La Iglesia Y El Ritual, Historia De Terror 2023

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La Iglesia Y El Ritual, Historia De Terror 2023

La Iglesia Y El Ritual, Historia De Terror… Por parte de mi trabajo es necesario salir fuera de la ciudad, el poblado al que voy no se encuentra muy lejos, a un poco más de una hora, sin embargo, aunque se encuentra rodeado de la cotidianidad citadina, así como de lo turístico, porque un pueblo mágico se encuentra muy cerca, no se permea del urbanismo, poco antes de llegar al lugar, hay una desviación que indica la cercanía de él.

Hay un templo que desde el primer día que lo vi me ha llamado la atención, es una construcción antigua que sirvió como lugar para profesar cultos católicos, pero que actualmente se encuentra en completo abandono, aún le queda rastro de lo imponente y bonito que fue.

A mi compañero de trabajo, le pregunté el motivo por el cual la edificación no es utilizada, aparte de lo majestuosa que solía ser tiene un terreno grande que también se encuentra en completo desuso.

Él detiene un poco el auto para que pueda mirar con detenimiento el templo, me dijo que después de mi horario de trabajo, le preguntara a algún lugareño la historia de esa obra, ya que en algún momento él ha escuchado que existe una leyenda acerca de la construcción, arranca de nuevo el auto, y nos internamos en el pueblo para comenzar a trabajar.

Por la tarde camino por la calle principal del pueblo, una mujer de edad avanzada se encuentra sentada en una banca del jardín, me siento a un lado de ella con la intención de charlar un rato, ella de forma amable responde a mi conversación.

Mi intención era preguntarle sobre la iglesia que se encuentra en la entrada del pueblo, así que trato de dirigir la charla hacia ese punto, conforme fue avanzando la conversación, ella me dijo que cuando era pequeña acudía a misa, al lado de su madre, a ese templo, el sacerdote que estaba a cargo en ese tiempo tenía afinidad con los niños, le interesaba catequizar a cada uno de ellos de manera personal, lo que permitía que se estableciera un vínculo entre el niño y el sacerdote.

La mujer recordó con nostalgia aquella época, sonrió un poco, pero su sonrisa pronto se vio velada por algún mal recuerdo, le pregunté qué le sucedía, ella me respondió que el sacerdote había sido muy bueno, lo malo fue cuando enviaron a otro padre como señor cura, este llegó a imponer una serie de cambios, que no favorecieron a establecer una buena relación entre los sacerdotes y los feligreses.

Se quedó callada, al parecer ya no quiso entrar en detalles, de manera sutil fui insistente, pero ella ya no accedió a darme información, se levantó de la banca y se dispuso a retirarse, antes de que lo hiciera la tomé del brazo, le dije que me gustaría platicar más sobre la historia del templo, ella me dijo que sería en otro momento, ahora era necesario irse.

Me quedé intrigada por el repentino cambio de actitud de la señora, primero la vi dispuesta a platicar, después hubo un recuerdo que no me quiso compartir y prefirió marcharse, eso lo entendía perfectamente, ya que no me conocía, creí que era prudente generar un poco más de confianza con los pobladores para que me pudieran platicar lo que sucedió.

En el pueblo, era necesario quedarnos por dos o más días para avanzar en los procedimientos, había una casa en la que nos hospedamos, contaba con lo necesario para cocinar, pero el encargado del grupo hizo amistad con varias mujeres del pueblo, para que nos prepararan los alimentos, de esta manera había la posibilidad de conocer más del lugar por medio de los mismos pobladores, y no perdíamos tiempo en hacer la comida.

Así fue como me hice amiga de Lidia, conforme avanzaron los días, yo tenía la inquietud de conocer más acerca de la iglesia, un día llegamos hasta el anochecer, nos demoró más de lo pensado el análisis de las muestras de orina, nos quedamos a cenar, al final nos tomábamos un té, se escucharon las campanadas del nuevo templo, aproveché para preguntarle del viejo templo, ella suspiró y me dijo que era algo muy largo de contar, pero que si estaba dispuesta a estar hasta el final, me contaba todo, por supuesto que le respondí que sí.

