El Enfrentamiento Historia De Terror 2024

El-Enfrentamiento-historia-de-terror

El Enfrentamiento Historia De Terror 2024

El Enfrentamiento Historia De Terror… Yo llevó varios años sirviendo al Ejército Mexicano y en ocasiones entre compañeros, nos llegamos a compartir algunas de nuestras experiencias más extrañas o raras que hemos vivido en activo, y durante mucho tiempo muchos de esos relatos me parecieron que rayaban en lo fantasioso y por supuesto no me los creía, pero eso cambio para mí, porque hace algunos meses tuve una experiencia por demás fuera de lo común.

Todo esto empezó cuando tuvimos varios días francos hace unos meses, pero como andaba pobre me quedé de rata cuartelera, andaba bien metido en la fajina de la cocina, cuando mi Capitán Jiménez se me acercó, empezamos a charlar, lo vi algo preocupado, de pronto en medio de la charla me pidió que lo acompañara y nos dirigimos a los campos de entrenamiento del cuartel, yo lo conocía muy bien de hace tiempo, también habíamos estado juntos en varias misiones y enfrentamientos, por eso sabía que algo no estaba bien, después de un largo silencio me dijo que me pediría un favor muy grande, yo lo escuchaba atento, y me dijo que como bien sabía sus papás vivían cerca de aquí, y que la última vez que los visitó se encontró con la sorpresa de que a su viejo lo habían herido, que lo había encontrado con un brazo y varias costillas fracturadas, y también con varias suturas en una pierna, que al verlo en esa condición trató de mantener la calma y le pidió de favor que le dijera quien le había hecho eso, pero que al principio su viejo se quedó en silencio, porque lo conoce muy bien y sabía que no se iba a quedar con los brazos cruzados.

Entonces le insistió y finalmente su viejo lo miró muy espantado y le dijo que fue el nahual del cerro del Temalac, mi Capitán se contuvo porque pensó que trataba de proteger a la persona que lo había atacado, y le preguntó otra vez quién lo había lastimado, pero que su viejo insistió en que había sido el nahual, que desde hace varias semanas se habían estado robando los animales de los corrales y que se habían organizado los vecinos del pueblo para montar guardias y así atrapar al ladrón, pero que hace unas noches su compañero de guardia se enfermó y no pudo estar con él, y que mientras estaba dando una vuelta por los sembradíos junto a los corrales, escuchó un gran alboroto en los gallineros, martilló su rifle y se echó a correr hacía allá y que apenas cruzó la vieja puerta de madera, cuando sintió un golpe muy fuerte en el pecho que lo sacó volando de ahí, hasta hacerlo caer varios metros más allá de los corrales, y aunque no perdió el conocimiento, sentía como le costaba jalar el aire y cuando quiso tomar el rifle su mano ya no respondió, fue entonces que vio aquella bestia que parecía un lobo con dorso humano caminando solo en sus patas traseras, gruñéndole y lanzándole bufidos, se acercaba a él, como pudo se cambió el arma de brazo y le apuntó directo al pecho aquella bestia, fue entonces cuando aquellos ojos rojizos se le clavaron fijamente, mientras abría el hocico dejando ver sus enorme colmillos, entonces su viejo se quedó paralizado del miedo, y aquella bestia se siguió acercando hasta quedar frente de él, dice que solo lo miró cara a cara por un momento y después se dio media vuelta para perderse en el bosque, mi Capitán Jiménez me dijo que cuando su viejo acabó de contarle todo esto, no supo que creer en ese momento, porque su padre era un hombre derecho, honesto, pero también pasó por su cabeza la posibilidad de que tal vez por su edad avanzada ya empezaba a imaginar cosas, ya que él mismo había vivido parte de su vida en ese mismo pueblo antes de enlistarse, y que aunque había muchas historias de nahuales y brujas que contaban los ancianos, él nunca vio algo así, yo seguí escuchando atento a mi Capitán, pero hasta ese momento no imaginaba en realidad en qué consistiría el favor que me pediría, yo ni siquiera era de estos rumbos, yo había vivido toda la vida en la ciudad de México hasta que me enviaron a ésta zona, entonces el Capitán hizo una pausa, fue entonces que me dijo que necesitaba a un hombre de toda su confianza, porque aprovecharía estos días franco para ir a buscar al agresor de su papá, pero que necesitaba alguien que le cubriera la espalda, yo sin dudarlo le dije que contaba conmigo.

