El Psiquiátrico Historia De Terror 2023
El Psiquiátrico, Historia De Terror… Ada era una mujer joven que ingresó al psiquiátrico san Felipe el verano pasado, estaba aquí debido a serios problemas con su salud mental, su lucidez, y su percepción de la realidad estaban alteradas de una manera en la que era peligroso, principalmente para ella misma, llevar una vida común y corriente.
Su familia la trajo con la finalidad de que ella tomara un tratamiento especializado con los psiquiatras que trabajamos aquí, un cuidado de tiempo completo es lo que ella necesitaba, estos casos suelen ser complicados y no tan comunes, pero pasan, y es necesario tomar cartas en el asunto cuando esto ocurre.
Ada era una muchacha delgada, de piel muy blanca y cabello castaño, sus ojeras se marcaban pronunciadas debajo de sus ojos, a sus pocos 25 años de edad, empezaba a mostrar síntomas de demencia, lo que suele ser común en pacientes que tiene 80 y tantos años de edad, tenía trastorno de identidad disociativo, y lo que más estaba presente en ella, esquizofrenia, un padecimiento que tiene que ser tratado a la brevedad de su diagnóstico por el bien del afectado y de las personas de su entorno, lamentablemente, Ada llevaba varios años ya con este padecimiento sin que se le brindara atención psicológica, y al momento de su llegada al psiquiátrico, su estado de demencia, alucinaciones y cambios de ánimo repentinos era avanzado.
Cuando conversé por primera vez con ella, pude notar su falta de atención en la plática, su mirada desviada hacia su entorno, hacia el techo, las paredes, el suelo, las sillas del consultorio, todo, excepto mis ojos o mi cara. Tenía momentos de lucidez, donde me decía que todo en su cabeza estaba desordenado, parecía salir de ese estado de pseudo hipnosis por minutos, y hablar como una mujer preocupada por lo que le pasaría, a veces preguntaba qué es lo que le haríamos qué es lo que tenía, o qué había de malo en ella, preguntas difíciles de explicar para una persona en la situación en la que ella se encontraba en ese momento.
Se le dio un periodo de cuatro meses en el psiquiátrico, posteriormente volvería a tener otra evaluación verbal para saber si podía seguir con la medicación desde su casa y retomar su vida, pero yo sabía que este tipo de casos tarda mucho más de cuatro meses en presentar mejorías significativas.
El trastorno esquizofrénico de Ada por lo genera hacía que viera cosas, personas que no estaban en el lugar ni en el momento señalado; al pedirle que describiera lo que veía, siempre coincidía en ver a un número grande de personas agrupadas, de vez en cuando, gente en solitario que la vigilaba desde lejos, desde los rincones de las habitaciones y el final de los pasillos, desde las esquinas y ventanas hacia otras áreas del hospital. Después de esto habían alucinaciones auditivas, las cuales en su caso no eran tan frecuentes como las visuales. Las voces le pedían que se hiciera daño, que consiguiera objetos punzo cortantes para lastimarse, que le hiciera daño a los demás pacientes, a los doctores y enfermeros, algo común dentro de su trastorno, pero no por eso menos alarmante.
3 días después de su llegada, la vi sentada en la sala de estar del psiquiátrico, donde pueden estar los pacientes que conservan la capacidad de socializar, o de no estar completamente aislados, estábamos probando a Ada, pues no queríamos aislarla de buena a primeras, teníamos que ver cómo era que funcionaba su comportamiento junto a los demás internos, y si bien no hablaba ni interactuaba con nadie, tampoco se mostraba agresiva, o por lo menos parecía hacer caso omiso a lo que las voces en su cabeza le decían.
