El Perro Historia De Terror 2023

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El Perro Historia De Terror 2023

El Perro, Historia De Terror…Mi nombre es Martín y quiero contarles algo que me ocurrió cuando solo tenía 15 años, para ese momento, acabábamos de salir de algunos años difíciles para nuestra familia, pues, aunque cuando mi hermana mayor y yo éramos niños de no más de 10 y 8 años respectivamente, papá tenía un buen empleo en el que, si bien no éramos ricos, aún siendo un niño que no tenía ni la más mínima noción por el dinero, sabía que estábamos mucho mejor que la mayoría de familias de nuestros amigos del vecindario, sin embargo, unos cuatro años después de que mis dos hermanas gemelas nacieran, papá perdió su empleo y por desgracia de todos no pudo conseguir uno igual de bueno.

No pasó mucho tiempo para que nos tuviéramos que mudar de la casa donde yo había vivido durante toda mi vida, para buscar opciones más baratas, me gustaría decir que solo fue una vez, pero debido a que papá no lograba encontrar siquiera un trabajo estable, a lo máximo que podía aspirar era a tomar empleos esporádicos que no eran lo suficientemente bien pagados como para mantener a una familia de seis personas, por lo cual el mudarse cuando la renta comenzaba a volverse un problema se volvió algo tan rutinario que recuerdo que después de tres o cuatro meses yo mismo comenzaba a guardar mis cosas discretamente en las maletas para estar listo cuando fuera hora de irnos.

Mamá también había tenido que buscar un trabajo para ayudar a mantener el hogar, por lo cual, mi hermana mayor y yo nos volvimos las niñeras por excelencia para el cuidado de nuestras hermanas, la verdad, yo jamás me quejé por esto, supongo que a pesar de cuantos años pasaron, yo seguía teniendo el pensamiento de que solo era una etapa y que muy pronto la vida volvería a ser como antes de que mi papá perdiera su empleo.

Como dije antes, pocos meses después de que yo cumplí los quince años. Mi mamá llegó a casa con una maravillosa noticia, la habían ascendido en su trabajo, eran unas cuantas horas extras por semana, pero sería casi el doble del dinero que estaba ganando antes, además de los fines de semana libres, y por si eso fuera poco solo seis meses después de eso papá, logró encontrar un empleo fijo, no era tan bueno como el que solía tener en mi niñez, pero sin duda mejoraría aún más nuestra situación de vida para ese momento.

Por lo cual mis padres, decidieron que ahora que teníamos una mejor economía era hora de mudarnos, a otra casa y con algo de suerte esta sería la última vez, antes de que pudiéramos comprar nuestra propia casa, pues ninguno de los dos estaba dispuesto a cometer el error de antes, si volvíamos a vivir otra crisis como esa, al menos querían estar seguros de que sus hijos tuvieran un lugar que pudieran llamar hogar del que nadie les pudiera decir que se fueran.

No tardaron mucho en encontrar una casa en renta en un vecindario agradable, la casa era mucho mejor que cualquier lugar en el que hubiésemos vivido en los últimos años. La casa era de dos pisos y tenía un patio lo suficientemente grande como para que mis hermanitas pudiesen jugar ahí, aunque todos sabíamos que nos iríamos en cuanto mis papás encontraran una casa permanente, creo que puedo hablar por todos cuando digo que todos nos sentimos felices de llegar ahí, además teníamos un cuarto para cada uno.

Durante las primeras semanas todo parecía ir bien, aunque nos pasábamos la mayor parte del día en la casa cuidando a nuestras hermanitas, las cuales para ese momento tenían 7 años, como dije antes mi hermana y yo teníamos el deber de cuidarlas, aunque debo admitir que mantener a dos niñas entretenidas dentro de una casa siendo el hermano mayor y no los padres, a veces puede ser una tarea extremadamente difícil.

Recuerdo que una tarde, mis hermanitas estaban particularmente molestas, no habían parado de gritar y correr, por lo que, en busca de un poco de paz, mi hermana y yo, decidimos llevarlas a un parque cercano que habíamos visto, cuando volvimos de la escuela, de esa manera ambos podríamos sentarnos en unas mesas del lugar para estudiar un poco o hacer nuestras tareas en lo que mis hermanas jugaban con otros niños y nos daban un poco de tranquilidad, le mandé un mensaje a mi papá y él nos dijo que estaba bien y nos fuimos.

