Encerradas Con Una Bruja 2023

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Encerradas Con Una Bruja 2023

Encerradas con una bruja… Mi padre se fue de la casa cuando mi hermana y yo eramos niñas. Vivíamos en una casa un poco grande, en la cual mi madre, no pudo seguir pagando la renta, pues el precio era algo elevado, así que caímos a vivir a la casa de mi abuela.

Vivir allí fue muy incomodo, pues en la casa vivían muchas personas, varias primas y mi abuela nos trataban como unas arrimadas, cosa que a mi me hacia sentir muy mal, y aunque varias veces se lo dije a mi madre, ella en respuesta solo me decía que debíamos estar agradecidas con mi abuela, por darnos un techo donde vivir.

Yo escuchaba a mi madre, aunque no le creía nada, pues se veía muy incomoda también.

No contaré mucho de todo lo que tuvimos que pasar en la casa de mi abuela, solo diré que fue como estar en el purgatorio.

Un día mi madre llegó muy emocionada, nos dijo a mi hermana y a mi, que nos cambiaríamos el fin de semana a una nueva casa. Nos sentimos emocionadas todas, aún cuando no habíamos visto la casa en persona.

Se llegó el día de cambiarse, ya saben como es cuando se es niño, te emocionas con cualquier cosa, incluso dejas de dormir a causa de esa emoción, desgraciadamente, son muchas las veces en las que las cosas no son como imaginamos, nos hacemos una idea de algo, sobre todo cuando se es niño, y cuando te topas de frente con la realidad, los sueños creados por tu imaginación se caen en mil pedazos.

Así me ocurrió cuando vi que la casa, no era casa, era un simple cuarto en una vecindad.
Tenia ganas de gritarle a mi madre que el lugar era horrible y en verdad lo era, estaba muy descuidado todo el edificio, y aunque nuestro departamento tenia dos habitaciones y un baño privado en realidad, no me era suficiente, no era la casa que imagine, mas sin embargo, preferí no quejarme con mi madre, pues, ella se veía tan feliz, que preferí callar mi enojo, era maravilloso ver a mamá sonreír, pues hacia mucho que no se le veía así de feliz.

Aparte, ¿que importaba si el lugar apestaba a orina, si ahora mi hermana y yo, teníamos habitación propia?
No tardé mucho en acostumbrarme a aquel lugar y en formar amistad con algunas niñas que vivían también en aquel lugar.

La vecindad, como les he dicho, era algo espantosa, todo lleno de humedad, los muros ya mostraban el alma de ladrillos, al perder su piel de concreto y la pintura ya ni siquiera existía en ningún espacio de aquel lugar, solo en los números que marcaban el que le correspondía a cada departamento.

Las niñas del lugar, le tenían miedo al único departamento que no llevaba numero, pues aunque estaba abandonado, contaban que la mujer que allí vivió, practicaba brujería, pero no una brujería común y corriente, decían que esa mujer utilizaba cadáveres de animales para cumplir sus propósitos.

Ese departamento era en verdad aterrador, tenia los vidrios de sus ventanas rotos y un aura que te obligaba a pasar sin mirar frente a el, esto era algo difícil, pues era la primera casa del pasillo y para evitar verlo, solía pasar corriendo con los ojos cerrados.

Conforme fuimos creciendo, perdimos el miedo a ese lugar.

Tenia yo doce años, cuando mi cuerpo comenzó a sufrir muchos cambios, del mismo modo que mi pensamiento. Comencé a creer, que las historias que existían alrededor de ese departamento, eran solo chismes de las personas que vivieron allí.

Las demás niñas que eran de mi edad, comenzamos a desarrollar un gusto por lo paranormal. Empezamos a reunirnos en la habitación de una de las niñas, que vivía justo enfrente del cuarto de la bruja.

Al principio solo contábamos historias de terror, sin embargo nuestro interés por lo inexplicable creció mas allá, a tal punto, en que comenzamos a jugar a la Ouija, entre otros rituales, que siempre nos resultaban fallidos, jamás ocurría nada paranormal.

Una de las chicas, tuvo la gran idea de irnos a meter a la habitación de la bruja, a ver si veíamos algo, o si podíamos invocar su espíritu.

Así pues, fue como buscamos la manera en que pudiéramos colarnos a la habitación. Fue algo curioso, un lugar que hace apenas unos años nos produjo tanto terror, ahora nos atraía tanto y lo mas irónico, era que no encontrábamos una manera para lograr entrar.