Me dijo que las cosas se complicaron cuando llegó el nuevo cura a imponer cosas con las que no estaban de acuerdo, y no es que estuviese mal, sino que no era parte de sus costumbres, por ejemplo, ya no permitió que el sacerdote diera la catequesis a los niños, explicó que para eso era necesario instruir a las personas, para que ellas fueran las encargadas de estar en contacto con los pequeños, y así hizo otra serie de cambios con los que no estuvieron de acuerdo, sin embargo, sabían que era una autoridad religiosa, a regañadientes fueron aceptando sus propuestas.

La gota que derramó el vaso de agua fue cuando Mercedes, ella era la curandera y la partera del pueblo, tuvo un incidente con un alumbramiento, hubo una complicación que hizo que el bebé naciera muerto, ella tomó a la criatura y se la llevó al señor cura para que lo bautizara, Lidia me dijo que no supo lo que en realidad pasó aquella vez, pero fue el parteaguas para que Mercedes ya no quisiera tener ningún tipo de relación con el sacerdote.

Algo le comenzó a suceder al padre, porque enfermó, gradualmente se le comenzó a ver decaído, muy delgado y pálido, las malas lenguas comenzaron a decir que Mercedes le había hecho “mal de ojo”, ya que él se encontraba en buen estado de salud, antes del disgusto que tuvo con ella, en alguna otra ocasión también dijeron que Mercedes había hecho tratos con otra mujer que hace ciertos “trabajos”.

Lidia me explicó que en el pueblo hay personas que nombran como brujas blancas, estas tratan de ayudar a las personas, pero también hay otras que llaman brujas negras, estas aplican su conocimiento para realizar trabajos que dañan a las personas, la cuestión es que se cree que algo le hicieron al señor cura de la parroquia.

La charla con Lidia cada vez se ponía más interesante, ella comenzó a bajar la voz, me dijo que me acercara a ella, no sé por qué motivo, pero lo hice, me comentó que algo muy malo le habían hecho al cura, porque su alma todavía se encontraba detenida en esa iglesia.

Le manifesté mi extrañeza, ella me dijo, que seguro no le creía ni el bendito, le expliqué que no era eso, lo que sucedía era que aquel día que llamó mi atención la iglesia, fue porque me pareció haber visto a alguien que se encontraba dentro de ella, pero también creí que algunos jóvenes han de ir a pasar el rato.

Lidia me respondió, que al menos, los que son del pueblo, y conocen la historia no se acercan al templo, por ese motivo se encuentra en un estado deplorable, nadie quiere meterle mano al lugar, ni siquiera al extenso terreno, en el que bien se podría sembrar algo de maíz y frijol, pero se cree que la maldición puede continuar a quien decida utilizar ese espacio.

Le pregunté a qué maldición se refería, ella me dijo que después de que el sacerdote falleció, enviaron a otro nuevo padre, el cual, al poco tiempo también enfermó y murió. Me acordé del primer sacerdote que había estado ahí, ella me dijo que también enfermó, sus familiares se lo llevaron, ya no supieron qué pasó con él, suponen que algo malo le sucedió, porque ya no regresó al pueblo, y él le tenía mucho afecto a todos los pobladores.

Ella continuó con su relato, me dijo que la mayoría no hablan de ese acontecimiento, porque tienen miedo a que el relato llegue a oídos del espíritu de la mujer que se cree dañó al padre, le cuestioné cómo era eso, a qué se refería, no comprendía del todo bien, porque primero me dijo que el alma del sacerdote no lograba descansar, después que también el espíritu de quien le hizo el daño.

Lidia me explicó que, al realizarle un maleficio a una persona elegida por Dios, este se puede volver en tu contra, fue lo que le sucedió a ella, por eso la gente está convencida de que sí hubo un mal de su parte.

Ya era muy tarde, la conversación se había alargado, el esposo de Lidia le mandó llamar, por lo que fue necesario que me despidiera de ella, le comenté que en otro momento continuamos con la charla, ella estuvo de acuerdo.

Salí de su casa, ya era muy tarde, pero no tuve miedo, en realidad, la vivienda de Lidia se encontraba a escasas calles en la que me hospedo, me fui con calma tratando de digerir toda la información que me dijo, cuando de pronto vi que un animal se encontraba posado en un árbol, o al menos eso creía que era, porque no alcanzaba a distinguir de qué se trataba, supuse que era un animal porque las hojas del árbol se movían con fuerza y hacían ruido, además, escuché un graznido que me provocó miedo, caminé con más rapidez, tenía miedo de que un gato salvaje u otro tipo de fiera pudiese lastimarme.

De pronto sentí un dolor muy fuerte en la cabeza, no alcancé a distinguir qué era, ya que me agredió por detrás, eran como unas garras que se posaron sobre mi cabeza, traté de quitarlo de encima sin poder conseguirlo, en un momento lo jalé, sentí la garras que estaban jalando mi cabello, no sé cómo le hice, pero creo que lo lastimé porque huyó y me dejó en paz, traté de ver de qué se trataba, lo único que me fue posible mirar a una especie de ave, grande, oscura y también extraña.

Llegué a la casa, sólo se encontraba en la sala uno de mis compañeros, me preguntó qué me había sucedido, a grandes rasgos le conté lo que me había pasado, él se quedó pensativo, me dijo que ya había escuchado algo referente a la iglesia, pero nunca había dado crédito a lo que decían, el imaginario de la gente de ese pueblo estaba exaltado, quizás al ver el estado en el que iba comenzó a creerme.

Aún no terminamos la conversación cuando comencé a escuchar un ruido al exterior, detuve a mi compañero para decirle lo que había oído, en efecto, era un graznido, al mismo tiempo que esa cosa comenzó a picotear el cristal de la sala, no se alcanzaba a ver lo que era porque en ese pueblo no había alumbrado público, así que era complicado poder ver hacia afuera.

Después de unos minutos todo quedó en absoluto silencio, ya no volvimos a escuchar nada, nos fuimos a descansar, aunque a mí se me había ausentado el sueño, me senté en la cama para leer un rato, no había pasado mucho tiempo cuando comencé a oír que alguien rondaba al exterior, no tuve la menor intención de asomarme, ya me encontraba bastante alterada, como para tener otra sorpresa, los ruidos continuaron, estuve atenta a todo lo que oía.

Las cortinas de mi ventana eran muy delgadas, alcancé a vislumbrar una especie de silueta que se quedaba parada, no estoy convencida de lo que vi, pero el miedo me invadió.

Al día siguiente, continué con mi labor cotidiana, por el tipo de trabajo que realizo, es necesario estar en constante contacto con las personas, así que pronto comencé a prestar atención a los rumores de la gente, decían que el espíritu había vuelto, alguien más dijo que nunca se había ido, sólo que permaneció en espera, aguardando el momento indicado.

No podía concentrarme en lo que decían los pobladores, porque mi trabajo no me lo permitía, así estuve durante todo el día, con la incertidumbre de saber a lo que se referían.

De regreso a la casa, llegué de nuevo con Lidia, ella me dijo que no debió haberme dicho nada, ya que el espíritu aguarda a que alguien comience a mencionarlo para que regrese, le comenté que no era posible que tan sólo por platicar pudiese regresar, ella también estaba alterada, no me quiso decir nada, pero creo que también tuvo acontecimientos extraños la noche anterior.

Le expliqué que era normal que tuviera miedo, yo también lo tenía, porque a mí me había seguido “algo” por la noche, ella me miró con los ojos muy abiertos, me dijo que el espíritu había despertado.

Me explicó que después de la muerte de los sacerdotes, una de las mujeres que hacen brujería, junto con Mercedes, desaparecieron, ya no se supo nada de ellas, la mayoría del pueblo pensó que tuvieron miedo de que las autoridades hicieran algo al respecto, por eso huyeron, pero su madre le dijo que ella no creía eso, de acuerdo al tipo de conjuro que hicieron, seguramente su castigo era estar recluidas en la iglesia.

Cuestioné a Lidia, le dije que se me hacía paradójico que ellas estuvieran ahí, no me parecía congruente, me respondió que eso pensaron todos, pero que ya en varias ocasiones algunos jóvenes del pueblo entraron a la iglesia, y comenzaron a pasar cosas muy extrañas, le pregunté a qué cosas se refería, sin embargo, no sé si no supo decirme o no lo quiso hacer.

