Exploración Urbana Historia De Terror 2023

exploración-urbana-historia-de-terror

Exploración Urbana Historia De Terror 2023

Exploración Urbana, Historia De Terror… Cuando solo tenía 7 años, miré la película de Indiana Jones y el arca perdida, y desde ese mismo momento supe que quería ser un explorador cuando fuera mayor.

Recuerdo como fui a mi habitación y prácticamente tiré todas mis cosas del espacio exterior y abandoné todos mis deseos de querer ser astronauta.

Mis padres me apoyaron en su momento, eran el tipo de padres que en serio deseaban un bebé, por lo que antes de tenerlo leyeron mil libros de paternidad y se cercioraron de ganar lo suficiente para darme una vida digna, por lo que sabían que un niño cambia de aficiones y carreras muy seguido y debías fomentar su creatividad.

Sin embargo, a medida que crecía, esta afición no desaparecía, sino todo lo contrario. A mis 15 años, ya me había hecho a la idea de la carrera de explorador, o al menos la que yo idealizaba, con aventuras diarias y nuevos descubrimientos, no era algo realista, pero mis padres me seguían alentando a buscar una lo más parecida a lo que me gustaba, y recuerdo que gracias a este concejo de mis padres, mientras buscaba en internet una carrera que me pudiera interesar, encontré la “exploración urbana”.

Para aquellos que no sepan que es, básicamente consiste en ir a alguna casa, edificio, fábrica o cualquier sitio abandonado, recorrerlo entero y ver qué podías encontrar de interesante en el lugar, eso me pareció no solo emocionante, sino que pensé que podría ser uno de esos Youtubers famosos, eso sería un sueño hecho realidad, ganarme la vida siendo un auténtico explorador.

Aunque le tenía mucha confianza a mis padres, no creía que la idea de que su hijo se estuviera metiendo a propiedad privada arriesgando su integridad en el proceso, les gustaría mucho que digamos, por lo que decidí que no se los diría hasta que vieran que era seguro con los mismos videos que haría, incluso creí en engañarlos y decir que hablaba con los dueños previamente.

Lo primero que hice fue abrir un canal y comencé a subir algunos videos, los primeros no fueron de exploraciones, nada más era yo hablando a la cámara de mi teléfono, diciendo todo lo que sabía para hacer una exploración segura y ese tipo de cosas, a la par de que buscaba algún sitio para poder hacer mi primera exploración urbana, y de hecho descubrí que relativamente cerca de donde yo vivía había varios lugares a donde ir, eso me emocionó mucho, supuse que podría grabar y después investigar un poco para saber que pasó con el sitio, estaba muy entusiasmado.

Pero aunque estuviera muy ansioso por mi primera exploración de verdad e incluso ya tuviera todo planeado y calculado, no quería ir solo, sabía que sería más seguro si había alguien más conmigo ahí, por lo que se lo pedí a mi mejor amigo de ese entonces, por motivos de seguridad, lo llamaré Raúl, le dije que fuera conmigo, al principio se negó, me dijo que no quería pasar su fin de semana en un sitio abandonado que seguramente apestaba a orina y estaba lleno de vagabundos.

Aun así después de insistirle mucho, me dijo que lo haría, con la única condición de que apenas viéramos señal de que en el sitio había vagabundos, entonces daríamos media vuelta y nos iríamos de ahí, yo accedí a todo lo que me pidió y le dije que yo me encargaría de todo, que él solamente tenía que ir a mi casa el sábado por la tarde y yo tendría todo lo que necesitábamos listo, mis padres me habían comprado varias cosas de exploración a lo largo de todos los años que me había obsesionado con la misma, así que era cierto que no iríamos con apenas lo necesario.

Recuerdo que preparé dos mochilas, ambas con brújula, dos linternas con baterías, baterías de repuesto, agua, barras de granola, un silbato para pedir ayuda en caso de separarnos y un buen par de walkie-talkies, esos eran muy buenos, se escuchaba con mucha claridad aun cuando estaban a más de quince kilómetros de distancia, sabía que lo más probable era que no íbamos a utilizar nada de eso, pero quería verme profesional.

