Me Perdí En El Bosque Historia De Terror 2024
Me Perdí En El Bosque, Historia De Terror… Mi nombre es Sofía Maldonado, y cuando tenía nueve años me perdí en un bosque que se encontraba en la parte de atrás de un parque infantil en el que solía ir a jugar en mi niñes, en cierra Juárez en Oaxaca.
Todo comenzó en una fresca mañana de otoño, ese día mi mamá y mi papá tuvieron que ir a trabajar muy temprano y no pudieron llevarme a la escuela. Por suerte, mi abuela vivía cerca, así que mamá llamó a mi abuela para que ella me llevase, sin embargo, como era costumbre de mi abuela, se detuvo a platicar con una de sus amigas y llegamos a la escuela cuando ya habían cerrado. Como aún era temprano, mi abuela me sugirió quedarme en el parque por un rato en lo que ella iba a hacer unas compras para la comida. No había nadie más allí, y eso me gustaba, aun a esa tierna edad, amaba mi soledad y me encantaba no tener que hacer fila para ningún juego.
Al principio todo era normal, me subí a todos los juegos que quise, me divertía saltando sobre las hojas secas, corriendo por entre los árboles y buscando palos para hacer de espada. Pero luego, las cosas comenzaron a ponerse extrañas, vi a través de la reja que separaba el parque de aquel bosque, que los arbustos se estaban moviendo de una forma rara, pues no parecían movimientos aleatorios sino como si alguien los estuviera asiendo con toda conciencia.
Después, escuché un sonido extraño, sonaba como si un gatito estuviese atrapado o algo así. Por lo que sin pensarlo mucho decidí saltar la cerca para salvarlo, no creí que a mi abuela le importase y además con algo de suerte, mis padres me dejarían conservarlo, sin embargo, cuando miré detrás del arbusto no había nada ahí. Eso había sido extraño, pero decidí no darle mucha importancia y supuse que era hora de volver al parque, pero algo dentro de mi quería explorar un poco el bosque, mis padres siempre me decían que no debía jugar ahí, pero siempre me había llamado la atención.
Debí caminar bosque adentro al menos unos diez o quince minutos, cuando de repente empecé a sentir que alguien me seguía. Giré mi cabeza hacia atrás, pero no vi nada. Solo árboles, hojas y ramas. Así que decidí seguir avanzando, pues pensé que era solo mi imaginación, o tal vez mi miedo por ser castigada por entrar al bosque, pero me dije a mi misma que mi abuela demoraría mucho e incluso cabía la probabilidad que se le olvidara que me dejó ahí, era una buena mujer, pero la edad la había vuelto muy distraída, estaba jugando con ramas y piedras que me encontraba por ahí.
Sin embargo, el ambiente se empezó a tornar algo pesado para mí, ya no me estaba divirtiendo como antes. Estaba asustada, y no sabía por qué. Fue entonces cuando lo vi. Unas sombras extrañas, moviéndose entre los árboles. Al principio pensé que eran animales, pero luego me di cuenta de que no lo eran. Eran algo más grande, más oscuro, y mucho más aterrador.
Empecé a correr tan rápido como pude, puedo asegurar hasta el día de hoy que la sombra me seguía, pero recuerdo que trataba de cerrar los ojos y comencé a repetirme muchas veces que no era real, que solo eran animales del bosque. No sé cuánto tiempo corrí, pero parecía que la sombra nunca me dejaba. Y lo peor de todo, es que no podía gritar. Estaba paralizada por el miedo.
Finalmente, llegué a una zona del bosque en la que no podía orientarme aunque lo intentara, tampoco es como si fuera muy buena asiéndolo, pues como dije antes, mis padres no me dejaban explorar el bosque sin su supervisión, pero en ese momento supe que estaba totalmente perdida, camine un poco más, por alguna razón creía que si avanzaba un poco podría lograr ver algo que me ayudara a volver al parque. De repente vi algo, una casa abandonada, con ventanas rotas y puertas desgastadas. La casa estaba completamente sola.
Sabía que no debía entrar, pero creía que tal vez si lograba subir al techo de la casa, podría ver el parque y entonces sabría en qué dirección ir para poder regresar, antes de que se dieran cuenta de que me fui. Sin mencionar que aun sentía que algo me estaba viendo de entre los árboles. Así que me acerqué, abrí la puerta, y entré.
No podía creer lo oscuro que estaba ahí adentro, era como si la luz repeliera totalmente el lugar, por mas que lo intentaba mis ojos no podían acostumbrarse a la oscuridad del lugar, me dio tanto miedo que me di media vuelta para salir y pensar en un mejor plan, sin embargo, la puerta se cerró de un portazo dejándome adentro y sin la posibilidad de salir.
Inhalé y exhalé hondo, trataba de tranquilizarme para no ponerme a llorar, pues sentía que si algo vivía ahí podría encontrarme si lo hacía, nunca lo podré olvidar. La oscuridad era tan densa que no podía ver mi mano frente a mi cara. Estaba totalmente inmóvil por el miedo, sin estar segura de que hacer, cuando de repente pude sentir algo allí, algo que se movía entre las sombras. Algo que se acercaba cada vez más a mí.
De repente, aquello se convirtió en una figura, una que pude ver perfectamente. Era una mujer, con un vestido largo y oscuro, y cabello largo y negro. La mujer se acercó a mí, y pude ver sus ojos. Eran oscuros, hundidos, fríos y sin vida.
Traté de gritar, pero no salió ningún sonido de mi boca. La mujer me tomó de la mano, y me llevó a través de la casa. No sabía adónde me estaba llevando, pero sabía que no era un lugar seguro. La oscuridad y el silencio eran abrumadores, y me sentía cada vez más atrapada, no entendía como era que no trataba de escapar, solo estaba congelada por el miedo del momento.
Finalmente, llegamos a una habitación pequeña, estaba tan oscura como el resto de la casa. La mujer me empujó dentro y cerró la puerta detrás de mí. Yo estaba sola, atrapada en la oscuridad.
Me quedé allí durante horas, o tal vez fueron minutos. No lo sé. Todo lo que sé es que estaba aterrorizada, y que no sabía cómo escapar. La habitación estaba fría y húmeda, y olía a moho y a podredumbre. No había nada en ella, excepto una vieja cama y una pequeña ventana en la pared.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la puerta se abrió de nuevo. La mujer entró y me volvió a tomar de la mano. Esta vez, me llevó por un pasillo bastante angosto, hasta llegar a una habitación que, aunque no podía verla con claridad, me atrevería a decir que era más grande que la primera.
La mujer me dejó en el centro de la habitación y se alejó volviendo a cerrar la puerta para que no pudiera salir. Me quedé allí, asustada y sola. Creo que al principio no lo noté, pues creía que esa habitación, aunque era más grande y no olía a humedad, sería igual que la primera, pensaba si podría tratar de escapar cuando la mujer volviera, cuando de repente, me di cuenta de que la habitación estaba llena de sombras oscuras, moviéndose y cambiando de forma constantemente.
Hasta la fecha no estoy segura de cómo explicarlo, era como si no pudiera ver nada en la oscuridad, pero esas cosas eran tan oscuras que contrastaban con el lugar, luego, algo extraño sucedió. Comenzó a haber más luz en la habitación, era muy tenue, pero no lograba ver de dónde podía provenir, de repente, las sombras comenzaron a tomar forma. Primero, era solo una figura difusa, pero luego se convirtió en una cara. Una cara que reconocí, era mi abuela.
Hasta el día de hoy no sé porque mi yo de 9 años enserio creyó que lo que sea que fuera esa cosa, enserio era su abuela, supongo que una parte de mí solo se sentía bien por ver un rostro conocido, creí que ella me sacaría de ese lugar. Intenté hablar con ella, pero no pude. Mi boca estaba seca, y no salió ningún sonido. Solo pude mirar mientras las sombras se movían a nuestro alrededor, cambiando de forma y tamaño constantemente.
Finalmente, la mujer apareció de nuevo. Se acercó a mi abuela y la tocó. Dejándome ver como mi abuela desaparecía en la oscuridad, Me encontraba atrapada en aquella casa abandonada en medio del bosque. Traté de calmarme y pensar en una manera de escapar, pero todo parecía oscuro y sin salida. Mi mente comenzó a divagar y a pensar en lo peor que podría pasar “¿Qué si nunca salía de allí? ¿Qué si la mujer volvía y me hacía algo malo?” Sentía que mi corazón latía con fuerza en mi pecho, mientras mi cuerpo temblaba de miedo.
De repente, un pensamiento me cruzó la mente, tenía que salir de allí, miré a aquella mujer y sin pensar en las consecuencias corría hacia ella, atravesando su cuerpo como si este no estuviera ahí, no tenía tiempo para pensar en lo que había sucedido, solo sabía que debía seguir corriendo. Mis pasos resonaban en la madera del suelo y cada ruido me hacía saltar del susto. Pero sabía que tenía que seguir adelante.
Finalmente, llegué a una puerta que daba al exterior. La abrí de golpe y salí corriendo al bosque, la luz del sol me cegó por un momento, pero luego me acostumbré a ella. Corrí y corrí, sin saber adónde iba. Solo sabía que tenía que alejarme de allí lo más rápido posible.
De repente, vi algo extraño. Era como si el bosque se estuviera moviendo y cambiando de forma. Al principio pensé que era solo mi imaginación, pero luego vi algo que me dejó sin aliento.
Era una figura oscura, que parecía moverse de manera extraña. No podía ver sus rasgos, pero sentía que me estaba observando, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, pero no me detuve. Seguí corriendo, tratando de alejarme de aquella cosa.
Pero entonces vi algo aún peor. Un grupo de figuras oscuras se acercaba a mí, moviéndose con una lentitud inquietante. Parecían estar hechas de sombras, y sentí que me estaban atrayendo hacia ellas.
Me Perdí En El Bosque Historia De Terror
Comencé a correr más rápido, pero parecía que no podía escapar de aquellas figuras oscuras. Me sentía atrapada, como si estuviera corriendo en círculos.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, llegué a una pequeña cabaña en el bosque. No sabía quién vivía allí, pero sentía que era mi única oportunidad de escapar de aquellas figuras oscuras.
Entré en la cabaña y cerré la puerta detrás de mí. El interior estaba un poco oscuro y frío, pero al menos estaba a salvo. Me senté en el suelo y traté de controlar mi respiración. Escuchaba los sonidos extraños del bosque afuera, y me preguntaba si aquellas figuras oscuras aún me buscaban.
De repente, algo llamó mi atención. Había una pequeña ventana en la pared de la cabaña, y a través de ella podía ver una figura oscura acercándose. Parecía estar flotando en el aire, y sentí que me estaba observando.
Entonces, sin previo aviso, la figura oscura se lanzó hacia la ventana y la rompió. Sentí un viento frío entrar en la cabaña, a través de la ventana rota, y de repente comencé a escuchar voces. Eran susurros suaves y escalofriantes que parecían venir de todas partes. Me levanté del suelo y comencé a buscar el origen de las voces. Me di cuenta de que venían de una pequeña habitación que estaba junto a la sala principal.
Me acerqué a la puerta y la abrí lentamente. No había nada en la habitación, solo una vieja silla y una mesa polvorienta, pero las voces se volvieron más fuertes y podía sentir que algo estaba mal. Comencé a sentir una presencia que me estaba observando, una presencia que me hacía sentir vulnerable y asustada, algo en mi me decía que era la misma mujer de aquella casa.
De repente, las ventanas comenzaron a temblar violentamente y los cuadros cayeron de las paredes. Escuché un sonido sordo en el exterior, como si alguien estuviera golpeando la cabaña con fuerza. Me quedé paralizada del miedo, sin saber qué hacer.
Las voces se volvieron más fuertes y podía sentir que algo quería entrar en la cabaña. La puerta comenzó a moverse y las bisagras estaban haciendo mucho ruido. Una fuerza invisible empujaba la puerta con fuerza, como si algo estuviera tratando de entrar.
Me sentía atrapada, sin saber adónde ir o qué hacer. Las voces seguían susurrando, pero esta vez parecían estar más cerca. Sentí una presencia fría y oscura a mi alrededor, y supe que estaba en peligro.
De repente, la puerta cedió y se abrió de golpe. Una figura oscura y aterradora se paró en el umbral, y pude sentir su presencia maligna en cada parte de mi cuerpo. No podía moverme, estaba congelada por el miedo.
La figura comenzó a avanzar lentamente hacia mí, moviéndose con una gracia inhumana. Podía ver sus rasgos, eran oscuros y retorcidos, con una sonrisa burlona en su rostro. Traté de retroceder, pero la pared estaba detrás de mí. No tenía adónde ir.
La cabaña no dejaba de retumbar y los cuadros se caían de las paredes, parecía como si una fuerza invisible sacudiera la estructura de la casa. El sonido de las voces se hizo más fuerte y aterrador. Intenté taparme los oídos, pero no pude bloquear el ruido. Empecé a temblar de miedo y de frío, mis dientes castañeaban y mis manos estaban heladas.
De repente, vi algo extraño en el rincón de la habitación. Una mecedora se movía de un lado a otro, como si alguien estuviera sentado en ella. Me acerqué lentamente, tratando de no hacer ningún ruido. Cuando estuve lo suficientemente cerca, vi que había una pipa y un paquete de tabaco sobre la mesita de noche al lado de la silla.
De repente, la mecedora se detuvo y escuché un susurro en mi oído. Me di la vuelta y no había nadie allí. Comencé a correr, buscando una salida, pero la puerta se cerró de golpe detrás de mí. Me giré para abrirla, pero se quedó atascada. Empujé con todas mis fuerzas, pero no se movió. Me volví a girar, y vi que el paquete de tabaco y la pipa se habían desvanecido.
El ruido en la cabaña había aumentado y ahora los objetos se movían solos. La mesa y las sillas se tambaleaban, los libros caían de las estanterías, y la mecedora seguía moviéndose de un lado a otro. Me di cuenta de que algo o alguien estaba tratando de asustarme y que no había ninguna salida.
Me desplomé en el suelo, con las manos cubriendo mi cabeza. Cerré los ojos y traté de bloquear todo el ruido, pero las voces seguían hablando, cada vez más fuerte y aterradoras, sentía que estaba perdiendo la cordura, que me quedaría atrapada en esa casa para siempre.
De repente, todo se detuvo. El silencio era ensordecedor y la cabaña estaba en calma. Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Todo parecía normal, los objetos estaban en su lugar y no había signos de la presencia maligna que me había acosado.
La puerta se abrió de repente y vi la silueta de un hombre, era alto, pensé que era otra sombra como las que había visto en el bosque, pero a medida que se acercaba, me daba cuenta de que era una persona común y corriente. Me miró algo extrañado y me preguntó que era lo que estaba haciendo ahí, yo llorando le conté lo que me había pasado, y aunque a medida que se lo contaba, creía que no podría creerme por lo disparatada que era mi historia, el me dijo que si me creía.
Resultaba ser que esa era la casa en la que el creció y me dijo que de niño vivió muchas cosas paranormales en ese bosque, me dijo que ese era un bosque muy viejo en el que habían pasado muchas cosas malas, cosas que ninguno de nosotros podríamos imaginar, esa era la razón por la que se había ido en cuanto pudo, y desde que su padre había muerto, solo iba esporádicamente a revisar que vagos o drogadictos no se metieran.
Me contó que de niño quería ir de campamento al bosque con sus primos, les rogó a sus padres hasta que lo dejaron, así que junto con sus primos se adentraron al bosque y todos ellos vivieron una experiencia paranormal muy extraña. Según me contó, mientras caminaban por el bosque, el vio una figura blanca moviéndose entre los árboles. Se acercó para ver qué era, pero cuando llegó allí, la figura desapareció.
El se sintió un poco asustado, pero decidió no decir nada a sus primos para no preocuparlos. Sin embargo, a medida que avanzaban, la sensación de que algo no estaba bien seguía creciendo no solo en él, sino en todos. Fue entonces cuando todos vieron a una gran figura blanca, esta vez más cerca. Era una silueta humana, pero sin rostro, flotando en el aire.
Todos se asustaron tanto que salieron corriendo de ahí y no se detuvieron hasta que llegaron a su casa, y desde entonces nunca mas quiso volver a acampar y se fue apenas tuvo una oportunidad.
Me ayudó a regresar al parque y esperó a que mi abuela volviera por mí, me dijo que lo mejor era que ya nunca volviera a entrar a ese bosque, yo le dije que estaba bien y que no volvería a hacerlo, y cumplí mi promesa, no tengo la menor idea de el porque pasan esas cosas en ese bosque, talvez todo gire en torno a esa casa abandonada, supongo que nunca lo sabré con certeza, solo se que lo que viví es real y escribo esto para que no le pase a nadie más.
Autor: Liza Hernández.
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