El Brujo Nahual Del Desierto 2022
El brujo nahual del desierto… Fui militar durante 6 años, y en todo ese tiempo solo hubo una ocasión en la que yo, y el pelotón del que yo formaba parte, incluyendo al sub teniente y a algunos activos de las Fuerzas Especiales, nos vimos envueltos en un enfrentamiento que, por poco, nos cuesta la vida a todos.
Esto que les voy a contar ocurrió hace más de 10 años.
Acabábamos de terminar una operación en el desierto, ahí donde colindan Coahuila y Chihuahua, todo había resultado un éxito, era una operación fantasma organizada por las Fuerzas Especiales, nosotros solamente estábamos de apoyo.
Debido a la naturaleza de la operación, no podíamos correr el riesgo que se supiera lo que habíamos hecho, lo que nuestros mandos sabían era que habíamos salido del cuartel para dirigirnos a Sinaloa.
El cuartel al que nosotros pertenecíamos estaba ubicado en Chihuahua, en el suroeste del estado, muy cerca de Sonora, pero, a medio camino ya nos estaban esperando las Fuerzas Especiales para que fuéramos con ellos, a nuestros mandos no se les dijo que íbamos con las Fuerzas Especiales, el General de ellos, cuando se comunicó con nuestros mandos, les dijeron que eran de Durango que ocupaban nuestro apoyo para una emergencia, pero que no tomaría más de un día.
Lo que pasaba era que los de las Fuerzas Especiales desconfiaban de nuestros mandos por presuntos lazos con el crimen organizado, por eso tuvimos que armar todo ese enredadero de información confusa.
Entonces, ya que todo había terminado, para no ser descubiertos, nosotros teníamos que llegar al norte de Sinaloa, porque como se supone que habíamos ido a Durango de entrada por salida, teníamos que presentarnos en Sinaloa.
Las Fuerzas Especiales nos estaban escoltando a través del Desierto para llegar más rápido.
De pronto nos detuvimos cuando notamos en el horizonte unas misteriosas construcciones hechas como de adobe, que nada tenían que estar haciendo ahí.
El General de las Fuerzas Especiales se comunicó con nuestro Sub Teniente para decirle que preguntarían si debíamos acercarnos o continuar nuestro camino.
Luego de unos pocos minutos el General confirmó que iríamos a revisar esas construcciones, no tuvimos más opción que aceptar, estábamos molestos y preocupados, si nuestros mandos descubrían que habíamos actuado a espaldas de ellos estaríamos en serios problemas, pero si desobedecíamos a las Fuerzas Especiales nuestros problemas serían peores.
Estábamos entre la espada y la pared.
Cuando llegamos hasta el lugar nos dimos cuenta que parecía una base militar, que, por su estado, debía tener décadas en situación de abandono.
Lo que nosotros creíamos era que ese lugar podría estar siendo utilizado por el crimen organizado, entonces, casi todos bajamos de los vehículos y empezamos a recorrer todo el lugar, pero el único movimiento que podíamos detectar era el de la maleza sucumbiendo ante el viento.
Entonces alguien avisó por radio que había encontrado algo, y que era mejor que lo viéramos por nuestra cuenta.
En uno de los cuartos estaba un foco encendido, no parecía ser posible, la ciudad más cercana estaba a casi 30 kilómetros, y en las instalaciones no había ningún poste ni una subestación que pudiera brindarle energía eléctrica al lugar.
Yo, como tal, no entré a ese cuarto, pero el foco encendido se podía ver desde afuera.
A alguien se le ocurrió revisar qué había detrás de ese cuarto, encontró lápidas, un pequeño panteón improvisado de 6 por 6, al revisar las 10 lápidas todas databan de la época de la Revolución.
Una de las tumbas tenía una leyenda escrita muy curiosa, decía: “Federico, primer víctima del demonio del desierto”.
De pronto, uno de los elementos qu se había quedado en los vehículos reportó por radio que, utilizando los binoculares, estaba viendo una camioneta con varios hombres, estaban yendo con dirección noreste.
Lo primero que pensamos era que se trataba de gente del cartel, entonces todos volvimos corriendo a los vehículos y fuimos en dirección de esa camioneta, tardamos 2 minutos en lograr una distancia de tiro con la camioneta.
Los hombres que iban en la parte de atrás no parecían estar armados, pero el General dijo que eso era lo de menos, que ya nos habían visto, y nadie podía estar enterado de nuestra presencia en esa zona.
Entonces el General le ordenó a uno de los suyos que le tirara a las llantas de la camioneta, se siguió la orden del General, lo que ocasionó que la camioneta se volcara.
Tres de las personas que iban en la camioneta murieron cuando la camioneta empezó a dar vueltas, porque fueron aplastados.
Todos los demás estaban heridos, el que había resultado menos golpeado fue el conductor, lo sacamos de la camioneta arrastrándolo del cabello y le hicimos las preguntas correspondientes.
Resultó que él era un pollero y todos los hombres que llevaba eran migrantes que él iba a dejar en la frontera con otro pollero que los iba a cruzar.
Nosotros, es decir, los que éramos de Fuerzas Especiales, creímos que al saber que se trataba de civiles dejaríamos el asunto, pero no fue así, el General le ordenó a los suyos matar a todos los que estaban heridos.
El pollero empezó a suplicar por su vida, entendió que, si los de Fuerzas Especiales habían matado a civiles inocentes sin dudarlo, lo que le iba a pasar a él sería 10 veces peor.
El General se acercó con él y le dijo que tenía oportunidad para contarle todo lo que supiera sobre las instalaciones hechas de adobe.
El pollero le dijo que podía responder todas las preguntas que quisiera pero que por favor nos alejáramos de ahí, el General le recordó que él no estaba en la mejor posición para exigir algo, y le dio 3 segundos para responder o le dispararía.
El pollero le respondió que ese lugar no había sido abandonado, sino que las personas que lo habían ocupado fueron devoradas por el demonio del desierto.
Eso debía tener algo de verdad, una de las lápidas también mencionaba a ese tal demonio del desierto.
El pollero siguió hablando, dijo que la zona en la que estábamos, un radio aproximado de 3 kilómetros cuadrados, era asediada por un Brujo Nahual que vivía en cuevas subterráneas, que podía contarnos toda la historia de ese brujo pero que debíamos irnos de ahí.
Todos no reímos, entonces el tipo se puso muy serio y, en tono de burla nos dijo que él no estaba huyendo de nosotros, sino que quería alejarse de ahí antes de ser atrapado por esa criatura.
También mencionó el foco encendido dentro de aquel cuarto en las instalaciones de adobo, el pollero dijo que mientras el foco estuviera encendido significaba que el demonio del desierto estaba quieto, pero, que cuando el foco se apagaba, era mejor ponerse a rezar.
Luego de escuchar eso, hasta el General se quedó pensando, el pollero, una vez más, le suplicó que nos alejáramos de ahí, porque el Brujo Nahual no siempre tenía la oportunidad de conseguir tanta comida, y no iba a desaprovecharla, nos advirtió que si no nos movíamos rápido, todos nos convertiríamos en la cena de ese monstruo.
El General, viendo que todos nosotros, incluyendo a sus hombres, estábamos algo desconcertados, ordenó que lo subieran a uno de los vehículos para llevarlo con nosotros, le cargarían los muertitos y eso le daría mucho tiempo en prisión para seguir inventando historias como la que nos estaba intentando contar.
De pronto escuchamos que algo se movió debajo de nuestros pies, el sub teniente comentó que podría tratarse de un pequeño sismo, pero uno de los de Fuerzas Especiales comentó que era del Estado de México, y que, definitivamente, lo que habíamos sentido no era un sismo.
Uno de los cadáveres de los migrantes fue tragado por la tierra, el pollero se puso pálido en menos de un segundo y dijo: “el demonio del desierto”.
El Brujo Nahual Del Desierto
Entonces una criatura salió desde debajo de la tierra, salió dando un brinco, estaba a unos 8 metros de nosotros.
Era de silueta humana, 2 brazos, 2 piernas, y una cabeza, pero la silueta era lo único que tenía de humano.
Todo su cuerpo estaba cubierto de pelo, como si fuera un búfalo, su cabeza era esquelética con 2 cuernos doblados hacia adentro, sus orejas eran ganchudas, tenía una altura que sobrepasaba los 2 metros y medio, a mitad del cuerpo tenía algo que parecía una cara, y, aparte de sus brazos, que le colgaban casi hasta el suelo, cerca de ese algo que parecía cara, tenía colgando dos protuberancias, como si fueran manos.
Era una criatura grotesca, lo más horrible que se puedan imaginar, yo pienso que, de existir el Diablo, de seguro se vería igual que la criatura que teníamos frente a nosotros.
El General inmediatamente ordenó abrir fuego, pero las balas no le hacían nada, ese demonio caminó hasta uno de los cadáveres y empezó a comérselo.
Al ver que las balas no surtían efecto, se ordenó la retirada, todos subimos a los vehículos lo más rápido posible, el pollero también se subió.
En cuanto arrancamos, la criatura emitió un sonido que dejaba notar que no le agradaba la idea de que nos fuéramos, y nos empezó a perseguir.
Verlo correr daba escalofríos, como era muy alto, se torcía para que su cabeza quedara a nuestra altura, nos iba a alcanzar, de nuevo intentamos con las balas pero nada, debíamos hacer algo para, aunque fuera, frenar a ese monstruo por unos momentos.
Uno de los de Fuerzas Especiales tuvo una idea, empujó al pollero para que cayera del vehículo, el plan funcionó, la criatura se detuvo para comerse al tipo ese.
Nos alejamos a toda velocidad y ese demonio ya no nos alcanzó, luego de varias horas, salimos del desierto y llegamos hasta Sinaloa.
Las Fuerzas Especiales y nosotros nos separamos antes de entrar a la ciudad a la que debíamos llegar, para evitar que nos relacionaran, pero, antes de irse, el General se acercó con nosotros para comentarnos que, debido a que se suponía que nunca fuimos con ellos al desierto, no era posible que nosotros hubiéramos tenido un enfrentamiento con esa criatura.
Autor: Ramiro Contreras
Derechos Reservados
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