Rituales De Magia Negra 2023
Rituales De Magia Negra… La brujería es el tipo de magia óptimo para conseguir poder sobre las demás personas, para dañarlas, y para manipular su moral.
A diferencia de los otros tipos de magia, que eran utilizados por gobernantes y gente poderosa, la brujería se originó para ser utilizada por las personas menos afortunadas.
La naturaleza de la brujería permitía compensar las situaciones desfavorables en la que se encontraban las personas del nivel más bajo.
Era la única forma que los pobres y los oprimidos encontraron para mermar, aunque fuera un poco, el poder de los infames.
Y, contrario a lo que se puedan imaginar, la brujería también se puede utilizar para ayudar personas, por ejemplo, la limpia con huevos de gallina negra.
Eso me consta porque mi madre me llevó con una bruja de magia negra para que me salvara la vida, después de que los doctores le dijeron que no había nada que pudieran hacer por mí.
Todo comenzó durante el día de brujas del año 2005, habíamos salido todos en familia a pedir dulces, yo tendría como 8 años.
Los tíos que tenían camionetas nos habían llevado a todos los primos a recorrer la ciudad durante la noche, primero fuimos al centro, después recorrimos toda la avenida Guerrero, que es la principal de toda la ciudad.
Cuando terminamos ya todos los niños habíamos llenado nuestras bolsas con dulces, hasta llevábamos dentro de los pantalones.
Pensamos que ya nos iríamos a la casa de la abuela, pero no, los tíos nos llevaron a la colonia Madero, que es un lugar en donde siempre ha vivido pura gente de mucho dinero.
Esas personas habían construido sus fortunas ahorrando, no gastando en cosas tan banales como regalarles dulces a los niños.
Los tíos no nos llevaban a pedir dulces, sino a que viéramos las decoraciones tan excéntricas e impresionantes que esa gente ponía en sus casas.
Aquello era un espectáculo de luces, los ricos se peleaban por ver cuál de todos era el que decoraba la casa con los adornos más costosos.
Había fantasmas inflables, estatuas de gigantescos monstruos, casas enteras cubiertas de telarañas, espectros colgando de los árboles, arañas enormes sobre los techos, figuras animatrónicas de todo tipo, calabazas.
Las personas de dinero siempre llevan todo al siguiente nivel, los postes de toda la colonia también estaban adornados, les habían puesto brazos de calavera, inclusive las coladeras estaban adornadas, tenían un líquido rojo, simulando la escena clásica de IT.
Hubo una casa que me dejó impactado, tenían cadáveres falsos tirados en el jardín, una nave OVNI y un extraterrestre muerto, acomodado de tal forma como si hubiera intentado entrar a la casa.
Era algo increíble, y, para sorpresa de todos, una de las casas sí estaba dando algo a los niños, mis tíos se estacionaron cerca para que nos bajáramos y fuéramos a la casa.
Estaban dando billetes de 100 pesos, fue genial.
Ya estábamos caminando de regreso a las camionetas cuando un niño, con un disfraz muy extraño, se me acercó y me preguntó si yo quería probar el mejor dulce de todo el mundo, por supuesto que le respondí que sí.
El niño sacó de su bolsillo una envoltura negra, me dijo que entregaría el dulce pero que yo debía decir unas palabras raras, supongo que eran en otro idioma porque eran un poco difíciles de pronunciar.
Acepté el trato, dije las palabras, el niño me entregó la envoltura, dentro estaba el dulce y de inmediato me lo comí, después corrí para alcanzar a mis primos y todos subimos a las camionetas.
Le dijimos a los tíos que nos habían dado 100 pesos, nos preguntaron si querríamos comprar algo, éramos 13 niños en total así que teníamos 1300 pesos.
Acordamos ir al único lugar abierto a esa hora donde vendían pizza, era un Soriana, compramos 7 pizzas, ahí mismo compramos un montón de refrescos y fritos, también llevamos botes de helado.
En aquellos años las cosas no estaban tan caras como ahora, por eso nos sobró suficiente dinero para ir a Blockbuster a rentar unas películas.
La noche estuvo genial, pero al día siguiente amanecí sintiéndome muy mal, fui al baño, tenía una sensación como si quisiera vomitar, pero no tenía asco ni nauseas.