Era verdad, no existía alguna forma en que pudiéramos entrar, las ventanas, aunque muy rotas, tenían demasiado cerradas las protecciones, y la puerta, aunque la empujáramos, no cedía, estaba muy bien cerrada con llave.
Una de las niñas que vivían en la vecindad, era sobrina de una de las dueñas.

No se ni como le hizo, pero consiguió la llave de esa habitación.
Abrimos la puerta y un olor demasiado fuerte a guardado, salio a darnos la bienvenida, lo mismo un par de ratas que corrieron por nuestros pies.
El lugar se parecía al departamento en el que yo vivía, un par de habitaciones divididas por una cortina de tela hecha trizas.

En el primer cuarto no había nada relevante, una base de cama de madera, algunos cuadros religiosos en la pared. No vimos ningún mueble o cajonera, donde pudieran ocultar cosas.
Cruzamos la cortina, allí si encontramos algunas cosas.

Para empezar, el cuarto estaba pintado de negro, aunque el sol se había tragado el color, aun se podía ver, las paredes estaban tapizadas con varios crucifijo y otras esculturas a las que no les encontraba forma alguna, el piso estaba cubierta por una alfombra color rojo, se sentía mojada y pegajosa.

Al fondo, estaba una especie de altar, donde posaba en un pedestal la figura de una virgen, toda en color blanco, a un lado de esa escultura, vimos muchos huesos, quien sabe de que animales serían, entre los huesos, estaban unas cruces hechas con ramas e hilo negro, también algunas cartas de tarot y por ultimo, lo que se me hizo mas extraño, un ramo de claveles blancos frescos.

Esto me indicaba que alguien seguía asistiendo en ese departamento.
De pronto, todo lo que estaba en sobre altar, comenzó a flotar de manera violenta ante nuestros ojos. Todas comenzamos a gritar, sin embargo las niñas mas

grandes nos empujaron a mi hermana y a mi, mientras ellas salieron corriendo, azotando la puerta tras sus espaldas.

A mi hermana le comenzó a sangrar la nariz y no dejaba de llorar, yo antes de entregarme al pánico, me dirigí a abrir la puerta, pero estaba trabada.

En eso, vimos a una persona parada sobre la base de la cama, jalé a mi hermana y entramos a la habitación continua, ahora todo lo que estaba en el altar, estaba sobre el piso, la imagen de la virgen se había quebrado. Escuchamos los pasos en la habitación continua, lo único que se me ocurrió fue meternos debajo de la mesa del altar.

Le cubrí la boca a mi hermana con mis manos.

No podía dejar de temblar, escuchaba unos pasos que se arrastraban, cerré los ojos intentando no gritar, en eso alguien arrancó la tela que cubría el altar, por unos segundos vimos una cara espantosa que no lograría describir.

Era la bruja, o el espíritu de ella, no era nada parecido a lo que te enseñan en las películas de terror, no se veía ni vieja, ni joven, ni humana, simplemente espantosa.

Encerradas Con Una Bruja

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Mi hermana y yo gritamos, yo volví a cerrar los ojos y cuando los volví a abrir, la aparición se desvaneció tan rápido como apareció.

Sentí algo que me calaba en la espalda, lo tomé con mi mano para ver que era.
Parecía como la cría de un animal disecado, sentí mucho asco y rápidamente me deshice de el.

Corrimos hacia la puerta, de nuevo intente abrirla sin lograrlo, estaba trabada. Mi hermana volvió a llorar, en eso una señora nos abrió, venía acompañada con una de las niñas que nos empujaron. Nos quedamos en la casa de la señora hasta que llego mi mamá.

La señora, nos platicó que todo lo que se decía sobre esa casa era real. Allí vivió una mujer que practicaba magia negra, y cuando murió, en la vecindad

comenzaron a ocurrir cosas muy extrañas, por lo que se contactó a una santera, que fue la que coloco todos los crucifijos y realizó una serie de rituales, para mantener sellado el lugar. Lo de las flores, era algo que tenían que hacer una vez al mes, para impedir que la maldad se expandiera.

Jamás me volví a acercar a esa casa y me casé muy joven, mi madre termino por mudarse a otro municipio.
Sin duda es la experiencia mas aterradora que he vivido.

Autor: Mauricio Farfan

Derechos Reservados.

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Historias de Terror