Al otro día muy temprano salimos del cuartel en su Jeep, y tras una hora y media de camino llegamos a la casa de sus papás, su familia nos recibió muy amablemente, aunque ya tenía el gusto de conocer a sus padres, había algunos de sus hermanos que no conocía, en aquella ocasión me los presentó a todos, charlamos un rato y nos sentamos a desayunar, después acompañamos a su viejo y a dos de sus hermanos a los campos a deshierbar y a echarle una mano en la reparación de las cercas de los corrales, todo transcurrió en una aparente tranquilidad, aunque yo creo que su familia sabía de alguna manera porque me había llevado el Capitán con él.

Al llegar la noche mientras cenábamos, empezamos a escuchar varios aullidos a lo lejos sobre los cerros cercanos, no le dimos mucha importancia pero su papá se empezó a revolver incomodo en su silla y tras unos minutos de tensión todo se calmó de nuevo, terminamos y nos fuimos a sentar a la sala a ver televisión, pero fue entonces cuando empezamos a escuchar un gran escándalo en los corrales, mi Capitán Jiménez me dirigió una mirada, ambos nos levantamos y preparamos rápidamente los fusiles, aparte me fajé una nueve milímetros en la cintura y salimos a trote hacia los corrales, apenas llegamos nos detuvimos en la puerta, ya habíamos cortado cartucho, adentro se escuchaba el alboroto de los animales, a una señal de mi Capitán abrí la puerta del corral con el pie sin dejar de apuntar, al entrar un fuerte olor a podrido me detuvo por un segundo, pude contener la náusea que me provocó y seguí revisando el lugar mientras algunas gallinas se arremolinaban a mis pies.

El Enfrentamiento Historia De Terror

El-Enfrentamiento-historia-de-terror
El-Enfrentamiento-historia-de-terror

Mi Capitán iba detrás de mí, seguimos auscultando visualmente cada rincón pero estaba muy oscuro, entonces al girar a nuestra izquierda, nuestra atención quedó atrapada en un gran boquete en la pared de madera junto a las porquerizas, nos acercábamos muy despacio, el piso estaba muy resbaloso, varios de los puercos ya se habían escapado por ese hoyo, parecía todo despejado cuando de la nada saltó sobre nosotros ese animal enorme, de un solo manotazo mandó a mi Capitán hasta la entrada de los corrales, yo alcancé a disparar varias veces sobre aquella bestia pero creo que solo la enfurecí más, se giró hacía mí y para acabarla de amolar mi rifle se encasquilló, entonces aquella bestia se abalanzó sobre mí, alcancé a esquivar el primer zarpazo pero el segundo me aventó sobre el lodo y me alcanzó a rasgar arriba del antebrazo derecho, sentí un ardor intenso como si me hubieran puesto un fierro caliente sobre la piel, como pude me arrastré pecho tierra para escapar por aquel boquete en la pared de madera, al salir hacia los campos me giré boca arriba al tiempo que sacaba la nueve milímetros que tenía en la cintura, esta vez le apunté al pecho aquella bestia que venía detrás de mí y le disparé varias veces, estaba muy seguro que no había fallado ni un solo tiro, pero aquella bestia seguía en pie, levantó su rostro casi humano y me miró como burlándose, dio media vuelta y se escabulló entre los sembradíos de maíz, yo me quedé desconcertado viéndolo escapar, aquella bestia tenía al menos seis balas en el pecho y seguía como si nada, hasta que el dolor en mi brazo me regresó a la realidad, sangraba mucho, arranqué un pedazo de mi playera y me lo amarré para tratar de contener la sangre, me paré y fui a buscar a mi Capitán, lo encontré todavía medio inconsciente en el suelo afuera de los corrales, me arrodillé junto a él y lo sacudí un poco por el hombro, abrió los ojos asustado y apretando el fusil contra su pecho, al ver que era yo se tranquilizó, se revisó y al parecer solo tenía algunos moretones en el pecho, la cara y el cuello, y probablemente lastimadas unas costillas, le ayudé a levantarse y nos fuimos a su casa, sus hermanos alertados por los disparos ya nos esperaban afuera, al vernos corrieron ayudarnos, nos subieron al jeep de mi Capitán y nos llevaron con el doctor del pueblo.

Al otro día por la mañana nos despedimos de la familia de mi Capitán, y nos dirigimos al cuartel, no charlamos mucho en el camino, cada uno iba metido en sus propios pensamientos, yo no podría decir que es lo que vi o qué era aquella bestia, trataba de asimilar lo que había pasado, a qué nos habíamos enfrentado, yo creo que el Capitán vio mi confusión y sin más me dijo que a lo que nos habíamos enfrentado fue a un náhuatl, como le había dicho su viejo, permanecimos en silencio el resto del viaje, al llegar al cuartel, antes de descender del jeep, mi Capitán Jiménez me agradeció por haberle cubierto la espalda.

Autor: Luis Martínez Vázquez

Derechos Reservados

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror