El Brujo Novato 2023

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El Brujo Novato 2023

El brujo novato… Trabajo como enterrador en un panteón nuevo de Jalisco. No daré el nombre ni la ubicación del camposanto, pues prefiero permanecer en el anonimato. Solo daré como detalle, que en el lugar existe una caverna, donde nace agua, que es bien aprovechada.

Es muy común en mi oficio, que cuando se remueve tierra, o se le da mantenimiento a las tumbas o criptas, se encuentran todo tipo de objetos utilizados para realizar brujería, tales como frascos con líquidos extraños, muñecos de trapo con fotografías, colibríes amarrados con listones color rojo o negro, etcétera.

Se dio el caso, que entró un compañero nuevo, que mostraba un aspecto algo gótico, siempre iba vestido de negro y acompañado de libros raros, casi siempre sobre temas paranormales.

Nosotros los enterradores, evitamos este tipo de lectura, al menos los enterradores de que yo conozco, y aunque si nos platicamos constantemente cualquier experiencia extraña que tenemos, siempre rezamos y evitamos todo aquello que nos parezca negativo, pues en mas de una ocasion nos vemos afectados por brujería.

Es raro ver a un enterrador con gustos por lo esotérico.

Este compañero era agradable, muy joven y educado, siempre dispuesto a ayudar, sin embargo, siempre estaba realizando preguntas extrañas, como, donde era la zona donde mas veíamos muertos, o sobre donde sentía yo las energías mas bajas del lugar.

En lugar de contestar sus preguntas, decidí preguntarle abiertamente al muchacho, si realizaba brujería o algo así, el me dijo que no, pero que le gustaría conocer mas del lugar.

Entonces le dije, que no sabia como responder a sus dudas, pero que con gusto le mostraría en que zona era en la que encontrábamos mas objetos extraños, pues aunque no lo crean, las personas que hacen trabajos de brujería, prefieren hacer sus cosas en las tumbas mas antiguas de los panteones y no lo digo por el panteón en el que trabajo, sino por otros en los que me ha tocado trabajar, siempre existían zonas, en las que sabíamos de antemano que encontraríamos algo.

Pues bueno, no tenia quejas de este muchacho, rápido aprendió a cavar y a realizar todas las tareas que teníamos que cubrir. Sin embargo, comencé a notar cosas extrañas en el chico, como que a veces se llevaba tierra de las tumbas, incluso una vez, tuve que detenerlo, porque vi que agarró una veladora de una tumba.

Yo le dije que no era bueno robar las cosas de las tumbas, no solo porque no era justo, sino porque si hacías esto, los espíritus te seguían para que regresaras lo que quitaste de sus tumbas.
El chico regreso la veladora a su lugar, mientras decía a modo de burla, que eso era lo que buscaba precisamente, ver un fantasma.

Había un señor que se encargaba de velar el cementerio, que por cuestiones de salud, tuvo que dejar de cubrir ese trabajo. Nos preguntaron a todos si alguien quería encargarse de ese puesto y el único que se ofreció fue el chico.

Me dio mala espina que ese muchacho fuera a quedarse a velar, sabia que el muchacho deseaba practicar brujería en el lugar, eso era algo muy obvio.

Tenia miedo, no de lo que fuera a ocurrir en el panteón, sino de lo que pudiera pasar al muchacho, pues cuando se es joven, todo se te hace fácil y se muy bien las cosas que te pueden ocurrir por andar jugando con fuerzas que desconocemos.

Fui a verlo desde la primera noche, me la pasé espiándolo sin que me viera. Se le veía algo nervioso, pero no note que hiciera nada malo, solo se quedo leyendo uno de esos libros raros que solía llevar consigo.

La segunda y tercera noche no fui a verlo, fui hasta un domingo.
No lo vi en la cabina donde se supone debería de estar. Comencé a buscarlo por cada sección de gavetas y por la primera zona de tumbas, pero no lo veía.

Comencé a creer que el chico se había ido a su casa, cuando escuché unos rezos. Puse atención para ver de donde venían los sonidos, eran extraños, estaban en latín o algún otro lenguaje que no conozco, no obstante, si reconocía la voz, era la del muchacho.

El sonido me condujo hasta una cripta muy grande.
Dentro estaba el chico, con varias velas de cebo encendidas, me daba la espalda, mientras recitaba esos extraños rezos frente a un espejo. También noté que tenia un cuadro con una imagen de cristo y algunas flores.