Raúl llegó bastante puntual en su bicicleta y ambos nos fuimos. No voy a mentir, la verdad la primera exploración fue muy aburrida, la casa estaba vacía y no había nada interesante, creo que sí se nos hubiese aparecido un vagabundo, habría puesto algo de emoción a la cosa, y las que siguieron no mejoraron, recuerdo que estaba más decepcionado porque mis expectativas sobre la exploración eran muy alejadas a la realidad, que porque mi canal no tuviese prácticamente ninguna visita, llegué a replantearme la idea de querer hacer algo así toda mi vida.

Y yo supongo que mi mejor amigo se dio cuenta de cuánto eso me estaba desanimando, tanto así que un día llegó con una noticia para mí, al parecer él amigo de uno de los hermanos de Raúl, había escuchado hablar de una casa embrujada, estaba un poco más lejos de lo que habíamos ido antes, de hecho era cerca de una hora en nuestras bicicletas, y eso solo para llegar al bosque, porque después era como un kilómetro o dos para lograr llegar a la casa, mi amigo me dijo que aunque sonaba complicado, le habían dicho que no era tan difícil llegar y que de hecho la casa se podía ver desde afuera del bosque.

Al principio dudé un poco, a decir verdad, no era que me diera miedo la casa, al contrario, no creía en fantasmas, así que daba igual, pero no estaba seguro de poder desaparecer tanto tiempo de mi casa sin que mis padres me preguntasen a dónde iría, y obviamente no iba a decirles que iría a meterme a una casa en medio del bosque a una hora de dónde vivíamos, pero Raúl fue el que ahora insistió, me dijo que día de muertos estaba a la vuelta de la esquina y podríamos entrevistar a personas de los alrededores para que nos contaran un poco sobre la casa y porque se creía que estaba embrujada.

Después de eso no tuvo que decir mucho más para lograr convencerme, por lo que nos pusimos a planear todo, yo le pediría permiso a mis papás para ir a dormir a su casa y después su hermano nos ayudaría a irnos y nos cubriría todo el tiempo que nos tardaríamos, planeábamos regresar cerca de la media noche, nos iríamos en bicicleta, así que cuando tuve el permiso de mis papás, volví a preparar la mochila, con el mismo entusiasmo que la primera vez.

Me atrevería a decir que aunque pesado, el camino de ida a aquella casa fue una de las mejores experiencias que he tenido en toda mi vida, el clima estaba algo nublado, pero no parecía que fuera a llover, y al menos en ese momento las nubes lograban protegernos del sol. El camino nos tomó un poco más de lo previsto, pues por el cansancio que no habíamos considerado que tendríamos, nos detuvimos en una tienda de autoservicio para descansar un poco y comprar algunas bebidas, la verdad nos distrajimos mucho ahí, pues ninguno de los dos estaba tan ansioso de seguir pedaleando.

Pero después de un buen rato tomamos nuestras bicicletas y continuamos nuestro viaje. La noche ya nos había alcanzado para cuando conseguimos llegar a las afueras del bosque, lo que decía el amigo del hermano de Raúl era cierto, aún en la oscuridad la casa podía distinguirse entre la espesura de los árboles, parecía de un color crema, su techo estaba cubierto por tejas rojas y se veía con mucha maleza trepando sus paredes, eso realmente parecía una casa de terror como la de las películas.

Raúl quería entrar en ese momento, pero le dije que si estábamos ahí, más valía hacerlo bien, por lo que primero fuimos a buscar a alguien que pudiéramos entrevistar, los adultos son más cooperativos cuando les dices que es parte de una tarea para tu escuela, pero a decir verdad, aunque amables, ninguno tenía una gran historia que contar y tampoco sabían nada sobre de quien fue en un pasado, de hecho, lo más que pudimos conseguir fue saber de cada persona que entrevistamos, que esa casa ya estaba ahí desde que ellos tenían memoria.

