La Masacre Historia De Terror 2024

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La Masacre Historia De Terror 2024

La Masacre Historia De Terror… La verdad es que en mi trabajo en el Ejército si estamos acostumbrados a ver muchas cosas extrañas o raras, a veces pasamos muchas semanas, o inclusive meses, en lo más profundo de la sierra, o en lugares muy alejados y despoblados, y aunque de alguna manera nos van entrenando para enfrentarnos a casi todo lo que nos llegamos a encontrar en el camino, hay experiencias para las cuales uno no se puede preparar.

Te lo comparto esto con toda reserva. Esto nos pasó hace algunos años cuando andábamos patrullando una región de la Sierra Negra, Puebla, cerca de un pueblo que se llama Santa Cruz Texmalaquilla, llevábamos ya varias horas pisándoles los talones a un grupo delictivo dedicado al narcotráfico, solo era cuestión de algunos minutos para darles alcance, pero en un intento desesperado por evadirnos se bajaron de sus vehículos y se atrincheraron en una región muy boscosa, en donde les perdimos contacto visual, por lo que el Sargento García nos  ordenó que rodeáramos inmediatamente el perímetro para impedir que se nos escaparan, estábamos listos para el enfrentamiento y mientras nos daban las órdenes para el asalto final, empezamos a escuchar muchas detonaciones de alto calibre a diestra y siniestra, entre gritos aterrados pidiendo ayuda, provenientes de la zona en donde se había atrincherado el grupo delictivo.

Nosotros nos quedamos pecho tierra, alertas, aquella balacera y griterío continuó durante varios minutos, en ciertos momentos nos pareció ver algunos fogonazos y explosiones entre los árboles, no acertábamos a entender que estaba sucediendo ahí, era obvio que el ataque no era hacia nosotros, el Sargento García comentó que probablemente se habían encontrado con algún grupo rival, por lo que ordenó que permaneciéramos a la expectativa, tras varios minutos de tensión todo se detuvo y quedó en profundo silencio, a una señal del Sargento, el cabo Martín y yo nos arrastramos hacia aquella zona para hacer un reconocimiento visual, nos detuvimos a unos metros de los primero árboles y arbustos de aquella trinchera, ahí  descubrimos que el terreno de toda aquella franja boscosa, estaba hundido poco menos de un metro del nivel de donde estábamos.

Seguimos avanzando, y lo que apareció frente nosotros nos dejó más que helados, en el centro de aquel paraje había varios cuerpos cercenados y quemados esparcidos por todos lados, como si hubieran arrojado varios artefactos explosivos, pero lo más extraño de todo esto es que no habíamos escuchado ni un solo estruendo de granada o algo parecido en medio de aquella balacera, al voltear a ver al cabo Martín, vi que tenía una cara de espanto que no podía con ella, lo entendía, él estaba menos acostumbrado que yo a éstas experiencias de enfrentamientos, por lo que le dije tratando de tranquilizarlo un poco, que probablemente usaron algún tipo bomba molotov o, conociendo como se las gastan estos grupos delictivos, tal vez hasta un lanzallamas, pero era muy poco probable, la pregunta era quién había sido capaz de hacer esto, porque una vez que hicimos nuestro reconocimiento visual  al parecer no había ni un solo sobreviviente.

Identificamos todos los vehículos que veníamos persiguiendo y no había ningún otro carro extraño en el perímetro, tenía que reconocer que a pesar de haber estado en muchas ocasiones en enfrentamientos muy duros con éste tipo de grupos, nunca me había tocado ver semejante carnicería, pero todavía faltaba lo peor, el cabo Martín y yo nos quedamos en silencio por un segundo tratando de recuperar el aliento, y entonces activé la radio para comunicarle al Sargento García la situación pero el transmisor no respondió, lo intenté varias veces pero el resultado fue el mismo, la radio parecía muerta, volteé a ver al cabo Martín, ya se veía un poco más repuesto, por lo que le pedí que se reportara con el Sargento, vi que activó su transmisor varias veces, pero tampoco pudo comunicarse.

