La Ouija Historia De Terror 2024

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La Ouija Historia De Terror 2024

La Ouija Historia De Terror… Tengo que confesarles que la verdad esa fue la primera vez que jugué la ouija, porque si me daba mucho miedo hacerlo, había visto tantas películas de terror y de espanto que la verdad no me daba nada de ganas, pero aquel día era especial para nosotros, fue el último día de clases del semestre.

Ese viernes Janet nos invitó a tomar a su casa, nos dijo que estaría sola todo el fin de semana, ya que sus papás se habían ido desde ayer a visitar a sus abuelos a Michoacán, así que nos quedamos de ver a la hora de la salida.


Janet y yo fuimos las primeras en llegar, después llegó Oscar, Mario y Luis, y al último Elena con Rocío. Ahí mismo hicimos la coperacha para pasar por las cervezas y el tequila antes de irnos a su casa, nos fuimos en el carro de Janet, hasta ese momento ninguno de nosotros sabía dónde vivía, ella nos dijo que por la alcaldía de Iztacalco y nos dejamos guiar, después de un rato llegamos frente a la reja de una cerrada en donde había dos vigilantes, la saludaron amablemente y nos dejaron pasar, parecía una zona residencial medio exclusiva.

Se estacionó frente a una casa muy bonita de dos pisos con techo de tejas y un jardín muy grande, todos nos quedamos con la boca abierta. Apenas entramos nos adueñamos de la sala y empezamos a repartir las cervezas. La celebración había empezado.

Perdí la noción del tiempo, la verdad la estábamos pasando muy bien, pero tenía que estar en casa antes de las once y no tenía ni idea de cómo salir de aquí, así que aproveché un momento en que perdí a Janet de vista para descansar en el sillón, así estuve unos minutos y al intentar pararme de nuevo me sentí muy mareada, tengo que reconocer que había estado mezclando la cerveza con el tequila.

No podía llegar a casa así por lo que decidí quedarme otro rato para que se me bajara un poco y me volví a sentar, fue entonces cuando vi a Janet bajando de las escaleras con una caja del juego de la ouija y una libreta en las manos, caminó hacia mí y se sentó a mi lado mirándome retadoramente.

Ella sabía que me daban mucho miedo esas cosas, pero su miradita me picó el orgullo, entonces quité todos los vasos y latas de la mesa de centro, le arrebaté la caja de las manos y la puse sobre la mesa. Oscar apagó el estéreo y todos se acomodaron alrededor de nosotras.

Janet me sonrió burlona y gritó: «nosotras primero», nos arrodillamos frente a la mesa de centro, ella le dio la libreta a Elena que estaba a su lado y le pidió que fuera apuntando las letras o números que señalara, se volteó y me sonrió, pusimos nuestras manos sobre el planchette y me dijo que no lo presionara fuerte que apenas y lo rozara, yo estaba muy nerviosa sentía mis manos sudadas, todos guardaron silencio y entonces ella preguntó en voz alta: «quieres jugar con nosotros», pasaron algunos segundos y nada, entonces volvió hacer la pregunta y esperamos otros segundos y no pasó absolutamente nada, en ese momento hasta me relajé y pensé que todo este juego era una mentira, retiré mis manos dispuesta a pararme, pero Janet me pidió que lo intentáramos solo una vez más y que si no pasaba nada ya no me molestaría.

La Ouija Historia de terror

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No lo pensé mucho y le dije que solo una vez, entonces le pidió a Luis que le pasara unas velas que estaban sobre la mesa del comedor y que apagara la luz, apenas se las dio puso una de cada lado de la Tabla y las prendió, eso le dio un aspecto bastante tenebroso a todo, se acomodó nuevamente y me hizo un gesto para que pusiera las manos otra vez, hizo una pausa larga y volvió a preguntar: «quieres jugar con nosotros», apenas terminó la frase y empecé a percibir un ligero temblor en el planchette y en ese momento sentí como se empezó a desplazar suavemente sobre la Tabla, como si algo lo estuviera empujando, un escalofrío impresionante me recorrió de pies a cabeza cuando se detuvo sobre SI, yo busqué la mirada de Janet pero ella la tenía fija en la ouija, y sin más preguntó: «cómo te llamas», yo iba repitiendo en mi cabeza cada una de las letras que íbamos recorriendo y entonces me apareció el nombre de L-I-L-I-T-H.