Me fui de su casa más confundida, no comprendía cómo el mal pudiera resguardarse en una iglesia, que se supone es un lugar bendito.

Esa noche decidí abrir la cortina de la ventana, me generaba algo de temor, pero quería tener la certeza de lo que veía. Pasada la medianoche, me despertó de nuevo un graznido que provenía del exterior, en cuanto me desperté vi una silueta parada en la ventana, en esta ocasión pude verla con más claridad, había luna llena, era la figura de una mujer, lo supe por su cabello largo que se movía por el viento, y como si este fuera su cómplice comenzó a soplar más fuerte, parecía que susurraba con una nota macabra.

Me quedé sentada sobre la cama sin saber qué hacer o pensar, la sombra negra permanecía sin moverse, sin importar que la lluvia inició con un fuerte vendaval, no sé si lo imaginé, pero vi cómo ese ser comenzó a traspasar la ventana, sentía que su intención era estar cerca de mí.

Comencé a respirar entrecortadamente, enseguida sentí como si me estuviesen asfixiando la garganta, sin embargo, no veía unas manos que oprimieran mi cuello, sólo la sombra negra permanecía viéndome, cada vez sentía que me faltaba más el aire, una luz intensa iluminó por un momento el espacio, seguido de un estruendo muy fuerte, era un rayo que al parecer cayó muy cerca del lugar, fue cuando pude ver por un instante el rostro de ese ser, las cavidades del rostro eran solamente dos agujeros negros.

l momento que la pude ver desapareció, dejé de sentir que me asfixiaba, con pasos cautelosos me acerqué a la ventana, no me puse mi calzado, sentí la humedad del piso al tocarlo, había rastro de que alguien había entrado del exterior, no le tomé importancia al hecho, de todas maneras, vi a través de la ventana, sobre la barda ahí estaba parada, atenta hacia mí, con todo y mi miedo me quedé viéndola sin saber qué hacer, otro relámpago iluminó el cielo, ella desapareció.

Ya no me fue posible dormir, me quedé despierta durante el resto de la noche, durante un buen rato atenta a la ventana, sin que sucediera nada más.

Tenía la urgencia de hablar con Lidia y exponerle los hechos, pero necesitaba encontrar el momento ideal para hacerlo, porque ya no quería pasar una noche igual, desconocía el motivo por el que sucedía eso, quizás Lidia me podría ayudar.

Me dio gusto saber que regresamos a la ciudad, hasta el siguiente fin de semana volveríamos al pueblo, por la carretera, a la salida del poblado, vi de nuevo la iglesia, un compañero me dijo que si quería podíamos ir a visitarla, le dije que no, él disminuyó la velocidad del auto, para que pudiera admirarla mejor, desde esa distancia vi como si alguien anduviera caminando al interior de la construcción.

La Iglesia Y El Ritual, Historia De Terror

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Le dije a mi compañero que detuviera el auto, en realidad la carretera era muy solitaria, muy pocos autos transitan por ahí, de cualquier manera, él se estacionó en el acotamiento, el resto de los compañeros dijeron que ya estábamos ahí, que fuéramos a verla, todo lo que decían en el pueblo eran creencias, parte de su imaginción.

Yo les dije que no iba a hacerlo, si ellos estaban de acuerdo los esperaba en el auto, así lo hice, me les quedé viendo cómo cruzaban la maleza y se internaban en el templo, de repente comenzó a hacer viento, de ese que parece que silba, como si fuese un susurro alcancé a distinguir una voz, sin entender lo que decía, volteé a todos lados sin conseguir ver a nadie, el viento continuó, aquel sonido regresó de nuevo, comencé a gritarles a mis compañeros para que se vinieran pronto, uno de ellos se asomó, levanté los brazos para hacerles señas, en cuanto me vieron se regresaron.

Me preguntaron cuál era mi urgencia, a mí me daba pena contarles todo lo acontecido, creía que se burlarían de mí, pero alcanzaron a notar mi nerviosismo, les externé todo lo acontecido, uno de ellos, sin decir nada más, nos dijo que nos fuéramos de inmediato de ese lugar.

