Sueño Rem Historia De Terror 2023

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Sueño Rem Historia De Terror 2023

Sueño Rem, Historia De Terror… Una mañana me desperté exaltada, había tenido una extraña pesadilla donde un ser con cuerpo humanoide y con una cabeza de cordero me perseguía para cortarme con un machete, era ya una pesadilla recurrente, no era nada extraño para mi despertar en medio de la noche con el pulso elevado debido a los malos sueños, pero en esta ocasión, cuando abrí los ojos de vuelta en la realidad, el sol ya había salido y tenía que ir a trabajar.

En la mañana le conté la pesadilla por teléfono a mi pareja, Noelia, quien frecuentemente me hablaba sobre algo que, para mí, hasta ese momento no era más que una plática interesante, pero un tema que no tomaba como real, los viajes dentro de los sueños, la posibilidad de que, al dormir, nuestra alma viaje a mundos desconocidos, donde las leyes de la realidad son totalmente diferentes a las que existen en el plano de lo que consideramos normal, los conceptos de cuarta, quinta, sexta dimensión y demás, son cosas muy difíciles de entender para mí, alguien que no lleva una vida religiosa o espiritual, sin embargo, al tener esta pesadilla donde me encuentro en una ciudad abandonada y a medio destruir, con lugares llenos de fango, donde hay cerdos con cuerpos humanos, un hombre gordo que me persigue con su hacha y que tiene por cabeza la de un cordero, el interés y la curiosidad por saber más acerca de todo esto fue despertando en mí.

Por las mañanas hasta medio día iba a estudiar, y las tardes me quedaban libres, empecé a leer libros sobre los sueños lúcidos, la parálisis de sueño e incluso los viajes astrales, desde niña me habían parecido fascinantes los sueños y todo lo que tiene que ver con esto, hasta la edad de veinte años, y cuando mi pesadilla era recurrente, fue que empecé a tomarme más en serio la investigación de qué es lo que pasa al soñar.

Todas las fuentes a las que consultaba me indicaban lo mismo, el sueño se divide en 5 partes, la primera es ligera y relativamente fácil de experimentar, el “adormecimiento”, cuando los músculos se empiezan a destensar y los movimientos oculares son lentos, después sigue el “sueño ligero”, el pulso y la respiración se hacen lentos, el cuerpo está totalmente relajado y los movimientos oculares son leves o inexistentes, la fase tres es la “transición”, cuando hay una inducción al sueño realmente profundo, posteriormente, el “sueño profundo” es donde se suelen tener los sueños que recordamos poco tiempo después de despertar, y la última fase, el sueño Rem, donde el descanso es más aprovechado por el cuerpo, y donde los sueños son más intensos y se quedan grabados en la memoria, también donde las pesadillas y los sueños suelen se vívidos y afectan en la respiración y ritmo cardiaco.

Después de saber esto, tenía la intención de inducirme sueños lúcidos, para poder perderle el miedo a la pesadilla que llevaba meses atormentándome de manera intermitente y repentina.

Por mi sola no llegué muy lejos, pero Noelia me dijo conocer a Thelma, una santera amiga de una amiga de su mamá, quien posiblemente podía ayudarme con mi cometido.

Acudí a ella acompañada de mi novia, pero ella (por razones que no entiendo, y que tampoco me fueron explicadas) tuvo que esperar fuera del cuarto donde se llevó a cabo la especie de ritual, que me llevaría a tener un acceso más lúcido a los sueños.

Me acosté sobre un catre, había yerbas, humo, música compuesta de campanas que timbraban en diferentes tonalidades, logré quedarme dormida pronto, no soñé nada, no tuve alguna especie de epifanía o despertar, lo cual esperaba, pero Thelma poco o más bien nada me explicó sobre el proceso, más temprano que tarde me imaginé que aquello había sido una estafa.

