Soy Un Experimento Historia De Terror 2024

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Soy Un Experimento Historia De Terror 2024

Soy Un Experimento Historia De Terror… A los once años, mi vida se asemejaba a la de cualquier otro niño, balanceando las obligaciones escolares con las tareas asignadas en aquel vasto terreno que llamábamos hogar, la granja, rodeada por campos interminables y arropada por la quietud del campo, era el escenario de días impregnados de risas infantiles y el inconfundible aroma de la tierra fresca.

Sin embargo, un día en particular se grabó con nitidez en mi memoria, había perdido la noción del tiempo entre deberes y juegos, y la tarde se deslizó hacia la noche, la tarea ineludible de alimentar a los cerdos me llamó desde el corral, distante y apenas visible en la oscuridad, no podía permitirme dejar de cumplir con mi deber, y así, aunque la noche se cernía con su manto oscuro, me aventuré hacia el corral.

Con las botas embarradas, alcancé el corral y realicé la tarea rápidamente, sumiéndome en la monotonía del deber, guardé los utensilios y me deshice de las botas, pero antes de dirigirme de nuevo a casa, un destello misterioso atrajo mi atención en la penumbra de los límites de la granja, aquella área en particular carecía de iluminación, lo cual hizo que el resplandor fuera aún más intrigante.

Cambié mis botas por unos tenis, caminé en dirección al destello, dejándome guiar por la curiosidad y el temor que comenzaban a gestarse en mi interior, entre sombras, vislumbré una figura humanoide, la distancia impedía ver detalles con claridad, pero la forma se perfilaba ominosamente.

De repente, tres figuras más emergieron tras la primera, un escalofrío recorrió mi espina dorsal al considerar la posibilidad de que fueran ladrones acechando en la oscuridad, el instinto de correr a casa para alertar a mis padres se apoderó de mí, pero antes de dar el primer paso, un segundo destello deslumbrante llenó el espacio, cegándome por completo.

La luz intensa se convirtió en una barrera blanca que borró todo a su paso, después de aquel segundo destello, todo se sumió en la oscuridad absoluta, la conciencia se desvaneció como una vela apagada en la negrura de la noche, cuando recobré el conocimiento, me encontraba en mi cama, envuelto por la quietud de la madrugada.

La sensación de confusión se mezclaba con el eco persistente de la extraña experiencia, no recordaba haber regresado a mi habitación, y la última imagen en mi mente era la de aquellas figuras en la oscuridad, miré el reloj: eran las cinco de la mañana, la incertidumbre y la sospecha se agolparon en mi mente, ¿Cómo había llegado a mi cama?

Decidí salir de mi habitación, dejando atrás la seguridad relativa de mi hogar, me dirigí directamente a la habitación de mis padres, quienes aún descansaban en la quietud de la madrugada, sabía que mi padre despertaría dentro de media hora, como siempre. La confusión se apoderaba de mí, pero opté por asumir que todo se trataba de un sueño tan vivido que se había entrelazado con la realidad. Aunque las dudas persistían, el día avanzó, y la granja retomó su rutina aparentemente inmutable.

Después de concluir mis deberes en la granja, ingresé a la casa para realizar mi rutina matutina antes de ir a la escuela, la granja, aunque aparentemente inmutable, aún resonaba con los susurros de la extraña experiencia de la noche anterior, la luz del amanecer se filtraba tímidamente a través de las cortinas, bañando la cocina en tonos suaves y cálidos.

Decidí tomar una ducha antes de enfrentar el día escolar, como solía hacerlo todos los días, el agua tibia caía sobre mi cuerpo, relajándome y disipando la tensión acumulada, mientras frotaba mi piel con el estropajo, un leve ardor en el abdomen llamó mi atención, al bajar la mirada, noté una pequeña marca, un círculo perfecto con tonos rojizos y púrpuras.

La extrañeza de aquella marca se apoderó de mí, mi vida en la granja había estado marcada por cientos de golpes y hematomas, pero aquel círculo perfecto era diferente, no podía encontrar una explicación lógica para su presencia, ¿Cómo había surgido ese hematoma de manera tan precisa y simétrica? La perplejidad se mezcló con la incomodidad mientras trataba de entender el origen de esa marca en mi piel.

Decidí revisarla más de cerca, observando cada detalle, a medida que mi mano se deslizaba sobre la piel, el círculo parecía más evidente, como si estuviera grabado en mi carne, la sensación de lo desconocido se apoderó de mí, pero la idea de preocupar a mis padres con algo aparentemente trivial me detuvo.

Resolví guardar silencio sobre la extraña marca y continué mi rutina, me vestí con el uniforme escolar, intentando alejar de mi mente las imágenes de aquella noche en la granja, al salir de casa, el aire fresco de la mañana acarició mi rostro, y me encaminé hacia la escuela.