Hubo una advertencia de no entrar, pero no tenía que ver con fantasmas o antiguas creencias, sino porque esa casa era tan vieja que podría colapsar si nos metíamos a explorar, pero esa no era una razón válida para nosotros, por lo que cuando terminamos con eso, volvimos a la entrada del bosque y emprendimos la caminata, el tiempo que nos tomó encontrarla se nos pasó volando, hacíamos bromas y hablábamos de cosas que nos pasaban en la escuela.

La puerta de la casa estaba tapada con tablas, se veía que en un pasado había tenido una puerta, pero en ese momento no la podía ver por ninguna parte, supusimos que quizás para que los niños no quisieran entrar a jugar a la casa, las personas del lugar se habían encargado de tapizar puertas y ventanas, yo alumbraba a mi amigo con la linterna mientras él intentaba patear las tablas con la esperanza de que estas se rompieran, pero rápidamente se dio cuenta de que los clavos parecían sobrepuestos, se podían sacar y volver a meter sin ningún problema.

Se nos hizo un poco extraño, pero al mismo tiempo, algo que nos beneficiaba mucho a nosotros, por lo que quitamos las tablas, escondimos nuestras bicicletas en la maleza lo mejor que pudimos y entramos, estaba muy oscuro ahí adentro, yo comencé a grabar. En la parte de abajo no había gran cosa, nos sorprendía que aún hubiera algunos muebles, cosas como estantes o sillas de madera, se veían muy pesadas y dañadas por el paso de los años, supusimos que esa debía ser la razón por la que nadie se los llevaba.

Decidimos subir a las habitaciones, pues no había mucho que ver en la parte de abajo, había un grafiti en la primera puerta, era muy extraño, lo habían pintado con pintura en aerosol color negra y tenía una forma peculiar, no era un pentagrama o una cabeza de cabra como en las películas, era más como tres líneas en diagonal, de manera que ninguna de ellas se tocaba y a los costados había dos líneas curvas que casi completaban un círculo, pero de nuevo no se tocaban entre si, Raúl y yo intentamos abrirla, pero no importó que tan fuerte lo intentamos o lo que hiciéramos, la puerta simplemente no se movió.

Nos rendimos después de un rato y decidimos seguir con las demás, la segunda, al igual que la entrada no tenía puerta, apestaba horrible, había varias botellas de cerveza rotas por todo el piso, además de un viejo colchón que en algún tiempo había sido blanco, pero en ese momento, tenía manchas por todos lados, pero creo que lo peor de esa habitación además del olor, era una de las esquinas, pues parecía que alguien había vomitado ahí, pero no era vómito normal, este era más parecido a sangre coagulada con pedazos de comida.

Raúl retrocedió por el asco y me dijo que eso era suficiente para el canal, que debíamos salir de ahí en ese momento, pues el lugar no le estaba gustando y ya quería volver a casa. Y ahí fue donde considero que fui un mal amigo, la verdad, supuse que estaba siendo gracioso, mi intención no era hacer que se sintiera mal, pero comencé a decirle cobarde y que ya estábamos ahí, que dejara de comportarse como una niña y que debíamos al menos terminar el recorrido.

Como dije pensé que estaba siendo gracioso, éramos mejores amigos y solíamos molestarnos muy a menudo, recuerdo que para seguir un poco más con la broma, apagué la linterna que yo traía en las manos, como él guardó la suya antes de entrar a la casa para intentar abrir, no habíamos tenido la necesidad de sacar otra por lo que solo yo traía una, cada vez que la apagaba, me alejaba dos o tres pasos, y le decía que algo me estaba jalando a la tercera habitación.

