No Era Mi Amigo Historia De Terror 2023
No Era Mi Amigo, Historia De Terror… Mi nombre es Daniel y hoy quiero contarte la experiencia más aterradora que viví cuando tenía 10 años. Todo comenzó cuando mi hermano mayor, junto con sus amigos, decidió ir a acampar en el bosque, todo esto sin el permiso de nuestros padres. El plan original era que ellos fueran solos, pero ya que mis padres tendrían el turno nocturno y yo debía cuidar de mí, decidieron finalmente llevarme con ellos.
Al principio, estaba emocionado por la idea de ir a acampar con mi hermano y sus amigos. Pero una vez que llegamos al bosque, la atmósfera cambió. La oscuridad y los sonidos de la naturaleza me asustaban un poco, pero yo no quería que mi hermano y sus amigos pensaran que era un cobarde.
En la noche, mientras estábamos sentados alrededor de la fogata, asábamos salchichas y bombones cuando de pronto todos comenzaron a contar historias de terror, las cuales habían escuchado de sus conocidos o familiares.
Hablaban sobre un hombre que vivía en el bosque y que acechaba a los niños que se aventuraban allí, para luego acabar con la vida de los incautos. Yo estaba muy asustado, pero mi hermano y sus amigos parecían solo reírse de mi miedo. Me dijeron que era solo una historia inventada y que no tenía nada que temer.
Pero luego, uno de los amigos de mi hermano comenzó a contar una historia diferente. Era la historia de un hombre que había vivido en el bosque hace muchos años. Según la leyenda, este hombre había sido excluido de la comunidad porque se creía que practicaba brujería. Aquellos pensamientos se debían a que un hombre del pueblo aseguraba haberlo visto por las noches de luna llena, realizando rituales.
Se decía que, a pesar de la creencia del pueblo, este hombre en realidad no era una mala persona, y que aquellos rituales, aunque verdaderos, estos eran para buenas cosechas y prosperidad para el pueblo entero, sin embargo, para no tener problemas, decidió irse a vivir en las profundidades del bosque.
Por muchos años aquel hombre se la pasó completamente aislado de todos, sobrevivía vendiendo remedios naturales en un pueblo aledaño para así no molestar a nadie, sin embargo, un día los habitantes del pueblo cercano lo acusaron de ser el responsable de la desaparición de muchos niños, y ya que la policía no hacía nada al respecto, debido a que no había pruebas de que aquello fuera cierto, estos decidieron tomar la justicia en sus propias manos.
Cuentan que cazaron a aquel hombre como si de un animal salvaje se tratara y una vez capturándolo, intentaron hacerle confesar la desaparición de los niños, sometiéndolo a castigos horribles, los cuales ninguna persona debería jamás experimentar.
Sin embargo, no importó cuánto aquel hombre alegara su inocencia sobre no ser el responsable de la desaparición de los niños, pues los habitantes del pueblo terminaron prendiéndole fuego, quemándolo vivo. Se cuenta que cuando finalmente el fuego se apagó, los despojos de aquel hombre no eran nada más que un horrible cúmulo de lo que anteriormente había sido un ser humano.
Las partes que no estaban irreconocibles por el fuego se hallaban llenas de ampollas y carne chamuscada. Su frente, la cual se había abierto de una patada, se había quemado de tal manera que parecía una cuenca vacía de un tercer ojo. Gran parte de su dentadura estaba expuesta, como si parte de los labios hubieran sido arrancados.
No Era Mi Amigo Historia De Terror
Aquella descripción se quedó muy incrustada en mi mente. No podía siquiera pensar en el sufrimiento que había tenido que pasar el hombre. Lo peor vino cuando el amigo de mi hermano, el cual contaba la historia, aseguró que su padre, el cual le había contado esa misma historia, había visto el espíritu de aquel hombre. Éste vagaba por el bosque completamente lleno de rabia y rencor después de aquella muerte tan espantosa que sufrió a manos de aquellos pueblerinos.
Todos en el grupo parecían estar muy interesados en la historia. Yo, por otro lado, estaba aterrorizado. ¿Qué pasaría si el hombre de la historia seguía viviendo en el bosque? ¿Y si nos atacaba a nosotros? Pero mis preocupaciones no parecían importarles a los demás, que continuaron hablando sobre el hombre de la historia durante un rato más antes de que nos fuéramos a dormir.
Intenté relajarme y dormir, pero no podía dejar de pensar en la historia que habían contado. Cada vez que cerraba los ojos, no podía evitar que las imágenes de aquel hombre quemado me vinieran a la mente, por lo que me tomó mucho poder conciliar el sueño. En medio de la noche, me desperté porque escuché un ruido extraño afuera de mi tienda. Pensé que era el hombre de la historia de terror que habían contado.