Resulto ser que fue la mejor cosa que se nos pudo haber ocurrido, pues mis hermanas se adaptaron muy bien he hicieron amigos con mucha rapidez, y nos dejaron en paz, además el lugar donde estaban las mesas era perfecto, había suficiente tranquilidad y sombra para hacer tus cosas al mismo tiempo de que podías vigilar al niño que llevaste al parque, por lo cual se convirtió rápidamente en algo habitual, que prácticamente hacíamos todos los días.

Una tarde, mientras mis hermanas jugaban con sus amigos en el parque, mi hermana me comentó que debía estudiar mucho para poder pasar un examen muy difícil e importante que tendría al día siguiente, también me dijo que esperaba poder estudiar lo suficiente antes de que nos fuéramos de ahí, pues sentía que, si volvíamos a casa no podría seguir estudiando ahí, yo le dije que si quería podíamos irnos hasta que el ultimo niño en el parque se fuera si es que eso la ayudaba.

Y así lo hicimos, aun cuando todos los niños se fueron, mi hermana nos pidió un poco más de tiempo y todos estuvimos de acuerdo a pesar de saber que estaba por oscurecer, dudo que mi hermana estuviera totalmente al tanto de la hora, pues creo que estaba más empeñada en terminar los temas que vendrían en su examen.

Mis hermanas incluso ya estaban hartas de estar ahí, cuando el velador fue a decirnos que el parque ya estaba a punto de cerrar por lo que debíamos irnos o nos quedaríamos encerrados, mi hermana se disculpó por las molestias y nos fuimos

Mientras los cuatro volvíamos, la noche ya nos estaba alcanzando, no era que eso fuera un problema, aún faltaban unas dos horas para que mis padres salieran del trabajo, pero aun así el ver las calles vacías y comenzando a ser iluminadas por las farolas del alumbrado público si daba un cierto aire terrorífico a la situación, íbamos apresurando un poco el paso y ya habíamos conseguido avanzar más de la mitad del camino, Cuando de repente vimos a una camioneta plateada pasar a una alta velocidad a un lado nuestro.

Al principio eso me molestó, pues una de mis hermanitas estaba debajo de la banqueta y de no ser por los rápidos reflejos de mi hermana mayor, quien la tomó del brazo y la subió con rapidez a la banqueta, eso pudo haber terminado en una horrible tragedia.

Yo sin pensarlo mucho y con la furia corriendo por mi cuerpo les grité que tuvieran más cuidado, algo de lo que me arrepentí casi enseguida, pues a unos metros adelante la camioneta plateada se detuvo.

Los cuatro detuvimos nuestro caminar, yo pensé que, si alguien se bajaba de la camioneta, cargaría a una de mis hermanitas y esperaba que mi hermana entendiera que debía cargar a la otra y salir corriendo de ahí, sin embargo, lo que vimos después nos dejó perplejos: la puerta de la camioneta se abrió, pero en lugar de que alguien se bajara de ahí, aventaron un enorme costal negro, y después de hacer eso la camioneta volvió a arrancar a toda velocidad.

Al principio pensamos que era basura, pero cuando nos acercamos nos dimos cuenta de que el costal se estaba moviendo.

Yo quería pasar de largo, pero mi hermana, me dijo que había un perro dentro, por lo cual, sin esperar mi respuesta abrió el costal.

De inmediato una gran cabeza de un perro se asomó, como si quisiera salir corriendo de ahí, pero mi hermana trató de tranquilizarlo, diciéndole que no le haríamos daño, y por increíble que parezca el perro se calmó y nos miró a los cuatro con detenimiento, mi hermana lo ayudó a salir del costal y entonces lo pudimos ver completamente, el perro era más grande de lo normal y negro como la noche. Parecía un animal feroz, pero sus ojos me inspiraban compasión.

Pensamos que podríamos llevarlo a casa, aunque era muy grande y mi papá había rechazado a un snhauzer porque decía que parecía que crecería un poco más que un perro de esa raza en promedio, así que decidimos que lo mejor era tratar de seguir con nuestro camino y con algo de suerte alguien más lo adoptaría, sin embargo, el perro comenzó a seguirnos hasta que llegamos a casa, al principio lo dejamos afuera, pero como vimos que no se iba e incluso empezó a llorar, decidimos meterlo al patio, al menos para darle algo de comer, pues estaba en extremo flaco y sucio, así que nos daba pena.

Pensamos que sus antiguos dueños debían ser personas horribles que lo dejaban sin comer ni beber por días, pues incluso notamos que tenía alambre encarnado al cuello, lo que quería decir que seguro lo amarraron con él, le dimos espagueti que mi mamá nos había dejado para calentar y habíamos olvidado comer, y lo devoró en cuestión de segundos, al igual que bebió agua como si no lo hubiese hecho en días, eso nos hizo sentir aún más lastima por él, notamos que tenía heridas infectadas en muchas partes de su cuerpo y emanaba un olor nauseabundo que se pegaba en la piel y en la ropa.

Después de discutirlo por un rato, todos estuvimos de acuerdo con que el perro ya había sufrido demasiado como para dejarlo a su suerte, por lo que todos nos uniríamos contra nuestros padres para que nos dejaran quedarnos con él, incluso anotamos en una libreta que tarea de cuidado del perro haría cada uno de nosotros para que mis papás no tuvieran que hacer nada por él y de ese modo nos dejaran conservarlo, y también decidimos que antes de que llegaran debíamos bañarlo para quitarle ese repugnante aroma que emanaba de él y demostrarles que podríamos cuidarlo muy bien.

Sin embargo, no importaba cuánto lo bañáramos, el olor no se iba. Casi nos acabamos la botella de shampoo de la casa y el olor parecía solo volverse más fuerte, mi hermana me dijo que una vez, una amiga suya le dijo que a su perro le dio una enfermedad en la piel, que lo hacía apestar, y tuvo que pagar un tratamiento y jabones especiales para curarlo, los cuatro pensamos que nuestros papás no nos dejarían conservarlo ahora que sabíamos que estaba enfermo, pero como seguíamos empeñados en conservarlo, todos acordamos que no pediríamos regalos o fiesta de cumpleaños para así pagar la cuenta del veterinario.

Cuando ambos llegaron a casa notaron casi de inmediato aquel nauseabundo aroma, por lo que no tuvimos más remedio que comenzar con el discurso que habíamos preparado, al principio se negaron, pero al ver que estábamos dispuestos incluso a renunciar a los regalos no solo de cumpleaños si no a los de navidad y excursiones escolares por ese perro, terminaron accediendo.

A pesar de que papá le extendió un trapo en el patio para que pasara la noche ahí, el perro insistía en entrar, tenía tantas fuerzas que logró derribar a papá un par de veces antes de lograr cerrar la puerta de la casa dejando al perro afuera, pues no había ninguna manera en que mis padres dejaran que se durmiera adentro con esa peste y nosotros estábamos totalmente de acuerdo.

Al día siguiente lo llevamos al veterinario y el no pudo encontrar mucho, nos dijo que aparentemente su piel estaba bien, así que suponía que el olor se debía a sus múltiples heridas infectadas que seguramente le habían ocasionado sus anteriores dueños, nos dio algunas vitaminas y otros medicamentos para la infección y eso fue todo.

Pasaron algunos meses en los que el perro, ahora bautizado como “Boster” comenzó a ganar peso y a verse aún más grande de lo que ya era, sus heridas comenzaron a sanar, aunque aquel olor no terminaba de irse del todo, pero ya era mucho menor y bastante tolerable, por lo que el perro comenzó a vivir adentro de la casa, al principio solo era cuando afuera hacía mucho frio o estaba lloviendo, pero la verdad a veces amanecía adentro de la casa sin que nadie admitiera haberlo metido.

Y como era un perro muy limpio que jamás se hacía del baño dentro de la casa o que causara destrozos, poco a poco mis papás dejaron de decirnos que quien fuera el responsable dejara de hacerlo y aprendieron a aceptar que el perro vivía a dentro y solo salía al patio para ir al baño, honestamente yo siempre sospeché de las gemelas, pero con los eventos que a continuación relataré, bueno, al día de hoy tengo mis dudas.

Me parece que fue cuando Boster estuvo completamente recuperado que las cosas comenzaron a ponerse un poco extrañas, en lo personal escuchaba risas entre sueños y cuando abría mis ojos veía a Boster, en la entrada de mi habitación, y cuando veía que lo había notado, solo se iba de ahí, aunque no era algo tan extraño, comencé a cerrar la puerta de mi habitación por las noches para ya no verlo.

Una noche, escuché ruidos en mi habitación. Al principio pensé que era el perro rascando la puerta para que lo dejara entrar o algo así, pero la verdad no tenía ganas de levantarme a abrirle para que durmiera conmigo, supuse que podría irse a dormir con mi hermana o las gemelas, sin embargo, los ruidos no se detenían, por lo que ya molesto por no poder dormir encendí la luz, Boster estaba en mi habitación, mirándome fijamente y la puerta estaba cerrada, claro que la puerta no tenía seguro, pero no había manera en que el perro pudiera haber girado una perilla redonda. Me dio un escalofrío por la espalda, pero no dije nada.

