Cabras En El Bosque Historia De Terror 2023

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Cabras En El Bosque Historia De Terror 2023

Cabras En El Bosque, Historia De Terror… Cuando yo era muy pequeño mis padres me abandonaron dejándome al cuidado de mis abuelos maternos, y digo abandonaron porque ni siquiera tuvieron la decencia básica de explicarme cualquier cosa, simplemente me dijeron que iría de visita por un fin de semana, por lo que incluso recuerdo que no empaqué todo lo que me importaba y como solo los llegué a ver unas esporádicas veces a lo largo de mi vida, jamás pude recuperarlas.

Y aunque recuerdo que al principio era muy confuso para mí y así mismo supongo que me porté algo mal tratando de sobrellevar la situación, mis abuelos siempre fueron amorosos y comprensivos conmigo, e incluso me atrevería a decir que, de no haber sido criado por ellos, quien sabe que hubiese sido de mi vida.

Mi abuela y abuelo siempre me metieron en la cabeza que una carrera universitaria me abriría más puertas en la vida, por lo cual siempre me motivaron abrir mis horizontes y siempre apuntar lo más arriba que pudiera.

Por lo que ellos fueron los más felices del mundo cuando apenas terminar la preparatoria, logré ingresar a una universidad en la ciudad de México, y aunque al principio me dio algo de tristeza dejar a mis abuelos, ambos me aseguraron que estarían bien, sino que era lo mejor para mí, por lo que me fui a vivir a la ciudad. Y muy pronto logré hacer amigos suficientes para no sentirme tan solo.

A mediados de carrera uno de nuestros profesores nos dejó como trabajo buscar un lugar rural, no los aburriré con todos los detalles del proyecto, solo dejémoslo en que básicamente era para si determinar qué era lo que se podría construir ahí, y aunque al principio yo sugerí ir a mi localidad para hacerlo, diciéndoles que inclusive, mis abuelos podrían darles alojamiento por los días en que nos quedáramos ahí, mi mejor amigo Lucio nos dijo que en su pueblo era mejor para hacerlo, pues había muy buenos lugares ahí, además su tío abuelo tenía una casa rodante que nos podría prestar sin problemas y de esa manera podríamos acampar unos días investigando mejor el lugar para así entregar un mejor trabajo.

Honestamente toda su idea era mucho mejor que la mía, por lo que todos decidimos hacer una excursión de acampada con mi grupo de amigos. Durante el camino, mi amigo nos dijo que él ya tenía más o menos ubicado el lugar al que podríamos ir, era un lugar cerca de un río, a unos quince o veinte minutos de que el pueblo comenzara.

Y entre más nos contaba las locaciones e incluso algunas ideas para el proyecto, más nos convencíamos de que habíamos tomado la decisión correcta para realizar nuestro proyecto, sin embargo, en retrospectiva, no debimos abordar ningún autobús a ese lugar.

Llegamos algo noche al pueblo de mi amigo, por lo cual la primera noche nos quedamos en su casa, pero a la mañana siguiente después de comer un buen desayuno que su padre amablemente nos preparó, Lucio fue a conseguir la casa rodante y todos nos fuimos al bosque.

Estuvimos toda la mañana y gran parte de la tarde haciendo el proyecto, y cuando comenzó a oscurecer, todos decidimos que lo mejor era encender una fogata, beber unas cervezas y comer algo. La chispa del fuego iluminaba nuestros rostros mientras compartíamos risas y conversaciones animadas.

En algún momento de la noche comenzamos a contar algunas leyendas o cosas paranormales que nos habían ocurrido. Y fue entonces cuando Lucio decidió contarnos una leyenda que había oído desde que era niño, una historia macabra que había atormentado las noches de su pueblo.

Según la leyenda, un granjero local, conocido por su alcoholismo y su maltrato hacia su esposa e hijos, el cual siempre afirmaba que, si Dios existiera, su granja sería más próspera. Un día, en un arrebato de furia y borrachera, golpeó brutalmente a su familia hasta matarlos.

La historia decía que las almas de sus seres queridos se habían introducido en las cabras de la granja, y semanas después de que los vecinos no vieran a la familia en el pueblo, descubrieron algo espantoso.

Cuando los vecinos se adentraron en la granja abandonada, encontraron un horror inimaginable. Tres cabras se alimentaban del cuerpo descompuesto del granjero, como si estuvieran poseídas por un hambre insaciable.

El cuerpo del granjero estaba tan destrozado que parecía haber sido embestido hasta la muerte por las propias cabras. Desde entonces, se decía que las cabras vagaban por el bosque, ansiosas por probar carne humana una vez más.

Al principio, todos escuchamos la historia con escepticismo y risas nerviosas. A mí punto de vista sonaba un tanto disparatada aunque algo original, pues nunca había escuchado algo así, y me atrevería a decir que todos pensamos que era solo una historia espeluznante para añadir emoción a nuestra noche de campamento.

Pero nuestro amigo nos dijo que de hecho los más ancianos del pueblo afirmaban que era real, pues decían que eran niños cuando eso ocurrió, y No solo eso si no que efectivamente había una granja abandonada y tétrica en el pueblo y que incluso el había ido a verla con sus amigos durante su adolescencia pero no había visto nada fuera de lo normal.

Por lo que asumimos que talvez pasó algo medianamente parecido hace mucho tiempo y al pasar los años la gente lo había exagerado o le habían agregado algunos cuantos detalles más escabrosos para asustar a los niños del pueblo durante años, por lo que recuerdo que después de un rato nos empezamos a reír de los fallos que la historia tenía y a medida de que la noche avanzaba, terminamos olvidándolo.

Nos quedamos afuera hasta cerca de las dos de la madrugada, y planeábamos quedarnos por algún tiempo más, cuando de  repente algunos ruidos extraños comenzaron a llenar el bosque.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal mientras escuchaba el crujir de las ramas y los susurros inquietantes del viento.

Aunque traté de convencerme de que eran solo los sonidos habituales de la naturaleza, la inquietud comenzó a apoderarse de mí y yo supongo que a los demás también, pues pronto dejamos de reír y hablar, y pronto nos encontramos en total silencio, mirando como el fuego de la fogata se movía con el viento.

De repente, una de las tiendas de campaña que habíamos instalado para que dos de nosotros pasara la noche ahí, y de ese modo no estuviéramos tan apretados en la casa rodante, comenzó a sacudirse violentamente.

Lucio dijo que solo se debía tratar del viento, pero todos los demás podíamos asegurar que la tienda se estaba sacudiendo desde a dentro, tratando de averiguar qué estaba sucediendo, Lucio y yo nos acercamos para ver. Al abrir la cremallera, nos encontramos con una escena aterradora: el interior de la tienda estaba en ruinas, como si una fuerza maligna hubiera estado revolviéndolo todo.

Decidimos refugiarnos dentro de la casa rodante y dormir, convencidos de que nuestros nervios simplemente se debían a la historia perturbadora que Lucio nos había contado. Creímos que una noche de sueño reparador disiparía todas nuestras preocupaciones. Pero estábamos equivocados.

La noche continuó con incidentes cada vez más extraños. Siempre que nos asomábamos por las ventanas puedo decir que al menos yo, podía distinguir sombras moviéndose entre los árboles, y todos podemos asegurar hasta el día de hoy que el viento sonaba más parecido a risas siniestras que se desvanecían y susurros incomprensibles que parecían susurrar nuestros nombres.

El ambiente ya era muy tenso, aunque fuera de la carpa no habíamos visto nada, de hecho recuerdo que Lucio trataba de convencernos de que fue el viento el que había causado que todo dentro de la carpa se revolviera, pero realmente parecía que lo estaba diciendo porque el mismo quería convencerse de que había sido así. Y aunque la mayoría de nosotros sabíamos eso, y que el aire difícilmente pudiera hacer eso, realmente comenzamos a creerlo también.

Comenzamos a decir entre nosotros que solo nos estábamos sugestionando y que talvez lo mejor era volver a la casa de los padres de mi amigo y volver al día siguiente con luz de día para de esa manera continuar con el proyecto, todos accedimos y Lucio salió del camper para pasar a la zona del conductor para irnos de una vez, sin embargo, por alguna razón que desconozco, la camper no encendió, era muy extraño porque el familiar de Lucio la había revisado justo para que eso no nos fuera a pasar, pero sin importar cuántas veces intentó arrancar, no lo consiguió y era demasiado de madrugada como para irnos caminando, por lo que pensamos que lo mejor era quedarnos ahí algunas horas en lo que amanecía.

Recuerdo que antes de acostarme, me asomé por la ventana, afuera estaba muy oscuro, y era muy difícil ver cualquier cosa afuera, sin embargo poco a poco mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y a través de la espesura, divisé una figura oscura moviéndose entre los árboles.

Era una sombra alargada y deforme. Mi voz se quedó atrapada en la garganta mientras señalaba tembloroso hacia la figura. Mis amigos también lo vieron. Una mezcla de horror se reflejó en sus rostros, entre más lo veíamos, parecía tener una figura humanoide.

