El Hada (Bruja) Del Jardín 2023.
El Hada (Bruja) Del Jardín… Hoy quiero compartir por este medio, una historia bastante interesante, que ahora que la puedo recordar siendo adulto, veo aspecto que siendo niña no entendía.
Por aquel entonces tendría yo entre diez y doce años, no recuerdo exactamente cuántos años tenía, aún no había tenido mi primer periodo, eso sí lo recuerdo. Mi padre tenía una casa enorme, con muchos jardines y un terreno en donde se dedicaba a arreglar tráiler y camiones, éramos cinco hermanas, de las cuales, yo era la más chica. Todas mis hermanas se casaron muy jóvenes, y ya solo una de ellas vivía con nosotros.
A mi me habían acostumbrado a atender a mi padre desde muy chica. Me tocaba lavar la ropa, cocinar, limpiar la casa, entre otras cosas.
Mi madre murió al año de haberme tenido, tenía cáncer y mi padre por aquel entonces no tuvo los medios para darle el tratamiento adecuado, por ese motivo fue que sucumbió a la enfermedad siendo muy joven aún. Si mi padre no hubiera tenido el trabajo que tenía en ese entonces, tal vez mi madre nos hubiera durado algunos años más.
El caso es que no tenia tanto tiempo para jugar, mi padre estaba criado a la antigua, y ni a la escuela me dejaba ir, decía que no tenia caso que estudiara, si me terminaría casando igual que mis hermanas.
Una tía, convenció a mi padre que me dejara asistir a la secundaria, cosa que hizo a regañadientes.
Para mí era muy importante acudir a clases, no solo porque siempre soñé con llegar a ser maestra, sino, porque esa era la única forma de hacer amigos, la zona donde se ubicaba la casa de mi padre, era un lugar muy descampado, alejado de otras colonias, tenías que caminar muchísimo para poder llegar a otra casa, la zona metropolitana de Guadalajara no estaba tan urbanizada como hoy en día.
Yo era pequeña y quería platicar con otras niñas.
Total que pude asistir a la secundaria, y no tardé en hacer buenas amistades, de ellas, mi mejor amiga se llamaba Jasmín.
El Hada (Bruja) Del Jardín
Empezamos a visitarnos después de clases, ella no vivía tan lejos de mi casa, y paso varias tardes conmigo, pues mi padre no me daba permiso de acudir a su casa, prefería que estuviéramos en la casa, y nos encomendó el mantenimiento de uno de los jardines, uno donde quería poner algunas plantas que pertenecieron a mi madre. Decía mi padre, que ella siempre deseo con tener un jardín grande.
La casa de mi padre era una construcción antigua, que le vendió un cliente a un bajo precio, al último cuando mi madre enferma, el bajó aún más el precio de la casa, con tal de que mi padre pudiera trabajar y pagar los medicamentos de mi madre, desafortunadamente ya no se pudo hacer mucho.
El caso es que, el jardín que arreglábamos tenía muros de adobe, y mi padre quiso conservar algunos intactos, por lo que tuvo que hacer algunos muros dobles, otro los dejó, así como estaban, se veían bien, aparte mi padre decía que ese tipo de ladrillo conservaba mejor la humedad y era conveniente para el jardín.
Comenzamos por limpiar el terreno, y mientras arrancábamos algo de maleza, encontramos un par de cosas algo curiosas, de entre ellas, varios frascos de cristal con varias mariposas dentro, en total eran cuatro frascos, de los cuales, solo uno mantenía en buen estado estos bellos insectos. Decidimos conservar el frasco y seguimos arrancando la maleza.
Mientras realizábamos este trabajo de jardinería, fue cuando conocimos a Selene, apareció de la nada, en uno de los arcos que daban la entrada al jardín. Era una niña que aparentaba tener cerca de unos trece años. Dijo vivir en una casita cercana a las vías del tren, se veía algo humilde la chica, por lo que le permitimos jugar con nosotras, incluso le ofrecí algo de comida, pero me dijo que ya había comido.
La chica nos contó que había conocido a los antiguos dueños de la casa. Sinceramente ni le puse atención a la niña, estábamos muy entretenidas colocando unas flores.
Con el pasar de los días, la niña y mi amiga siguieron yendo a mi jardín, mínimo cada día viernes y algunos domingos después de misa. Al poco tiempo nos enteramos de que Selene, vivía prácticamente en la calle, en una comunidad de migrantes, y aunque le ofrecí quedarse a vivir en una de las habitaciones de la casa, se negaba, decía que así vivía bien.