A pesar de mis esfuerzos por concentrarme en las lecciones, la sombra de la experiencia nocturna y la extraña marca persistían en mi mente, cada paso, cada palabra de los profesores y compañeros de clase, se mezclaban con el eco lejano de aquel sueño intranquilo, intenté en vano apartar esos pensamientos mientras avanzaba a través de las actividades diarias en la escuela.

Ese mismo día, al regresar a casa con el pensamiento de la extraña marca aún presenté en mi mente, me encontré con una escena que destilaba un aire de desolación, mis padres, por lo general inmersos en las tareas de la granja, estaban sentados en la cocina en un silencio que resonaba con una melancolía desconocida, mi padre, siempre abocado al trabajo en la granja, parecía tener el peso del mundo sobre sus hombros, aquel semblante serio que lo caracterizaba ahora se teñía de angustia.

Observé a mi madre, cuyos ojos revelaban un rastro de lágrimas recientes, la preocupación se apoderó de mí al notar la fragilidad de su expresión, al preguntar qué había ocurrido, mi padre tomó un respiro profundo antes de comunicarme la devastadora noticia: los análisis que mi madre se había realizado debido a malestares persistentes revelaron que tenía cáncer en un estado avanzado.

Aquella revelación cayó sobre mí como un manto oscuro, dejándome sin aliento, mis pensamientos sobre la extraña marca en mi abdomen y el sueño perturbador se desvanecieron en la insignificancia frente a la realidad desgarradora que enfrentábamos, mis padres intentaron consolarme, asegurándome que mi madre comenzaría pronto su tratamiento y que todo estaría bien, sin embargo, el núcleo de nuestra familia se veía sacudido por una tormenta que amenazaba con consumirlo todo.

Dos meses transcurrieron desde aquella impactante noticia, el ambiente en nuestro hogar había cambiado radicalmente, mi madre, luchando contra la enfermedad, pasaba la mayor parte del tiempo en cama, mientras mi padre, buscando una vía de escape de la cruel realidad, se sumía en las tareas interminables de la granja, en medio de la incertidumbre, el moretón en mi abdomen había desaparecido, y el extraño sueño había quedado prácticamente olvidado, no había espacio para preocupaciones personales todo el foco estaba en el bienestar de mi madre.

Un día, la ausencia momentánea de mis padres me dejó a cargo de la granja, eran cerca de las 3:00 de la tarde, y el agotamiento de las labores diarias se reflejaba en mi cuerpo, decidí entrar a casa para tomar un breve respiro y beber agua, fue en ese momento, a través de la ventana de la cocina, que vislumbré de nuevo la figura humanoide.

La extraña entidad parecía caminar directamente hacia nuestra casa, una sensación de desasosiego se apoderó de mí, pero antes de poder reaccionar, todo se volvió oscuro, nuevamente, me encontré en mi cama, pero esta vez eran las 8:00 de la noche, mi padre, visiblemente molesto, me despertó, reclamando por dejar los deberes a medio hacer, no entendía lo que estaba sucediendo; la confusión me envolvía como una densa niebla.

Después de que mi padre me despertara molesto, me vi obligado a levantarme y retomar las tareas pendientes en la granja, la jornada se alargó hasta bien entrada la madrugada, mientras cumplía con los deberes en un intento por escapar de la confusión que envolvía mi mente. El agotamiento se apoderaba de mí, y la granja, normalmente silenciosa por la noche, ahora resonaba con los susurros del viento y el crujir de los animales nocturnos.

Estaba tan sucio y agotado que decidí tomar un baño antes de sumergirme en la cama, al quitarme la playera, el mismo ardor que había experimentado meses atrás en mi abdomen regresó, pero esta vez se localizaba en mi espalda, un escalofrío recorrió mi columna vertebral mientras una sensación de déjà vu se apoderaba de mí.

El camino de vuelta a mi habitación, donde un ropero con un espejo se alzaba en la penumbra, estaba cargado de una atmósfera inquietante, al mirar mi espalda en el espejo, la horrorosa verdad se reveló ante mí, no era uno, sino al menos cinco hematomas, similares a aquel que había aparecido en mi abdomen meses atrás, se extendían por mi espalda, el color rojizo y púrpura formaba un siniestro contraste con la palidez de mi piel.

El horror se apoderó de mí, mientras trataba de comprender cómo aquellas marcas, tan precisas y simétricas, podían haber aparecido en mi espalda, la mente se debatía entre la lógica y la inexplicable realidad que se desplegaba ante mis ojos, ¿Cómo podían surgir esas marcas sin una razón aparente?

Soy Un Experimento Historia De Terror

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La duda se mezclaba con el temor, y la idea de compartir lo ocurrido con mis padres se volvía cada vez más complicada, ellos ya tenían suficiente preocupación con la enfermedad de mi madre y las tensiones que rodeaban nuestra familia, decidí guardar silencio nuevamente, convenciéndome de que, tal vez, era solo una serie de coincidencias inexplicables.

Mis pensamientos se enredaron en un laberinto de dudas mientras yacía en la cama, contemplando todo lo que había vivido, la mente divagaba entre la granja, las figuras humanoides, los misteriosos moretones y las sombras que se deslizaban en el umbral de la realidad, finalmente, el cansancio se impuso, y el sueño me envolvió en su abrazo, aunque esta vez no fue un descanso tranquilo.

En mi pesadilla, me vi completamente paralizado, postrado en una camilla blanca en una habitación deslumbrantemente iluminada, las paredes, el suelo y el techo, todo era blanco, como si estuviera atrapado en un espacio sin límites, de repente, las figuras humanoides que había visto en la granja se materializaron alrededor de mi indefenso cuerpo.

Eran de un gris pálido, con cabezas ligeramente más grandes que el resto de sus cuerpos, sus enormes ojos me escudriñaban, y uno de ellos sostenía un bisturí en sus manos, sin vacilar, realizaron incisiones en mi abdomen, aunque el corte no sangraba, el dolor era real, una sensación que se retorcía en mi interior. Intenté gritar, pero la parálisis me mantenía prisionero.

La pesadilla dio un giro aún más macabro cuando me voltearon, y las incisiones continuaron en mi espalda, el bisturí se deslizaba, y el dolor se intensificaba con cada corte imaginario, la sensación de impotencia y terror era abrumadora, como si estuviera siendo sometido a una tortura incomprensible por estas entidades desconocidas.

Desperté sobresaltado, empapado en sudor y con la sensación del dolor aún palpable en mi cuerpo. El corazón golpeaba en mi pecho, y el alivio de escapar de aquel sueño atroz se mezclaba con la realidad desgarradora de un dolor real en mi abdomen, me llevé la mano instintivamente al lugar donde las figuras habían hecho sus incisiones, pero la sorpresa se apoderó de mí al no encontrar nada. No había marcas, ni hematomas, ni rastro del tormento que había experimentado en la pesadilla.

Aterrado y confundido, intenté calmarme, pero el dolor persistía, ahora centrado en mi abdomen, mis gritos de angustia resonaron por la casa, despertando a mis padres, alarmados, me llevaron de inmediato al hospital, las horas en la sala de emergencias transcurrieron en una mezcla de dolor físico y emocional, sin embargo, cuando los médicos completaron sus estudios, no encontraron nada inusual, mis padres, preocupados pero confundidos, miraron con atención a los profesionales de la salud en busca de respuestas.

La frustración se apoderó de mí, pues sabía que algo no estaba bien, pero los resultados de los estudios no mostraban nada fuera de lo común, intenté mostrarles los moretones en mi espalda como prueba tangible de lo que había experimentado, pero para mi sorpresa, no había rastro de los hematomas, los médicos, con una mirada de escepticismo, sugirieron que a veces los niños buscaban llamar la atención en situaciones de estrés familiar.

Aquello me enfureció y frustró a partes iguales, jamás habría inventado tal historia, y mucho menos para llamar la atención, mis padres, a pesar de sus propias dudas, parecieron inclinarse hacia la explicación médica, quizás influenciados por la desesperación de la situación con mi madre enferma.

La confusión y el misterio que rodeaban mi vida en la granja se intensificaban, y una sombra oscura se cernía sobre mi realidad, mis padres, preocupados por la salud de mi madre, parecían incapaces de comprender o aceptar las extrañas experiencias que me acosaban, con el paso del tiempo, las preguntas sin respuestas se acumulaban, mientras yo, atrapado en un torbellino de sucesos inexplicables, luchaba por encontrar claridad en medio de la oscuridad que se cernía sobre mi vida.

Un mes después del desconcertante incidente en el hospital, mi vida continuaba envuelta en una neblina de incertidumbre, la enfermedad de mi madre seguía siendo el foco principal de preocupación en casa, pero el enigma de las figuras humanoides y las experiencias inexplicables persistía en mi mente.

Una noche, mientras intentaba encontrar consuelo en el sueño, fui arrastrado nuevamente a la oscura danza entre la realidad y lo desconocido, en mi pesadilla, me vi de nuevo en la granja, rodeado por las figuras grises con cabezas desproporcionadamente grandes, sin embargo, esta vez, la escena era diferente.

Las entidades se mantenían a cierta distancia, observándome con ojos impasibles, el silencio que las rodeaba era más perturbador que cualquier sonido imaginable, mientras las observaba, una sensación de inevitabilidad se apoderó de mí, sabía que algo estaba por suceder, pero la naturaleza exacta de los eventos permanecía envuelta en un manto de incertidumbre.

De repente, una luz intensa iluminó el entorno, como si un foco invisible se hubiera encendido en el escenario de mi sueño, la granja, la tierra y el cielo adquirieron un tono surrealista bajo aquella luz desconocida, las figuras grises se movieron con una deliberada lentitud hacia mí.

La atmósfera se cargó de electricidad estática, y una sensación de anticipación se apoderó de la escena, a pesar de estar paralizado en mi sueño, sentía que mi conciencia se elevaba, como si estuviera flotando sobre la realidad distorsionada de la granja, las figuras humanoides se aproximaron, rodeándome.

Entonces uno de ellos, el mismo que sostenía el bisturí en mi sueño anterior, se acercó con determinación, su expresión era impasible, pero sus ojos reflejaban una intención oscura, sin mediar palabra, realizó un gesto hacia mi abdomen, y una sensación de presión se apoderó de mí, una extraña fusión de dolor y entumecimiento se extendió desde el punto de contacto.

Mi cuerpo se convulsionó en el sueño, luchando contra la parálisis impuesta por la pesadilla. Intenté gritar, pero mi voz se perdió en el silencio irreal que rodeaba la escena. Los otros seres observaban con indiferencia, como si esta intervención quirúrgica fuera una rutina para ellos.

Desperté abruptamente, con el corazón galopando en mi pecho y el sudor empapando mi cuerpo. La sensación de dolor persistía, aunque esta vez era menos aguda que en el sueño. Me llevé la mano instintivamente al abdomen, pero, para mi alivio y confusión, no había marcas ni hematomas.

El misterio de las figuras humanoides se intensificaba, y la línea entre sueño y realidad se volvía cada vez más borrosa. El amanecer trajo consigo un respiro momentáneo, pero la sombra de aquellas entidades permanecía sobre mi vida como un recordatorio constante de lo inexplicable.

Mis intentos de compartir estas experiencias con mis padres se encontraban con escepticismo y preocupación. La enfermedad de mi madre acaparaba la atención de la familia, eclipsando la extraña serie de eventos que parecían acosarme.

La vida seguía su curso, pero la sombra de lo inexplicable continuaba persiguiéndome, una noche, mis padres, debido a complicaciones con la salud de mi madre, decidieron quedarse en el hospital, estaba solo en casa, y aunque para entonces ya no dormía mucho, anhelaba escapar de las pesadillas que habían marcado casi un año de mi vida.

Preparándome para dormir, la incertidumbre se apoderaba de mis pensamientos, los hematomas, que en otro momento habrían sido motivo de preocupación, se habían vuelto una especie de compañía constante, caminé para cerrar la ventana, intentando alejar la sensación de vulnerabilidad que parecía impregnar mi existencia.

De pronto una extraña sensación de inestabilidad comenzó a apoderarse de la habitación, era como si un terremoto invisible sacudiera las bases de mi realidad, de repente, un destello iluminó la oscuridad, pero esta vez, la experiencia fue distinta, pude sentir cómo el destello parecía ejercer una fuerza magnética, como si intentara sacarme de la habitación.

Mis manos se aferraron desesperadamente al marco de la ventana, resistiendo la fuerza misteriosa que amenazaba con arrastrarme, luché con todas mis fuerzas, pero finalmente, mis brazos cedieron. La siguiente vez que recobré la conciencia, me encontraba nuevamente en mi cama, pero esta vez, algo era diferente.

Nuevos hematomas decoraban mi vientre, testigos silenciosos de la experiencia que acababa de suceder, la ventana permanecía abierta, y al acercarme, pude notar que el polvo acumulado en el marco llevaba las marcas de mis manos, había algo tangible que demostraba que aquella abducción no era simplemente un juego de mi mente.

Las pruebas no ofrecían respuestas concretas, pero al menos sabía que no estaba perdiendo la razón. A lo largo de los años, esas visitas inexplicables continuaron, aconteciendo cada cierto tiempo sin que yo pueda entender por qué fui elegido o qué propósito persiguen, mi vida se convirtió en un delicado equilibrio entre la realidad tangible y las incursiones misteriosas que escapaban a mi comprensión.

Cada episodio dejaba tras de sí más preguntas que respuestas, y aunque intenté compartir mi experiencia con otros, la incredulidad y la preocupación a menudo eclipsaban mis intentos de buscar ayuda, no importa cuántas veces me mudé o a dónde aquellos seres siempre terminan por encontrarme.

Aún hoy, las figuras humanoides continúan siendo visitantes indeseados en mi vida, sin embargo, he aprendido a vivir con la certeza de lo desconocido, aceptando que mi existencia está vinculada a fenómenos más allá de la comprensión humana, se ha convertido en el escenario donde mi realidad y el misterio cósmico se entrelazan, formando un enigma que persiste en mi vida, siempre presente, siempre desconcertante.

Autor: Aurora Escalante

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