Antes de salir del lugar, la chaman me dijo: – Recuerda, cuando estés despierta en tus sueños, nunca preguntes por la hora, y tampoco menciones que sabes que estás dentro de un sueño, si no violas ninguna de estas dos reglas, todo va a estar bien y saldrás a salvo.

A ese punto, era poca mi confianza en la mujer, pues sentí que nada de lo prometido había funcionado, y que la justificación para que nada pasara era que yo no había tenido la mente suficientemente abierta para entrar en la experiencia que me prometieron, en fin, esa tarde salí con Noelia a comer, y todos los días después fue relativamente normal, hasta que la quinta noche, me quedé dormida sin esperar que nada en especial sucediera, pero cuando desperté, no me encontraba en mi habitación, sino en un lugar extraño.

Estaba en la azotea de un edificio, en una ciudad extraña, había rocas enormes suspendidas en el aire, al igual que algunas estructuras, casas y edificios, debajo, la gente y los coches transitaban con total normalidad, a nadie le llamaba la atención los objetos que levitaban en el aire, lo que la atmósfera suspendía en medio de la nada.

Busqué una salida de la azotea, peor no había nada, era solamente una base de concreto en un edificio, no había ningún otro objeto o manera aparente de acceder al lugar donde me desperté, todo se sentía muy real, pero a la vez, me percaté de que no estaba despierta, lo curioso es que tampoco se sentía como si estuviera dormida.

Cerré los ojos, y noté que mi cuerpo empezó a hacerse más ligero, pronto, mis pies no estaban tocando el suelo, cuando me di cuenta de esto volví a pisar el concreto de la azotea.

Era divertido ir descubriendo lo que podía o no podía hacer, era como empezar a andar en bicicleta y darte cuenta de las posibilidades que te rodean al aprender una nueva habilidad, todo era estimulante y libre, pero había una sensación extraña en el aire, no sospechosa ni incómoda, sino inusual para mí por naturaleza.

Pronto aprendí a mantener mi cuerpo levitando, al igual que las rocas y las construcciones que se veían a la lejanía, bajé de la azotea despacio, como un globo de helio que se va quedando sin el gas que lo mantiene en las alturas, y cuando llegué a la calle, la gente simplemente me ignoraba, pasaba de mi de largo, y parecía que yo era como cualquiera de ellos, y que ellos preferían simplemente ignorar que yo había llegado volando, era irrisorio para mí, empecé a reírme, y la gente solamente pasaba de largo, algunos me veían unos segundos con una expresión seria, pero nada más, era increíble, como tener poderes, pues es un mundo onírico se sentía muy real, tocaba mi piel con mis manos y sentía el calor en mí, sentía la profundidad en mi visión, la ropa pegada a mi cuerpo, el calor de los zapatos en mis pies, era muy divertido tener tanta libertad sobre mi cuerpo y sobre la física.

Empecé a dar saltos de varios metros por las calles, luego volé con algo de esfuerzo, tocaba el suelo por algunos metros, pero cada vez me podía elevar más, hubo un punto donde salté y me quedé varios minutos suspendida en el aire, flotando, era muy cómodo, me sentía como una nube en el cielo, nadie me hacía caso y eso era genial, era como invisible, la sensación era tan reconfortante que decidí quedarme flotando y no explorar más, no recuerdo mucho después de eso, luego desperté.

Abrí los ojos, estaba de nuevo en mi cama, me levanté emocionada y le conté todo por teléfono a Noelia, a ella le daba algo de miedo, pues pensaba que no había funcionado, pero de igual manera me demostró entusiasmo al darse cuenta que podía acabar con las pesadillas que me eran frecuentes.

A la noche siguiente, antes de quedarme dormida, pensé en el lugar al que quería, ir, a esa ciudad destruida con fango y animales antropomórficos, me daba bastante terror, pues todo se sentía muy real en los sueños, pero para mí era necesario familiarizarme con ese lugar para que ya no me diera miedo, para poder hacer algo desde ahí dentro, no sabía el qué exactamente, pero estaba decidida a entrar y explorarlo, más temprano que tarde me quedé dormida.