Cuando fui al baño y abrí la boca, un hilo de saliva con sangre empezó a salir de mi garganta, yo esperé unos momentos a que eso dejara de salir, pero no ocurrió.
Pasaron 5 minutos y yo seguía igual, cerré la boca intentando cortar el flujo, pero tuve que volver a abrirla de inmediato porque la boca se me llenó de saliva y sangre.
Grité por ayuda, todos nos habíamos quedado en casa de la abuela, el primero en llegar fue el primo mayor, me preguntó que pasaba, abrí la puerta y pudo verlo con sus propios ojos.
Él corrió a avisarle a los abuelos y a los tíos, ellos estaban desayunando en la galería de arriba, por eso no me habían escuchado.
Bajaron, nadie supo cómo ayudarme, entonces tomaron la decisión de llevarme al hospital, les llamaron a mis padres para informarles en qué hospital estaría yo.
Fuimos hasta un hospital que no estaba tan lejos de, era a un kilómetro, ahí por la iglesia y un salón de fiestas.
Entramos al área de urgencias, la enfermera me llevó a una camilla, me recostaron de lado y me pusieron un recipiente al lado para que ahí cayera el líquido que aún me estaba saliendo de la garganta.
Para ese momento ya había pasado más de media hora desde que me había despertado, por eso me sentía débil, a los pocos minutos vino un doctor, me puso un suero vía intravenosa y dijo que cuando se terminara el suero ya veríamos qué seguía.
Luego de un rato llegaron mis padres, yo justo me estaba quedando dormido, intenté mantenerme despierto cuando los vi, pero estaba tan agotado que no pude hacerlo.
Cuando desperté, el suero que me había puesto el doctor ya se había terminado, mis padres seguían ahí, platicamos de lo que había pasado, entonces llegó el doctor, me revisó, yo ya no estaba arrojando saliva con sangre, por eso el doctor dijo que ya podía irme a mi casa.
En cuanto me senté empecé a sentir que me faltaba la respiración, mi estado de salud se puso muy mal, yo no recuerdo exactamente qué fue lo que pasó, lo último que supe antes de desmayarme era que me estaban poniendo el respirador artificial.
Cuando recuperé la conciencia me dijeron que estando inconsciente me había convulsionado 2 veces.
Estuve en el hospital más de una semana, me revisaron varios doctores, me hicieron pruebas y estudios, y nadie sabía qué era lo que me estaba pasando.
Yo cada día me sentía peor, tenía intensas migrañas, orinaba sangre, se me doblaban los pies hacia adentro, me crujían los huesos, mucho vómito, sentía hormigueo en todo el cuerpo y muchas otras cosas.
Entonces, mis padres, hartos de la situación, decidieron sacarme del hospital y me llevaron directamente con una bruja de magia negra.
Ella, nada más al verme, les dijo a mis padres que me llevaran a un cuarto donde ella tenía dibujados unos extraños símbolos en el suelo, me acostaron sobre esos símbolos.
La bruja aún no le preguntaba nada a mis padres, ella simplemente dijo que me urgía una limpia con huevo de gallina negra.
Mis padres le dieron carta abierta para hacer lo que fuera con tal de que yo me sintiera mejor.
Yo estaba consciente, podía ver y oír todo.
La bruja trajo un huevo y empezó a frotarlo por todo mi cuerpo, después agarró una barra que parecía jabón y comenzó a tallar mi frente, el olor de esa barra era peculiar, era como una mezcla de aceite y chocolate.
Rituales De Magia Negra
El huevo y la barra los envolvió en lo que parecía ser algodón, y colocó todo dentro de un vaso que contenía un líquido de color dorado.
La bruja les dijo a mis padres que debíamos esperar unos minutos en lo que el algodón se deshacía dentro del líquido y, mientras tanto, debían cargarme y llevarme al patio, ahí ella tenía un bote con agua mágica, eso fue lo que dijo.
Mis padres me llevaron, el bote era grande, yo podía meterme dentro y me llegaba hasta el cuello.
El bote estaba lleno de agua, la bruja les dijo a mis padres que me soltaran, que yo debía mantenerme de pie con mis propias fuerzas, de lo contrario el agua mágica no surtiría efecto.
