La Caja Musical Historia De Terror 2024

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La Caja Musical Historia De Terror 2024

La Caja Musical, Historia De Terror… Hace muchos años que me pasó este acontecimiento, era una niña de ocho años, vivía al lado de mis padres y de mi hermana, que era menor que yo, mi abuelita vivía en la misma colonia, a cinco cuadras de donde se encontraba nuestra casa.

La casa de mis abuelos era muy grande porque vivían con ella dos hijas y cinco hombres que aún estaban solteros, mi madre era una de las más grandes, fue de las primeras que se vino a vivir a Guadalajara, enseguida, sus padres se vinieron a radicar a esta ciudad, porque era difícil salir adelante en el pueblo costero del que eran originarios.

Después de varios años de estar radicando en Guadalajara, mi abuelita mandó traer a su mamá y a su única hermana que estaba soltera, las dos vivían solas, también eran originarias del mismo pueblo, entre mis tíos que trabajaban en el mercado de abastos, le rentaron una casa a mi bisabuela en la misma calle donde ellos vivían, así que la familia estaba muy cerca.

Todos los domingos íbamos a la casa de mis abuelos, nos juntábamos todos los primos y primas, de las hijas que ya estaban casadas, comíamos y cenábamos con toda la familia, entre semana casi no nos reuníamos, a excepción de que alguno de mis tíos o abuelos cumpliera años.

Mi bisabuela ya estaba muy grande, por lo que ella no se reunía con nosotros los domingos, mi mamá me decía que la visitara, aunque fuera por un rato, ella creía que me aburría ir a la casa de mi bisabuela Pachita, pero me gustaba ir porque ella conservaba muchas cosas antiguas, aún cuando vendió su casa para vivir cerca de su hija, sus muebles y objetos personales se los trajo.

Mi bisabuela Pachita tenía un ropero de madera que era muy antiguo y grande, me gustaba estar dentro del mueble porque tenía un olor que me gustaba mucho, era un olor a viejo, además, la ropa de mi bisabuela era antigua, a veces le pedía permiso para ponerme alguno de sus vestidos, que nunca antes había visto, sin embargo, ella me decía que eran muy grandes y no me quedaban, pero los iba a conservar para cuando fuera mayor y me los iba a regalar.

            Además del ropero, me gustaba mucho su tocador porque tenía un espejo grande, con adornos de flores talladas, sobre el mueble tenía una caja musical, era rectangular, en ella guardaba su joyería.

Recuerdo que tenía un relicario con la foto de ella y de quien fue su esposo, porque mi bisabuela Pachita ya era viuda, aunque nunca conocí a mi bisabuelo, me gustaba mucho su caja musical porque se le podía dar cuerda, al abrirla tocaba la melodía de Para Elisa, de Beethoven, mi bisabuela me permitía usar la caja musical con la advertencia de que la cuidara mucho, porque esa caja se la regaló mi bisabuelo cuando eran novios, así que ella le tenía un gran cariño.

Me podía pasar mucho tiempo escuchando la caja musical sin que me enfadara, había ocasiones en las que mis primas no querían acompañarme a la casa de mi bisabuela, porque decían que se aburrían mucho, y que cuando iba ya no me quería venir, les decía que podíamos jugar con su ropa, con su juego de té, con otros objetos antiguos que tenía, pero ellas preferían no acompañarme.

A mi bisabuela le daba mucho gusto verme, se encontraba enferma y sólo salía a la calle cuando tenía cita con el médico, la mayor parte del tiempo estaba en su cama, me acercaba a ella y me sentaba en un banco pequeño de madera que tenía, me sentaba a su lado y me platicaba anécdotas de cuando era niña, como eran costumbres y tradiciones de otra época, me emocionaba escucharla, incluso, un día me permitió usar su juego de té, le dijo a mi tía Tomasa que preparara un poco de té, para enseñarme cómo usar la taza y levantar el dedo meñique a la hora de tomarlo.

A mi tía le parecía curioso que me divirtiera mucho estar con ellas, porque era la única de la familia que lo hacía.

            Empecé a espaciar las visitas porque mi bisabuela empezó a empeorar, fue necesario que le pusieran oxígeno, cuando traía su mascarilla para el oxígeno era muy difícil conversar con ella, además, cada vez estaba más débil, y la mayor parte del tiempo se encontraba dormida.