Mi padre me dijo, que podíamos poner algunos muebles, en una parte techada del jardín, para poder utilizarlo como terraza, no sé qué le habrá ocurrido, pero de pronto se hizo más comprensivo, ya no me exigía que atendiera tanto la casa, incluso varias veces me llevó el mismo a la secundaria, y los domingos se puso a reparar algunos detalles de albañilería en el jardín. El resultado fue hermoso, nos trajo una mesa de te, con cuatro bancos.
Un viernes por la tarde, ya que estuvo listo el jardín, Selene nos platicó, que, en esos campos, solía haber hadas, Jasmín y yo le dijimos que esos seres no existían, que solo eran cuentos, pero Selene insistió, dijo que podía llevar a cabo una serie de pasos, hasta completar un ritual, y si había alguna cerca, se acercaría a observarnos.
El ritual se lo había enseñado una mujer húngara que vivió un tiempo en la comunidad con ellos. Jasmín y yo le dijimos que lo intentara por la noche, si era que se atrevía, esa vez mi padre había ido a recoger un tráiler a un pueblo de Zacatecas.
Según Selene, se necesitaba llevar a cabo, justo después que cayera el sol, que era una hora energética, por lo que decidimos que nuestra reunión fuera después de las siete. Yo sentía un poco de miedo, no tanto por el ritual, sino, porque si mi padre llegaba y nos veía realizando estos actos, seguramente se enfurecería, y me castigaría.
Sacamos otra mesa que encontramos arrumbada en un terreno cercano, no deseábamos arruinar la mesa que mi padre arregló para nosotras.
Selene saco una vela algo extraña, era blanca, o más bien transparente, y dentro tenía un color rojo sangre. Trazo un círculo con algunos símbolos sobre la mesa, enseguida colocó tres monedas de cincuenta centavos, que estaban ralladas, formando símbolos raros, como estrellas y rombos.
Colocó las monedas formando un triángulo, después encendió la vela. Un aroma dulce invadió la terraza, y la cera se derritió y cubrió rápidamente las monedas, la mecha ardía de un lado a otro, como si hubiera mucho viento, cosa rara, pues no había mucha corriente de aire ese día.
De repente comenzaron a llegar muchas palomillas y varias mariposas negras, se arrimaban como hipnotizadas por la llama de la vela, una, que era de mayor tamaño, se arrimó tanto al fuego, que se le quemaron las alas y cayó al suelo. Le dije a Selene que apagara la vela, que no se me hacía lindo quemar mariposas, pero ella me contestó que aguardamos un poco, esa mariposa era el cebo.
La mariposa cayo en la cera, justo debajo de una de las monedas. La vela comenzó a soltar mucho humo negro. En eso, vimos una mariposa de un tamaño exagerado, de tan grande volaba lentamente. La mariposa apago la vela con sus alas, y enseguida vimos que se paró de una manera muy extraña, no era un simple insecto, era algo más.
Nos acercamos un poco y con horror notamos que el cuerpo no correspondía al de un insecto como debería ser, sino que parecía como una persona pequeña, con malformaciones en el rostro, no pudiera describir su rostro, era demasiado extraño y pequeño, además, el evento fue cosa de unos segundos, pues de la nada, la criatura levantó el vuelo y desapareció, la vela se apagó y se encendió sola, y cuando esto ocurrió, miles de palomillas se nos echaron encima, y aunque no nos hacían daño, era una sensación desagradable.
Selene se dirigió de inmediato a la vela, intentando alejar las palomillas que le atacaban. Ahogó la vela con ayuda de un vaso de cristal, enseguida las palomillas se alejaron.
Selene nos dijo que algo andaba terriblemente mal, que no era normal que nos hubieran atacado los insectos, ni que el hada se comiera a una. Jasmín y yo nos quedamos mirando perplejas, todavía no acabábamos de asimilar lo que habíamos visto, y escuchar lo que decía Selene, solo nos indicaba, que esa chica llevaba ya mucho tiempo realizando ese tipo de ritos, y sabía más de los que nos comentaba.
Le exigí que me explicara a que se refería con eso de que “algo andaba terriblemente mal”, cuando estaba a punto de explicarnos, escuchamos la camioneta de mi padre, y rápidamente escondimos todas las cosas.
Entramos a la sala, fingiendo que no habíamos hecho nada raro. Selene saludó a mi padre mientras se despedía de nosotras. Yo le dije al oído que necesitaba que me explicara varias cosas, además le conté que, en el jardín, encontramos un frasco con varios cadáveres de mariposas, me dijo que vendría al día siguiente, para que se los mostrara, que tal vez, eso tendría que ver con lo sucedido.