No estaba en el lugar en el que estuve pensando, sino en un pasillo, era un lugar elegante, estaba alfombrado por el suelo y el techo, había candelabros dorados colgando de arriba, las paredes tenían un estampado en colores guindas y platinados, había puertas a los lados, eran como de un roble oscuro, los marcos eran de oro, y al final del corredor, una gran puerta de estos mismos materiales.

Empecé a caminar hacia ella, y las puertas a los costados se abrieron, de ellas empezaba a salir mucha gente, personas, hombres y mujeres que vestían de traje y vestidos. Al ver a tanta gente a mi alrededor, noté que el pasillo era mucho más grande de lo que lo había percibido en primera instancia, era un corredor muy amplio donde cabía bastante gente, las personas que aparecieron caminaban en todas direcciones, yo caminé hacia el frente, en dirección a las puertas al final del corredor.

Este sueño se sentía muy diferente al anterior, aquí no era tan libre, no había esa sensación de tener poderes, sin embargo, todo se sentía aún más en mi cuerpo, mis pies dolían del cansancio, no me di cuenta, pero había caminado ya durante mucho tiempo, aun así, la puerta a unos metros frente a mí no parecía estar más cerca, caminaba sin llegar a ningún lado, empecé a correr, pero aún a este paso apresurado, no me acercaba a ningún lugar, incluso la puerta a la que intentaba llegar parecía más distante, empecé a sentir una desesperación horrible, tuve la sensación de que llevaba mucho tiempo ahí, no sabía si habían pasado minutos u horas, pero seguía teniendo en claro que estaba dentro de un sueño.

La gente empezó a desaparecer, no sé a donde habían ido, pero de cientos de personas, ahora solo quedaban decenas, y el pasillo se estaba haciendo más pequeño.

De pronto me entró un miedo algo irracional a llevar mucho tiempo ahí, pensé que posiblemente había caído en una especie de coma, y no podría despertar, recordaba haber ido a dormir a eso de las 11 de la noche, sin embargo, empezaba a sentir que ya había pasado días dentro de ese extraño sueño.

¿Qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es? ¿Qué hora es? -. Se repetía constantemente en mi cabeza, quería desesperadamente saber cuánto tiempo había pasado dentro de ese pasillo infinito, y sin darme cuenta, ya estaba repitiendo la pregunta en voz alta, la gente de alrededor se me quedaba viendo con una mirada sumamente extraña, como si hubieran descubierto un oscuro secreto de mí, como si estuviera ocultando mi psicopatía por fin revelada.

Sueño Rem Historia De Terror

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Me eché a correr mientras todos me observaban, esta vez sí pude avanzar, la gente de traje empezó a perseguirme, pero llegué a tiempo a la puerta de roble oscuro y marco de oro, la abrí y después de eso no recuerdo nada más.

Desperté exaltada, sudando, era horrible, como si en realidad viniera de ese lugar, solamente había dormido hora y media, y el sueño se sintió eterno, era de madrugada, por lo que no le hablé a Noelia para contarle, sino hasta la mañana siguiente, esa noche no pude dormir más por miedo a entrar en otra pesadilla que se sintiera demasiado larga, no quería volver a ese extraño mundo, me daba temor percibir días enteros transcurrir en solo unos cuantos minutos, empezó a darme ansiedad entrar en coma, dormir durante meses sin poder despertar, lo peor es que dormir es inevitable, y tarde o temprano me enfrentaría de nuevo a esas extrañas pesadillas.

En la mañana le conté todo a Noelia, y por la tarde fuimos a ver a Thelma, la mujer me dijo que tenía que mantener la calma en las pesadillas, aunque fueran demasiado vívidas, que no debí pensar en la hora, que el tiempo ahí es relativo, o más bien es un contracto que no existe, pues la dimensión de los sueños, a la que se accede en la fase Rem, es totalmente ajena a lo que conocemos cuando estamos despiertos.