Un domingo que fui a verla, le costaba mucho trabajo respirar, mi tía Tomasa me dijo que lo mejor era que me fuera a la casa de mi abuela, porque su mamá se encontraba muy grave, me disponía a retirarme cuando llegó la mayor parte de la familia a verla, en aquel momento no supe que mi bisabuela estaba agonizando, porque a los pocos minutos empecé a escuchar el llanto de los que estaban presentes, ya que mi bisabuela Pachita acababa de morir.

Mi mamá y sus hermanos se encargaron de realizar todos los preparativos para el funeral, al día siguiente de su muerte la fuimos a sepultar al panteón. Después que terminó el funeral y el novenario mi tía Tomasa me dijo que mi bisabuela me había dejado un regalo, era la caja musical que tanto me gustaba, me dio mucho gusto que mi bisabuela pensara en mí antes de morir.

Aquella vez fue la primera ocasión que entendí a mi bisabuela Pachita, cuando ella se dio cuenta que me gustaba mucho su caja musical, me dijo que no me la regalaba porque para ella tenía un gran valor sentimental, ahora sentía lo mismo, no se trataba de lo que costara la caja musical, si no que era el recuerdo de mi bisabuela.

            Me fui contenta a mi casa con mi pertenencia valiosa, cuando mi madre me la vio me preguntó si la había tomado sin permiso, le conté que mi bisabuela me la había dejado, la puse sobre el buró que estaba a un lado de mi cama, la primera noche abrí la caja musical para escuchar la melodía antes de dormirme, luego la cerré y me dispuse a dormir,  no supe qué hora sería cuando me despertó la melodía tan conocida, me incorporé, noté que la caja musical estaba abierta con su bailarina girando sobre el espejo, no le di la importancia necesaria, la cerré y me dormí de nuevo.

La Caja Musical Historia De Terror

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La siguiente noche me sucedió lo mismo, a cierta hora de la noche escuché la canción de Beethoven que rompió el silencio, mi mamá también la oyó, fue a mi cuarto a pedirme que dejara de jugar, me dijo que todos necesitaban descansar, y que no eran horas para estar con la caja musical, le dije a mi mamá que no lo había hecho, que la caja había comenzado a tocar por ella misma, pero ella no me creyó, porque se me quedó viendo, moviendo negativamente la cabeza.

Aquella segunda vez que la caja musical tocó su melodía de una manera autónoma, me quedé despierta tratando de encontrar la causa por la que sonaba, no encontré nada extraño, me venció el sueño y me quedé profundamente dormida.

La tercera noche volvió a suceder lo mismo, mi madre entró molesta, tomó la caja musical y se la llevó a su cuarto, me dijo que se quedaría con ella durante una semana, después me la regresaría, me sentí decepcionada de que no me creyera, pero pude dormir sin tener interrupciones. Los siguientes días no me di cuenta que durante las noches la caja musical siguió tocando, hasta que mi mamá me dijo que la iba llevar a reparar, no tuve la menor idea de dónde la llevó, porque cuando mi caja musical regresó, siguió fallando.

            Fui a visitar a mi tía Tomasa para decirle lo que sucedía con el regalo de mi bisabuela, le comenté que quizás por ser un objeto antiguo estaba fallando, mi tía no me respondió nada, se quedó pensando y se metió a la habitación que perteneció a mi bisabuela Pachita, sacó un reloj que no funcionaba, era redondo y colgaba de una cadena, me preguntó si sabía leer el reloj, le respondí que sí.

Mi tía me dijo que ese reloj le perteneció a mi bisabuelo, y que la hora que marcaba el reloj fue el momento en que él murió, mi tía Tomasa me dijo que me fijara a qué hora sonaba la melodía de la caja musical, y cuando tuviera esa información fuera a decirle.

Siguiendo las instrucciones que mi tía me dio estuve atenta en la noche, a las tres cuarenta y cinco de la madrugada sonó la melodía, la pude escuchar con facilidad porque mi mamá la sacó de su habitación y la dejó en la sala, no era un sonido molesto, pero si alcanzaba a distinguirlo hasta mi cuarto.

