Mi Abuelo Historia De Terror 2021

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Mi Abuelo Historia De Terror 2021

Mi abuelo, historia de terror… Es ilógico pensar que después de la vida, el último paso sea la muerte, no podemos aceptar que no exista un más allá, sin duda, la muerte es un paso por el que todos pasaremos, es intrigante pensar como moriremos, sin embargo, lo que pasamos por alto o mejor dicho, lo que nunca llegamos a ponernos a pensar, es que el día del año en que moriremos, ya lo hemos vivido…

solo hace falta que llegue el momento exacto, en el año que nos toque. Sin embargo, en ocasiones la misma Muerte, nos puede avisar cuando llegara nuestro fin.

Mi nombre es Macario, puedo asegurarles que eso le pasó a mi Abuelo y todo lo que les contaré es verdad y afortunadamente aún sigo aquí con ustedes.

Mi abuelo tiene un carácter fuerte, muy duro en dirigirse a las personas, debido a la crisis que llegó al país en 1996, tuvimos que vivir junto con él en un poblado llamado Ciudad Hidalgo, en Michoacán. Es una casa grande, de un solo piso y con varios cuartos, mi abuelo, tenía su propio cuarto, había varias reglas en la casa, yo debía estar en casa a las nueve en punto para cenar, ya que todos los días mi abuelo en punto de las Once, se cercioraba que todas las puertas estuvieran cerradas, además siempre me mencionaba la regla más importante, nadie se podía meter a su cuarto.

Siempre estaba cerrado con llave, y solo él lo podía limpiar. Yo sabía que no era de su agrado completamente, jamás sentí amor de él hacia mí. Pero algún modo nos tolerábamos.

Un día, cuando mis padres salieron a trabajar y mi abuelo había salido, aproveche para saciar mi curiosidad. Tendría algo de tiempo, el viejo había salido por varios mandados para la comida. Sabía dónde escondía las llaves, así que las tomé y abrí su cuarto.

Jamás me hubiera imaginado que lo que encontré dentro, me provocaría más miedo, había varios estantes, en los cuales, la figura de la Santa Muerte se encontraba, no era solo una, eran varias figuras allí.

Mi Abuelo Historia De Terror

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Una de ellas sobre una repisa, tenía varias monedas a su lado, como si fuese una ofrenda, otra de ellas, quizás la más grande tenía velas negras, se encontraban apagadas.

Había cuadros de personas que no conocía, y encontré un álbum de fotos, con las hojas negras que justo antes de que lo abriera me cerraron el álbum. Se trataba de mi abuelo que había regresado antes y me había sorprendido husmeando sus cosas.

Recibí un castigo de parte de mis Padres, mi abuelo no me dejo salir durante los días que mis padres trabajaban en la tarde, y además tenía que ayudar más en los quehaceres del hogar, aun así la curiosidad aún me motivaba a ver que había dentro del álbum, que era aquello que mi abuelo no quería que viera.

Días antes de que terminara mi castigo, mientras barría el largo pasillo de la casa, me percaté que el cuarto de mi abuelo estaba abierto, simulé que barría un poco por fuera, y fue cuando lo vi a él sentado en el sillón de su cuarto con el álbum abierto. Se dio cuenta de que yo estaba allí, y me aleje rápidamente, pero me hablo de forma inmediata, por lo cual tuve que obedecer.

Al entrar a su cuarto volteé a ver las figuras de la Santa Muerte, como si no las hubiera visto antes. Mi Abuelo me invito a acercarme a él y mostrarme el álbum. Había personas posando, con los ojos cerrados algunos, y otros viendo a la cámara fijamente. Gente grande, otros muy jóvenes e inclusive bebés.

Le pregunté por qué estaban algunos dormidos, a lo que mi abuelo me aseguró que no era así. Ellos estaban muertos, ya que antes se acostumbraba a que la gente se tomara fotografías con aquellos seres que se habían adelantado. Me mostró quienes eran sus Padres, y quienes fueron sus hermanos, de los cuales se encontraban muertos en el álbum. Fue cuando me dijo lo que nunca me imaginé.