Esa tarde, Ada estaba sentada en una de las sillas del salón, con una pequeña mesa de madera frente a ella, en la mesa habían dos vasos con agua; mientras la observaba desde lejos, veía como sus labios se movían, parecía estar diciendo algo, pero su mirada estaba abajo, perdida, no parecía estar enfocada en algo en especial, me deba curiosidad saber qué era lo que decía, así que empecé a acercarme disimuladamente desde atrás hasta donde ella se encontraba, cuando estuve lo suficientemente cerca me agaché para escuchar mejor, ella hablaba con alguien, le decía “aquí no puedes salir, hay demasiada gente, estamos siendo vigilados”, en el momento no le di alguna atribución importante, pues sabía que la conversación era producto de la esquizofrenia, pero cuando me levanté, pude ver como el agua de ambos vasos que se encontraban en la mesa pequeña que ella tenía al frente se agitaba, no había más movimiento, solamente el del agua dentro del recipiente, ni si quiera los vasos se movían, o la mesa por debajo o siendo empujada desde alguna de las cuatro patas de esta, el agua parecía estar hirviendo por la manera en que hacía ebullición dentro del vaso de hielo seco. Levanté más la mirada, ya alarmado para este punto, vi como en la silla de enfrente se difuminaba una extraña sombra que parecía estar ocupando el lugar, como si alguien estuviera ahí sentado, pero no había nadie, era solamente un humo extraño que se quedaba en el mismo lugar y que segundos después de que pude verlo desapareció, al momento de su desaparición, el agua se calmó, dejó de saltar desde dentro del baso, y de rociar gotas en la mesa, Ada giró su cabeza y me vio directamente y me dijo “No estoy enferma”, después me fui, pensando en qué era lo que había visto en esos precisos momentos.
Al día siguiente, en la misma sala de estar, ocurrió un incidente, había un hombre gritando histérico, otro paciente, quien decía que todos íbamos a morir muy pronto, cortó la piel de su antebrazo con sus dientes, se mordió tan fuerte que casi se arrancó pedazos de piel, el paciente fue canalizado a otra área donde lo estarían vigilando más detenidamente, pero esto resulta importante, debido a que Ada me había dicho horas antes que esa persona corría peligro, que posiblemente había algo que quisiera hacerle daño, pené que Ada le había hecho algo, o que lo dijo algunas palabras que resultaron ser difíciles de escuchar para él, pero no fue el caso, pues en todo el día ella no se había acercado a él, y para estar seguro de esto fui con el director del psiquiátrico y le pedí permiso para revisar las cámaras de seguridad.
En el área de seguridad, revisando las grabaciones, vi que efectivamente, Ada no se había acercado al paciente que de pronto enloqueció, pero el video mostraba algo más. Todo el tiempo, cerca del paciente que había perdido la cordura repentinamente, se podía ver una sombra acechándolo, cerca de él, se movía siguiendo sus pasos, la sombra era solamente como una manche en la grabación, como un cúmulo de humo que quedaba siempre en el mismo lugar, luego de que el paciente perdiera el control la manche desapareció. El jefe de seguridad tuvo la misma reacción de desconcierto e incredulidad que yo tuve el día anterior, pero por eso mismo, al ver a ese bulto de humo en la cinta, de alguna manera ya estaba preparado, y mi cabeza iba atando cabos, empezaba a haber un siniestro patrón y todo estaba relacionado con Ada.
Había evidencia de algo, pero no sé del qué exactamente, hablé con el director de la institución, sin embargo su desconcierto fue mayor al mío y me pidió que me hiciera cargo de Ada y de cualquier cosa que se le relacionara a ella. Acudí a su dormitorio, traté de hablarle, de preguntarle qué era lo que veía, de qué manera se manifestaban las “visiones” que solía tener, sin embargo, no pude mantener una conversación fluida con ella, pues estaba demasiado sedada, sus respuestas eran cortas e inconexas y yo empezaba a perder la paciencia, no sabía de qué manera, pero esto empezó muy poco después de que ella llegara al hospital, por lo cual tuve que tomar una decisión difícil, y algo arriesgada, pedí que se le dejara de suministrar la medicación a Ada, pues la necesitaba lúcida para poder hablar con ella, aunque esto podría representar un riesgo, principalmente para ella misma.
Pasaron dos días, y si bien el sistema de la muchacha no estaba libre de las medicinas, ya se podía tener esos minutos de lucidez, al igual que cuando llegó a la institución.
Ella me dijo que nunca ha tenido un problema mental, que nunca ha visto “cosas” que en realidad no estén ahí, y que sus padres pensaban eso, pues lo que en realidad hace es ver más allá de lo que lo hacen los sentidos de la vista, el oído o el tacto, mencionó que tenía la facilidad de percibir este tipo de cosas, sin embargo, no podía tomar como real todo lo que ella me dijera, pues no sabía hasta qué punto empezaba y terminaba sus desequilibrios mentales, sabía que había por lo menos algo de cierto en lo que ella me decía, pues yo había visto por mi propia cuenta lo que describí con anterioridad, lo cual es algo difícil de creer y de explicarle a cualquier persona, sin embargo, no podía seguir ordenando que se le dejara de suministrar medicamentos, por lo que al día siguiente pedí que se continuara con la prescripción de la paciente.
Un día después de esto, no solamente ella, sino todos los pacientes del psiquiátrico empezaron a empeorar, había un ambiente de hostilidad, muchos empezaban a autolesionarse, aun cuando algunos de ellos no lo habían hecho antes, o cuando empezaban a presentar mejoras, después de esto ya casi nadie se encontraba en la sala común, pues todos tenían que permanecer aislados. Me negaba a pensar que todo esto había sido casualidad, pues cuando Ada llegó, fue cuando las cosas comenzaron a empeorar.
Fui a ver a un paciente que decía haber visto a una sombra acechándolo, algo, una presencia siniestra que lo perseguía y que aparentemente querían decirle algo, hablé con él, dijo que escuchaba murmullos muy cerca de sus oídos, pero que al girarse solamente veía un humo dispersándose en el ambiente, y que poco después, las tenues y rápidas palabras volvían a ser escuchadas solamente por él.
Fui por un medicamento que el paciente no tenía prescrito, pues él mismo me dijo que había tenido problemas para conciliar el sueño, cuando volví a su habitación, noté un reguero de sangre en las sábanas de su cama, el paciente se encontraba de espaldas, arrinconado en una esquina del cuarto, cuando se dio la vuelta, vi que se había arrancado la lengua a mordidas, y esta se encontraba tirada en el suelo, como un pedazo de carne cruda cubierta de sangre.
El Psiquiátrico Historia De Terror
Hubiera llegado a un punto muerto durante todo un mes, no sabía qué hacer, todos los pacientes sin excepciones estaban empeorando su salud mental, todos tenían que estar completamente aislados, pues se mostraban demasiado agresivos, no tenía sentido, ya ni si quiera sabía si podía relacionar todo esto a algunos bultos en forma de humo que había visto de vez en cuando, y todo hubiera permanecido de esta manera, de no ser porque Ada pidió hablar conmigo, pero en privado.
La paciente me dijo que todo esto tenía que ver con ella, pues afirmaba que su problema no era de salud mental, sino de una maldición, o algo de ese tipo, me dijo que estaba maldita, pues se había metido en cosas que no debió de haber experimentado nunca, me contó su experiencia con lo oculto, con la Ouija, los rituales, la brujería, entre otras cosas, en el momento de aparente lucidez más grande de la muchacha, me pidió que dejara de medicarla, y que llamara a un cura exorcista.
No podía permitirme hacer esa solicitud, dejar el tratamiento de atención médica y psicológica que le dábamos a los pacientes y pedir que viniera un cura a exorcizar a una persona con problemas de salud mental, me negué en mi cabeza al instante, sin embargo, para que Ada tuviera cierta tranquilidad, le dije que haría lo posible para concretar este encuentro, aun así, le pedí que para que todo siguiera en orden, tenía que seguir tomando el medicamento que se le fue recetado, a lo que ella accedió, era extraño, pues se actitud empezaba a cambiar, sus ojos azules ya me miraban de manera fija y constante, parecía estar asustada, pero no se veía tan dispersa y distraída como cuando recién llegó, lo que me pareció un caso de mejor en prácticamente tiempo récord.
