huesudas que se movían con el viento, además, crujían en el momento en que pasábamos a su lado.

Mi hermano me preguntó si creía en los fantasmas y en las brujas, si no tenía miedo de que en ese momento se nos apareciera uno.

Si mi hermano se hubiera imaginado que hasta los árboles y los arbustos me generaban miedo, porque escuchaba cómo emitían sonidos extraños, como si alguien anduviera entre ellos todo el tiempo, y esperara el instante oportuno para saltar hacia nosotros y devorarnos, también creía que podía ser el espíritu de los que acababan de morir en el accidente, y que en cualquier momento se nos aparecerían, pero no le dije eso, sólo me limité a decirle que no tenía miedo.

Ya habíamos recorrido como un kilómetro sin encontrar ningún teléfono, cuando escuchamos el tren que pasaba muy cerca, José me dijo que si alguien del ferrocarril nos pudiese ayudar, le dije que no había manera, la vía del tren pasaba cerca de la carretera, pero no tanto, como para que nos vieran, aparte, sólo era un tren de carga con muy pocas personas.

Apenas le acababa de decir eso a José cuando el tren pasó muy cerca de nosotros, situación que se me hizo muy extraña, y más en el momento en que uno de los pasajeros nos vio y nos dijo adiós.

Me quedé sorprendida de ver que el tren llevaba mucha gente, José en un acto desesperado levantó las manos y comenzó a gritar que necesitábamos ayuda, que se detuvieran, pero los pasajeros pensaron que les estábamos respondiendo a su saludo, el hombre movió su mano alegremente, y el tren continuó.

Hasta ese punto no me había puesto a reflexionar de todas las situaciones extrañas que habían sucedido, me detuve por unos minutos a pensar en lo que debía hacer, José venía detrás de mí, de pronto, comenzó a gritarme, me dijo que me regresara, cuando lo vi tenía una cara con el terror dibujado en su rostro, le pregunté qué le pasaba, ya no me pudo decir, sólo me apuntó con su mano hacia atrás.

Por el  mismo acotamiento venía un joven como de veinte años que caminaba hacia nosotros, estaba vestido de una forma rara, pensé que era de acuerdo a la usanza del pueblo cercano, pero no puedo negar que pensé que era alguien que nos pudiera hacer daño.

Sin embargo, el joven pasó de lado, sin siquiera voltear a vernos, mucho menos decirnos algo, yo no intenté hablarle, porque en el momento en que pasó cerca de mí sentí frío, y cuando lo vi a la cara, no tenía color, estaba sumamente pálido y con la mirada perdida, de igual manera pasó al lado de mi hermano, se siguió de paso como si  no nos hubiese visto.

Después de unos segundos, le dije a José que era mejor regresarnos, no encontrábamos nada, además ese muchacho iba hacia con mi hermana y  mi mamá, y no sabíamos cuáles eran sus intenciones, en ese instante los dos corrimos hacia el auto, sentimos que todo el tiempo que habíamos caminado sólo había sido perdido, yo me sentí sofocada por correr de esa manera.

Le pedí a José que me esperara, me agaché para poder recuperar el aliento, en eso vi una cruz que tenía el nombre de Ernesto, con unas fecha inscrita el día en que había fallecido, 29 de abril de 1991, en cuanto me recuperé de nuevo reanudamos la carrera hacia el coche.

Cuando llegamos con Brenda y mi madre, ellas también estaban muy asustadas, me dijeron que no las volviera a dejar solas, porque un joven muy extraño pasó muy cerca de con ellas, además las almas de los que habían muerto en el accidente estaban muy cerca de sus cuerpos.

Todos estábamos muy asustados por lo que estaba sucediendo, y el tiempo parecía que se había detenido, porque a excepción del hombre en el burro, el hombre en el ferrocarril, y el muchacho extraño, no habíamos visto a nadie más, me sentía sumamente desesperada, sin saber qué hacer, sólo por no dejar mi hermana me dijo que volviera a intentar encender de nuevo el auto.

Sin ganas lo hice, para mi sorpresa el auto encendió, me sentí muy contenta y aliviada, les dije que se subieran al auto y nos marchamos de ahí. En el momento en que fuimos avanzando en la carretera, de nuevo comencé a verla como era antes, con la señalética con reflejantes que parecían luces encendidas.

Empezamos a ver autos y trailers en el camino, busqué la vía, pero no la pude encontrar, también entendí que era de noche y había poco visibilidad, lo que sí se me hizo extraño fue ya no ver el pueblo, les pedí a mis hermanos que buscaran las luces del poblado, pero ellos me dijeron que no había nada, todo estaba completamente oscuro, no lograba entender lo que había sucedido, incluso, ya ni siquiera recuerdo si pude ver al auto chocado, del gusto que me dio ver que encendió mi coche.

El trayecto de regreso nadie dijo nada, cuando llegamo a la caseta de Tepic, le dije a la persona que nos cobró que había sucedido un accidente en un auto rojo, en el kilómetro 91, le dije que los dos ocupantes había fallecido, la mujer de la caseta me dijo que avisaría a las autoridades.

Nos bajamos para llegar al baño y comprar un poco de alimentos, mi madre comenzó a platicar con una señora que vendía elotes y tamales, le platicó de los contratiempos que tuvimos, ella le dijo que eso que vimos sólo sucedía una vez al año, cuando el tiempo regresa y de nuevo vuelve a suceder el accidente de la pareja joven que murió hace más de diez años.

Mientras tanto, a mí me llamaron de la caseta para que les diera los detalles de lo sucedido, después que les dije, me explicaron que no había ningún accidente, les dije que era verdad, lo habíamos visto mis hermanos y mi madre, el hombre que me preguntó ya no quiso escucharme, se retiró sin darme explicaciones.

En cambio, a mi mamá sí le dijo la señora, que ella llevaba más de cinco años vendiendo sus tamales y elotes, y cada año llegaban personas como nosotras diciendo que había ocurrido un accidente en un coche rojo. Al parecer, era un bucle en el tiempo que replicaba año tras año el mismo evento, casi estaba segura que las personas que vimos en la carretera, durante el accidente, todas habían muerto desde hacía tiempo, y que el pueblo no existía.

Autor: Adriana Cuevas

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror