La Cabaña Del Diablo Historia De Terror 2024

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La Cabaña Del Diablo Historia De Terror 2024

La Cabaña Del Diablo Historia De Terror… Hoy lo pienso así, los seres humanos a veces somos muy necios y en ocasiones no queremos aprender de las vivencias ajenas, y entonces nos aferramos a tener que vivirlo en carne propia para aprender las cosas a la mala, y eso fue precisamente lo que nos pasó a mi novia y a mí hace casi dos años, en un camping que nunca olvidaremos en nuestra vida.

Todo empezó mientras veíamos un video en la red de un chico que había tenido una experiencia por demás paranormal, mientras acampaba en el Campamento Risco de los Lobos en el Estado de México, la historia parecía demasiado aterradora para ser real, el joven contaba acerca de que él y un grupo de amigos de toda la vida decidieron rentar por un fin de semana una de las cabañas más alejada y tétricas del lugar en medio del bosque, y que ese día llegaron desde temprano para tener chance de recorrer todas las atracciones que el parque ofrecía por lo que tuvieron todo un día completo de diversión y aventura, pero que todo fue completamente distinto al oscurecer, ya que en la primera y única noche que pudieron pasar ahí, se les ocurrió hacer una fogata y alguno de sus amigos sacó varías botellas de tequila que traía escondidas en la mochila, y ya bajó los efectos del alcohol les pareció a todos una buena idea ponerse a jugar con una vieja ouija de madera que alguno de ellos encontró dentro de la cabaña.

Jugaron una y otra vez hasta la madrugada, sin que aparentemente hubieran podido contactar con algún ente demoniaco como lo habían visto tantas veces en las películas de terror, por lo que algo decepcionados y cansados decidieron meterse a la cabaña a dormir, pero a los pocos minutos de haber apagado las luces, una de sus amigas que compartía la cama con otra chica del grupo, empezó a convulsionarse y a retorcerse de manera por demás extraña sobre la cama, algunos de sus amigos intentaron sujetarla pero fue imposible, porque la chica parecía tener una fuerza sobrehumana, aun así siguieron intentándolo mientras conseguían ayuda, algunos de ellos pensaron que se trataba de un ataque epiléptico o algo parecido, pero por la forma y la fuerza con que se empezó a retorcer y la voz tan tenebrosa con que les empezó a hablar les pareció más que una posesión demoniaca, al llegar los encargados y ver que no podían hacer mucho por la joven, desesperados decidieron recurrir a la gente de un poblado cercano, quienes acudieron a su ayuda con el párroco de la iglesia, pero que al llegar a la cabaña y querer auxiliar a la chica las cosas se complicaron todavía más.

El relato del chico se cortaba repentinamente ahí, al parecer nadie había querido decir que pasó después, si la chica en verdad había estado poseída por algún demonio o la situación que experimentó se debió a alguna rara enfermedad, o si fue exorcizada y se recuperó, pero por más que buscamos no había más información en la red, al parecer la tierra se los tragó y no se supo más de ella y sus amigos.

A partir de aquella supuesta posesión demoniaca que vivió la joven, ese lugar fue bautizado por los empleados del Campamento y los lugareños como la Cabaña del Diablo, y se empezaron a correr muchísimos rumores acerca de lo que pasó ahí en realidad.

Primero de boca en boca entre los pobladores cercanos al lugar, poco tiempo después en foros o comentarios en la red haciéndolo viral, y entonces aquella vieja cabaña en medio del bosque empezó a ser la más solicitada precisamente por grupos de jóvenes deseos de vivir una experiencia similar a la de los protagonistas de aquel video, y según los comentarios de algunos empleados del lugar, casi todos ellos llegaban con una actitud muy retadora de pasar por lo menos una noche completa ahí.

Cada uno de esos grupos de chicos acabaron abandonando la cabaña en plena madrugada y acampando afuera en el bosque, ya que según relatos de los mismos jóvenes, adentro se escuchaban lamentos desgarradores, puertas que se cerraban de golpe, objetos que se movía por si solos, fuertes pisadas sobre el techo que hacían tambalear a toda la cabaña y todos coincidían sobre un denso olor fétido insoportable.

Esa historia de la chica poseída en la cabaña nos cautivó a mi novia Jessy y a mí. Ambos éramos amantes de las películas y de las historias de miedo, y el pensar que podíamos tener una experiencia por lo menos cercana a lo terrorífico nos atrapó enseguida, así que sin pensarlo mucho revisamos nuestras finanzas y tras comprobar que podíamos irnos unos días, nos contactamos por teléfono con el Campamento Risco para reservar La cabaña del Diablo.

El plan original era llegar desde el viernes y quedarnos hasta el domingo, pero la persona que me atendió por teléfono me preguntó más de una vez que si estaba seguro de querer rentar aquella cabaña por dos noches seguidas, a pesar de que conocía la historia de lo que supuestamente pasó ahí.

Yo no entendí en ese momento el porqué de su insistencia, eso me molestó un poco, y le volví a decir que sí estaba seguro, entonces me comentó que no había ningún tipo de devolución si no llegábamos a ocupar la cabaña durante nuestra estancia ahí y me confirmó nuestra reservación para el siguiente fin de semana. Colgué un poco contrariado con aquello último que me dijo, pero no le di mayor importancia.

Jessy se emocionó tanto como yo en cuanto le confirmé que ya estaba la reservación para el siguiente fin, entonces me comentó que invitaría a ir con nosotros a su mejor amiga, Rocío. Le marcó de inmediato y la puso en altavoz, entonces ella comentó que estaría genial poder ir a ese lugar, que había visto muchas cosas interesantes de ese Campamento y de aquella famosa cabaña poseída en internet, y que si le daba algo de miedo, pero al igual que nosotros era amante del terror, así que nos dijo que estaría más que encantada de ir, de pronto hizo una pausa y antes de terminar la llamada nos preguntó que si podía llevar a su novio y a su hermana de él, Jessy me miró por un instante pero no lo dudamos, ya en otras ocasiones habíamos salido con Rocío y su novio y habían sido experiencias agradables, así que sin más le dijimos que no había ningún problema y que por el contrario, que este tipo de aventuras se disfruta más entre más amigos. Jessy terminó la llamada y emocionados nos pusimos a platicar de todo lo que haríamos cuando estuviéramos allá.

Fue una semana pesada en el trabajo, ya que como había pedido el fin de semana para nuestro camping, tuve que reponer el tiempo después de mi horario normal, pero por fin llegó el viernes. Ese día nos levantamos de buen humor los dos, después de desayunar empezamos a preparar las cosas que nos llevaríamos a nuestro campamento.

Mientras yo sacaba de la parte de arriba del ropero nuestras maletas, me encontré con aquella vieja ouija que habíamos comprado hace tiempo Jessy y yo en un bazar de antigüedades, pero que nunca nos atrevimos a jugar solos, pensé que se podría dar la oportunidad de estrenarla y que mejor lugar que en la supuesta cabaña poseída, así que sin pensarlo mucho la metí hasta abajo en una de las maletas. Una vez listos salimos de casa hacía las once de la mañana, pasaríamos por Rocío, su novio y su hermana a casa de ella ya que nos quedaba de paso. Jessy y yo íbamos muy contentos sin imaginarnos que toda esa alegría se transformaría en terror en las próximas horas.

El trayecto estuvo muy ameno, charlamos sobre otros viajes que habíamos hecho juntos y se nos fue el tiempo muy rápido, en menos de una hora y media de camino ya estábamos entrando a la carretera principal del Campamento. El camino era de doble sentido, pero a la vista los carriles parecían muy reducidos y a ambos lados de la carretera todo era bosque. Se nos hizo extraño que en pleno verano estuviera muy nublado y que estuviera haciendo mucho frío, pero lo más raro fue que de la nada empezó a bajar una neblina muy espesa y en cuestión de unos minutos cubrió por completo el camino y el bosque, dejándonos a la vista un paisaje demasiado tétrico, eso nos emocionó, hizo crecer nuestras expectativas de la experiencia que esperábamos de ese lugar, cuando de repente de entre la niebla salió un tráiler que invadía nuestro carril, apenas tuve tiempo girar bruscamente el volante y de irme por el angosto acotamiento del camino, el carro fue dando muchos tumbos y estuve a nada de chocar contra los árboles de la orilla, hasta que finalmente pude frenar.

Afortunadamente nadie resulto herido, el otro conductor ni se molestó en detenerse se siguió de largo y se perdió rápidamente entre la niebla. Hoy que lo pienso a la distancia creo que eso fue una señal, algo o alguien nos intentó avisar de lo que nos esperaba en ese lugar.

Aún aturdido por el miedo les pregunté a los demás cómo encontraban, todos trataron de relajar el momento y empezaron a bromear que aparte de unos cuantos golpes solo necesitaban un bolillo duro para el susto, pero que todos estaban bien, solo la hermana del novio de Rocío permaneció callada por unos segundos, tenía la mirada perdida y su rostro estaba muy pálido, de pronto pareció despertar y entonces dijo que estaba bien y ya no le dimos más importancia, porque si había sido un susto muy grande y nos pareció normal que se pusiera así. Traté de arrancar el motor varias veces hasta que por fin logré que encendiera el carro y lentamente me reincorporé a la carretera.

Llegamos de mejor ánimo al Campamento, un empleado nos recibió en la entrada del lugar y una vez que bajamos todas nuestras maletas le di las llaves del auto y muy amablemente nos indicó el camino a la recepción. Entramos a aquella gran casa de madera que tenía un aspecto lúgubre y nos acercamos al mostrador donde una chica nos atendió, y quién al revisar nuestra reservación en la pantalla de la computadora, levantó la vista y nos miró con cierta curiosidad, supongo que no le parecíamos tan jóvenes como para haber rentado esa cabaña, pero agradecí que se ahorró cualquier comentario acerca de eso, y se limitó a realizar nuestro ingreso y una vez que comprobó el pago completo, nos entregó las llaves de nuestra cabaña y nos remarcó que no había devoluciones, posteriormente nos indicó que siguiéramos de favor a su compañera que nos guiaría a nuestra cabaña, al salir me sentí molesto otra vez por aquello de la insistencia de la no devolución pero ya no dije nada, el plan era pasar un buen fin de semana.  

Caminamos detrás de la guía hasta el estacionamiento, ahí abordamos una pequeña camioneta de pasajeros y emprendimos la marcha por un angosto sendero a campo abierto, desde ahí se podía ver a lo lejos las cabañas entremetidas en el bosque, la neblina les daba un aspecto bastante escabroso pero eso nos encantó, y hacía un costado vimos que había una pendiente también boscosa que llegaba a la orilla de un gran lago de color medio verdoso, con un pequeño puerto de madera y algunas lanchas.

Del otro lado del bosque vimos una pista enorme para cuatrimotos y go karts, en verdad pensé que la pasaríamos muy bien en aquel lugar, pero entonces recordé el video de la chica poseída y sus amigos y sin más le pregunté a nuestra guía si era cierto lo que se contaba de aquella cabaña, ella me respondió sin voltear a verme con voz muy baja que era nueva y que no sabía mucho de aquellas historias de lo que habían pasado antes, no sé por qué pero me dio la sensación que nos mentía pero ya no quise insistirle más, así que me puse a platicar con Jessy y después de unos veinte minutos de camino por aquel sendero de tierra amarilla en medio del bosque, por fin llegamos a nuestro destino.

Apenas bajamos de la camioneta volteamos hacia arriba, las cabañas eran elevadas, los cinco nos quedamos con la boca abierta, maravillados por estar frente a la famosa Cabaña del Diablo, una vez recuperados de la emoción empezamos a bajar nuestras maletas, apenas terminamos, nuestra guía sin más se despidió y arrancó la camioneta, y se fue lo más rápido que pudo hasta perderse en aquel sendero de tierra como si quisiera huir de ahí. Nos quedamos un poco confundidos, pero entonces yo les comenté que todo eso era parte del show que ofrecían para tener más visitantes como nosotros, así que les dije que no le diéramos mucha importancia y me encaminé a la cabaña.

La Cabaña Del Diablo Historia De Terror

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Fui el primero en subir aquellas viejas escaleras. Lo primero que notamos fue ese fuerte olor a humedad y a podrido cuando abrimos aquella vieja puerta de madera de la cabaña, por eso supusimos que había permanecido mucho tiempo cerrada, sin visitantes, por lo que apenas dejamos nuestras cosas en la pequeña sala, nos dedicamos a abrir todas las ventanas para que se ventilara todo un poco.

Era una cabaña muy rústica y antigua, tenía además de la sala una pequeña cocineta, dos recamaras y un baño con tina, pero lo que más llamó nuestra atención fueron unas angostas escaleras frente a la sala, a lado de la chimenea, que conducían a lo que parecía un pequeño cuarto con una puerta encadenada y con candado sobre la cabaña, nos pareció extraño y la verdad en ese momento no nos dieron muchas ganas de subir a revisar a ver que había ahí, así que decidimos dejarlo para después.

Jessy y yo nos acomodamos en una de las recamaras y Rocío, Rubén y Kary, su hermana, en la otra habitación. Una vez que dejamos nuestras maletas sobre la cama decidimos irnos a recorrer todas las atracciones del Campamento para aprovechar todo el día y ya por la tarde, de regreso, nos dedicaríamos a desempacar y acomodar nuestras cosas.  

Regresamos a la cabaña como a las seis de la tarde, llegamos muy contentos porque nos habíamos divertido mucho en el recorrido por el Campamento, subimos la escalera a nuestra cabaña y cuando Jessy intentó meter la llave en la cerradura la puerta se abrió completamente, lo primero que pensamos es que alguien se había metido a robarnos, corrimos a nuestras recamaras y todas nuestras cosas estaban afuera de las maletas y regadas por todos lados, parecía que lo habían hecho con saña, algunas de nuestras prendas de vestir estaban sumergidas en la taza del baño y en el fregadero, y otras estaban esparcidas entre las ramas de los arboles alrededor de nuestra cabaña, Jessy intentó comunicarse a la recepción del Campamento, mientras nosotros nos dedicábamos a juntar todo otra vez, pero cual sería nuestra sorpresa que, al hacer el conteo cuidadoso de todas nuestras pertenencias, descubrimos con asombro que no se había llevado absolutamente nada, a excepción de la ouija que llevaba oculta en mi maleta pero que no creí importante mencionar en ese momento.

Eso nos desconcertó mucho a todos, porqué alguien se metería solo para hacernos la maldad, sin llevarse siquiera algo de los objetos de valor, pero ya no quisimos darle más vueltas al asunto, teníamos que aprovechar lo que quedaba de la tarde para buscar un poco de leña en el bosque, habíamos pensado en el camino de regreso, en hacer una fogata para pasar la noche y una carne asada para nuestra cena.

Las chicas siguieron recogiendo aquel desastre, mientras yo le comentaba a Rubén que iría a buscar algo de leña mientras que el intentará prender la fogata y el asador con el carbón que llevábamos.

Empecé a caminar entre los árboles, no sé en qué momento la neblina apareció otra vez y sentí mucho frío a pesar de que llevaba mi chamarra de borrega, además de que estaba seguro de que no me había alejado demasiado de la cabaña, entonces me agaché para recoger varias ramas secas regadas sobre el suelo, y fue entonces cuando escuché aquellas pisadas sobre las hojas que parecían venir hacía a mí, por un instante pensé que era Rubén que me había seguido para ayudarme, pero cuando sentí que ya se estaba acercando de la nada dejaron de escucharse, me enderecé rápido y volteé hacía el lugar donde supuestamente venía, a lo lejos entre los árboles me pareció ver una silueta que apenas y se veía entre la niebla, parecía un hombre muy alto y corpulento, pero tenía un poco rara la cabeza, tal vez era un sombrero o algo así pero no era el novio de Rocío, entonces pregunté tranquilamente sin alzar mucho la voz: «quién está ahí» aquella figura permaneció inmóvil por un instante y después se desvaneció.

Tragué un poco de saliva, pero pensé que tal vez era otro visitante del lugar o inclusive algún guardia del Campamento, mientras pensaba en esto me di cuenta de que no podía identificar el sendero por donde había llegado, volteé hacía todos lados y todo parecía igual, empecé a desesperarme un poco, así que decidí caminar hacia el frente pensando que en algún momento tendría que salir de este lugar, pero por más que caminaba parecía que llegaba siempre al mismo sitio como si estuviera dando vueltas en círculo, esto se estaba convirtiendo en algo muy extraño.

No sé cuánto tiempo pasé así pero yo supuse que mucho porque ya había anochecido por completo, traté de relajarme, dejé la leña que había recogido otra vez en el suelo y revisé las bolsas de mi chamarra y después las de mi pantalón buscando mi celular, pero recordé que lo había dejado en la cabaña, esto ya me empezaba a preocupar, cuando de repente escuché que alguien gritaba mi nombre, respiré aliviando era Rubén, traté de seguir aquella voz entre la neblina pero apenas di unos cuantos pasos cuando de pronto casi choco de frente con él, llevaba entre los brazos bastante leña.

Al verme no sé cómo me vio porque me preguntó de inmediato qué tenía, me extrañó su pregunta y le dije que había estado caminando en círculos por un buen rato, quizá una hora, él me miró un poco sorprendido y me dijo que solo había pasado unos minutos desde que me había metido al bosque, y que él no se había tardado mucho en prender el fuego para la fogata y el asador, por lo que decidió venir a ayudarme.

Lo vi tan serio y no nos conocíamos tanto como para creer que estuviera jugando una broma que ya no le dije nada, solo le comenté que regresáramos a la cabaña que las chicas ya deberían estar esperándonos.   

Al llegar Jessy y Rocío ya habían puesto una mesa y algunas sillas plegables, con todo lo necesario para la cena y estaban sazonando algo de carne en el asador.

Rubén echó gran parte de la leña que traía en la fogata y el resto lo fue a dejar debajo de la cabaña, yo me senté junto a ellas todavía un confundido por lo que me había pasado en el bosque y en ese momento noté que ya había empezado a correr un poco de aire frío, los árboles se mecían suavemente con el viento y el cielo nublado relampagueaba, pero no se escuchaba ningún trueno.

Estaba tan embobado mirando aquel paisaje que salté del susto cuando Jessy me agarró de repente de la cintura por la espalda, ella empezó a reírse como loca al ver mi expresión y me dijo ya estábamos a mano, en ese momento yo me le quedé mirando con un gesto de «a mano de qué», y sin dejar de reírse me dijo que estuvo buena la broma de los lamentos y los ruidos en el pequeño ático de la cabaña, que no se imaginaba cómo le había hecho para subirme hasta allá, pero que si las había asustado y que habían estado a nada de salir corriendo de ahí.

Yo la miré sorprendido, no sé de qué rayos me estaba hablando, pero en ese momento Rocío nos gritó que la cena ya estaba lista, Jessy me abrazó y me dio un beso sin darme tiempo a preguntarle nada y nos acercamos a la mesa, en ese momento Rubén bajó de la cabaña con otra chamarra en la mano para Rocío, me extrañó no ver a su hermana así que le pregunté por ella, me dijo que se sentía un poco mal, padecía de la presión y al parecer la impresión del camión en la carretera le había afectado un poco más de la cuenta, pero que ya se había tomado su medicina y que se acostaría un ratito para reponerse, pero que todo estaba bien. Empezamos a comer y destapamos unas cervezas.

El gusto nos duró muy poco, de pronto empezamos a escuchar algunos aullidos a lo lejos en los cerros cercanos, al principio no les dimos mucha importancia y seguimos comiendo, pero entonces se empezaron a escuchar cada vez más cerca, quizá fue cuestión de unos minutos cuando esos aullidos se transformaron en gruñidos de perros o lobos entre los árboles que rodeaban nuestra cabaña, todos nos levantamos asustados de las sillas cuando entre la niebla empezamos a ver las siluetas de varias de éstas bestias amenazantes a unos cuantos metros de nosotros, de entre todos sobresalía una silueta en particular al centro de aquella manada, parecía del doble del tamaño de las otras y con algo parecido a picos o cuernos sobre su cabeza y lomo, parecían estatuas no se movían.

Agarré a Jessy de la mano y le dije a Rocío y a Rubén que no hicieran ningún movimiento brusco y empezamos a caminar muy lentamente hacia la escalera de la cabaña, pero al dar el paso, Rocío pateó sin querer una pata del asador y entonces se cayó haciendo mucho ruido, fue entonces que todo se salió de control, corrimos desesperados a la escalera, subió primero Jessy y Rocío, después Rubén y yo al ultimó, yo sentía que teníamos aquellas bestias encima, podría jurar que sentí su aliento caliente en mis piernas, apenas entré cerramos con fuerza la puerta y le pusimos todos los seguros que tenía y no conformes con ello arrimamos los sillones de la sala y los recargamos contra la puerta, pero apenas acabábamos de poner el segundo sillón encima  cuando se escuchó un golpe muy fuerte de algo que chocó contra la parte baja de la puerta y después escuchamos otro y otro golpe y así fue por varios minutos, la pobre madera se sacudía violentamente, llegó un momento en el que pensé que no aguantaría tantos golpes, entonces se calmaron aquellas embestidas pero en su lugar se empezó a escuchar como rasgaban la madera, lo que parecía una enorme garra que hacía chirriar los tablones a todo lo ancho y largo de la puerta.

Jessy marcó desesperada varias veces a la recepción del Campamento, pero era inútil no había señal para ninguno de nuestros teléfonos. Y de pronto todo quedó en silencio por un momento, nos quedamos viéndonos unos a otros conteniendo la respiración y en eso se escuchó como descendían unos pasos por la escalera y después a lo lejos escuchábamos como revolvían nuestros trastes sobre la mesa plegable y después nada, todo fue un silencio aterrador.

Todos seguimos callados tratando de reponernos del susto, tratando de entender que es lo que estaba pasando y tras unos minutos angustiantes Jessy y yo decidimos asomarnos por la ventana que daba hacía el frente de la cabaña, hacía donde estaba la fogata, y al mirar entre las cortinas nuestra sorpresa fue muy grande, aunque el asador estaba en el suelo y algunos pedazos de carne regados alrededor, la mesa plegable con todas las cosas para nuestra cena, la nevera y las sillas seguían intactas, iluminadas por la fogata.

Realmente todo lo que estaba pasando era de locos, porque todos escuchamos claramente como aquellas criaturas habían derribado y revuelto nuestras cosas allá afuera. Jessy se dejó caer en el piso al borde de un ataque de pánico, yo la abracé tratando de reconfortarla un poco mientras le insistía que todo iba a estar bien. En ese momento toda la cabaña se iluminó por un rayo y casi de inmediato se escuchó un gran estruendo y empezó a llover muy fuerte.

No sé cuánto tiempo pasamos en silencio en medio de aquella oscuridad, el ruido de la lluvia nos relajó un poco. Le comenté a Jessy que no podíamos quedarnos así, que teníamos que hacer algo. Nos levantamos y encendimos todas las lámparas de aceite que había en la cabaña y después con ayuda de Rubén quitamos los sillones de la puerta, entre los tres decidimos que teníamos que salir a buscar ayuda, Rocío permanecía callada y con la mirada aterrada junto a nosotros. Buscamos entre nuestras cosas algunos de los cuchillos para cortar carne y un par de impermeables.

Quitamos los seguros y abrimos muy lentamente la puerta, vimos como la madera tenía rasgaduras por todos lados. Yo salí yo primero, con un cuchillo en la mano y una lámpara en la otra y detrás de mi Rubén, bajamos muy despacio las escaleras, estaban muy resbalosas por la lluvia y las manchas de las pisadas de aquellas bestias que parecían de lodo, todo parecía estar demasiado tranquilo, una vez abajo nos acercamos muy despacio hacia donde estaba el asador y la mesa plegable, todo estaba exactamente igual a como lo dejamos hace unos minutos, eso nos desconcertó muchísimo, la fogata se había apagado y en ese momento empezó a llover más fuerte, decidimos regresarnos a la cabaña hasta que pasara el temporal para seguir revisando los alrededores, pero apenas entramos Rocío salió con una cara de angustia de la habitación donde estaba Kary, la hermana de Rubén, y nos pidió que entráramos con ella a verla. Adentro estaba Jessy poniéndole un trapo mojado en la frente, al parecer estaba ardiendo en fiebre, Rubén corrió a la sala a buscar algunos medicamentos que traía en su maleta, mientras Rocío intentó por enésima vez llamar a la recepción del Campamento sin conseguirlo, yo le hablé a Jessy desde la puerta para que saliera un momento de la habitación.

En la sala le comenté que lo mejor era que me acompañara hasta la entrada del Campamento para pedir ayuda y que Rubén se quedara con Rocío para que estuvieran pendiente de su hermana, sé que Jessy estaba aterrorizada al igual que yo, pero asintió con la cabeza y nos empezamos a preparar, sabíamos que no era muy largo el trayecto, tal vez una media hora, pero estábamos conscientes de que con la lluvia se nos dificultaría tal vez mucho más el camino, pero al parecer era la mejor decisión que podíamos tomar.

Les comentamos nuestro plan a ellos y estuvieron de acuerdo, no había más que hacer y fue entonces cuando estábamos a punto de salir de la cabaña cuando escuchamos un fuerte golpe sobre el techo muy cerca del pequeño ático como si algo muy pesado hubiera caído sobre la cabaña, todo se cimbró, pensamos que aquellas bestias había regresado, cerramos la puerta asustados, Rubén corrió a la habitación con su hermana para ver como estaba, al entrar nos empezó a gritar pidiendo ayuda y corrimos los tres hacia la habitación, al entrar nos encontramos con una escena bastante fuerte, su hermana se convulsionaba y se retorcía de manera grotesca sobre la cama, mientras balbuceaba algo que no entendíamos de su boca entre abierta y a Rubén tratando de sujetarla para que no se siguiera rasguñando la cara, yo corrí a ayudarlo pero los delgados brazos de Kary tenían una fuerza sobrehumana, estuvimos batallando durante algunos minutos hasta que por fin logramos recostarla de nuevo, me quité el cinturón para sujetarla a la cama, Rubén hizo lo mismo y poco a poco se fue calmando, tenía la piel muy blanca y escurría un líquido viscoso de color rojo de su boca.

En ese momento me di cuenta que Jessy rezaba de rodillas y que Rocío estaba tumbada en el piso paralizada por el miedo. Tenía que reconocer que esto se había salido de control desde hace mucho. Me acerqué a Jessy y la abracé, le dije que todo estaría bien y le pedí que estuviera con su amiga, la ayudé a levantarse y sacó a Rocío de la habitación, me acerqué a Rubén y le comenté que en cuanto parara un poco la lluvia nos instalaríamos afuera en las tiendas de campaña, prenderíamos la fogata otra vez y me iría yo solo a pedir ayuda a la recepción.

Estuvo de acuerdo conmigo, revisó los amarres en los brazos de su hermana y empezó llorar en silencio. Yo sentí que estaba a punto de quebrarme esto era demasiado para una noche, pero aún faltaba muchas cosas por pasar.

En la sala Jessy abrió una de las botellas de tequila que llevábamos para nuestra fogata nocturna y le sirvió un poco a Rocío para que se relajara, cuando de pronto escuchamos nuevamente unos golpes pero esta vez fue en la puerta del  pequeño ático dentro de la cabaña, yo agarré un cuchillo y me subí con trabajos en aquella angosta escalera y me detuve a unos pasos de la puerta con el candado y la cadena, escuché como bufidos y jadeos que venían de adentro, me incliné hacia adelante para escuchar mejor y entonces la pequeña puerta se empezó a azotar con más fuerza, yo me asusté mucho y me bajé como pude de ahí, pero entonces toda la cabaña empezó a temblar nuevamente, corrí hacia la recámara de Rubén y le ayudé a cargar a su hermana, mientras le pedía a Jessy que agarrara las tiendas de campaña y todo lo que pudiera, bajamos lo más rápido que pudimos, las escaleras estaban resbalosas por la lluvia y nos fuimos a donde estaba el asador y la mesa plegable, Jessy armó una las casas de campaña y nos ayudó a meter a Kary, apenas la acomodamos yo traté de prender la fogata pero estaba completamente mojada, pero recordé que Rubén había dejado parte de la leña bajo la cabaña, corrí y me la traje, aún estaba seca, y tras varios intentos logré encender la fogata nuevamente, eso me animó un poco pero al voltear a ver nuestra cabaña ésta se seguía moviendo y entonces vi que Rocío empezó a correr aterrada hacia el bosque a pesar de  nuestros gritos de que se detuviera, Rubén tuvo el impulso de ir tras ella pero lo detuve y le señalé a su hermana mientras yo corría detrás de Rocío que ya se había perdido entre los árboles y la niebla.

Seguí corriendo por un minutos en medio de aquel bosque sin saber realmente hacia dónde dirigirme mientras le gritaba a Rocío, la lluvia había parado por completo pero todo el camino era un lodazal, me tuve que detener en varias ocasiones para recuperar el aliento y en eso me pareció escuchar un grito de ella a lo lejos, así que corrí hacía donde me pareció que se escuchó, pero por la neblina no me di cuenta que era la pendiente que bajaba al lago, solo sentí como si me hubieran quitado el piso de los pies y me fui de boca, alcancé a meter las manos pero aun así rodeé hacia abajo por varios metros, chocando contra ramas y piedras hasta que un enorme tronco detuvo mi caída y por más que traté de evitarlo me golpeé fuertemente en la cabeza.

No sé cuánto tiempo pasé ahí tirado pero me despertaron los gritos de horror de Rocío, me levanté como pude pero me dolía muchísimo la cabeza y un tobillo, cuando por fin logré ponerme de pie me di cuenta que estaba a orillas del lago junto al pequeño puerto, a unos metros frente a mi estaba Rocío llorando y gritando desesperadamente con el agua hasta a la cintura, sentí un escalofrío en todo mi cuerpo, yo no sé nadar, nunca pude aprender, pero no lo pensé mucho, me quite la chamarra y los zapatos y como pude me acerqué a ella, el agua estaba helada, seguí caminando hasta quedar frente a ella, pero a mí el agua me llegaba hasta la rodillas, ella debió de haber caído en una zona más profunda, al verme me estiró los brazos pero me hizo una cara de angustia para señalarme de que algo la estaba jalando hacia el fondo del lago, pero no podía espera más así que la agarre muy fuerte del antebrazo con mis dos manos y la empecé a jalar con todas mis fuerzas, el agua se empezó a agitar y aquello que la agarraba le dio un tirón muy fuerte, hubo un momento en que ella se hundió por completo por varios segundos, yo me aferré a su brazo, pero mis pies se resbalaban sobre la tierra dentro del agua, en algún momento sentí que nos llevaría a los dos, me encomendé a dios y la jalé con todas mis fuerza hasta que por fin salió del agua de nuevo jalando desesperadamente el aire, entonces pudimos salir de ahí, prácticamente nos arrastramos hasta un poco más arriba de la orilla, a lo lejos se escucharon nuevamente aquellos aullidos aterradores, la ayudé a levantarse pero empezó a quejarse, su pantorrilla sangraba, le puse mi chamarra encima y poco a poco subimos aquella pendiente, la neblina había desaparecido casi por completo, una vez en el bosque traté de ubicarme y empezamos a caminar.

  Llegamos a la cabaña en unos minutos, en cuanto Jessy nos vio corrió a abrazarnos y nos acercamos a la fogata, yo estaba temblando de frio y de miedo, Rocío se fue a la tienda donde estaba Rubén y su hermana, en cuanto se marchó le pregunté a Jessy como seguía la chica y me dijo que apenas y respiraba. En ese momento ya no pensaba lo que hacía, subimos a la cabaña por nuestras cosas, pero al entrar un olor a podrido nos hizo vomitar, Jessy se tuvo que salir de nuevo a la escalera a recuperar el aliento, yo me tapé la nariz y casi a tientas, ya que todas las lámparas de acéitese estaban rotas, busqué nuestras maletas en las habitaciones, las agarré como pude y cuando estaba a punto de salir sentí que alguien o algo estaba detrás de mí, por un instante escuché su respiración sobre mi nuca, no volteé esta aterrado, Jessy tomó algunas de las cosas y nos bajamos.

En la tienda de campaña me cambié la ropa mojada, me guardé una lámpara y mi navaja, me acerqué por unos momentos a la fogata y Jessy me abrazó por la espalda y así nos quedamos por un instante. Hasta ese momento habíamos perdido por completo la noción del tiempo, ninguno de nuestros teléfonos funciona, no sabíamos ni siquiera que hora era, ni cuanto faltaba para el amanecer.

En este punto tengo que confesarles que nunca me he considerado una persona valiente, pero alguien tenía que ir a pedir ayuda, la hermana de Rubén está muy mal y la herida en la pierna de Rocío sangraba mucho. Ya no había mucho que decir, abracé a Jessy muy fuerte y le prometí que regresaría lo más pronto que pudiera con ayuda, y eché andar por el sendero por donde habíamos llegado. Nunca se lo dije a Jessy, pero no quise voltear cuando ya me iba porque estaba llorando de miedo, iba aterrado pensando en que podría pasarme algo en el camino, o peor aún, que a ellos les podría pasar algo mientras yo no estuviera aquí, no paré de llorar hasta mucho después.

Estuve trotando sin parar durante un rato, realmente no tenía una buena condición, era más el miedo el que me movía que otra cosa. El sendero estaba hecho un lodazal y mi tobillo se resentía a cada paso que daba, hubo momentos en los que me tuve que detener y sobármelo y aunque ya no hacia tanto frío como hace un rato, pero por el esfuerzo se me empezó a hinchar toda la pierna. No sé cuánto tiempo caminé, se me estaba haciendo eterno el camino, y fue entonces que volví a sentir que alguien estaba detrás de mí, sentía como me respiraba en la nuca y de pronto escuché aquella aterradora voz que decía: «van a morir», entonces no pude evitar lanzar un grito de coraje y de frustración, éramos buenas personas no merecíamos esto, apreté el paso a pesar de dolor intenso que me provocaba.

 En verdad estuve a punto de tirarme ahí y dejar que pasara lo que tenía que pasar, hasta que por fin a lo lejos vi la casa donde estaba la recepción del Campamento, tengo que decirle que fue una de las experiencias más gratas que he tenido en mi vida. Apenas llegué y me desplomé a la entrada del estacionamiento, casi de inmediato se acercaron un par de guardias para ver que me había pasado y empezaron a radiar a los empleados en turno, en cuanto pude contarles un poco de lo que habíamos pasado, llamaron a los servicios médicos y a la policía, el gerente nocturno no me escuchó  o no quiso escucharme, mientras les decía a sus compañeros que estaba casi seguro de que los responsables habían sido alguna banda de atracadores de la zona, fue cuestión de unos minutos cuando escuché que llegaba un helicóptero de Protección Civil y casi a la par un par patrullas y una ambulancia, el gerente le pidió a unos jóvenes empleados que guiaran a los oficiales y a la ambulancia a la referida cabaña, mientras él se dirigía con los rescatistas al helicóptero, yo en ese momento les supliqué ir con ellos, no lo pensaron mucho y me permitieron abordar.

Mientras volamos hacía allá, sentía que la angustia se saldría de mi pecho, no podía dejar de imaginar que otra cosa los hubiera atacado, pero en solo unos minutos uno de los rescatistas me preguntó si aquella era nuestra cabaña, desde arriba se veía la fogata y las tiendas de campaña y ahí esta Jessy agitando su mano.

Aterrizamos, el personal de Protección Civil sacó la camilla y los llevé hacia la tienda donde estaba Kary, la imagen que vi al abrir la tienda fue muy triste, Rubén lloraba abrazado al cuerpo de su hermana, uno de los rescatistas se acercó y suavemente lo retiró y empezó a revisarla, Rocío abrazó a Rubén mientras el otro paramédico revisaba su pierna. Ya se escuchaban las sirenas de las patrullas y la ambulancia sobre el sendero, fue cuestión de minutos cuando aparecieron frente a nosotros.

No me había dado cuenta, pero me escurría mucha sangre de la frente, Jessy me ayudó a sentarme, pero al agacharme sentí que se me partía la pierna en dos y fue entonces cuando perdí el conocimiento. Jessy me contó que los oficiales cercaron toda el área, mientras que otros le ayudaron a subirme a la ambulancia y que el helicóptero ya había despegado con Rocío, Rubén y Kary. Yo recuerdo que desperté cuando iba en la ambulancia con Jessy, pero el dolor era tan fuerte que me desmayé otra vez, lo último que recuerdo es aquel sendero de lodo tras la ventanilla de la ambulancia.

Desperté en el hospital, tenía el tobillo prácticamente pulverizado, me tuvieron que operar de emergencia y darme varias puntadas en la herida de la cabeza, tuve que permanecer varias semanas ahí tenía algunas costillas lastimadas. Jessy estuvo conmigo todos los días, en alguna charla me comentó que había tratado de comunicarse por teléfono con Rocío, pero que nunca le tomó la llamada, y que los mensajes se los dejaba en visto.

Casi un mes después me dieron de alta y cuando llegué por fin a casa, apenas entramos y sonó el teléfono de Jessy, era una amiga en común con Rocío, fue breve, apenas colgó me abrazó y empezó a llorar, entre sollozos me alcanzó a decir que Kary había muerto tras estar tres semanas en coma, y que Rocío y Rubén estaban devastados. No pudimos ir al funeral, no querían vernos ni en pintura, de alguna manera nos hacían responsables de lo que pasó ahí.

Tiempo después nos enteramos que terminaron su relación y que Rocío se fue a vivir a otro estado. Jessy y yo permanecemos juntos, pero sé que también algo cambió entre nosotros.   

Autor: Luis Martínez Vásquez

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