“Ya casi me voy Macario, me han jalado los pies esta noche mientras dormía” – Yo no comprendí lo que me decía, sin embargo, recordé que una vez me contó una historia para hacerme sentir miedo que si eras del agrado de la Santa Muerte o si le debías algún favor, te avisaba con tres días antes de que llegases a fallecer, te podía acariciar la cabeza si se trataría de un accidente, o jalarte los pies si se fuera de una enfermedad.

Si antes no hubiera entrado al cuarto de mi Abuelo, me hubiera reído, pero ahora que veía esculturas de la Santa Muerte por todos lados, le di crédito a lo que me decía.
Pensé en comentarles a mis padres, sin embargo, ya me fue podía imaginar cómo se burlarían de mí y me dirían que se trataba de una broma de mi abuelo que solo quería fastidiarme.

Durante los siguientes días, mi abuelo se la pasó mucho tiempo fuera de casa, yo sabía que se encontraba arreglando sus pendientes. Regresaba solo por las noches para cenar y dormir.

Yo lo veía cansado, tosía mucho cada noche. Mis padres trabajaban en un mini súper ya tarde, y durante esos días me encargaban que le diera de cenar a mi Abuelo. Así fue como al tercer día nos quedamos los dos solos en casa.

Nos encontrábamos sentados en el comedor, mientras observábamos la televisión, ambos cenábamos. Yo ya había olvidado lo que me comentó sobre que le habían jalado los pies en la noche, fue cuando me sorprendió con su comentario.

“Necesito que vayas con la vecina y te quedes allí con ella”- Me dijo, comenzó a toser, yo le comenté que no podía dejarlo solo, y más porque ya era tarde, sin embargo, él insistió, lo vi un poco agitado, la tos no lo dejaba descansar, me pidió una vez más que vaya con la vecina y me quedara con ella, me negué una vez más, tosió un par de veces y su cabeza la inclinó. Vi como mi abuelo se desplomaba sobre la mesa. Él había muerto.

El día del Funeral de mi Abuelo, estaba nublado, a punto de llover, me tocó ver a personas que jamás había visto en mi vida. Amigos de mi abuelo que desconocía. En mi mente no dejaba de pasar aquellas palabras donde me decía que la muerte le había avisado.

Pasaron los días, si no mal recuerdo tres días, yo había dormido en casa de un primo durante esos días, y al regresar a la casa, la ausencia de mi abuelo era notoria, sin embargo, sus reglas persistían, desde estar antes de las nueve ya en casa, hasta la de no entrar a su cuarto, el cual permanecía cerrado bajo llave.

Me encontraba solo en casa, ya me estaba acostumbrando a ello, ya casi era hora de acostarme y estaba cenando, cuando escuche unos ruidos provenientes del pasillo. Me asomé por la ventana que tenía la cocina, más no vi nada. Encendí la luz del patio para ver mejor, pero el resultado fue el mismo. Regresé a cenar, y justo cuando estaba por sentarme escuche como si alguien tocara una puerta tres veces. Volví asomarme, fue cuando vi que la habitación de mi abuelo se encontraba abierta.

Inmediatamente, pensé que mi Madre la había dejado así, que ojalá ella había ido a limpiar y la dejó emparejada. Pensé en dejarla así, pero que demonios, ya no estaba mi abuelo, podía entrar y husmear tranquilamente. Sin apagar la luz del pasillo, me dirigí al cuarto de mi abuelo y empuje la puerta, el crujir de las bisagras me hubiera delatado, pero afortunadamente me encontraba solo.

Encendí las luces y me sorprendí al darme cuenta de que ya no había nada, solo la cama de mi abuelo, su ropa colgada, algunos libros llenos de polvo. Me decepcioné, pensé que encontraría todo aquello que había visto antes y poder echarle una mirada al álbum de fotos de los muertos.

Pero si encontré algo, una Figura de la Santa Muerte, que había en una repisa. Tomé una silla y subí para alcanzarla. Tenía varias monedas, las cuales creo yo, fue el principio de una serie de malas decisiones, pues las guardé todas en mi bolsillo, y con el afán de revisar si no me había quedado alguna, traté de quitar la Figura de la repisa, pero esta se encontraba pegada, jale con fuerza, a lo que provoqué que la repisa se cayera haciendo que la Figura de la Santa Muerte, se destrozara completamente.

Sentí que el corazón me brincaba, ¿Qué le diría a mis Padres?, fue en ese entonces que una corriente de aire paso justo a un lado mío haciéndome que cayera de la silla y provocara que la puerta de la entrada del cuarto se cerrara fuertemente.

Confundido me levanté sacudiéndome el polvo y los pequeños trozos de la Figura, abrí la puerta y Salí rápidamente, cerrando la puerta tras de mí. Por si mis Padres regresaban y veían que se había quebrado la figura pensaran que se había caído sola la repisa.

Me fui directamente a mi cuarto, pensando en el motín que me había ganado, me prepare para el día siguiente, conté el dinero que había tomado y lo guardé en mi mochila. Me dormí a los pocos minutos.

Más tarde, me despertaron una serie de ruidos, mire mi reloj y vi que ya eran las tres de la mañana, podía escuchar fuera de mi cuarto que alguien arrastraba algo por el pasillo, como si al caminar no levantara los pies y los arrastrara.

Me imaginé que era mi Padre, últimamente llegaban tarde, pero aquello se detenía, como si estuviera haciendo algo en cada cuarto, escuché como revisaba la cerradura de la entrada, siguió arrastrando algo hasta llegar a otro cuarto, allí volvió a revisar la cerradura, llego a mi cuarto y escuché como se aseguraba que estuviera cerrada, llego al cuarto de mi abuelo y al revisar la puerta que estuviera cerrada, se abrió.

De allí en adelante ya no volví a escuchar que algo se arrastrara en el pasillo. Pensé que quizás era algunos de mis Padres y ya había encontrado aquel tiradero. No le hice más caso, así que me dormí.

A la mañana siguiente, en el desayuno, mi Madre me comentó que se sentía muy apenada, pues anoche llegaron ya muy tarde y me vieron profundamente dormido que ya no quisieron despertarme, les comenté que aun así me había despertado el ruido que hicieron al revisar las puertas, pero ambos se miraron extrañados, y me comentaron que nunca lo habían hecho antes, eso era algo que mi abuelo se ponía hacer.

Extrañado por aquella situación, decidí no hacerle más caso, de otro modo me comenzaría a sugestionar. Pero esa noche las cosas ya fueron distintas.

Estaba lloviznando, yo me encontraba cenando mientras veía la televisión, volví a escuchar ruidos en el pasillo, pero esta vez eran distintos.
Salí rápidamente, vi como el cuarto de mi abuelo se encontraba abierto completamente. Un estruendo de un relámpago se escuchó no muy lejos de donde estaba, lo que provocó que la luz se apagara.

Pude escuchar como cerca de mí una serie de pasos se oían. Atento a ellos para ver de donde provenían, estaba parado justo en medio del pasillo, vi como las huellas de un par de pies mojados se formaban mientras se acercaban a mí, yo estaba anonadado, aquellas huellas se acercaban, yo estaba congelado de miedo, pues estas se detuvieron frente a mí como si me estuviera observando algo que no podía ver, las huellas eran de alguien mayor, durante varios segundos me quede mirando hacia el vacío, cuando rápidamente esas huellas pasaron de largo y se dirigieron hacia el comedor. Me giré para ver cómo éstas se metían, cuando detrás de mí, una voz de un viejo resonó…

“¡TE DIJE QUE NO TE METIERAS! – Voltee rápidamente y no vi nada, corrí rápidamente hacia mi cuarto, pero me detuve en seco, pues tenía que pasar primero frente al cuarto de mi Abuelo el cual estaba totalmente oscuro, escuche como aquellos pasos se acercaban, pude ver como esas huellas se formaban rápidamente hacia mí, así que tome el valor que me quedaba y pase rápidamente frente al cuarto de mi abuelo para llegar al mío, pude sentir como aquella oscuridad me jalaba hacia dentro, pero logré llegar a mi habitación cerrando fuertemente y con llave. Me envolví en mis cobijas y me puse a rezar.