No volvió al día siguiente, no la vi durante una semana entera. En esos días, comenzaron a ocurrir sucesos extraños en la casa, y sobre todo en el jardín.
Me encontraba regando las plantas, un domingo por la mañana, aun no salía el sol, cuando comencé a notar, que varias de las flores estaban quemadas, no por el frio, sino quemaduras de fuego en sus pétalos, la tierra en la que estaban enterradas, mostraba algo de cenizas y unas gotas de cera.
Comencé a escuchar como rasguños proviniendo de una parte del jardín, que es un muro que no está terminado. Como ahí teníamos una planta grande, rebosante de flores color rosa, me acerqué para ver que no estuviera un insecto que pudiera dañar la planta.
Apenas me acercaba, cuando decidí frenarme en seco, ya que noté una silueta escondida, entre el muro y la planta.Al acercarme, pensé que se trataba de alguien inofensivo, pues parecía una anciana, no obstante, mientras me fui acercando, pude notar una serie de características que no eran normales. La mujer llevaba un traje amarillo, floreado, muy anticuado, con holanes en las manos. Tenía la piel de un tono verdoso y mantenía la cabeza agachada para que no la pudiera ver.
Me preguntó con una voz chillona, sino había visto una gallina, que se le escapo. Le contesté que no. En eso la mujer levantó la mirada, pude ver entonces que sus ojos no tenían pupilas, y el resto de su rostro era indescriptible. La mujer se quedó en silencio, yo no quise perderla de vista. La mujer hizo un gesto horrible, dijo algo entre dientes y se movió de manera antinatural, hasta perderse en las sombras.
Segundos después, me acerqué a ver si ya no estaba la mujer escondida tras las matas, en eso escuché un chillido horrible en dirección al suelo.
Los chillidos eran provocados por unos escarabajos inmundos, con cara de niño, Nunca antes vi insecto parecido, eran tan asquerosos como aterradores, repulsivos. Chillaban imitando el llanto de un bebé recién nacido.
Sentí náuseas al ver comolos insectos se retorcían cuando lanzaban sus chillidos. Tomé una pala, y los aplaste, siguieron chillando unos segundos más a pesar de tener medio cuerpo aplastado. Los desbaraté bien con la pala, y en seguida los mezclé con la tierra. Se quedó un hedor asqueroso en la tierra.
Le conté lo ocurrido a mi padre, que me dijo que no debería hablar con extraños, y que por la descripción que le di, era muy probable que aquella extraña anciana, fuera en verdad una bruja, pues no era posible que una mujer de esa edad anduviera por nuestra casa, tendría que caminar mucho, y todo en rededor este descampado.
Mi padre me indicó, que si volvía a ver una bruja, me pusiera a rezar el credo y encerrarme, además de colocar unas tijeras formando una cruz en la puerta.
Un día por la tarde, apareció Selene, traía consigo dos gatitos, aún muy cachorros. Me dijo que si no podía adoptar uno, se me hizo fácil aceptar uno, aunque si me daba miedo que mi padre se fuera a molestar, había cambiado mucho, aun así, tenía momentos en los que explotaba y nos gritaba a mi hermana y a mí, por cualquier cosa.
Selene y yo alimentamos a los gatitos. Mientras le mostré el frasco con las mariposas muertas dentro. No las miró mucho tiempo, cuando me dijo que eso era una prueba segura, de que una de las personas que vivieron antes, en esa casa, practicaba brujería, que ellas las había conocido, por eso el ritual que hicimos salió mal, estábamos en terreno maldito y llamamos a seres negativos.
Me contó una historia que no le creí, según ella, en la casa vivía una familia un poco extraña, era una señora de unos setenta años, que practicaba brujería, tres de sus hijos, de los cuales, dos estaban en silla de ruedas, tenían mal de Párkinson y otro lo mantenían encerrado, pues no estaba bien de sus facultades mentales.
Según ella, la señora y sus hijos desaparecieron de la noche a la mañana, la casa no era de ellos, y el banco la incauto.
Yo averigüe tiempo después, que al menos, la parte de que la casa perteneció al banco, antes de que se la vendieran al cliente de mi padre. Antes los terrenos y casas, no estaban tan caros como hoy en día.
Selene me dijo que, de cualquier manera, el gatito mantendría alejadas a todas las malas energías, y que, además, las brujas no soportaban a los gatos.
Yo le conté que precisamente, acababa de ver a una bruja días antes, y que cuando desapareció, dejó unos insectos muy extraños, en el sitio en el que se encontraba parada.
La llevé hasta el espacio del jardín, en el que vi a la bruja. La tierra en donde aplaste a los aterradores escarabajos aun apestaba, se había puesto toda negra y estéril, como si alguien hubiese vertido aceite quemado de coche sobre ella, la mata de flores se estaba secando, aparte, un enjambre de moscas la atacaban.
Selene miró la pobre mata, y me dijo que eso era obra de hechicería, que tenía que tener cuidado, pues una cosa era segura, esa bruja estaba detrás de algún miembro de mi familia, o de mí.
La recomendación de Selene, fue poner una línea de sal al rededor de toda la casa, cosa que me hubiera gustado hacer, de no ser porque mi padre me hubiera regañado, el era muy católico y no le gustaban ese tipo de cosas.
Tuve la idea de realizar el círculo de sal y después cubrirlo con tierra, pero no me anime, ya que mi padre tenía su taller en la parte trasera de la casa, y con tanto movimiento de vehículos, la sal terminaría saliendo a la luz, y quien sabe que me diría mi padre.
Al final terminamos colocando la sal solo alrededor del jardín.
Esta acción, logró hacer que no volviéramos a ver a la bruja por un rato, desafortunadamente no fue una solución total.
Mi padre aceptó que me quedara con uno de los gatos, siempre y cuando este fuera macho, y me hiciera responsable de darle de comer.
El gatito creció rápidamente, y hasta mi padre se encariño con él, esto gracias a que el animalito solía acompañarlo al taller mientras trabajaba, no importaba la hora que fuera, el gato estaba con él, si estaba trabajando.
Mi hermana también se encariño con él, siempre me peleaba porque el animalito prefería dormir conmigo, que con ella.
De repente, el animalito comenzó a comportarse de manera extraña. Evitaba salir al jardín y de la nada se le erizaban los pelos cuando se encontraba cerca de allí, incluso tuve que cambiarle de lugar sus trastes donde le daba de comer, ya que estos estaban en mi jardín.
Nuevamente algunas plantas y flores volvieron a enfermar, miles de insectos, mayormente moscas invadían la tierra del jardín.
Mi padre me dio insecticida para jardín, pero no funciono, los insectos seguían apareciendo en el jardín.
Pasé una racha difícil, me sentía algo deprimida, saque bajas calificaciones en la escuela, mis amigas no me buscaban y que las plantas del jardín estuvieran muriendo, me ponían aun mas triste.
Me di por vencida con el jardín, total, si no tenia remedio que mas podía hacer.
Una noche, escuché un sonido extraño que venía de mi ventana. Era como si alguien comiera algo crujiente.
Me asomé por la ventana, y ayudándome con una lampara, iluminé afuera. Allí estaba la bruja del vestido amarillo, mantenía algo en su mano y lo llevaba a su boca, al parecer masticaba mariposas.
Sentí mucho miedo y fui a hablarle a mi hermana, que por aquel entonces estaba embarazada y la habían incapacitado del trabajo.
Ella también vio a la bruja. Me abrazo y me dijo que rezáramos.
Así lo hicimos, sin embargo, no sirvió de mucho, la mujer seguía afuera, solo paró de comer y se quedó tiesa.
Mi hermana se puso a temblar, mi papá no estaba en casa, así que nos sentíamos desprotegidas. Recordé lo que me había dicho mi padre acerca de colocar unas tijeras formando una cruz.
Saqué unas tijeras de metal que guardaba en mi armario, y las atoré en las protecciones de la ventana.
Esto si funciono, la mujer desapareció al poco rato, aunque no sería la última vez que la veríamos.
Mi hermana, comenzó a tener complicaciones con su embarazo. Mi padre y yo creíamos que era porque ella se encontraba triste, ya que su novio, se fue a los Estados Unidos. Yo recuerdo que mi hermana era una persona muy fuerte de sus emociones, nunca la vi llorar, a diferencia de mí, que siempre he sido muy dada a llorar por cualquier cosa.
Mi hermana, me hizo fuerte, se puede decir que ocupó el lugar de mi madre junto con mi tía, yo siempre encontraba en ella ese cariño que me hacía falta, entonces, me sentí bastante intranquila cuando comenzó enfermar, tuvo varias amenazas de aborto, tuve que faltar varios días a la secundaria para cuidar a mi hermana. Le daban unas fiebres terribles, sobre todo en la noche, cuando bajaba la temperatura.
Ella comenzó a contarnos que veía a la bruja en el jardín, le decía que vendría por su bebé. Yo dormía con ella todo ese tiempo, lo mismo nuestro gato, que no se nos despegaba. El animalito se comportaba aun mas extraño, ya no salia para nada de la casa, ni seguía a mi papá al taller, y se le seguía erizando el pelo de la nada.