La Masacre Historia De Terror

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Se me hizo muy extraño, pero pensé que tal vez era la región la que estaba provocando la interrupción de la señal, mientras revisaba el transmisor en mi solapa sentí que el cabo Martín me jaloneaba por el hombro, al levantar la cara hacía él me hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia al centro de aquel paraje boscoso, en medio de aquella carnicería aparecía arrodillada una joven mujer envuelta en un chal negro, me sorprendió que no la hubiéramos visto antes, en ese momento levantó los brazos hacia el cielo, vimos que movía la boca como si estuviera rezando algo, tenía los ojos cerrados y se veía demasiado pálida, en un principio el cabo Martín y yo pensamos que a lo mejor venía con ellos, y si así fuera nos sorprendía que hubiera resultado ilesa del brutal ataque que habían sufrido, de pronto vimos como la joven mujer bajó los brazos y se levantó muy despacio del suelo, vestía de negro de pies a cabeza, pero lo que más me llamó la atención fueron sus brazos, extremadamente delgados, y sus manos, sus dedos parecían demasiado largos y huesudos y estaban todos tiznados, como si las hubiera metido en ceniza o en carbón, no podíamos confiarnos y seguíamos muy atentos cualquiera de sus movimiento, entonces alzó la cara hacia el cielo, continuaba con los ojos cerrados, y empezó a gritar muchas palabras que no entendía, no pude reconocer en que idioma hablaba, en ese momento su cuerpo empezó a temblar como si se estuviera convulsionando, por momentos parecía una muñeca de trapo colgada de hilos, pensé que tal vez estaba pasando por un ataque histérico o traumático por lo que acaba de pasar, le hice señas al cabo  Martín para que cubriera el flanco derecho y avanzáramos paralelamente hacia la joven mujer, pero apenas habíamos dado unos pasos cuando sin querer pisé una rama seca, el crujido fue casi imperceptible, pero aquella joven mujer lo escuchó y abrió los ojos, parecían de un color rojizo encendido, y en ese momento sentí su mirada sobre mí, un escalofrió me recorrió todo el cuerpo erizándome la  piel, aquella joven mujer ladeó su cabeza y dibujó en su cara una mueca burlona, los ojos se le encendieron, cruzó sus manos a la altura de su pecho y de la nada empezó a salir fuego de entre sus dedos, en ese momento no logré entender que estaba pasando, de forma automática apunté mi arma sobre el pecho de aquella mujer, el fuego empezó a recorrerse sobre sus brazos hasta llegar a sus hombros, tengo que reconocerlo, tuve mucho miedo, eso no era normal, no era lógico, sentía mi cuerpo engarrotado y tembloroso, y sin poderme contener en un descuido mi dedo jaló el gatillo, tras la mirilla del rifle vi el cuerpo de aquella mujer estremecer por el impacto de la bala al mismo tiempo que dejaba escapar un alarido espantoso, lo siguiente que recuerdo es que cerré los ojos y sentí un golpe de lumbre que me arrojaba por los aires y que me quemaba el rostro, los hombros y parte de mi pecho, sentía como el fuego me envolvía, en esos instantes solo escuchaba una risa macabra que taladraba mis oídos, no sé cuánto tiempo perdí la consciencia, para cuando abrí los ojos nuevamente, estaba en el suelo boca arriba, mientras alguien me jalaba del uniforme entre los matorrales, al girar la cabeza vi que era el cabo Martín quien me arrastraba con una mano y con la otra no dejaba de apuntar hacia aquella zona boscosa, era un situación de peligro.

Traté de levantar los brazos para buscar mi arma pero un dolor muy fuerte debajo de mi pecho me lo impidió, en ese momento se acercaban varios de nuestros compañeros y nos rodearon,  dos de ellos me cargaron y otra más ayudó al cabo Martin, el resto fue cercando el perímetro.

Mientras me atendían las heridas en mi cara y en los brazos, el Sargento García daba la orden de no acercarse más al objetivo, en ese momento escuchamos la transmisión de uno de los compañeros, y le dio una descripción detallada de lo que nosotros habíamos visto, al final mencionó que no había sobrevivientes, el cabo Martín le pidió al Sargento que preguntara por aquella joven mujer que habíamos visto, pero la respuesta de nuestro compañero fue negativa, y cuando le platicamos al Sargento lo que habíamos visto hacer aquella joven mujer, nos escuchó con mucha atención, pero al terminar de contarle nos pidió que omitiéramos esa parte y que dijéramos que nuestras heridas fueron provocadas por algún artefacto explosivo.

Yo estuve en reposo algunos meses, el impacto me había fracturado varias costillas, pero afortunadamente las quemaduras fueron superficiales y me recuperé por completo.

Autor: Luis Martínez Vázquez

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