Me detuve cuando encendí la linterna y pude ver un auténtico miedo en sus ojos, recuerdo que incluso estaban un poco vidriosos. Dejé encendida la linterna y le dije que estaba bien, que podíamos irnos, que daba igual. Sin embargo, justo cuando terminé de decirle eso los dos escuchamos una voz que decía “alguien entró” no eran de ultratumba o voces que no sabíamos exactamente de dónde venían, sabíamos que no eran fantasmas, eran personas.

Nuestro terror se incrementó cuando dijeron que estábamos arriba, la linterna delataba nuestra ubicación, rápidamente la apagué e intentamos escondernos a oscuras. Sin más remedio nos introducimos más en la planta alta, esas voces no se escuchaban para nada amigables como las personas que habíamos entrevistado momentos atrás, estas parecían muy enojadas porque habíamos entrado y por los pasos sabíamos que no era solo una persona.

Nuestros ojos se acostumbraron a la oscuridad muy rápido, pudimos ver un armario que se podía cerrar por adentro, pero para nuestra desgracia, únicamente una persona cabía ahí. Supongo que en parte sentía culpa de que ambos estuviéramos ahí, después de todo, si no me hubiese puesto terco para entrevistar a las personas, probablemente pudimos haber entrado antes e irnos antes de que esos hombres llegaran, por lo que sin pensarlo mucho, le dije que yo me ocultaría en otra parte, y sin dejarlo cuestionarme me alejé de ahí.

No sabía a dónde ir, se escuchaba que esos tipos ya estaban por terminar de subir la escalera, sin reflexionarlo mucho abrí una de las puertas que aún no habíamos abierto, para mi fortuna, no hizo casi nada de ruido al abrirse, para mi sorpresa era muy parecida a la segunda habitación que habíamos visto, esta igual olía asqueroso y había un sucio y repugnante colchón en el centro, en la esquina no había vómito como en la anterior, pero si estaba mojada, como algo que no se había terminado de secar.

Encendí mi linterna por un momento, quería ver si había un lugar donde pudiera esconderme, mi corazón latía muy fuerte al escuchar a aquellos hombres recorrer la planta alta. Ya con la linterna encendida, pude ver que había un montón de cajas de cartón apiladas en una esquina, por lo que sin muchas más opciones, apagué mi linterna y me escondí detrás de aquellas cajas. Cuando me puse de cuclillas para esconderme mejor, pisé el cuello de una botella de vidrio, aún en la oscuridad pude ver que aquella botella estaba rota.

Sin pensarlo dos veces, la sujeté y me preparé en caso de que me encontrasen, pero para ser del todo honesto conmigo mismo, nunca hubiese tenido el valor de apuñalar a alguien con una botella rota, aunque mi padre siempre decía que no importaba si no eras capaz de hacerlo, lo importante era aparentar que si podías hasta que fueras realmente capaz. Quería callar los latidos de mi corazón, creía que sonaban tan fuerte que sería descubierto por ellos.

Escuchaba que estaban abriendo algunas puertas y haciendo mucho ruido, decían que ya nos habían visto y que nos iban a encontrar, esto obviamente con muchas groserías que me parece que no puedo decir aquí en YouTube. Recuerdo claramente que uno de ellos dijo “fíjate si no soltaron a la niña”, eso se me hizo muy extraño, ahí no había ninguna niña, o al menos eso pensaba, no había ningún ruido en esa casa cuando llegamos y aun si estuviera en esa puerta que no pudimos abrir, se suponía que hubiese gritado o al menos intentado pedir ayuda.

Además, no sé, por el tono que usó, parecía que hablaba de algo muy peligroso. Estaba pensando en eso cuando de repente escuché lo que parecía ser un crujido, o al menos eso considero que era, no lo sé con certeza, recuerdo que me asusté porque pensé que el crujido pudo ser porque uno de esos hombres había entrado a la habitación donde yo estaba, pero al voltear no logré ver a nadie, sin embargo, aquel ruido seguía ahí, pero ahora se escuchaba ligeramente diferente, era como el sonido de Miles de insectos.