Traté de ignorar los sonidos y concentrarme en respirar profundamente, pero cada vez se hacían más fuertes y persistentes. Comencé a sentir que mi tienda temblaba ligeramente y no pude evitar sentir un escalofrío recorriendo mi cuerpo. Traté de tranquilizarme, diciéndome a mí mismo que eran solo animales nocturnos moviéndose por el bosque. Pero no podía ignorar la sensación de que algo estaba mal.
Fue entonces cuando la tienda empezó a moverse con más fuerza, como si algo la estuviera empujando desde el exterior. Escuché una risa estridente y una voz que me decía que saliera de la tienda, pero yo estaba demasiado asustado para moverme. De repente, la tienda se abrió bruscamente y una figura oscura se inclinó sobre mí.
Grité tan fuerte como pude, tratando de asustar a quienquiera que fuera esa persona, pero la figura simplemente se quedó allí, mirándome fijamente con unos ojos vacíos y sin vida. No podía ver su rostro claramente, pero podía sentir su respiración ruidosa y entrecortada.
De repente, la figura desapareció y todo quedó en silencio. Me quedé allí, acurrucado en mi saco de dormir, temblando de miedo. No sabía qué hacer ni a quién pedir ayuda. Me sentí completamente solo y vulnerable en medio de ese bosque oscuro y desconocido.
Fue entonces cuando escuché la risa de mi hermano mayor y sus amigos en el exterior de la tienda. Me di cuenta de que todo había sido una broma cruel. Me sentí aliviado de que todo fuera una broma, pero también me sentí enojado y traicionado. Mi hermano mayor nunca me había hecho algo similar, por lo que darme cuenta de aquel cambio tan drástico cuando se encontraba con sus amigos fue demasiado para mí.
Después de que notaron que me había dado cuenta de su broma y de que realmente parecía estar muy molesto, todos volvieron a su propia tienda y se durmieron de inmediato. Pero yo no podía dormir. Aún estaba en estado de shock por lo que había sucedido. Me sentía traicionado por mi hermano mayor y sus amigos. No podía creer que hubieran sido capaces de hacerme algo así.
Pasaron alrededor de dos horas cuando, mientras estaba acostado en mi saco de dormir, comencé a oír los sonidos de la noche. El crujido de las hojas, el sonido de un búho y el zumbido de los insectos. Pero esta vez, no podía ignorarlos. Cada sonido me ponía más nervioso y me hacía temblar de miedo. No podía evitar pensar en la historia de terror que me habían contado antes y en el hombre que supuestamente acechaba en el bosque.
Finalmente, me di cuenta de que tenía que hacer algo para calmarme. Así que salí de la tienda y me senté afuera, en la oscuridad. Miré hacia las estrellas y traté de concentrarme en su brillo. Estar afuera me daba cierta tranquilidad, ya que, si veía al hombre, tendría más posibilidades de escapar si estaba fuera en lugar de estar atrapado en mi tienda de campaña. Traté de respirar profundamente para calmarme, pero el miedo seguía aumentando en mi interior.
De repente, escuché un sonido que me hizo saltar. Era un ruido sordo y pesado, como el sonido de un objeto pesado cayendo al suelo. No sabía qué era, pero estaba seguro de que no era algo normal. Me levanté y caminé hacia dónde venía el sonido. Caminé en la oscuridad, tratando de ver algo, pero todo estaba demasiado oscuro.
Entonces, sentí que algo se movía detrás de mí. Me di la vuelta, pero no había nada allí. Me di cuenta de que mi corazón latía a toda velocidad y que estaba temblando de miedo. No podía soportar la idea de que algo o alguien estuviera detrás de mí en la oscuridad.
Me armé de valor y, con las piernas temblando, volví a mirar hacia la dirección del sonido. Pero no vi nada. Solo oscuridad y silencio. Llamé a mi hermano en voz alta, pero no obtuve respuesta. Pensé que tal vez se habían alejado para evitar ser atrapados en su broma, pero algo en mi interior me decía que algo no estaba bien.
Con miedo, decidí que lo mejor sería volver a mi tienda de campaña y tratar de dormir. A pesar de que estaba cansado, no podía conciliar el sueño. El miedo me tenía completamente paralizado. Pensé en levantarme e ir a buscar a mi hermano y sus amigos, pero el temor a lo desconocido me mantuvo inmóvil.