Aunque estaba aterrada había algo en mí que no podría explicar que evitaba que salieron corriendo de ahí, el juego era real no éramos nosotras las que estábamos moviendo aquella Tabla, entonces Janet hizo otra pregunta que no entendí porque la hacía en ese momento: «¿eres un demonio?», la Tabla se empezó a deslizar hacia SI pero un poco antes de llegar se detuvo.

Nos quedamos en silencio por un momento conteniendo la respiración, yo quería terminar ya el juego, sentía que me faltaba el aire, pero Janet insistió y le preguntó si quería seguir jugando con nosotras, en ese momento el planchette se movió muy rápido y nos arrastró hacia el NO.

Yo quité las manos asustada, Janet me miró duramente y me hizo una seña con la cabeza de que regresara, sus ojos tenían algo muy extraño que me causó mucho miedo y sin dejar de mirarla puse las manos otra vez, cerró los ojos, respiró profundamente y preguntó el por qué no quería seguir jugando con nosotros, el planchette permaneció inmóvil, yo trataba de jalar el aire por la boca, cuando de repente, sin esperarlo, se empezó a desplazar el planchette demasiado rápido sobre las letras, una tras otra, apenas y me daba tiempo seguirla con mis manos, hasta que formó la palabra L-A-R-G-A-T y al llegar a ésta letra, casi al mismo tiempo Janet y yo quitamos las manos, pero entonces ante nuestras miradas de terror el planchette se desplazó solo sobre el tablero, muy despacio hacía la E, yo sentí que me hundía en el piso, la Tabla se empezó a mover como si estuviera vibrando aquella mesa de centro y el planchette salió disparado por los aires como si alguien le hubiera dado un manotazo.

Las dos nos paramos asustadas, todos los demás ya había corrido hacia la puerta, pero al intentar abrir no pudieron, nos dijeron después que parecía como si alguien la jalara desde de afuera, y en ese momento se escuchó un horrible sonido sobre las ventanas, como si estuvieran rasgando todas al mismo tiempo con algo de metal sobre los vidrios, Elena se desmayó, Oscar la alcanzó a detener y Luis le ayudó a recostarla en el piso, mientras Mario y Rocío se quedaron abrazado juntos a la puerta, el ruido sobre las ventanas se detuvo y Janet y yo corrimos hacía la sala, las velas se habían apagado y todo estaba muy oscuro, entonces tropezó con una de las patas de la mesa de centro, alcancé a sujetarla de un brazo y al intentar jalarla para abrazarla me apareció su rostro deformado con muchas llagas abiertas y los ojos en blanco.

No pude más, di un grito horrible y la solté, ella cayó a mis pies, yo me dejé caer a su lado en cuclillas tapándome la cabeza con las manos, por unos momentos solo escuchaba los gritos de terror de los demás y de pronto todo quedó en silencio.

Abrí muy despacio los ojos, Janet estaba a mi lado, sangraba de la boca, de la nariz y de los ojos, escuché a lo lejos que alguien de afuera gritaba si estábamos bien, yo me acerqué a Janet y la abracé.

Los vigilantes de la cerrada tuvieron que hablarle a una ambulancia y a la policía porque Janet no despertaba, ninguno de los policías nos creyó lo que les contamos acerca de la ouija, solo se nos quedaban mirando y después volvía a preguntarnos una y otra vez: «qué drogas se metieron».

Janet estuvo hospitalizada casi un mes y medio, sus papás no me dejaron visitarla en el hospital, ellos estaban convencidos de que nosotros habíamos llevado las supuestas drogas que ese día estuvieron a punto de matar a su hija, y cuando salió del hospital ya no regresó a la escuela, cerró sus redes sociales y cambio su número de teléfono. No hemos sabido nada de ella desde entonces. La extrañamos mucho.

Autor: Luis Martínez Vásquez

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