Mientras estaba envuelto en las cobijas, del lado de la pared que daba hacia el cuarto de mi abuelo, escuchaba como algo golpeaba, era como si estuvieran martillando algo a la pared, pero no acababan, eran bastantes golpes.

Ya eran las doce, y mis Padres aún no regresaban, yo no podía dormir. Fue cuando escuché como alguien revisaba la cerradura de mi cuarto.

Quite la cobija de mi rostro, pude ver la silueta de una persona encorvada revisaba la puerta. Al ver que estaba cerrada, se retiró. Al cabo de unos segundos escuché como la puerta de la entrada de la casa se abría, y la voz de mis Padres se escuchaba.

Esto me tranquilizo bastante, mi Padre tenía llaves de los cuartos, así que abrió mi cuarto, yo pretendí hacerme el dormido para que no se diera cuenta de que aún estaba despierto, se acercó a mí y me acarició la cabeza un par de veces. Después me quede dormido.

A la mañana siguiente, decidí confesar a mi Padre que había entrado al cuarto de mi abuelo y había tomado el dinero, pero al abrir la puerta de mi cuarto, note que el cuarto de mi abuelo estaba cerrado, mi Madre que justo iba a despertarme me preguntó cómo estaba.

Le dije sobre el cuarto de mi abuelo y como me sentía arrepentido, le hablé sobre lo que había pasado la noche anterior. Mi Madre aterrada me dijo…

-Hijo, tu Padre y yo apenas llegamos hace un par de horas, te llamamos por teléfono anoche pero no contestaste, pensamos que ya estabas dormido, ¿no habrás soñado eso de que tu padre te acarició la cabeza? – Trague saliva, en ese momento recordé lo que nos había contado mi abuelo una ocasión sobre la Santa Muerte y como te avisaba antes de morir.
Han pasado dos días y afortunadamente aún sigo aquí con ustedes, he tenido la mala fortuna de que sigo viendo a mi Abuelo, pero ahora mientras paso a un lado del comedor, lo veo sentado allí observándome.

Por mi parte, decidí que esperaría a mi Padre afuera de la casa, ellos me han regañado diciéndome que puede pasarme algo, pero es más el miedo que tengo yo al estar en esa casa, pues mi Abuelo me espera.

No es parte de la historia

Esta historia esta basada en varios fragmentos Familiares y de Amistades

Familiares…

El abuelo domingo, Papa de mi Papá, Tio Mario,
Me contaban mis tíos que todas las noches después de que muriera mi abuelito, él pasaba por las habitaciones revisando que estuvieran cerradas, no con llave. Solo cerradas, para evitar que se metieran mosquitos
La casa de la infancia de mi papá, está compuesta de varias habitaciones, y un largo pasillo, me cuenta mi papá que una vez llegó corriendo a la casa ya tarde, y cuando entro a su cuarto se encontró con un esqueleto alto, se regresó corriendo asustado a la calle.

Esta casa se encuentra en CIUDAD HIDALGO MICHOACAN
Es la que tiene los dos árboles enfrente, de un solo piso, justo enfrente vivía Mi mejor amigo de la infancia cuando nos tocó vivir allá, Mi papá pidió permiso en la CFE, pues la crisis nos alcanzó y dejamos todo en GDL por 6 meses.
Desafortunadamente, no fue agrado de mis Tíos que vivían allí recibirnos, una vez me dejaron afuera de la casa, y espere horas a que llegaran mis papás. Ellos trabajaban en un mini súper, se llamaba la CAPERUZA:…

Sobre Amistades

Un amigo mío de la Universidad, me contó como le había tocado ver como moría su abuela frente a él, me decía que ella ya sabía cuando moriría, y por más que le decía a su Hija (la mamá de mi amigo) que no le encargara a sus nietos esa tarde ella no le hacía caso, Mientras que estaba en la silla de ruedas, le pidió a mi Amigo que se fuera con la vecina, él insistió que se quedaría, pero su abuela no aguanto más, muriendo allí en la silla de ruedas. Hasta que llego su Mamá a mi amigo le tocó estar con su abuelita muerta solo en casa.

Direcion de la casa
 
Autor: Lengua De Brujo
Derechos Reservados

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Historias de Terror