El Brujo Novato

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No quise irrumpir de inmediato, en lugar de hacer eso, preferí asustarlo.
Me escondí detrás de una lápida y comencé a arrojarle piedras, intentando apagar las velas.

No conseguí apagar la llama de inmediato, pero si logre hacer que el chico se girara para ver que ocurría, yo me escondía para que no me viera y cuando volvía a su ritual, volvía a arrojarle una roca.

En un tiro de suerte, logré derribar una vela. En eso las demás velas comenzaron a arder con fuerza y soltar mucho humo negro, el chico se paró de golpe y comenzó a gritar.

En eso yo corrí hasta con el, entonces me di cuenta que fue lo que le aterrorizo tanto, mi presencia pareció asustarlo tanto como lo que le acababa de ocurrir. En el espejo que estaba frente a el, estaba un rostro de una persona, su cara transmitía una horrible agonía, ademas de alguna parte de la cripta se escuchaban unos alaridos horrendos.

Le pregunté al chico que qué había hecho, pero el chico no podía hablar, estaba todo trabado, lo único que se me ocurrió hacer, fue patear el espejo y las velas, pero los alaridos no cesaron.

Le volví a preguntar al chico que que había hecho y si sabía como detenerlo, pero el chico seguía sin responder. Me puse a rezar la magnífica, pues esta oración siempre me ha funcionado para alejar los malos espíritus.

El rezo funcionó, pues las veladoras se apagaron de repente y los alaridos se callaron.
Cuando al fin pudo hablar el muchacho, le volví a pedir explicaciones, tanto de lo que estaba haciendo, como de lo que acabábamos de presenciar.

El chico saco un folleto con una oración en latín, después me dijo que eran palabras sagradas, pero que se alteraron de modo que el significado de las palabras fueran como una burla a dios, pues si se rezaba esta oración frente al espejo y las velas, se podía ver un fantasma.

Regañe al chico, le dije que con esas cosas no se jugaban, pues no podía el estar seguro de lo que estaba viendo, bien podía ser un demonio o un espíritu maligno. El chico se echo a llorar, mientras me decía que se le había hecho fácil.

El muchacho ya no quiso seguir de velador y se hizo medio temeroso, no le gustaba andar solo, siempre que lo mandábamos a realizar alguna tarea, le pedía a alguien que lo acompañara.
Como nadie se ofrecía a quedarse a velar, nos dividieron los días entre los trabajadores.

Mi turno me tocaba hasta el fin de semana.
No hubo día en que mis compañeros no nos dijeran que escucharon alaridos o que alguien les hablaba desde la oscuridad, en dirección a las tumbas.

Cuando me tocó a mi quedarme a velar, también escuche los horribles alaridos, que se callaron inmediatamente después de que rezara la magnífica, pero esto no fue lo peor que me pasó esa noche.

Salí a vigilar por los pasillos.

Hay una zona donde están los nichos que esta aun sin edificar, cuando llegue allí, escuche a una persona hablando. En esta zona no hay lámparas y es muy difícil ver aun con la ayuda de una lámpara.

Alumbre en esa dirección, entonces note una sombra justo detrás de un enrejado. Pensando en que se trataba de otra persona queriendo practicar brujería, comencé a gritarle amenazando con llamar a la policía.

Mis amenazas no obtuvieron respuesta, parecía como si no me hubieran escuchado y las voces siguieron.

Me sentí enojado y me acerqué a la reja, allí no estaba nadie.

Regrese al pasillo, después ante mis ojos vi una esfera de fuego flotando por encima de las lapidas. Me puse a rezar mientras corría hacia la cabina.

Estas esferas me dan mucho miedo, he escuchado en mas de una ocacion que son brujas y esos seres son capaces de hacerte muchas cosas horribles.

Con los días le pedimos a un padre que acudiera a bendecir el panteón y después de eso los fenómenos extraños pararon, sin embargo el chico que ocasionó todo esa actividad no tuvo la misma suerte, pues días después, me platicó que no podía dejar de escuchar esos alaridos y ese ente maligno se le revelaba a cada rato, lo veía en los espejos, en sus sueños e incluso hasta en su reflejo en los autos.

Lo mandé con el mismo sacerdote, quien me dijo que el muchacho estaba mejor, pero yo ya no lo volví a ver, pues no regresó al panteón. Espero en dios, que se encuentre muy bien.

Autor: Mauricio Farfan

Derechos Resrvados.

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