Les pregunté qué habían encontrado al interior de la iglesia, me comentaron que sólo muebles en ruina y paredes desgastadas, sin embargo, uno de ellos externó que, al fondo de la iglesia, lo que al parecer era donde estaba el altar, había una inscripción en la pared con letras de color rojo, no logró entender lo que decían, pero alcanzó a tomarle una foto, nos la mostró, de verdad estaba incomprensible, pero creo que esas palabras tenían algún significado.

Me dio gusto llegar de nuevo a mi casa, creí que por unos días podía olvidarme de lo acontecido en el pueblo, me dispuse a relajarme y descansar, muy pronto me quedé dormida, comencé a escuchar de nuevo que alguien me hablaba por mi nombre, a lo lejos veía una mujer con un bebé en sus brazos, con un cuchillo pequeño le hacía un corte en su brazo, con esa sangre escribió un ritual en la pared de la iglesia.

Me desperté exaltada, había soñado a la misma mujer que había visto, sentí tan real el sueño que no sabía distinguir si era verdad o fantasía, conforme me fui relajando pude reflexionar que los acontecimientos vividos habían originado que los replicara de manera inconsciente, todo era producto de mi mente.

De cualquier manera, el sueño ya se había ido, así que me dispuse a ver un poco de televisión, afuera se escuchaba la lluvia que comenzaba, era una tormenta eléctrica, escuché como si algo se hubiera caído en la cocina, no le di importancia, porque a veces se escuchan sonidos de las casas vecinas, los cuales parecen que suceden ahí, sin embargo, de nuevo escuché un ruido más fuerte, me levanté para averiguar qué lo ocasionaba.

Al caminar hacia el pasillo sentí el piso húmedo, pensé que quizás era una gotera que tenía en el techo, cuando de pronto vi en el fondo de la cocina a alguien parado que me veía atento, esta vez no era una mujer, o no pude saberlo con claridad, era un ente oscuro y tenebroso, porque en el momento en el que lo vi comenzó a escucharse un balido tenebroso, fue cuando comprendí que algo me había seguido hasta mi casa.

Me encerré en mi cuarto, no sabía qué hacer, pero el balido cada vez se escuchaba más cercano, lo extraño es que a veces se confundía con el llanto de un bebé, ya no me pude quedar más en mi habitación, por la forma que tiene el ventanal es posible salir a través de él.

Sin pensarlo me escapé por ahí, aunque estaba lloviendo no me importó, le marqué a una de mis amigas, pedí un uber y me retiré de mi casa, mi amiga me recibió preocupada, creí que la sombra tenebrosa me seguiría hasta allá, pero no fue así, no podía conseguir el sosiego, ella trató de tranquilizarme, me dio un té, me dijo que a primera hora iríamos con una vidente, ella nos ayudaría.

Mi amiga me dio ropa limpia y seca, yo no pude conciliar el sueño, sólo por ratos, pero me despertaba con la incertidumbre de ver de nuevo a la sombra. Al día siguiente fui con la mujer que ella me recomendó, en cuanto llegué me dijo que me encontraba llena de energías negativas, hizo un ritual extraño mientras con voz baja rezaba oraciones desconocidas.

Cuando concluyó, me dijo que un espíritu intentaba pegarse a mi ser, quería utilizar mi cuerpo y mi energía para poder vivir a través de mí, le pregunté cómo era posible que sucediera eso, ella me respondió que no a todas las personas les sucede, sin embargo, hay seres humanos que son el receptor ideal a este tipo de entidades.

Me pidió que tuviera mucho cuidado, me dio una serie de protecciones, que según ella, iban a impedir que esos seres me persiguieran, además, me dijo que acudiera, en la medida de lo posible a la iglesia, para agarrar un poco de agua bendita, la pusiera principalmente en la cabeza y en el corazón, esto serviría de barrera para proteger mis pensamientos y emociones.

Lo hice como ella me dijo, no puedo negar que me sentía escéptica, pero conforme realicé las acciones que ella me dijo, los sueños y las apariciones fueron desapareciendo. Todavía en ocasiones tengo un mal sueño, pero no pasa de ahí, creo que esos espíritus tratan de invadir mi mente, sin lograrlo, también decidí ya no ir a trabajar a ese pueblo.

Autor: Adriana Cuevas.

Derechos Reservados.

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