Ya mencioné que no podía simplemente pedir que un cura viniera a exorcizar a una paciente, pero lo que sí podía hacer era pedir la presencia de un sacerdote y que este acompañara a la paciente un momento, esto debido a que la presencia de dicha persona sería importante para su mejora.
Esa misma noche me encontraba en mi oficina, cuando las luces de esta empezaron a parpadear, de pronto hubo un apagón, y en medio de la oscuridad, empecé a escuchar murmullos, voces que apenas y eran distinguibles, y con más trabajo aún podía saber lo que estaban diciendo, aun así alcancé a distinguir las oraciones “no nos vas a ahuyentar”, “no nos vamos a ir sin ella” y “todos ustedes van a quemarse en el infierno”. Segundos después la luz volvió, y frente a mí habían un montón de sombras, cuerpos no sólidos que empezaban a desvanecerse aparentemente con el regreso de la electricidad, hasta que no quedó nada de ellos.
Nunca me había sucedido algo así, nunca había tenido una experiencia tan desorientadora, tan confusa y tan aterrorizante, pero esto me sirvió para darme cuenta de que la presencia de alguien que sepa sobre este tema de una manera más espiritual, era necesaria en este caso.
El cura llegó al psiquiátrico la noche siguiente y en lo que le explicaba el caso de Ada, lo guiaba hacia ella misma, al llegar hasta la puerta de la habitación, el hombre parecía estar temeroso a ingresar y ponerse del otro lado de la puerta, él no era un exorcista ni mucho menos, era solamente el cura de una iglesia de la localidad, era con todo lo que contaba en ese momento, pues no podía hacer de este caso algo demasiado controversial, sin embargo, el hombre ingresó a la habitación de Ada, y yo detrás de él.
El cura mantenía una conversación unidireccional con la muchacha, él le hablaba y le hacía algunas preguntas, pero ella se limitaba solamente a verlo, era algo demasiado extraño, la mirada y el semblante de Ada cambió totalmente, incluso parecía otra persona, de repente lo noté hasta que me puse a fijarme en ello, parecía un poco más delgada, más alta, y lo que era totalmente inconfundible, sus ojos ya no eran azules, eran negros como un par de botones de plástico.
Ada se veía como una presa, agazapada, sentada en un extremo de su cama, el cura al otro lado, sentado también, pero con un lenguaje corporal abierto, y yo de pie, a unos pasos detrás de él.
Después de que el padre le dijera todo lo que pudo para intentar hacer una conversación con ella, le dijo que le iba a rezar algunos pasajes de la biblia, que ella solamente se relajara y que prestara atención.
Cuando el padre abrió la biblia, una voz de hombre salió de la boca de Ada, y le dijo “Aquí no vas a venir a leer nada de eso, pecador” yo y el cura nos quedamos anonadados, pasmados, no sabíamos que hacer en ese momento de silencio que vino después de la extraña voz emitida por la muchacha, después de esto, ella sonrió, dejando ver en su boca dos hileras de puntiagudos dientes, los cuales se encontraban dentro de una enorme y desproporcionada sonrisa.
Ada se lanzó contra el cura e intentaba morderle el cuello, yo intentaba detenerla y apartarla de él, llamé a seguridad, la piel de la muchacha estaba increíblemente caliente, los gritos que salían de ella eran los berridos de un animal, y de pronto las risotadas de un hombre mayor.
Llegaron los guardias y entre 4 personas apenas pudimos detener a esa pequeña muchacha de un metro y sesenta centímetros de estatura, y de 51 kilogramos de peso.