Mi hermana, terminó yéndose unos días a casa de mi tía, ya que de allí quedaba mas cerca el hospital, yo quise irme con ella, pero tampoco quería dejar solo a mi padre, que también comenzó aenfermar, le agarró un dolor terrible en la espalda baja.
Selene y Jasmín llegaron a visitarme. Apenas las vi, me solté a llorar, me sentía bastante desesperada con tanta cosa que me estaba ocurriendo, les dije que sentía que estaba en medio de una maldición, o como una pesadilla de la que no podía despertar.
Las muchachas me intentaron tranquilizar, Selene me dijo que ella si creia que lo que estaba ocurriendo en mi familia, era a causa de una maldición, no de brujería, sino de algo enterrado en la casa. Me pidió permiso para que una de sus tías viniera a revisar, la señora era clarividente, y sin duda alguna nos daría una solución.
Aproveche a decirle que viniera, una vez que llevaron a mi padre a revisión al hospital. La mujer era más joven de lo que yo creía, me llevaría a lo muchos siete años, era del tipo de personas que siempre vestían de negro, a diferencia de Selene, se veía bien cuidada, después me entere que esa mujer no vivía en la comunidad con ella.
La mujer se llamaba Samanta. Apenas llegó, y sin que se lo indicáramos, se dirigió al jardín, mismo que, por cierto, tenía ya mucho tiempo sin visitar, prefería evitar ver como moría.
Quedé sorprendida de ver el estado en el que se encontraba mi querido jardín, no se porque, pero imagine a mi madre (a quien realmente no recuerdo haber visto con vida) tendida en una cama, moribunda, igual que mi jardín. También imagine a mi padre de la misma manera, no pude aguantar, esos pensamientos pesaron en mi corazón, y me eche a llorar. Las muchachas me abrazaron, mientras Samanta me dijo, que me prometía que la tierra se curara, una vez que diera con el problema.
Vi que la mujer sacó una especie de péndulo amarrado a una vara, dio varias vueltas al jardín, hasta que la piedra en el péndulo comenzó a moverse de manera antinatural.
Nos dijo que escarbáramos allí.
Yo no pude hacer nada, pero Selene y Jasmín lo hicieron.
Al principio no encontraron nada, mas, después de un rato, la tierra comenzó a oler horrible, como a perro muerto.
Las chicas dejaron de escarbar, y casi se vomitaban. Encontraron algo demasiado siniestro.
Tuvimos que llamar a la policía, eran huesos muy pequeños.
Samanta me dijo que la señora que vivía allí no solo realizaba brujería, sino que también la llegó a hacer de partera, de una manera clandestina, y allí estaba la muestra.
Ahora que lo pienso, debimos haber llamado a la policía para que investigaran, pero en ese momento no se nos ocurrió, preferimos seguir las indicaciones de Samanta, taparon el agujero y ella realizo unos rituales para curar la tierra.
Yo le conté sobre la mujer que nos estaba acechando, y ella me comentó, que era muy posible que fuera el espíritu de esa bruja, que se aferraba a no desaparecer, vivía encadenada a ese sitio y buscaba un nuevo cuerpo que habitar.
Nunca supe si funcionó el ritual que hizo Samanta. Mi padre resultó con un tumor maligno en la espalda baja. Estaba ya demasiado avanzado como para que pudiera llevar un tratamiento adecuado.
Mi tía nos llevó a vivir con ella, a mi hermana y a mí. Mi hermana dio a luz a una niña saludable, parecerá raro, pero una vez que nos salimos de esa casa, las cosas nos comenzaron a salir bien, empecé a salir con un muchacho, mis notas mejoraron, aunque ya no veía tan seguido a mis amigas.
Yo me casé apenas tuve los dieciocho años, la casa de mi padre se vendió, y nos repartimos el dinero entre los hermanos.
Nunca he vuelto a ese lugar, aunque aún hoy en día, a veces tengo pesadillas con todo lo que viví, no dejo de imaginar que los huesos que encontramos, pudieron haber sido de niños raptados por esa bruja. Incluso he llegado a plantearme, si las hadas que vimos ese día, no eran espíritus de niñas pequeñas. Quien sabe, prefiero pensar que no, de cualquier manera, se me hizo costumbre adoptar un gato, ya que siento que estos animales nos avisan cuando hay algo malo cerca de nosotros.
Autor: Mauricio Farfan.
Derechos Reservados.
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