La Mina Historia De Terror 2023
La Mina, Historia De Terror… Cada vez que cuento a alguien sobre mi pasado, comúnmente suelo omitir por completo la siguiente historia, muchas veces desearía poder volver en el tiempo, creo que si pudiera cambiar una sola cosa entonces talvez mi vida podría haber sido muy diferente a cómo es ahora.
Comenzaré presentándome, mi nombre es Elmer, tengo 38 años, pero para cuando acontece está historia yo solamente contaba con 16 años. A esa edad muchos de nosotros nos consideramos invencibles, probamos límites y consideramos que tenemos el mundo a nuestros pies o al menos eso es lo que yo sentía junto con mi grupo de amigos.
En total éramos 5, estaba Jorge, este era el mayor del grupo, tenía 18 años y solía comprarnos alcohol y cigarrillos en las tiendas, aunque muchos lo llamaban estúpido por haber repetido dos años seguidos el último año de preparatoria, a mí se me hacía alguien bastante inteligente cuando se trataba de idear estrategias, por otro lado, teníamos a Santi y Ezequiel, estos tenían mi misma edad y eran tan amigos que nunca podías ver a uno sin el otro, por último teníamos a Carol, está era la única chica del grupo y también según yo era la persona más genial del universo, no solo era la más lista y sensata del grupo, sino que era hermosa y yo estaba enamorado de ella.
Si algo jamás podrá irse de mi mente es que ésta usaba guantes sin dedos y siempre olía exquisito a galletas, está también era de muy bajos recursos como casi todos en el grupo, por lo que está siempre hablaba de lo grandioso que sería ser millonarios, todos comúnmente le seguíamos la corriente, después de todo quien no ha fantaseado algún día con ser rico, pero al final del día todos sabíamos que aquello era muy poco probable que pasara.
Nosotros teníamos un canal de YouTube, el cual si bien no podría considerarse muy bueno, este contaba con un pequeño grupo de seguidores, el cual iba aumentando lentamente, en este canal nos dedicábamos principalmente a relatar mitos y leyendas de México, algunas veces nos grabábamos jugando algunos “juegos macabros” y cosas por el estilo, nuestro mayor anhelo en ese momento de nuestras vidas era comenzar a monetizar con esos vídeos.
Sin embargo, sabíamos que si queríamos sobresalir de los otros canales con temática similar tendríamos que hacer algo que fuera sin duda espectacular, por lo que un buen día Carol llegó con una gran idea de lo que podría tratarse nuestro siguiente video, está sugirió que deberíamos hablar sobre las minas, mi primer comentario fue decirle que muchos canales ya lo habían hecho antes y que a decir verdad este era un tema bastante gastado, sin embargo, está dijo que por eso nosotros haríamos una especie de reportaje justo dentro de las minas.
Todos parecieron emocionarse con la idea, y comenzaron a mencionar el gran número de gente que lograríamos atraer si hacíamos aquello, sin embargo, yo no me hallaba muy convencido al respecto, y esto era debido a que ese lugar estaba cerrado debido a que había riesgos de derrumbe y aquello había sido la razón por la cual este estaba clausurado en primer lugar.
Al parecer yo era el único que le veía un problema a la locación, ya que el resto del grupo pareció parecerles más que perfecto, y a pesar de que intente un par de veces persuadirlos de no ir, estos parecían ignorarme deliberadamente, por lo que fui yo quien finalmente terminó sucumbiendo ante la idea de ir a grabar dentro de las minas.
Esperamos a que fuera fin de semana para llevar a cabo nuestro plan, por mi parte yo dije que dormiría en la casa de Jorge, por alguna razón mis padres aprobaban demasiado mi amistad con él, supongo que creían que este al ser mayor era más sensato, era más que claro que éstos no habían hablado ni cinco minutos con el, Santi y Ezequiel no tuvieron ningún problema cuando cada uno dijo que se quedarían en la casa del otro, ya que al parecer esto lo hacían con mucha frecuencia, en cuanto a Carol sus padres rara vez le cuestionaban su paradero, en más de una ocasión está me había confesado que desde que su hermano pequeño había muerto de leucemia muchas veces se sentía como un fantasma en su propia casa.