El padre pidió que cerraran la puerta, y una fuerte lluvia empezó a golpear la ventana, el cura rezaba, le pedía al demonio que saliera del cuerpo de Ada, que la dejara que había sido descubierto y que ya no podía habitar el cuerpo en el que estaba, Ada gemía, gritaba, pataleaba y se reía, era impresionante como de repente su morfología había cambiado, parecía estar haciéndose más y más grande, sus extremidades eran muy largas y a este punto, seguramente medía más de lo que su registro decía en el momento en el que llegó, su boca empezaba a hacer algo extraño, sus picudos dientes se pronunciaban hacia afuera y una larga y delgada lengua salía de entre ellos, los guardias tenían una aterrorizada cara de pánico, sin embargo no dejaban de intentar retener a la muchacha.
Minutos después llegaron más guardias, había fácilmente una docena de ellos contando los que estaban adentro del cuatro, y algunos otros que se encontraban fuera del pasillo.
Entonces la luz volvió a irse, al igual que la noche anterior, lo único audible era la risa demoníaca, áspera y grave de Ada, y los rezos del padre, los guardias apuntaban hacia la paciente con sus linternas, y su piel, su rostro y sus ojos se veían aún más aterradores con las luces de las lámparas de mano de los agentes de seguridad.
Los guardias lograron esposarla a la cama de pies y manos, entonces, el cura le pidió a todos que salieran de la habitación, incluido yo.
El padre pasó casi toda la noche en el lugar, en la habitación de Ada, en el pasillo escuchábamos gritos, risas, chillidos y sonidos que no podían provenir de una persona, entonces todo fue disminuyendo su volumen, con excepción de los rezos del padre, la lluvia se detuvo en un momento de la madrugada, y para cuando faltaban unos minutos para el amanecer, el padre empezó a disminuir el volumen de sus palabras, minutos después de un largo silencio, salió del cuarto de la paciente.
Dijo que se fue, que había por lo menos 6 demonios dentro del cuerpo de Ada, pero que todo había terminado, entonces la luz volvió, junto con los primeros rayos del amanecer.
Entré a ver a la paciente, y la apariencia de esta había vuelto a la normalidad, sus brazos y piernas perdieron la extraña extensión que habían adquirido, sus dientes dejaron de parecerse a los de un tiburón, y volvían a ser como los de cualquier otra persona, su lengua también recuperó un tamaño adecuado, ella estaba inconsciente y el padre mencionó que contra lo que ella había estado luchando, no era contra enfermedades de salud mental, sino algo mucho más siniestro.
En el transcurso del día, Ada despertó, y me di cuenta de que sus ojos también volvieron a ser azules, después de esto continuó unos días más en el hospital, pero su comportamiento había cambiado por completo, era una persona normal, hablaba, escuchaba y respondía con absoluta tranquilidad, después se fue pues su tratamiento psiquiátrico ya no tendría sentido.
Horas después de la partida de Ada, el jefe de seguridad me pidió que vaya al cuarto de cámaras junto con él, pues había algo que este quería mostrarme.
Las cámaras habían grabado los pasillos desde la noche en que llegó el cura, y poco después de que el cura saliera del cuarto, la cámara captó como varias sombras salían del lugar también, sombras que empezaban a encaminarse en distintas direcciones, hasta desvanecerse por completo en el aire, como había sucedido ya algunas veces antes, parecía que lo que sea que hubiera estado dentro del cuarto de Ada esa noche, había intentado encontrar otro lugar donde alojarse, o que simplemente dejó de existir, desvaneciéndose en el aire, desapareciendo, no de qué manera explicarlo, pero desde entonces creo que no todas las enfermedades mentales se deben a trastornos, quizás hay algunas que simulan se eso, enfermedades, pero que en realidad es algo más oscuro, mas siniestro, algo que se esconde en las personas, y simula ser algo ya normalizado para pasar desapercibido, mientras el parásito se alimenta de su huésped.
Autor: Lyz Rayón.
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