Me levanté con cuidado de no hacer ruido, fui a la sala y me quedé observando la caja, estaba abierta con la bailarina moviéndose, acosté a la muñequita y cerré la caja musical.

Al día siguiente fui a la casa de mi tía Tomasa, me quedaba de paso de regreso de la escuela, le dije la hora en la que había sonado la caja musical, ella me dijo que era exactamente la misma hora que tenía el reloj de su padre, no entendía cuál era la relación, ni por qué la caja sonaba a cierta hora de la noche, me fui de la casa de mi tía, cuando llegué a la casa mi mamá me preguntó por qué había tardado en llegar, le expliqué lo que había hecho, ella se quedó pensativa, me dijo que iríamos por la tarde a visitar a mi tía Tomasa, se me hizo muy extraño, porque por lo regular no íbamos entre semana.

            Cuando terminé mi tarea, nos fuimos a la casa de mi tía, mi mamá me dijo que podía ir un rato a la casa de la abuela, mientras ella platicaba con mi tía Tomasa, en aquel tiempo no me dieron ninguna explicación de lo que estaba sucediendo, mi mamá se limitó a llevar de regreso la caja musical a la casa de mi tía, le dije que no lo hiciera porque era un regalo que me había hecho mi bisabuela, pero ella no me escuchó, me dijo que la caja se regresaba al lugar al que pertenecía, me dolió que me quitaran mi regalo, por más que pregunté no me dijeron nada.

Con el paso del tiempo dejé de preguntar por la caja musical, de todas maneras ni mi tía, ni mi madre, me decían la verdad, las visitas a la casa de mi tía fueron espaciando, hasta una vez en la que ella llamó por teléfono para decirnos que se sentía muy mal, mi mamá no se encontraba, por lo que fui a verla a su casa, cuando llegué con mi tía, le costaba trabajo respirar, de inmediato pedí un taxi y nos fuimos al hospital, no era nada grave, pero sí el síntoma de que mi tía había heredado la enfermedad de mi bisabuela.

Como vivía sola, de nuevo comencé a ir a su casa, para apoyarla en lo que necesitara y que no se sintiera tan sola, cuando vi la caja musical sentí un poco de nostalgia, mi tía lo notó, me dijo que la caja era mía, me la podía llevar cuando quisiera, le dije que a mi mamá no le iba a agradar la idea, mi tía me dijo que ahora era distinto porque había crecido, me la podía llevar, de nuevo sentí la misma emoción de cuando era pequeña.

Le agradecí a mi tía que me la regresara, sin embargo, antes de que me la entregara le pregunté por qué me la habían quitado, mi tía Tomasa me dijo que no me dieron ninguna explicación porque era muy pequeña, pero que ya podía saber los motivos que tuvieron mi madre y ella para hacerlo.

            Mi tía comenzó diciéndome que cuando mi bisabuelo vivía era un hombre muy guapo, se casó con mi bisabuela Pachita, pero tuvo varios amoríos de manera clandestina, una de las mujeres con las que anduvo decían que se obsesionó con mi bisabuelo, cuando él la quiso dejar ella no se lo permitió, le hizo un amarre para que siempre se quedara a su lado.

Nunca pudieron saber, pero creyeron que aquella mujer fue la que le provocó la muerte al bisabuelo, cuando aquella mujer se dio cuenta de que él no iba a regresar a su lado, porque un día en la madrugada en que el bisabuelo se fue montado en su caballo a la parcela, la caja musical que le perteneció a mi bisabuela Pachita comenzó a tocar inesperadamente a las 3:45 de la mañana, más tarde le fueron a dar la noticia de que mi bisabuelo se había caído del caballo, se golpeó en la cabeza, había muerto de manera instantánea, a partir que ocurrió su muerte, la caja musical empezó a tocar a la misma hora en la madrugada.

Luego que mi tía me platicó la historia, entendí el motivo por el que no me quisieron decir nada, me fui con mi objeto valioso de regreso, ahora ya no tendría problemas con que sonara por la noche, cuando mi mamá me vio con la caja musical, ni siquiera me pidió explicación, se limitó a sonreír, me dijo que ya era hora que regresara con su dueña.

Como era costumbre, a las 3:45 de la madrugada la caja musical comenzó a sonar, pero a nadie nos tomó por sorpresa, de cierta manera, sabíamos cuál era la causa y que cada noche sería lo mismo, en aquel tiempo no me puse a analizar el verdadero motivo de que la caja sonara, me quedé con la idea de que mostraba la hora de la muerte de mi bisabuelo, cuando el sonido irrumpía el silencio me llevaba a pensar en mi bisabuelo y mi bisabuela, así que le encontré una finalidad positiva.

Sin embargo, desde la primera noche que la caja musical estuvo en mi buró, no sólo tocó a la misma hora, empecé a notar que escuchaba ruidos en mi habitación que antes no me sucedían, era el sonido de algún animal que estaba entre mis objetos personales, creí que podría ser algún animal rastrero, por lo que al día siguiente, me puse a revisar entre mis cosas qué provocaba ese sonido, no encontré nada anormal, incluso, le pregunté a mi mamá si ella también escuchaba ruidos, ella me respondió que no.

Rocíe mi habitación con insecticida, la dejé cerrada por dos horas, después abrí la ventana y la puerta para que el olor se fuera, creí que era una solución para los animales rastreros, aunque en la noche, nuevamente escuché movimiento en mi clóset, pero ahora con mayor intensidad, me levanté a revisar qué sucedía sin encontrar nada, comenzaba a quedarme dormida, cuando vi que algo se movía, alcancé a distinguir muy poco, porque mi habitación estaba en completa penumbra, sólo una débil luz entraba a través de la cortina de la ventana.

Noté el movimiento de alguien en esa esquina, prendí de inmediato mi lámpara, no conseguí ver nada, solamente escuché como si alguien se escurriera debajo de mi cama, con un poco de temor, me levanté para prender la luz del foco, me quedé por unos minutos con la luz encendida, traté de calmarme y de seguir durmiendo, porque al día siguiente tenía escuela, me llevó cierto tiempo poder dormirme de nuevo.

A la mañana siguiente, le pregunté a mi mamá si había notado algo extraño en la casa, ella me respondió que no, para ese tiempo ya le tenía un poco más de confianza, le dije lo que me había ocurrido durante la noche, me comentó que iba estar atenta a cualquier cosa, aunque me dijo que no descartara la posibilidad de que todo se debía al regreso de la caja musical, porque antes de que llegara todo estaba en perfecto orden.

Cuando la caja llegó de nuevo comenzaron a suceder los hechos extraños, mi madre me dijo que iba a hablar con mi tía Tomasa, pero le dije que no lo hiciera, iría a verla por la tarde, para que me dijera todo respecto a la caja musical.

Luego que terminé mis actividades escolares, fui a la casa de mi tía Tomasa, le conté todo lo que estaba sucediendo, mi tía me dijo que a ellas nunca les había sucedido algo similar, porque de haberlo sabido, mi bisabuela nunca me hubiera regalado la caja musical, aunque tampoco entendía qué pasaba, ni por qué después de tanto tiempo se hacía presente el espíritu de un ser que no había podido trascender hacia el más allá.

Cuando me fui de la casa de mi tía, me sentí confundida, creí que obtendría información de lo ocurrido, sin embargo, no sucedió de esa manera, casi tenía la certeza de que la siguiente noche iba a ocurrir lo mismo, y así pasó, ni siquiera me pude dormir.

Al poco tiempo que apagué la luz de la lámpara, pude escuchar y notar que había alguien, era un ser oscuro, por tal motivo se confundía entre la oscuridad de mi habitación, me daba cuenta de que estaba presente porque oía el crujir de sus huesos cada vez que hacía un movimiento.

Me quedé inerte, fingiendo que dormía, de pronto, vi cómo se fue incorporando, al parecer, se encontraba sentado o en cuclillas, porque cuando se puso de pie pude distinguir una sombra oscura enorme, que caminaba con dificultad, pero que se acercaba hacia mi cama, se movía con lentitud, al tiempo que movía cada extremidad notaba el ruido que producían sus articulaciones.

Seguramente el ente pensó que estaba dormida, porque se fue acercando cada vez más, hasta que lo sentí muy cerca de mi rostro, permanecí con los ojos cerrados por el miedo que tenía, porque creí que si los abría me iba a robar mi alma.

Sólo fueron unos segundos que se me hicieron muy largos, estaba a punto de abrir los ojos cuando vi que el ser se apartaba de mi cama, comenzó a caminar alrededor de mi habitación, como si estuviera buscando algo, de repente, se detuvo frente a la caja musical, la abrió y comenzó a sonar su música, que en ese momento ya no se me hizo agradable, me pareció perturbadora, enseguida que terminó la melodía, el ser oscuro había desaparecido, era evidente que él era quien hacía funcionar la caja musical, lo que no entendí fue por qué hasta ese momento se hizo presente.

El resto de la noche fue difícil que pudiera conciliar el sueño, después de lo vivido, cualquier sonido externo o dentro de la casa, lo relacionaba con el ser oscuro.

En cuanto amaneció, fui directamente a hablar con mi mamá, al contarle todo lo ocurrido, ella no dudó de lo que le decía, me dijo que llevaríamos a bendecir la caja musical por la tarde, porque seguramente se trataba de brujería, así lo hicimos, fuimos al templo que estaba más cercano a nuestra casa.

En cuanto entramos a la iglesia, sin motivo aparente, la caja musical comenzó a sonar su melodía, lo que propició que el párroco saliera de inmediato de la sacristía, se estaba preparando para dar la misa, nos hizo una señal para que nos sentáramos en una banca y esperáramos ahí.

En pocos minutos el padre estuvo con nosotras, con mucha paciencia nos pidió que le contáramos lo que estaba sucediendo, mientras le decía todos los detalles, él asentía, en un principio creí que nos iba a tomar de locas, pero por su actitud noté que no era la primera vez que le sucedía dicho evento.

Cuando terminé de explicarle lo que pasaba, él tomó la caja musical, nos explicó que efectivamente se trataba de una maldición, fue más específico al decirnos que era un trabajo de hechicería, el cual se realizó de manera indirecta, el objeto era precisamente la caja musical, con ese objeto se hizo el vínculo entre la persona que se quería dañar.

El sacerdote entró a la sacristía para sacar agua bendita, dijo unas oraciones y roció con el líquido la caja musical, fue muy extraño lo que sucedió porque al momento que le cayó el agua la caja comenzó a tocar la melodía, sin que se abriera, estaba cerrada y continuaba tocando.

El padre nos dijo que era la evidencia de que se había realizado un ritual de maldición, dependía mucho del tipo de hechizo que hicieron, quizás no sería suficiente con la oración y el agua bendita, en caso de que así fuera, nos dijo que estaba a nuestra consideración dejar el artefacto en sus manos.

El lo dejaría en la habitación de al lado del templo, en donde estaban los nichos para las urnas, había un lugar especial para encender cirios y veladoras, ahí quedó la caja musical, y todos los días, antes de empezar la misa, rezaría por la liberación del alma de la persona a quien se le hizo el ritual.

Cuando el padre nos presentó esa opción no dudamos, de inmediato le dijimos que estábamos de acuerdo, él nos explicó que podíamos ir por la caja musical en el momento en que así lo decidiéramos, ya que era de nuestra propiedad, nos dio indicaciones para que rezáramos por las almas benditas del purgatorio, porque lo más probable era que se tratara de un alma en pena, ya que si hubiese sido un demonio no se quedaría tanto tiempo esperando a hacer daño.

Salimos de la iglesia agradeciendo la ayuda del padre Roberto, fue el motivo por el que me hice asidua a ir a misa, tenía mucho tiempo que no lo hacía. En un principio, fue por curiosidad, para saber si todavía seguía la caja musical en la parroquia, la última vez que fui a verla escuché claramente su conocida melodía, aún cuando se encontraba cerrada, me di cuenta que no iba a ser tan fácil liberar del objeto al ser que vagaba desde mucho tiempo.

Nunca tuve la certeza de que se tratara de mi bisabuelo, el hecho es que hasta en la actualidad la caja musical sigue dentro de la iglesia. Ha habido ocasiones en las que me despierta la melodía, aunque sabía que la caja musical no se encontraba en mi casa, a veces me queda la duda si fue real o simplemente estuve soñando.

Autor: Adriana Cuevas

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