Mi madre le preguntó qué contenía el agua mágica, la bruja le dijo que era una mezcla de ruda, albahaca, manzanilla, y cera de vela negra.
Todo eso lo mezclaba con agua de río extraído durante la luna llena.
Mientras ellos conversaban yo me estaba esforzando para sujetarme bien del borde del bote y así mantenerme de pie, pero las fuerzas se me estaban acabando, y se lo dije a la bruja.
Ella me miró preocupada y dijo que eso era una muy mala señal, que el agua mágica debería estarme dando fuerza, volteó a ver a mis padres y dijo que tendría qué hacer una oración, que eso sin duda alguna me ayudaría, pero que mientras ella rezaba mi vida estaría en peligro, y que ellos no podrían ayudarme, que solo mi fuerza de voluntad me salvaría.
Mis padres, con una muy notable angustia, estuvieron de acuerdo, yo también lo estaba.
En cuanto la bruja empezó a rezar el agua subió ligeramente su temperatura, cada que la bruja terminaba el rezo y volvía a empezar el agua se sentía más caliente.
Aquello se estaba volviendo insoportable, sentía que mi piel se estaba derritiendo, entonces un brazo salió del fondo del bote y me sumergió en el agua.
Mis padres gritaron, la bruja no paró de rezar, cada que terminaba y volvía a empezar lo hacía con más fuerza y más rápido, yo intentaba luchar por liberarme del brazo que me sujetaba, pero no podía.
La bruja repitió tantas veces el rezo que me lo aprendí casi de memoria.
“Oh vela negra, te invoco a ti, con la maldición del enemigo, tómala en tus llamas, aflígela y quémala, con las cenizas cubre al enemigo, visítalo con una doble mezcla de la maldición que ha descargado, hazlo entender que el que vive portando espadas, muere por ellas”.
La bruja terminó de rezar por última vez, su voz ya eran puros gritos desgarradores, pero en cuanto terminó yo logré liberarme.
Me alcé con tanto impulso que inclusive tumbé el bote derramando toda el agua, la cual, por alguna razón, se había vuelto negra y espesa, como si fuera petróleo.
Mis padres me quisieron ayudar a levantarme, pero la bruja les dijo que no intervinieran, que yo debía hacerlo solo, y sí pude.
Los 4 volvimos al cuarto donde habíamos estado primero, el líquido de color dorado que estaba en ese vaso ya había disuelto el algodón.
Ese vaso de vidrio estaba repleto de gusanos.
La bruja nos dijo que alguien me había ataco con una maldición muy poderosa, y que no solamente me querían matar, sino que estaban tratando de apoderarse de mi alma.
El agua y los rezos me habían devuelto la vitalidad, de hecho, me habían librado de la maldición, pero eso no era en realidad una buena noticia.
Porque la maldición no había desaparecido, solamente, con ayuda de los rezos, la maldición había dejado mi ser para voltearse en contra de la persona que me había atacado.
La bruja les dijo a mis padres que debían colocar 13 velas negras dentro de mi cuarto, que no ayudarían en nada, pero que nos avisarían antes de que la situación se fuera a complicar de nuevo.
Yo podía dormir tranquilo por algunos días, tal vez un mes, en lo que el agresor encontraba la manera de deshacerse de la maldición para enviármela de nuevo.
Cuando eso ocurriera todas las velas se apagarían, en ese mismo momento nosotros deberíamos regresar con ella, mientras tanto, no había nada más qué hacer.
No pasaron ni siquiera 3 semanas, cuando una noche, antes de que me quedara dormido, las 13 velas se apagaron, yo corrí a avisarle a mis padres.
Fue un lunes, volvimos con la bruja, dijo que tendríamos que esperar a la madrugada del miércoles para hacer el siguiente ritual porque era cuando tendríamos más oportunidades de tener éxito, debido a la Luna Nueva.
Esa noche tuve que dormir en el cuarto de mis padres para que ellos estuvieran al pendiente de mí, afortunadamente solo me empezó un ligero dolor en el estómago, pude dormir bien.
La noche del martes ya no pude dormir debido al tremendo dolor de cabeza, me dio una calentura muy fuerte, yo sentía que los ojos se me iban a salir.
Ya el miércoles por la madrugada volvimos con la bruja, ella ya nos estaba esperando, tenía una mesa preparada con velas blancas, mucho ajo, y copas cristalinas que contenían diferentes cosas.