Aquello me hacía comprender el porqué esta tenía tanta insistencia por volverse rica, supongo que lo veía como un escape o talvez una manera de volverse visible para sus padres, una vez todos reunidos en el punto de encuentro, decidimos emprender el viaje, el cual no era un sitio en donde se pudiera llegar en autobús, el único que podría acercarnos era muy costoso, aquello sin mencionar que el padre de Santi se ganaba la vida conduciendo aquel camión, por lo que no solo sería arriesgarnos a qué esté descubriera a Santi, sino que este de inmediato daría aviso a los padres de todos, por lo que optamos que lo mejor sin duda sería ir caminando.
Sería un camino largo, pero seguramente llegaríamos por la mañana al lugar, lo que nos daría el tiempo suficiente como para realizar el reportaje con calma, caminamos hasta que todos sentimos nuestros pies a punto de explotar, sabíamos que aún nos faltaba un buen tramo por recorrer, pero aun así decidimos que descansaríamos para recuperar fuerzas antes de continuar.
Recuerdo aquella noche como uno de los momentos más felices de mi vida, prendimos una fogata y mientras comíamos y bromeábamos hablábamos de los cientos de seguidores que tendríamos luego de subir aquel video, los chicos hablaban de todas las grandes cosas que harían con su parte del dinero cuando monetizáramos, mientras Carol escuchaba divertida, nadie le cuestionaba a ella que haría con su parte, ya que todos sabíamos la respuesta.
Ella se iría muy lejos, viajaría por el mundo en una caravana, todos parecían tener planes para cuando fuéramos ricos, todos salvo yo, por el hecho de que a decir verdad yo no vivía tan mal, si bien no era rico no sentía que me faltase nada, lo único que deseaba en el mundo en ese momento era que aquello funcionara, no para mí, sino para que así Carol pudiera cumplir su sueño y talvez está podría incluirme también.
Hablando y riendo, poco a poco el sueño fue venciéndonos a todos, el último en dormir fui yo, recuerdo claramente como antes de cerrar por completo los ojos pude visualizar una sombra con ojos rojos, los cuales parecían estar vigilándonos, lejos de lo que muchos pudieran creer aquello no me perturbó en lo más mínimo, pues estaba tan acostumbrado a acampar, que había aprendido que las ramas y arbustos podían ser muy engañosos cuando uno estaba cansado.
La Mina Historia De Terror
Sin embargo, mi sueño fue una historia completamente diferente, puesto que pude ver aquella sombra otra vez la cual se hallaba justo antes de la entrada a las minas, como en todos los sueños este fue bastante difuso, pues en un momento parecía que estábamos a las afueras de las minas y en otro instante nos hallábamos corriendo de forma desesperada en medio de la oscuridad, siendo perseguidos por algo desconocido, podía escuchar los gritos de Ezequiel, el cual estaba siendo arrastrado en las profundidades de las minas hasta que finalmente solo quedaba yo.
Los últimos gritos de Carol me hicieron despertar, todos aún se hallaban dormidos, puesto que no había pasado más de un par de horas desde que nos habíamos acostado, estaba sudando y con el corazón a mil por hora, por mas que lo intenté no pude volver a conciliar el sueño.
Cuando los primeros rayos del sol comenzaron a verse, poco a poco todos comenzaron a despertar, sin duda alguna ninguno había tenido tan mala noche como la que había tenido yo, por un momento pensé en contarles mi pesadilla y el cómo aquella me había dejado un muy mal presentimiento, el cual nada más incrementó durante el resto de la noche, haciéndome dudar aún más si en verdad debíamos continuar.
Pero inmediatamente supe que aquello era absurdo, nadie más ahí tenía dudas y yo solamente quedaría como un miedoso el cual le arruinó la diversión a todos, únicamente porque tuvo miedo de una simple pesadilla, a demás aquel sueño se parecía mucho a una película de terror, la cual había visto apenas la dos días antes, por lo que supuse que bien había podido ser mi cerebro revolviendo recuerdos.
Fue así como sin mencionar nada a nadie, retomamos nuestro camino, por un instante casi parecíamos estar perdidos, el equipo que llevábamos para grabar casi parecía pesar una tonelada y ninguno de nosotros veía las minas por ningún lado, aún con todo aquello Carol no parecía desanimarse, ella aseguraba que nos encontrábamos muy cerca del lugar y luego de mucho rato finalmente logramos encontrar las abandonadas minas.
Al verlas todos nos sentimos un tanto aliviados de que no nos hubiéramos perdido, yo nunca había ido a ese sitio, solamente había escuchado de él, la leyenda contaba que hacía muchos años ocurrió un derrumbe, el cual había cobrado la vida de todos los trabajadores que se hallaban en aquel momento en las minas y a pesar de las exhaustivas búsquedas no habían logrado recuperar un solo cuerpo de los pobres trabajadores.
