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Fantasmas 2022

Fantasmas… Solía trabajar en la morgue de una prisión estatal de mi país, que es Nicaragua. Tengo algunos años que migré a México por cuestiones familiares.

Se que algunas personas suelen presumir, ver fantasmas en todas partes, incluso su concepto acerca de lo que estos seres son, esta muy bien establecido.

No dudo que hayan visto o presenciado lo que cuentan, sin embargo, yo puedo dar un testimonio un poco diferente a lo que estos seres son, esto debido a que, cuando estuve trabajando en la prisión, pase varias experiencias, que hoy en día me hacen ver de manera distinta a esos seres que llaman fantasmas.

Todo comenzó durante una revuelta de reos, no diré el nombre de la prisión, aunque probablemente se sepa donde fue, pues este evento, trascendió a la prensa internacional.

No solo trabajaba en la morgue, realmente no soy ni siquiera forense, solo era custodio, pero así son las cosas en las prisiones, nos toca hacer de todo y a mi, siempre que había algún muerto, se me requería junto a otros dos compañeros, para trasladarlos a la morgue.

Durante la revuelta, todo el personal de ese turno, tuvo que ponerse a resguardo, mientras que los policías mas preparados sofocaban esa insurrección.

Hubo muchos muertos.
Después de que el conflicto fuera sofocado, nos toco entrar de nuevo a nosotros para trasladar a los cadáveres y heridos a su respectiva Área, para esto fuimos apoyados por varios paramedicos y enfermeros, que a fin de cuentas, son ellos los que nos decían hacia donde llevar los cuerpos.

Aquello parecía el infierno, entre los heridos, el olor y los quejidos, se requiere de cierta fortaleza para llevar a cabo aquellas tareas. Personalmente, me volví muy frío durante el tiempo que trabajé en ese lugar y aunque seguido me tocaba remover cadáveres, el olor no se comparaba con el de tantos cuerpos juntos.

Pudieran imaginarse que la morgue en las prisiones es parecida a las que hay en los hospitales o las que son del tipo judicial.

Lejos están éstas de parecerse a la que estaba en la prisión, este era un cuarto enorme, con unos pocos refrigeradores y ventiladores, mas bien era como un vertedero de cadáveres.

Por lo regular, los cuerpos no duran mucho tiempo allí, solo están de paso hasta que los recogen los forenses, pero durante aquella ocasión, debido al volumen de cuerpos, se rebaso la capacidad de los refrigeradores y muchos cuerpos quedaron sobre el piso.

Se encendieron todos los ventiladores, el aroma era aun mas intenso que el de los pasillos, se nos encomendó traer mas ventiladores.
Durante la jornada, varios de mis compañeros dijeron haber visto cosas extrañas entre los cadáveres. Describían ciertas esferas hechas de electricidad apareciendo y desapareciendo muy cerca de los cuerpos.

Yo al principio no vi nada, quizás porque estaba muy concentrado en el traslado de cuerpos y luchando por contener las ganas de vomitar, sin embargo, se escucha como voces entre los cuerpos, parecía como si murmuran.

Al principio era casi inaudible, sin embargo, después de que me di cuenta, agudicé mi oído y pude captar mejor estos sonidos, parecían palabras, pero en un tono tan bajo que no se lograban entender.

Sentí miedo, sin embargo intenté no concentrarme mucho en estos, pues era necesario moverse rápidamente y proseguir con el trabajo.

Se nos dijo que en menos de dos horas volverían los camiones que trasladan los cuerpos a una morgue de verdad, desafortunadamente el tiempo pasaba y nosotros seguíamos allí soportando los malos olores y la macabra compañía.

De repente ya no vimos a varios compañeros, esto molestó a nuestro superior, que salió de inmediato a buscarlos.
Terminé quedándome yo solo al resguardo de los cadáveres.

Comencé a sentirme muy nervioso, no quería estar solo con los cuerpos, los escuchaba hablar, casi estaba seguro de que los demás compañeros vieron o escucharon algo, que los espantó a tal punto que les obligó a salir.
Este pensamiento se quedo por un rato en mi cabeza, comencé a sugestionarme, pensaba que en cualquier momento vería algo al igual que mis compañeros.

Las voces se hicieron mas claras, escuchaba palabras como: es el infierno, o, déjenme salir.
Di la espalda a los cadáveres y me tapé los oídos con mis dedos.
Aun haciendo esto, seguía escuchando esos malditos murmullos, hacían eco en la enorme habitación que era la morgue, sonaba incluso mas fuertes que los ventiladores que regaban los fétidos olores de un lado a otro.

Uno de los ventiladores comenzó a producir un sonido estruendoso, como si algo se hubiera metido dentro de el. Entonces los vi, allí estaban los fantasmas justo detrás de los ventiladores.

Parecían tres pieles colgando, arrugadas, en el lugar donde deberían ir los ojos, solo estaban dos agujeros y no tenían nariz.

Esos fantasmas eran tan aterradores, que no soporté verlos dos veces.

Fantasmas

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Salí corriendo también, desafortunadamente no me llegué muy lejos, a medio pasillo me topé con mi superior, seguido de los otros custodios que habían huido.

Mi superior nos regañó, nos dijo que no quería escuchar nuestras historias de terror, que era mejor que siguiéramos con el trabajo o habría consecuencias.