Todos nos sentamos alrededor de la mesa y nos tomamos de las manos, la bruja dijo una oración de purificación y nos soltamos.
La bruja tomó un alfiler y me pinchó el centro de la palma izquierda, agarró mi mano y la colocó sobre una de las velas, una gota de mi sangre cayó sobre esa vela y la apagó.
Ella agarró la copa que tenía sal y la espolvoreó por toda la mesa, después tomó 2 ajos y los puso al centro de la mesa, los ajos los perforó cada uno con un alfiler.
Sacó hilo negro, amarró un extremo al dedo índice de mi mano derecha, y el otro extremo a uno de los alfileres que estaban enterrados en un ajo.
Después fue por una piedra transparente y con esa piedra aplastó el otro ajo y el alfiler se partió en 2.
La bruja agarró una de las cabezas del ajo que había aplastado y se lo comió a mordidas, luego se comió una de las mitades del alfiler que había estado en ese ajo.
Agarró la otra copa de cristal, tenía un líquido blanco adentro, también se lo bebió.
Dejó pasar unos segundos y luego escupió dentro de la copa donde había estado la sal, la saliva de la bruja era de un color verdoso.
La bruja movió la copa en mi dirección, dando a entender que yo debía tomarme lo que ella había escupido, mi madre y yo nos volteamos a ver sin decir nada.
Mi padre le preguntó a la bruja si era realmente necesario, la bruja, muy seria, respondió: “a menos que quiera ver morir a su hijo”.
Entonces lo bebí.
La bruja empezó a rezar una oración que parecía una mezcla del padre nuestro y del credo, pero en lugar de hacer referencia a Dios hacía referencia al Diablo.
Yo empecé a sentir mucho asco, la bruja, sin dejar de rezar, se levantó de la mesa y se alejó, mis padres hicieron lo mismo, entonces sentí como si algo dentro de mí se hubiera hecho pedazos.
Vomité, fueron litros y litros, primero aventé una sustancia transparente, luego un líquido negro, también arrojé plantas, lodo, cera y pedazos de aluminio.
No sé qué rayos pasó, pero la mesa casi se derritió con mi vómito, yo quedé de rodillas, casi sin fuerzas, la bruja caminó hacia mí, metió 2 dedos en mi garganta y sacó el dulce que me había dado el niño con el disfraz extraño la noche de Halloween.
Mis padres y yo estábamos sorprendidos, el dulce había salido intacto, como si yo ni siquiera lo hubiera masticado, la bruja me preguntó quién me había dado ese dulce, yo les conté todo.
Ella estaba intrigada, decía que un ataque como el que me habían hecho a mí no era común, y definitivamente no era aleatorio, no me dieron ese dulce por casualidad, estaba hecho específicamente para mí.
El enigma era, ¿por qué?
No había forma de saberlo, lo importante era que la maldición ya estaba destruida, de todos modos, la bruja les sugirió a mis padres que me mantuvieran protegido por un buen tiempo, nueve años para ser exacto.
Les explicó que debían tener un mueble al lado de mi cama, ahí debían colocar 2 velas blancas, una copa de agua con sal, había que cambiar el agua todos los días, también tenían que darme a beber un té de menta cada 8 días.
Debajo de mi almohada tenían que colocar hojas de eucalipto, y cambiarlas cada que se marchitaran, adicional a ese, todos los martes tenían que darme una gota de aceite de gardenias, y todos los jueves una gota de aceite de rosas.
Cada que hubiera luna llena debían untarme en la frente una mezcla de hojas de laurel, hojas de boldo, ajo, carbón y talco.
Ya por último debían guardar todas las muelas que se me cayeran y hacerme una pulsera o collar con mis piezas dentales.
Durante 9 años seguimos las indicaciones que la bruja nos dio, han pasado ya varios años desde que dejamos todo eso atrás.
Actualmente estoy por cumplir 26 años, y puedo recordarlo todo como si fuera ayer.
Yo estoy consciente de que la magia negra y sus derivados, tales como la brujería, tienen una fama muy negativa, pero al menos en lo que a mí concierne, estoy vivo gracias al esfuerzo de una bruja.
Autor: RAMIRO CONTRERAS
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