Cerramos la cortina y dijimos que lo más probable es que se tratara de un árbol que por la oscuridad y por el viento parecía una persona, pensamos que debíamos intentar dormir para que de esa manera se nos pasara la noche más rápido y ya con la luz de día poder volver a la casa de los padres de mi amigo o talvez ir por alguien que arreglara la casa rodante, pues esto ocurrió en una época donde los teléfonos no era muy comunes y aún si tuvieras uno, la señal era muy mala y debías ponerte en sitios muy altos y aún si hubiésemos tenido uno, estoy seguro de que no hubiese habido señal.

Recuerdo que en mitad de la madrugada, me desperté por algunos murmullos que se escuchaban dentro del camper, pues como el baño de la casa rodante no servía, dos de las chicas de nuestro equipo, Rosaura y Ana, estaban considerando en salir al baño, la verdad ninguno de nosotros quería que fueran, ni siquiera ellas, quienes estaban evaluando los pros y contras de salir, sin embargo, como dije antes, todos estábamos en una especie de negación, nadie quería admitir que algo muy extraño estaba pasando, pues eso sería admitir que debíamos sentir pánico.

Por lo que, al no encontrar un motivo por el cual no debían de ir, ambas salieron, mis compañeros y yo estábamos alumbrando con algunas linternas, esperando a que ellas tuvieran un poco menos de miedo con la luz de las mismas. Creo que pasaron unos tres o quizás cinco minutos, y tanto la luz de la casa rodante como la de las linternas se apagaron, dejándonos sumergidos en una total oscuridad. Al principio intentamos hacer que las linternas volvieran a encender, pero nada de lo que hicimos nos dio resultado, dejándonos con la única opción de esperar en la oscuridad a que nuestras amigas regresaran.

Pero los minutos pasaban y afuera no parecía haber un solo rastro de Rosaura o Ana, tardaban más de lo normal. Y tampoco había sonido alguno, ni siquiera sonidos normales del bosque, como grillos o las ramas moviendo se con el viento, era como si cuando la luz se apagó todos nos hubiésemos quedado en la nada y ni siquiera nuestros ojos se podían acostumbrar a la oscuridad. Varios minutos más pasaron y como no respondían ni siquiera cuando gritábamos sus nombres, empezamos a hacer planes para ir en su búsqueda.

Honestamente ninguno de nosotros quería ir, aunque supongo que Lucio se sintió algo responsable por lo que dijo que el iría a buscarla y como era mi mejor amigo, no podía dejarlo solo, así que le dije que iría con él.

Sin embargo, mientras estábamos buscando a tientas nuestras mochilas para salir, un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras escuchaba un débil toque en la puerta de la casa rodante.

Seguida de una calmada y me atrevería a decir un poco alegre voz familiar, que parecía ser la de Ana, nos pedía que le abriéramos la puerta. Sin embargo, algo en lo más profundo de mi ser me advirtió que, aunque sonara como Ana, no era realmente ella.

Una sensación de peligro se apoderó de mí y aunque no podía ver a mis demás compañeros, algo me decía que también lo creían, pues ninguno había abierto la puerta aún.

Sin embargo, después de que Ana insistiera un poco más, Lucio dijo que le abriría, y yo en un intento porque no lo hiciera, le pregunté a Ana en dónde estaba Rosaura y en ese momento una segunda voz se escuchó, ésta vez, parecida a Rosaura.

Algo no estaba bien, ambas sonaban muy calmadas y era muy extraño que no nos hubiesen respondido cuando las habíamos intentado llamar, pero de repente ya estaban las dos afuera del camper,  al menos a mi toda esa situación se me hacía muy extraña y antes de que a cualquiera se le ocurriera abrir se los hice saber a los demás.

Quienes concordaron conmigo, recuerdo que inclusive, Ramiro, quien era más cercano a Rosaura le preguntó dónde se habían conocido, pero antes de que ella pudiera responder cualquier cosa, la luz volvió como por arte de magia, intentamos asomarnos por la ventana pero por dónde estaban paradas no podías ver si eran ellas, pues se veía muy oscuro aún con la luz de la camper, así que como no podíamos verlas, insistimos en que Rosaura contestara la pregunta.

Sin embargo, en lugar de responder la pregunta, empezaron a tocar de una forma mucho más fuerte y agresiva, al igual que comenzaron a decir que si no abríamos la puerta en ese mismo momento, nos matarían a todos, y mientras más se enojaban, sus voces también parecían cambiar, ahora sonaban un poco más profundas y algo rasposas, además de que golpeaban tan fuerte la casa rodante que parecía que podrían voltearla en cualquier momento.

El terror se apoderó de todos nosotros. Las luces de la casa rodante comenzaron a parpadear y la temperatura descendió abruptamente.

Recuerdo que de repente una de las ventanas se quebró y aunque era muy pequeña para que cualquier cosa entrase por ahí, todos pudimos ver a una cabra parada en dos patas, pero de una forma extraña, no era como las cabras que normalmente salen en videos, que inclusive parece que se tambalean y que caerán de nuevo sobre sus cuatro patas en cualquier momento, está se veía más humanoide, como si su cuerpo estuviera diseñado para andar en dos patas, su pelaje era marrón oscuro y también tenía ojos amarillos, también sus pupilas se veían muy humanas.

El ver eso, es una de las cosas que me gustaría olvidar, pero para mi desgracia, recuerdo cada miserable detalle de su aspecto como si fuera ayer.

Hasta el día de hoy, no estoy seguro si se fueron solo por no poder abrir la casa rodante o por algo más, solo sé que después de unos infernales minutos en el que nos ordenaban abrir y no dejarán de golpear o envestir la casa rodante, simplemente se fueron, sin embargo todos estábamos tan asustados que no pudimos dormir en lo que restó de la noche, y estábamos muy alertas a cualquier ruido, por más mínimo que esté fuera.

Ni siquiera cuando el sol comenzó a salir, estuvimos tranquilos, no lo recuerdo bien, pero creo que aún nos quedamos en el camper hasta cerca del medio día, en dónde armados con lo que pudimos encontrar en la casa rodante bajamos, todo parecía estar normal afuera, aunque la tienda que habíamos dejado por entrar tan apresuradamente al camper, estaba completamente destrozada, al igual que la camper por afuera, estaba llena de abolladuras y fango seco por todas partes.

Nunca olvidaré que discutimos por un rato si debíamos buscar a Ana y a Rosaura o si debíamos de irnos todos y pedir ayuda a las personas del pueblo, la discusión entre los que queríamos ir por ayuda y los que querían ir a buscarlas, se acaloró tanto que llegamos a los golpes entre nosotros mismos, y Lucio, otro compañero y yo, les terminamos diciendo que hicieran lo que ellos quisieran pero que no contaran con nosotros pues, nosotros iríamos a pedir ayuda y supongo que les dio miedo estar solos pues comenzaron a seguirnos también.

No nos ocurrió nada de camino al pueblo, recuerdo que incluso levantamos maderos y piedras en caso de que esas cabras se nos aparecieran de nuevo, pero nada de eso pasó, era como si aquel bosque no fuera más que un bosque común y ordinario.

Llegamos al pueblo y les contamos todo lo que nos había ocurrido la noche anterior, no sé si la gente nos creyó del todo o no, pero un grupo muy grande de personas se ofreció para ir al bosque a buscar a nuestras amigas.

Honestamente después de lo que habíamos vivido la madrugada anterior, creo que ninguno de nosotros esperaba un resultado alentador, sin embargo si lo tuvimos, ambas estaban vivas, las encontraron arriba de un árbol, estaban tan traumatizadas que no podían bajar del árbol, las tuvieron que ayudar y en ese momento tampoco pudieron decir que era lo que habían vivido o visto la noche anterior, estaban todas raspadas en casi todo el cuerpo e incluso a Rosaura le faltaban algunas uñas de las manos.

Cabras En El Bosque Historia De Terror

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Ninguna de ellas volvió a la escuela, y con el tiempo perdimos todo contacto con ellas, sin embargo, Ramiro dijo que Ana se lo contó una vez, le dijo que cuando estaban a punto de volver, vieron a dos cabras paradas en dos patas, acercándose a la casa rodante, y que antes de que la luz se fuera completamente, vieron a una tercera parada justo a un lado de ellas, así que aterradas corrieron bosque adentro para tratar de huir de lo que sea que fuera esa cosa, le dijo también que esa cabra imitaba su voz a la perfección y cuando lograron subirse al árbol, esa cosa lo envistió por un rato hasta que se aburrió y se fue.

 Nunca sabré si esas cabras o lo que sea que fueran, eran efectivamente las de la leyenda o talvez algo más que habita ese bosque y que toma formas de lo que la gente teme, supongo que jamás podré saberlo, solo sé que jamás volvería ahí, ni por todo el dinero del mundo.

Autor: Liza Hernández

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