La santera hizo otro ritual conmigo, el cual anularía los sueños lúcidos, y me devolvería a los sueños normales, pero había algo inevitable, una pesadilla más, me dijo que tenía que acabar de raíz con el problema de las pesadillas frecuentes, y que, de otra manera, no podría dormir tranquila de nuevo, sin más remedio que aceptar, nos fuimos acabado el ritual, y la tarde empezaba a morir.

Noelia se quedó conmigo, vigilaba mi sueño, y le pedí que me despertara si llegaba a dormir demasiado, aunque eso resultara en una contraindicación a lo dicho por la santera, quien afirmaba que el sueño durante una pesadilla no debe de ser interrumpido.

Me costó más tiempo de lo normal, pero logré quedarme dormida, desperté en el sueño de la fase Rem, acostada sobre el suelo de una calle llena de fango, era de noche y los edificios alrededor estaban en ruinas, era un escenario post apocalíptico, y supe que ese era el lugar de mis pesadillas frecuentes.

Empecé a caminar por las desoladas calles, y muy pronto di con un corral, donde se encontraban hombres cerdo, los cuales estaban agachados comiendo algo, no quería acercarme demasiado, pero había una luz encendida que venía desde dentro de un edificio que no estaba tan destruido como los demás, y pronto supe que tenía que entrar a ese lugar.

Pasé enseguida del corral, los hombres cerdo no me hicieron caso, lo peor es que me di cuenta de lo que comían, eran partes cercenadas de personas, cadáveres, brazos, piernas, cabezas humanas, era asqueroso y horripilante a la vez.

Dentro del edificio, seguí un sendero de velas encendidas, me di cuenta que estaba en el pasillo del sueño anterior, pero esta vez estaba en ruinas, el suelo y las paredes se encontraban destruidas, parecía que hubieran pasado siglos desde que estuve ahí, o quizás simplemente era un lugar idéntico, pero este se encontraba muy descuidado.

Había una vela apagada, pegada con cinta adhesiva a una de las puertas del pasillo, la abrí, y llegué a un lugar totalmente diferente, una carnicería.

Esta tienda estaba relativamente limpia, había un olor a humedad, pero aparentemente no era un lugar abandonado, caminé hacia el lugar donde se corta la carne, y encontré la figura que me perseguía constantemente, ese hombre gordo, con cabeza de cordero, el cual intentaba alcanzarme en mis pesadillas.

La criatura estaba cortando carne en una mesa metálica, en un rincón del lugar, había una pequeña pila de ropa interior femenina, había mucha sangre en el suelo, y el machete del carnicero estaba totalmente empapado en sangre.

Giró su cabeza de animal y me vio, en este movimiento, me dejó ver lo que cortaba encima de la mesa de metal cromado. Eran pequeños cuerpos de niñas, los cuales no pasaban de los 7 u 8 años de edad, era horrible, veía cabellos, dientes, dedos, me entraron muchas ganas de vomitar, y empecé a correr en la misma dirección en la que llegué, pero el camino había cambiado por completo, estaba en una especie de laberinto que cambiaba de forma constante, el suelo y las paredes eran de azulejos sucios, como los de un baño.

Corría desesperadamente y empezaba a dejar atrás al hombre con cabeza de cordero, pero empecé a marearme, mi vista se nubló, mis pasos se hicieron muy lentos y pesados y sin darme cuenta caí al suelo.

Cuando desperté, estaba en una cocina muy sucia, frente a mí, el hombre de cabeza de animal hacía cosas, rebanaba carne, cortaba brazos y piernas de cuerpos inertes, yo estaba atada por correas de cuero a la pared, me aterraba ver todo lo que ese hombre hacía, me daba mucha repulsión verlo frente a mí, y presenciar como su machete cortaba la carne de personas muertas, el sonido de los huesos, cartílagos y ligamentos cortándose era lo peor, me taladraba en la cabeza y no podía taparme los oídos.

Pasó tiempo, mucho, en realidad no sé cuánto, pero mi cuerpo empezó a cambiar, creo que pasaron más de 30 años, y cada día se sentía como en la vida real, esas tres décadas estuve atada a la pared por las correas de cuero, no comía ni bebía, no dormía ni descansaba, solamente veía al hombre cortando cuerpos, lo mismo durante años, durante toda una vida.

Un día, estaba llorando, cuando él se percató de esto, volteó a verme pero me ignoró, vi su diferencia ante mi sufrimiento, y empecé a cuestionarme algo muy importante en ese preciso momento. ¿Por qué alguien a quien no le importo tiene total derecho sobre mis emociones? ¿en qué momento le di ese poder a este hombre extraño?

Después de que se encendiera ese pensamiento dentro de mi cabeza, el hombre cordero parecía estar asustado, pensé que esto podría relacionarse a mi forma de salir de ahí, aunque sinceramente, después de tantos años pegada a la pared de esa cocina, ya no sabía si estaba en una pesadilla o en la vida real.

El hombre cordero se me quedaba viendo, luego lo llamé, hablé con él por primera vez desde que lo veía, realmente no se me había ocurrido, pero ese día, no sé por qué razón, empezada a ver las cosas de manera distinta.

Ven, acércate -. Le dije.

Él lo hizo con suma cautela, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, le dije dos palabras que hicieron que las correas de cuero desaparecieran de mis muñecas y mis tobillos.

Te perdono -.

El hombre cordero empezó a chillar de manera ensordecedora, y a cortar su propio cuerpo con el machete que portaba, luego me di cuenta que ya no estaba atada a las correas.

El hombre cayó al suelo muerto por su propia mano, luego caminé hacia la salida.

Afuera estaba lloviendo, y el barro de la calle empezaba a desbancarse, los hombres cerdo salieron corriendo del corral.

Había una puerta que antes no estaba, una puerta de roble oscuro con un marco dorado, que aparentemente no conducía hacia ningún lado, sin embargo, decidí abrirla, al tomar la perilla desperté.

La televisión estaba encendida y el cuarto a oscuras, solamente iluminado por la pantalla, que trasmitía un anuncio de tele tienda, a mi lado estaba Noelia, mi novia, dormida junto a mí, vi la hora y solamente habían pasado dos horas desde que había logrado conciliar el sueño, dos horas que se sintieron como más de treinta años en esa horrible pesadilla.

Estaba muy cansada y quería seguir durmiendo, abracé por la espalda a Noelia, y en cuestión de segundos volví a dormirme, esta vez sin miedo a volver a tener pesadillas.

A la mañana siguiente le conté todo el sueño a mi pareja, le dije sobre la sensación de haber pasado 30 años ahí, pero era reconfortante volver a la realidad.

Meses después, mi madre me dijo que nos mudaríamos y empezamos a empacar todo, no nos iríamos lejos, solamente a otra parte de la ciudad, donde las calles eran más seguras, pues la delincuencia había aumentado y eso era algo que le preocupaba bastante a mi madre.

Dos meses después, desempacando, descubrí una caja llena de papeles, documentos y fotografías, muchas me resultaban desconocidas, y la mayoría estaban rotas y llenas de polvo, mi madre me dijo que podía tirar la caja, y que no sabía porque seguía conservándolas ahí.

Por pura curiosidad, me puse a ver las fotos, y me encontré con una de un hombre que se encontraba en un campo, detrás de él se alcanzaba a ver un corral lleno de corderos, en su mano derecha, un machete, el cual parecía tratar de ocultar para la foto, era obvio, era el hombre de mis pesadillas.

Fui con la foto hacia el interior de la casa, y le pregunté a mi madre que, si quién era esa persona, su gesto cambió radicalmente, hubo una sorpresa extraña en su cara, y me dijo que si no recordaba quién era él, yo respondí que no.

Ella me miró a los ojos, y me dijo que él era mi padre.

Autor: Anónimo.

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