Cuando regresamos, le pedí a dios que ya no estuvieran esas apariciones allí dentro. Por fortuna el señor escuchó mis plegarias, no quedaba ni rastro de lo que había visto hace apenas unos minutos.

Comencé a dudar de lo que vi, empecé a creer que tal vez, los olores me habían provocado alucinaciones.

Total que para cuando llegaron los camiones, los murmullos entre los cuerpos desaparecieron y mis compañeros se lograron calmar.

Cuando terminé mi turno y me fui a mi casa, tuve una sensación extraña, era como si alguien me estuviera siguiendo, les juro que hasta llegué a sentir como si alguien me respirara en la espalda mientras conducía, lo mismo me ocurrió cuando bajé del auto o fui a la tienda.

No pude dormir de filo, despertaba cada cierto tiempo, pues me imaginaba que vería a esos seres parados frente a mi cama, por fortuna, eso no sucedió, aunque si llegué a escuchar murmullos en mis oídos, esto también me obligo a saltar de la cama un par de veces.
Toda una semana seguí experimentando lo mismo a la hora de dormir.

Mi aspecto se veía terrible, bolsas en los ojos, unas enormes ojeras muy marcadas, todos mis compañeros me preguntaban sobre lo que me pasába y aunque en un principio no quise contarles, pues me daba vergüenza, después de que varios de ellos siguieron platicando sobre los sucesos de aquella noche, sentí la confianza de contarles lo que me estaba ocurriendo.

Mis compañeros después de escucharme, comenzaron a decir que vieron lo mismo en la morgue, pero en días distintos a aquella noche, aunque en su caso, esos seres no les atormentaban por las noches.

Yo les pregunté, que fue lo que les hizo salir corriendo de la morgue, en ese momento, los compañeros se quedaron viendo entre ellos, hubo un largo momento de silencio y después dijeron, que miraron a uno de los cadáveres hablar y alzar la mano hasta jalar la pierna de uno de ellos.

Yo les dije que quizás la persona seguía viva, sin embargo ellos insistieron en que esto no era posible, pues el cuerpo ya estaba en rigor mortis.

Las historias de los compañeros, unidas a todo lo que yo había experimentado, lograron formarme cierta repulsión a la morgue, así como a toda la prisión.

Entraron nuevos custodios. Eran unos tipos con un sentido del humor muy pesado, yo suelo ser una persona muy seria, del tipo al que le gusta pasar desapercibido, cosa que nos les causo gracia a los nuevos custodios, comenzaron a hacerme bromas y entra mas los ignoraba, mas se esforzaban en molestarme.

Uno de mis antiguos compañeros, tuvo la gran idea de contarles que le tenia miedo a la morgue.

Esto provocó una ola de intentos por dejarme encerrado en esa zona, no obstante, logré adivinar cada uno de sus intentos, no eran nada discretos en sus planes. Desgraciadamente, durante un descuido mio, si lograron dejarme encerrado.

No había nadie mas custodiando la zona, así que preferí no gritar, si esos tipos andaban cercas, no les daría el gusto de escucharme aterrado o suplicando por que me dejaran salir.

En cambio, me quedé sentado frente a la cortina, por donde entra los camiones que recogen los cadáveres, quizás con algo de suerte, llegaría alguien por ese lugar, esto era muy probable, pues estaban tres cadáveres en los refrigeradores.

Paso una hora y nadie acudió, ni por la puerta delantera, ni por la cortina.
Comencé a desesperarme, los aromas dentro de la morgue me trajeron los recuerdos de aquel día que vi los fantasmas, comencé a escuchar los murmullos, aunque no había cadáveres en el piso, los sonidos provenían del lugar en el que estuvieron tirados los cuerpos.

El pánico se comenzaba a adueñar de mi.

Un fuerte golpe me hizo saltar, me tapé la boca para no gritar, pues imaginaba que los custodios estaban golpeando la puerta, sin embargo, el sonido no venía en ese dirección, sino de la puerta de los refrigeradores.

Para este punto perdí el control y me dirigí directo a la puerta, después me puse a gritar desesperadamente, mientras golpeaba con mis puños.

Nadie acudía a mi llamado, ni siquiera los custodios para burlarse de mi.
Después de un rato, escuché que alguien movía la cortina de metal, por donde entraban los camiones, me sentí aliviado, saldría de inmediato.

Caminé en dirección a la cortina, sentía que al fin saldría de allí, desgraciadamente, los fantasmas no tenían los mismos planes que yo, a unos escasos metros de la cortina, estaban parados los mismos seres que vi durante aquella ocasiona, eran horribles, me quede parado y de repente empece a convulsionar.
No recuerdo que ocurrió después, esperté en enfermería.

Me realizaron estudios de la cabeza, para ver si no tenia epilepsia, por fortuna salí bien de todos las pruebas que se me hicieron.

A los custodios los terminaron deteniendo, pues no era la primera persona a la que molestaban.
Ya después no supe que pasó, pues migramos a México.
Actualmente trabajo en una fábrica y hasta la fecha no he vuelto a ver algo parecido, sinceramente deseo no volver a presenciar algo así nuevamente.

Autor: Mauricio Farfan

Derechos Reservados.

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