La leyenda relataba que si te adentrabas en aquellas minas exactamente a las 11:36 de la mañana, exactamente a la hora en que había ocurrido él derrumbe, podías escuchar los gritos de desesperación de los trabajadores los cuales estaban condenados por toda la eternidad a buscar una salida de aquellas minas, había escuchado esa historia desde que era un niño, la cual según mi padre mi tatarabuelo había sido uno de los mineros extraviados.
Jorge pateó una de las tablas las cuales bloqueaban la entrada, provocando que está se despedazara al instante, el eco de la madera rompiéndose me hacía querer dar media vuelta y correr, sin embargo, el querer apoyar a Carol a cumplir su sueño era mi máxima prioridad es aquel momento, sin mencionar que de todos ahí yo era el único que sabía usar mejor la cámara, por lo que dejando de lado cualquier pensamiento racional, todos entramos a las minas.
Caminamos por un largo rato, teníamos preparado lo que todos dirían, por lo que nos la pasamos horas intentando que todo quedara perfecto, lo cual para ser solo unos niños apenas sabiendo lo que hacían aquel video nos estaba quedando bastante bien, contamos la leyenda de la mina y también algunas teorías de conspiración las cuales aseguraban que todo había sido planeado por los dueños de la mina o cosas por el estilo, de pronto mientras Ezequiel relataba algunas de las leyendas que rondaban la mina todos comenzamos a escuchar leves risitas a nuestro alrededor.
De la nada todos nos exaltamos, al escuchar tras nosotros el grito de sorpresa de Jorge, lo cual hizo que todos volteáramos, pero este solo dijo que le había caído una araña en el cabello, todos ya teníamos los nervios de punta debido a aquellas risas las cuales parecían haber cesado, por lo que aquella broma no fue mucho de nuestro agrado, continuamos caminando, haciendo algunas tomas a los letreros de seguridad de la mina, así estuvimos hasta lo que pareció ser el final del camino.
El camino de tierra había sido reemplazado por un gran agujero, el cual no podía verse el fondo, Jorge hizo alusión de querer arrojar a Carol al vacío, nos preguntamos que tan profundo estaría y que tanto subiría nuestra audiencia si es que transmitíamos el descenso en vivo, cosa que era imposible ya que ninguno de nuestros teléfonos tenía red una vez adentrándonos en la mina.
Mientras nos poníamos de acuerdo sobre que era lo que haríamos con aquel agujero, comencé a notar como la imagen de mi cámara comenzaba a distorsionarse, al mismo tiempo que su luz comenzaba a dar algunos destellos, miré a Jorge el cual parecía estar teniendo exactamente el mismo problema que yo, por lo que en cuestión de segundos nuestras cámaras dejaron de grabar al mismo tiempo que las linternas de todos se fundieron, dejándonos así en una oscuridad profunda.
Nuestra primera acción fue el dar una risa nerviosa para convencer al resto del grupo que no estábamos asustados, yo intentaba presionar el botón de encendido para que mi cámara y la linterna volvieran a encender, sin embargo, nada de lo que hacía parecía funcionar, por lo que tomando las riendas de la situación, Carol dijo que era hora de regresar, esto no sería tan difícil, ya que solo habíamos caminado en línea recta.
De pronto en la oscuridad pude sentir como la mano de Carol sujetaba la mía, aquello me hizo sentir muy bien y hasta cierto punto agradecer por aquel incidente con las luces, ninguno decía una sola palabra mientras caminábamos de regreso, como deseaba que Jorge dijera una de sus bromas tontas para hacer menos tenebroso todo el asunto, pero creo que aquella era una situación que ni él se sentía capaz de aminorar.
No tengo idea de cuánto caminamos en línea recta, únicamente recuerdo pensar en que no recordaba que hubiésemos caminado tanto, de vez en cuando chocábamos unos con otros, debido a que nadie podía ver a quien tenía enfrente, no fue hasta cuando choqué de cara contra algo duro, lo cual supongo que fue un montículo de rocas, esto fue por demás escalofriante ya qué no había visto ninguno en todo el camino de ida.
El sentimiento de estar perdido en aquella oscuridad profunda sin duda fue por demás escalofriante, el sentimiento de que jamás volverías a ver la luz del sol invade tu mente impidiéndote pensar con claridad, y aunque no podía saber lo que pensaban mis amigos, casi estaba seguro de que pensaban lo mismo.
Me encontraba tan inmerso en aquellos pensamientos que ni siquiera escuché en primera instancia lo que Jorge intentaba decirnos, lo cual era que si no escuchábamos murmullos, no reaccioné al respecto hasta que Ezequiel confirmó que en efecto esto se trataban de murmullos, fue ahí cuando presté un poco más de atención dándome cuenta de que se escuchaba como sí personas hablasen entre sí.
No supe si alegrarme o aterrarme En aquel momento, sin embargo, mi cerebro inmediatamente optó por la segunda opción, ya que opinando de manera lógica no podría haber nadie más ahí dentro con el único propósito de hablar entre sí, queríamos correr, pero sabíamos que no llegaríamos tan lejos en aquella oscuridad, apreté fuertemente la mano de Carol y dije que todo iba a estar bien, supuse que ella necesitaba escucharlo, aunque tal vez yo era el que mas lo necesitaba.
Todos optamos por continuar nuestro camino e ignorar aquellos murmullos, opinamos que ignorarlos de alguna forma harían que se fueran, sin embargo, esto no fue así, ya que los murmullos comenzaron a hacerse cada vez más fuertes llegados al punto de que en lugar de murmullos se escuchaban gritos agonizantes de hombres los cuales pedían e imploraban ayuda.
Para ese punto ninguno de nosotros pudo pensar con claridad, pues pude escuchar como todos comenzaron a correr, por lo que sosteniendo firmemente la mano de Carol, yo hice lo mismo, no sabíamos a dónde ir o si íbamos en la dirección correcta, nada más sabíamos que queríamos alejarnos de aquellos gritos, los cuales se quedaban dentro de tu cabeza y te generaban un horrible sentimiento.
Llegué al punto en el que no escuchaba los pasos de ninguno de mis amigos, lo único que me consolaba era que continuaba sujetando la mano de Carol lo más fuerte que podía, está había enmudecido de repente, no podía escuchar absolutamente nada más que mi propia respiración, quería pensar con claridad, pero nada de lo que hacía funcionaba para aquello.
Estaba tan ocupado que ni siquiera noté en qué momento la mano de Carolina comenzó a ponerse muy caliente, no lo noté hasta que la mano comenzó a quemar la mía, el dolor fue tal que la solté y aunque no podía verla sabía que esta se encontraba al rojo vivo, pregunté a Carolina que era lo que le pasaba, pero ésta continuaba completamente muda.
Le hablé una última vez antes de escuchar una macabra risa, acompañada de una profana voz, la cual me preguntaba si quería tomarla de la mano, como un reflejo encendí la linterna la cual para mi sorpresa dio un destello, el cual iluminó directamente hacia donde hasta hace unos momentos creía que se encontraba Carol.
Mi sorpresa fue terrible cuando lo que se dejó ver, no fue nada más que un horrible ser el cual solo puedo describir como un cadáver en descomposición, el cual sonreía de una manera grotesca, del miedo solté mi cámara y comencé a correr nuevamente, no me importaba la oscuridad, el dolor inmenso de mi mano o los gritos que escuchaba solo deseaba salir de ahí, no sé que tanto corrí, pero no me detuve hasta ver a lo lejos una luz la cual supe de inmediato que se trataba de la salida.
De la nada Jorge emergió de entre la oscuridad, su mirada reflejaba el terror más puro que cualquier persona podría tener, le cuestioné en dónde se hallaban los demás, pero nada más me dijo que no sabía, que debíamos salir y una vez afuera podríamos pedir ayuda para el resto, apenas terminó de decirme aquello, algo lo tomó por los pies arrastrándolo de nuevo a la oscuridad de la mina.
Todo pasó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de sujetarlo, decidí correr a la salida mientras escuchaba los gritos suplicantes de mis amigos, no me detuve hasta que estuve fuera de la mina en donde para mi sorpresa se hallaba Carol, la cual había llamado a la policía, estos no tardaron en llegar, fueron muchos días de búsqueda, pero al igual que los mineros hace años nadie nunca volvió a saber nada de nuestros amigos, Carol y yo no volvimos a hablar del asunto con nadie, solamente espero que estén donde estén mis amigos hayan podido descansar en paz y que no continúen atrapados en aquellas minas.
Autor: Liza Hernández
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