Casa Maldita Historia De Terror 2023

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Casa Maldita Historia De Terror 2023

Casa Maldita, Historia De Terror… Cuando era adolescente solía tener muchos pasatiempos los cuales podrían considerarse para muchas personas como extraños para un joven, debido a que yo no era mucho de salir a fiestas o tener muchos amigos, a decir verdad solo contaba con uno, el cual se llamaba Genaro este era un chico aún más introvertido de lo que yo era, su familia era en extremo religiosa por lo que tampoco le permitían juntarse con muchas personas.

Sin embargo, sus padres no parecían tener problema conmigo, no nada más porque todos me conocían como un chico muy tranquilo, sino que estos sabían que mi familia iba a la misma iglesia que la suya, aunque para serles sinceros, mi familia no era tan extremista cómo la de Genaro, a decir verdad yo ni siquiera estaba muy convencido de creer en un Dios, cosa la cual mis padres respetaban, ya que ellos creían que tenía derecho a encontrar mi propia religión.

Aunque Genaro no lo aceptara frente a su familia, este tampoco estaba completamente seguro de creer en Dios, aquello era muchas de las cosas que teníamos en común, ambos disfrutábamos mucho de los temas paranormales y películas de terror, pero sin duda alguna lo que más disfrutábamos era de la exploración urbana.

Nos habíamos enamorado del concepto gracias a un canal de YouTube muy popular al respecto, por lo que en muchas ocasiones cada uno decía sus respectivos padres que nos quedaríamos a dormir en la casa del otro, solo para tener la oportunidad de realizar aquellas exploraciones las cuales nunca documentábamos ni nada parecido, ya que estás eran únicamente algo para nosotros.

En estas podíamos ser simplemente nosotros mismos sin que nadie pudiera impedirlo, llevamos a cabo muchas expediciones durante los años de secundaria y a pesar de ser jóvenes no éramos para nada estúpidos, nunca nos metimos a construcciones en donde sabíamos que podían encontrarse pandilleros o adictos.

He inclusive nos preparábamos para cualquier inconveniente que pudiera ocurrir, por lo que siempre cargábamos con más de una linterna por si acaso alguna llegara a fallar, al igual que baterías extra, contábamos con un botiquín básico de primeros auxilios en caso de cualquier herida al saltar rejas o bardas y lo más importante cada uno contaba con un radio de largo alcance en caso de que nos separáramos.

Antes de salir siempre nos cerciorábamos de que estos estuvieran completamente cargados y en los canales correctos, gracias a todas estas precauciones es que en todas nuestras exploraciones nunca tuvimos un mayor incidente a alguna pequeña cortada o talvez alguna huida repentina al ser descubiertos por algún guardia de seguridad.

Aún recuerdo como si hubiera sido ayer el día en el que Genaro llegó a la escuela bastante emocionado, mostrándome el caso de un nuevo sitio, el cual podría ser genial para explorar, este lugar no era nada parecido a los lugares que solíamos frecuentar, este se trataba de una casa que no solamente se encontraba abandonada, sino que también contaba con una tétrica historia detrás de sus muros

La historia de la casa databa de hacía más de 30 años, está contaba la historia de un hombre de nombre Agustín Cabrera, el cual era un hombre perfectamente normal, un esposo y padre amoroso el cual era querido y respetado por toda su comunidad, muchos podían considerar que tenía la vida perfecta.

Sin embargo, un día de la nada todo cambió, cuentan que volvió de su trabajo, ceno una última vez con su familia y esa noche mientras todos dormían, este los asesino y torturó de las maneras más espantosas he inimaginables que nos podríamos imaginar, solo para después pender fuego a la casa con él aún dentro, para cuando los bomberos lograron extinguir las llamas ya era muy tarde, pues parecía que el primero en arder había sido Agustín, el cual había muerto con una sonrisa plasmada en el rostro.

Nadie nunca supo el porqué Agustín hizo lo que hizo, sin embargo, la gente asegura que algunas noches los gritos de la familia siendo masacrados y cercenados por Agustín se siguen escuchando justo a la misma hora en la que habían ocurrido los hechos.

Podía entender el porqué Genaro se veía tan emocionado al respecto, ya que después de un tiempo de hacer nuestras exploraciones habíamos llegado al punto que ya habíamos explorado todas las ubicaciones cercanas, sin mencionar que nunca habíamos explorado ningún lugar que se considerará embrujado o maldito.

Nada más había un problema y este era que la casa no se encontraba dentro de nuestro rango de exploración, el cual era uno que nos habíamos trazado, este era lo suficientemente amplio como para que ninguno de nuestros conocidos nos reconociera en caso de ser vistos, al mismo tiempo que no era tan lejos que no pudiéramos saber regresar fácilmente a nuestras casas.

Está casa se hallaba más bien a varios kilómetros de nuestra zona, tendríamos que tomar un autobús y pensar en que era lo que les diríamos a nuestros padres, ya que nos sería imposible volver antes de que estos despertasen y comenzaran a cuestionarse en dónde era que nos encontrábamos.

Aun así los dos sabíamos que el ir a aquel sitio valía completamente la pena, incluso si nos llegaran a descubrir aquello realmente lo valía, por lo que sin más decidimos comenzar a pensar en algún plan el cual a decir verdad no fue tan difícil como nos imaginamos en un principio, como siempre cada uno dijo que dormiría en la casa del otro, pero está vez añadimos que nos gustaría ir al parque acuático por la mañana, por lo que no volveríamos hasta por la tarde.

Mis padres aceptaron casi de inmediato y los de Genaro no le costó mucho convencerles de dejarlo ir, por lo que una vez con nuestras coartadas puestas decidimos ir a lo que creíamos que sería la mejor expedición de nuestra vida, aunque en realidad está fue la peor pesadilla jamás experimentada.

Tardamos mucho en lograr dar con la casa, de hecho llegamos a creer que probablemente está había sido remodelada y vendida por lo que todo nuestro esfuerzo había sido completamente en vano, sin embargo, gracias al GPS del teléfono de Genaro, finalmente pudimos dar con esta, la cual al verla superó por completo nuestras expectativas.

Esa casa se hallaba en ruinas, al parecer las historias de que cada vez que alguien intentaba arreglarla está siempre terminaba quemándose eran de verdad, por lo que ni cortos ni perezosos nos dispusimos a entrar a aquella casa, está aún contaba con algunos muebles los cuales se hallaban quemados casi en su totalidad.

Lo primero que hicimos fue dar un recorrido general por todo el lugar, todo iba de acuerdo al plan, ambos nos la estábamos pasando genial, sin embargo, en cuanto entramos en la habitación la cual según la leyenda era donde Agustín se había prendido fuego fue donde comenzamos a sentir algo extraño.

Aquello era algo que no entendíamos, ya que además de sentir un ambiente pesado, comenzamos a sentirnos enojados uno con el otro lo que ocasionó que comenzáramos a pelearnos de la nada, cosa la cual jamás había pasado.

Casa Maldita Historia De Terror

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Genaro me reclamaba cosas como que por mi culpa era que jamás iría al cielo y que desearía nunca haberme conocido, aquellas palabras aunque me dolían sabía que no podía ser mi mejor amigo hablando, aquello tenía que tratarse de algo más por lo que al yo estar un poco menos influenciado por aquellas vibras decidí salir de aquella habitación.

En cuanto salí sentí como si aquel profundo enojo se desprendiera de mi apenas cruce la puerta, por lo que obligué a Genaro a hacer lo mismo, una vez fuera este comenzó a disculparse conmigo y a decir que no sabía que era lo que le había ocurrido, pero que claramente él no pensaba nada de eso.

Acepté sus disculpas e intentando reflexionar con la cabeza fría decidimos que talvez nos habíamos puesto de mal humor debido a que teníamos hambre, por lo que nos dispusimos a comer lo que habíamos empacado para cenar lo cual a decir verdad eran solo frituras y refresco, mientras comíamos comenzamos a hablar de como era que nos habíamos sentido dentro de esa habitación.

Ninguno de los dos quería aceptar que lo que habíamos sentido era el espíritu de Agustín, el cual nos llenaba la cabeza de odio, justo  como la leyenda lo decía, por lo que comenzamos a hacer bromas al respecto para así minimizar aquella situación, la cual de verdad nos había inquietado.

Una vez satisfechos decidimos explorar lo último de la casa, para que de esta manera pudiéramos ir a dormir en la habitación de hotel la cual habíamos reservado para pasar la noche, a decir verdad yo no estaba seguro de querer continuar la exploración, pero no quería arruinarlo para Genaro, por lo que sin más continuamos el trayecto.

Caminamos un poco más mirando a detalle aquella casa en ruinas, antes de que dieran exactamente las 4:10, justo la hora en la que todos decían que había ocurrido la masacre y en la que todo mundo aseguraba que se escuchaban los gritos, al tratarse de una situación especial queríamos tomarnos una foto mostrando la hora frente a la cámara.

Tomamos la fotografía, sin embargo, en cuanto me dispuse a verla, noté que detrás de nosotros, justo donde se hallaba la Habitación de Agustín se encontraba una sombra la cual nos observaba directamente, le mostré la foto a Genaro, el cual al verla me dijo que lo mejor sería salir de ahí a lo cual estuve de acuerdo.

Caminamos escaleras abajo, sin embargo, en muy poco tiempo ambos nos percatamos que estábamos bajando muchas más escaleras de las que habíamos subido, el nerviosismo pronto se hizo notorio para ambos, pero ninguno de los dos quería ser el primero en aceptar el miedo que nos invadía.

Mientras continuábamos bajando escuchamos claramente unos gritos suplicantes de una mujer la cual imploraba que por favor no le hiciese nada a sus hijas, aquellos gritos venían acompañados de llantos y súplicas de niñas pequeñas, Genaro me sujetó de la mano antes de señalar el pie de la escalera en el cual se encontraba la misma sombra que ambos habíamos visto en nuestra fotografía.

Lo cual no hizo correr de vuelta arriba, lo hicimos bastante rápido, mire a Genaro el cual se le notaban los ojos llorosos, los gritos suplicantes no sé detenían, fue cuando recordé que en la habitación de Agustín había visto una ventana la cual seguramente podríamos abrir y escapar bajando por el árbol que se encontraba afuera.

Sin embargo, aquella casa la cual en un principio parecía ser perfectamente normal ahora parecía mucho más grande, pues no importaba cuánto camináramos al igual que las escaleras los pasillos parecían volverse infinitos, intentaba mantener la calma, después de todo era lo que más necesitaba mi amigo en ese momento.

Pero, aquella falsa serenidad se vio completamente nula al momento en el que ya no vía Genaro junto a mí, aquello no tenía sentido, ya que en ningún momento nos habíamos separado, grité su nombre una y otra vez sobre los alaridos suplicantes los cuales se hacían cada vez más fuertes.

Angustiado comencé a correr por aquellos largos pasillos, ya ni siquiera me interesaba el salir de ahí, solo quería encontrar a mi amigo, gritaba su nombre, el miedo por pensar en que algo le pudiera haber pasado era casi paralizante para mí, estaba tan abrumado que apenas pude escuchar como mi radio comenzaba a sonar.

Este era Genaro, me decía que había logrado llegar a la habitación, pero que había visto aquella sombra, por lo que se hallaba escondido dentro de uno de los armarios, le supliqué que por favor no se moviera de ahí, que iría por él para salir de ahí juntos.

Esté me dijo que tuviera cuidado, ya que la sombra nos estaba buscando, corrí lo más rápido que mis piernas me permitieron, no me detuve ni siquiera un segundo, el miedo y el cansancio no me interesaban en ese momento, lo único que me interesaba era encontrar a mi mejor amigo antes que aquella sombra.

Finalmente, logré llegar a dónde se encontraba aquella habitación, apenas podía creer que lo había logrado, me apresure a abrirla, llamé por su nombre a Genaro un par de veces, pero no obtuve respuesta alguna, la habitación no parecía tener nada extraño o fuera de lugar, a decir verdad aquel sentimiento de pesadez que ambos habíamos experimentado momentos antes también había desaparecido.

Entre a la habitación con cautela, imaginaba que Genaro no me había escuchado, por lo que iluminé aquel armario casi quemado, volví a llamar por su nombre a Genaro, pero nuevamente no obtuve respuesta alguna, pensé por un momento que este había salido a buscarme, pero no podía irme de ahí hasta estar seguro de que mi amigo no se encontrará dentro del armario.

Abrí lentamente la puerta del armario solo para toparme frente a frente con una escena con la cual tengo pesadillas hasta el día de hoy, dentro del armario se hallaba un hombre completamente quemado, podía ver cómo casi en su totalidad su piel se le había desprendido dejando los músculos completamente expuestos, uno de sus ojos parecía haberle explotado y en su cabeza no tenía un solo cabello.

Aterrado solté un fuerte grito mientras retrocedía, lo que ocasionó que aquel hombre comenzara a reír, observé como en el suelo se encontraba el radio de Genaro, de la nada el hombre quemado comenzó a simular la voz de Genaro la cual repetía exactamente las mismas palabras las cuales me habían hecho ir a aquella habitación.

Este hombre sacó una de sus manos llenas de ámpulas del armario y justo cuando tocó el suelo este comenzó a arder, el fuego se estaba expandiendo muy rápido, de la boca de aquel hombre comenzaron a escucharse los mismos gritos de aquella mujer y las niñas, pero está vez estos parecían mezclarse con los gritos de desesperación de Genaro.

Salí de la habitación la cual para ese momento estaba casi en su totalidad en llamas, corrí por el pasillo y baje por las escaleras para así evitar  ser alcanzado por el fuego, está vez logré bajar las escaleras y justo cuando di la vuelta choqué con Genaro, creó nunca estuve más feliz de ver a cualquier persona en toda mi vida, ambos miramos arriba al escuchar un ruido.

Se trataba del hombre quemado el cual por dónde pasaba dejaba tras de sí un rastro de fuego, ambos nos apresuramos a salir del lugar y una vez fuera vimos como todo el lugar era consumido en su totalidad por el fuego.

Nos fuimos de ahí apenas vimos llegar a los bomberos, Genaro me contó que cuando nos separamos este por el miedo había soltado su radio cuando había intentado contactarse conmigo y que a pesar de haber logrado llegar a la planta baja este no pensaba en dejarme solo, ya que estaba seguro de que yo jamás lo habría hecho.

Volvimos al día siguiente como lo teníamos previsto, aquella historia fue algo que quedó para nosotros por muchos años, después de todo aunque quisiéramos contarla seguramente nadie nos creería.

Autor: Canek Hernández.

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