Después de esa noche, cosas extrañas comenzaron a suceder en la casa. Mi hermana mayor comenzó a tener pesadillas todas las noches. Decía que veía a Boster en su sueño, según ella, siempre bajaba a la cocina y él estaba ahí, parado en dos patas, con manos de persona y trataba de bajar su bolsa de alimento de la alacena y además tenía una mirada tétrica y malévola. Sus gritos nos despertaban a todos en la noche, mis papás entraban a su habitación para tratar de calmarla, pero cada noche era lo mismo.

Una tarde todos fuimos a una fiesta infantil de la casa de enfrente, a la que habían invitado a mis hermanitas, todo iba normal, las perdimos de vista por un momento al igual que a los otros niños, pero supusimos que estaba bien, pues creímos que talvez habían entrado a casa del cumpleañero a jugar videojuegos como habíamos escuchado que querían hacer, pero de repente, todos los niños gritaron horrorizados y corrieron a donde estábamos todos los demás.

Según nos contaron, los niños no pudieron conectar la consola, a lo que mis hermanas, dijeron que ellas sabían conectarla, pero solo en la tele de nuestra casa, por lo que todos los niños decidieron cruzar la calle para ir a nuestra casa, entraron por la puerta de la cocina, y fue ahí cuando los niños se quedaron petrificados al ver a Boster parado en dos patas en nuestra cocina, según lo que dijeron, tenía una bolsa de papas en una mano y una lata de cerveza en la otra, además había algo humanezco, no solo en la forma en la que se paraba, sino también en su cara, era como si no fuera totalmente Boster, y no conforme con eso, él les sonrió, y su dentadura era humana.

El Perro Historia De Terror

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La verdad creo que nadie ahí les creyó del todo, pues los niños tenían una gran imaginación y además mis hermanas estaban totalmente al tanto de las pesadillas de mi hermana, era muy probable que hubiesen sugestionado a los demás niños, eso sin mencionar que al volver a casa Boster estaba dormido y sin ningún rastro de humanidad en él.

Pero lo que yo creo que fue lo peor, les ocurrió a mis padres. Una noche, mientras estaban durmiendo, ambos sintieron como si alguien los estuviera observando. Mi mamá a segura que lo que a ella la despertó, fue una voz muy ronca de un hombre el cual le decía que sus hijos eran suyos y se los llevaría muy pronto. Cuando ambos abrieron los ojos vieron a Boster parado en dos patas frente a la cama, ambos lanzaron un grito de pavor pues aún en la oscuridad sus ojos parecían estar brillando, en ese momento Boster volvió a sus cuatro patas y salió de la habitación como si no pasara nada.

Después de esa noche, todo empeoró. El perro comenzó a moverse por la casa como si tuviera inteligencia propia. Lo veíamos en lugares donde no debería estar, como en el techo o en el jardín en la madrugada. La gente del vecindario comenzó a hablar de él, nos decían que cuando nadie estaba en casa, lo podían ver a través de las ventanas andando en dos patas como si fuera una persona, pero más de uno lo había alcanzado a ver, dándose cuenta de que era nuestro perro.

Una noche, mi papá volvió algo tarde a casa, estaba un poco ebrio, pero dice que dé la impresión hasta la borrachera se le bajó, pues vio a Boster abriendo el refrigerador y buscando algo, mi papá asegura que, por la luz del mismo refri, podía ver que Boster no tenía patas, sino unas manos peludas del mismo color de su pelaje, y cuando notó que mi papá estaba ahí le sonrió, su dentadura era humana y le dijo “de todas formas nadie te va a creer”.

Supongo que fue un arranque de adrenalina, porque mi papá le arrojó un cuchillo que estaba en la barra y le gritó que se largara de su casa, mi papá dice que el cuchillo se le clavó en el ojo y Boster gritó maldiciéndolo y diciéndole muchas groserías, para después salir corriendo en dos patas por la puerta de enfrente.

Los gritos nos despertaron y todos bajamos a ver lo que ocurría, pero todo ya había pasado, mis papás estuvieron tan paranoicos que cerraron cada posible entrada y montaron guardia toda la noche y me gustaría Decir que todo terminó ahí, pero unas pocas horas después de que amaneciera, un vecino vino a tocar a nuestra puerta y les dijo a mis papás que no podía explicar, que lo tenían que ver. Todos fuimos a ver y vimos la gran y larga piel de lo que fue nuestro perro, estaba completa como si se tratara de un disfraz y también tenía la apuñalada en el ojo.

Nunca más volvimos a vivir nada parecido y esta historia se quedó en nuestra familia como algo que contamos en cada reunión familiar, por lo que he investigado, podría tratarse de un nahual o algo por el estilo, pero supongo que nunca lo sabré del todo.

Autor: Liza Hernández.

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