Así que me quedé allí, sentado en mi tienda, mirando hacia la oscuridad. Fue entonces cuando empecé a escuchar sonidos extraños, como si algo se moviera fuera de mi tienda. Intenté ignorarlos, pero se hicieron cada vez más fuertes, llegando al punto de sentir que mi tienda comenzaba a moverse.
Estaba aterrorizado, no sabía qué hacer. Intenté gritar para que mi hermano y sus amigos me escucharan, pero mis cuerdas vocales parecían estar paralizadas por el miedo. El sonido afuera de mi tienda se hacía cada vez más fuerte, como si algo estuviera tratando de entrar.
Finalmente, tomé coraje y abrí la puerta de mi tienda, preparado para enfrentar lo que sea que estuviera ahí afuera. Pero lo que vi me dejó completamente sin aliento. La figura de un hombre alto y delgado estaba parado justo frente a mí. Parecía estar flotando en el aire, sin tocar el suelo.
No podía moverme, estaba completamente petrificado. El hombre me miró fijamente y, de repente, empezó a reír. Una risa macabra y desgarradora que me hizo temblar de pies a cabeza. Intenté cerrar la puerta de mi tienda, pero parecía estar pegada. Comencé a tirar del cierre con todas mis fuerzas mientras intentaba recordar cada oración sacra que había aprendido en mi corta vida. Finalmente logré hacer que el cierre se moviera, me metí dentro y cerré la cremallera detrás de mí. Me arrodillé en el centro de la tienda y comencé a rezar con todas mis fuerzas, esperando que las risas cesaran y que todo fuera solo una pesadilla.
Pero las risas no se detuvieron. De hecho, parecían estar más cerca de mi tienda ahora. Podía oír cómo los pasos se acercaban a mi tienda. Estaba completamente petrificado. No sabía qué hacer. ¿Debería gritar pidiendo ayuda? ¿Debería intentar salir de mi tienda y correr lo más lejos posible?
Entonces, las risas se detuvieron. Todo estaba en silencio. No podía oír nada, excepto mi propio corazón latiendo fuertemente en mi pecho. Miré a mi alrededor, tratando de encontrar algún signo de lo que estaba sucediendo fuera de mi tienda. Pero no vi nada. Solo la oscuridad.
De repente, un fuerte viento sacudió mi tienda. Pensé que iba a desmoronarse. Pero luego, el viento cesó y todo volvió a estar en silencio. Intenté tranquilizarme diciéndome a mí mismo que solo era el viento y que mi paranoia estaba haciendo que mi cerebro creara cosas que no estaban ahí.
Sin embargo, cuando apenas estaba comenzando a creer en mis propias palabras, una muy fuerte ráfaga comenzó a sacudir aún más violentamente mi tienda de campaña. En medio de mi pánico, vi que mi tienda salió volando, dejándome al descubierto. Fue entonces cuando grité por mi hermano mayor y sus amigos, pero no recibí respuesta.
Aún tumbado en el suelo, pude ver una figura oscura en el borde del bosque. Parecía un hombre, pero no podía distinguir sus rasgos debido a la oscuridad profunda del bosque. Su mirada era penetrante y el solo hecho de sentirla me hacía estremecer. Comencé a gritar y a llorar, pidiendo ayuda, pero nadie respondía. La figura se acercó lentamente, con una risa malvada que me heló la sangre.
Mientras se acercaba, pude distinguir algo en su mano. Era un cuchillo que parecía estar cubierto de sangre. Estaba aterrado y no sabía qué hacer. Mis hermanos y sus amigos no parecían escucharme ni sentir lo que estaba sucediendo. Me levanté y corrí lo más rápido que pude, sin importarme adentrarme en el bosque. Lo único que quería era alejarme de ese hombre.
Corrí tan rápido como pude, sintiendo que la figura estaba cada vez más cerca de mí. Llegué al río y salté dentro, sin preocuparme por la ropa o los zapatos. Sentí cómo el agua fría me envolvía el cuerpo y me dejaba sin aliento. Pero no me detuve allí, comencé a caminar por el río, manteniendo la mirada hacia atrás para asegurarme de que la figura no me seguía.
Después de un tiempo indefinido corriendo, llegué a mi campamento nuevamente. Pero lo que vi allí me dejó paralizado. La tienda de mi hermano y sus amigos estaba destrozada, y todo lo que había dentro estaba esparcido por el suelo. Lo peor de todo fue que no había rastro de mi hermano ni de sus amigos. Grité sus nombres, pero solo el eco del bosque respondió.
Empecé a caminar por el bosque, desesperado por encontrar a alguien que pudiera ayudarme. Pero cuanto más caminaba, más me daba cuenta de que estaba completamente solo. Me sentía atrapado en una pesadilla sin fin, sin saber qué hacer ni a quién pedir ayuda. El miedo y la incertidumbre se apoderaron de mí, y empecé a llorar sin control.
Fue entonces cuando escuché una risa malvada que parecía venir de todas partes a la vez. Me di cuenta de que estaba rodeado por algo que no podía ver ni entender. Sentí como si el bosque mismo se estuviera burlando de mí, y me invadió una sensación de completa impotencia.
Me di cuenta de que tenía que hacer algo para salir de allí. No podía permitir que el miedo me paralizara por completo. Así que empecé a caminar en dirección opuesta a la risa, buscando algún rastro que pudiera llevarme a mi hermano y sus amigos. Pero cuanto más caminaba, más perdido me sentía.
De repente, sentí un fuerte tirón en mi brazo. Me di vuelta y vi a mi hermano mayor, con el rostro desfigurado por el miedo. Me jaló con todas sus fuerzas, y comenzamos a correr de vuelta hacia nuestro campamento. En el camino, me contó que había visto algo horrible en el bosque, algo que no podía explicar con palabras. Me dijo que tenía que sacarnos de ahí antes de que fuera demasiado tarde.
Continué corriendo por el bosque con mi hermano, tratando de escapar de esa figura aterradora que nos perseguía. Después de un rato, encontramos a otro de nuestros amigos, quien estaba temblando y tenía las manos llenas de sangre. A su lado, se encontraba el cuerpo sin vida de otro de nuestros amigos. Nos miramos el uno al otro, llenos de miedo y desesperación. Sabíamos que teníamos que salir de allí cuanto antes, antes de terminar muertos.
Juntos, ayudamos a nuestro amigo a levantarse y continuamos corriendo por el bosque, con el corazón latiéndome a mil por hora, y la mente llena de horribles imágenes y pensamientos. Durante todo el trayecto el amigo de mi hermano no dejaba de repetir una y otra vez las palabras “no era mi amigo, no era mi amigo, les juro que no era mi amigo”, su voz era tan desgarradora e intentaba convencernos a toda costa de algo lo cual lamentablemente, no lográbamos comprender en ese momento.
Después de horas corriendo por el bosque, finalmente logramos encontrar nuestro camino de vuelta al campamento. El cual para sorpresa de nadie se hallaba completamente destrozado, era como si una bestia feroz hubiera arrasado con todo lugar intentando encontrarnos, pero para nuestra fortuna no nos encontrábamos ahí.
No teníamos la menor idea de cómo nos iríamos de ese lugar ya que, aunque habíamos llegado a pie el shock de los acontecimientos vividos aquella noche aún eran demasiado frescos, todo aquello sin mencionar que el amigo de mi hermano aún continuaba en aquel estado de psicosis sin poder dejar de repetir las mismas palabras una y otra vez.
Decidimos finalmente que no quedaba de otra más que caminar, lo cual para nuestra fortuna dio resultado. Logramos salir con vida del bosque y encontrar ayuda para el amigo de mi hermano, el cual fue hospitalizado de inmediato. Y por ende, nuestros padres se enteraron de nuestra escapada al bosque, aunque para serles sinceros aquello era lo que menos nos importaba a mi hermano y a mí en aquel momento.
Nos enteramos no mucho después de que el amigo de mi hermano había apuñalado a otro de sus amigos. Sin embargo, él alegaba que, en el momento del ataque, no había visto a su amigo; en su lugar, vio a un hombre quemado y horrible que se reía y se acercaba amenazante con un cuchillo, riendo de manera tétrica. En su miedo, sacó la navaja que siempre llevaba consigo para defenderse, pero al apuñalar al hombre quemado, se dio cuenta de que se trataba de su mejor amigo.
Mi hermano y yo creímos en su versión de la historia y él se jactaba ante todos de que su amigo no era un asesino. Además, nosotros también habíamos tenido un encuentro cercano con el hombre quemado y horrible en el bosque, pero nadie nos creyó. El amigo de mi hermano nunca se recuperó, fue internado en un hospital psiquiátrico unos meses después y nunca salió de allí.
Mi hermano y yo fuimos completamente exonerados, ya que el cuerpo del amigo de mi hermano no mostraba indicios de haber sido atacado por más de una persona, por lo que rápidamente fuimos descartados como sospechosos. Todavía recuerdo esa noche con horribles pesadillas que estoy seguro me atormentarán por el resto de mi vida.
Autor: Canek Hernández.
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