Toda la casa quedó en silencio por un rato y aquel sonido se escuchaba más fuerte, me armé de valor y encendí mi linterna, mi plan era solo hacerlo unos cuántos segundos y después apagarlo, supuse que estaría un poco más tranquilo cuando supiera que era lo que estaba provocando ese ruido. Todos los días me arrepiento de haber hecho eso, y lo peor es que no puedo describirlo del todo bien, el colchón se estaba moviendo, pero mucho, era como si miles de insectos estuvieran intentando salir.

Apagué la linterna aún más horrorizado que antes, nunca había visto algo similar, simplemente no podía ser algo normal, y lo peor era que no podía salir, pues a veces los vivos pueden ser mucho más peligrosos que los muertos. Empecé a rezar, aunque por alguna extraña razón no podía recordar completa ninguna oración de la iglesia, después de un rato me di cuenta de que ya no se escuchaban pasos o voces en la casa, me cuestionaba la idea de salir a buscar a mi amigo y largarnos de esa maldita casa de una vez por todas.

Exploración Urbana Historia De Terror

exploración-urbana-historia-de-terror
exploración-urbana-historia-de-terror

Cuando de repente, la puerta donde estaba se abrió, entre las cajas pude ver a quien entró, pues aún tenía la esperanza de que fuera mi amigo que me estuviera buscando, pero cuando volteé, no era mi amigo, era un hombre, era muy alto y traía puesta una túnica con la capucha puesta, supongo que debía haber sido de algún color, pues de ser negra probablemente se hubiese perdido en la oscuridad de la casa, la túnica era tan grande que la iba arrastrando por el piso, sostenía algo en una mano, pero no alcanzaba a distinguir que es lo que era.

Me cubrí la boca con la esperanza de no ser escuchado, y algunas lágrimas por el pánico comenzaron a rodar por mis mejillas. Lo que vino después de eso no puedo explicarlo bien, él dijo varias cosas mientras caminaba en mi dirección, pero eran en un idioma que no puedo identificar y tampoco recuerdo las palabras exactas, hasta el día de hoy no sé si yo me veía mucho escondido detrás de esas cajas o talvez él solo podía verme por algo más.

Apartó las cajas de un solo manotazo y después, él me tomó una fotografía, el flash iluminó por un breve momento toda la habitación y puedo jurar que había una extraña sombra negra parada detrás de él, yo estaba congelado por el miedo de lo irreal que era está situación, la verdad no sé que hubiese pasado si en ese momento Raúl no hubiese aparecido, él empujó a ese hombre haciendo que cayera sobre el colchón, y después me gritó que teníamos que salir de ahí.

Saliendo de mi estado de shock, me levanté y corrí con él, se me hacía muy extraño que no hubiese nadie más en la casa, pues como dije antes en mis recuerdos tengo muy claro que era más de una persona. Mientras quitábamos la maleza con la que habíamos ocultado nuestras bicicletas, Raúl no dejaba de decir “me tomó una foto, él me tomó una foto’.

Créo que volvimos a su casa casi en automático y en la mitad del tiempo, al menos sé que yo pedaleaba lo más rápido que podía y solo volteaba para asegurarme de que Raúl siguiera cerca de mí. Borré mi canal de YouTube y también cualquier otra red social que tuviera una foto mía, Raúl hizo lo mismo, estuvimos paranoicos por muchos años, de hecho, recién ahora que tengo 20 años me animé a contar está historia en anonimato, y hace poco me atreví a abrir una cuenta de Instagram, me gusta creer que mi cara a cambiado lo suficiente como para que ya no me reconozcan.

No sé para qué querían las fotos, o que significaba lo que ese hombre estaba diciendo antes de hacerme la foto, o si ellos eran una secta o nada más personas tratando de asustarnos, supongo que nunca lo sabré, solamente me queda rezarle a Dios porque me proteja de todo mal que ellos pudieran hacerme.

Autor: Liza Hernández

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror