Los No Nacidos Historia De Terror 2023

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Los No Nacidos Historia De Terror 2023

Los No Nacidos Historia De Terror… Mi nombre es Julieta, desde que empecé la universidad, hice amistad con un compañero de la clase de nombre Luis, comenzamos a sentarnos juntos en clase, y pronto empezamos a salir juntos fuera de la universidad, descubrimos que teníamos mucho en común: nos gustaba la música, el cine y la literatura, también irnos a tomar un café después de las clases.

El Nathos era nuestra cafetería favorita, además, tenía la ventaja de que a un lado del café estaba el cine, así que en ocasiones entrábamos a ver una película de nuestro agrado. Luis era un compañero de clase muy divertido, siempre con una sonrisa en la cara y una energía contagiosa, cuando terminamos la universidad, aún seguíamos siendo amigos, un día le dije cómo me sentía, y para mi sorpresa, él también estaba enamorado de mí, empezamos a salir y rápidamente nos convertimos en una pareja inseparable.

Los dos habíamos estudiado para ser maestros, pero mientras yo quería quedarme en la ciudad, Luis tenía otros planes.

Un día, me dijo que había conseguido un trabajo como maestro en San Juan Chamula, un pueblo en Chiapas, me explicó que el lugar de origen de su madre fue en ese lugar, por eso tenía tanto interés en conocerlo, ya no tenía familiares en ese lugar, pero le resultaba importante conocer de cerca a la gente.

No podía negar que estaba emocionada por la oportunidad de viajar y conocer otro lugar de México, pero también me preocupaba dejar mi vida en la ciudad y alejarme de mis amigos y familia.

Después de muchas conversaciones y reflexiones, decidimos que iríamos juntos a San Juan Chamula, preparamos todo lo necesario para nuestro cambio de residencia, mientras íbamos en el autobús sentí nostalgia de dejar la ciudad en la que viví toda mi vida.

Nos mudamos allí y comenzamos una nueva vida juntos, fue difícil al principio, pero poco a poco nos fuimos adaptando al nuevo entorno y haciéndonos amigos en la comunidad.

Luis comenzó a trabajar en la escuela local, enseñando a los niños de los primeros grados. Yo, por mi parte, comencé a hacerlo en una Fundación sin fines de lucro, que ayudaba a la comunidad en diferentes áreas, aunque extrañaba mi vida anterior en la ciudad, podía estar feliz de haber tomado la decisión de mudarme a San Juan Chamula.

Con el tiempo fui conociendo la cultura y las tradiciones de San Juan Chamula, comencé a aprender más sobre los chuleles, pude darme cuenta de que para la gente de esta comunidad, estos seres míticos eran muy importantes, y que formaban parte integral de su vida cotidiana.

Según la creencia local, los chuleles eran las almas de los seres humanos que tienen la manera de manifestarse en forma de un animal, algo así como los nahuales, y se decía que podían tomar muchas formas diferentes: desde pequeños pájaros hasta enormes felinos.

Los pobladores de San Juan Chamula veneraban a los chuleles,  les ofrecían ofrendas y rezos para pedir su protección, así como su ayuda, también creían que los chuleles podían traer la buena suerte o la mala suerte, dependiendo de su ánimo y su voluntad. Para ellos, los chuleles eran una presencia constante en sus vidas, y no podían ignorar su poder y su influencia.

Al principio, todo esto me resultó muy extraño y desconocido, yo venía de una cultura urbana y moderna, en la que la espiritualidad y la religión no eran parte central de la vida cotidiana, poco a poco, fui abriendo mi mente y mi corazón a esta nueva perspectiva del mundo.

Comencé a entender que los chuleles eran una manifestación de la riqueza y la diversidad de la cultura tzotzil, y que tenían mucho que enseñarme sobre la vida y la naturaleza.

Con el tiempo, Luis y yo nos fuimos adaptando cada vez más a nuestra vida en San Juan Chamula, aprendimos a respetar las creencias y las tradiciones de los pobladores, y a valorar la sabiduría y el conocimiento que habíamos encontrado en esta comunidad; aunque nunca nos acostumbramos por completo a los misterios y las maravillas que rodeaban nuestra vida en San Juan Chamula, aprendimos a apreciarlos y a celebrarlos como una parte integral de nuestro propio viaje de descubrimiento y aprendizaje.de vida.

Con el paso del tiempo, fui conociendo a muchas personas en la Fundación en la que trabajaba, pero había una mujer en particular que me llamó la atención.

Se llamaba Josefina, era originaria de San Juan Chamula, desde el primer momento en que la conocí, sentí una conexión especial con ella, hablábamos de todo tipo de temas, desde la cultura local hasta nuestros propios sueños y anhelos.

Josefina era una persona muy trabajadora y comprometida con su comunidad, nos ayudaba en la Fundación con el aseo del lugar y la preparación de la comida,  siempre lo hacía con una sonrisa en su rostro y una energía contagiosa, lo que más me impresionaba de ella era su dedicación a sus cuatro hijos, a veces los traía consigo al trabajo, se encargaba de ellos mientras cumplía con sus responsabilidades, otras veces, los pequeños se quedaban en casa, cuidándose solos mientras ella trabajaba, me inspiraba su fortaleza y su determinación, y me hacía reflexionar sobre mis propios privilegios y responsabilidades.

Pronto, Josefina se convirtió en una de mis amigas más cercanas en San Juan Chamula, nos visitábamos a menudo en su casa, y compartíamos nuestras experiencias y aprendizajes. Aprendí mucho de ella y de su familia,  me di cuenta de los conocimientos que podía aprovechar de las personas que vivían en esta comunidad.

Un día, mientras estábamos trabajando en la Fundación, Josefina se acercó a mí y me dijo que tenía una mirada rara, como si estuviera embarazada, me sorprendió mucho, ya que en ese momento no había considerado la posibilidad de estarlo, Josefina insistió en que tuviera cuidado, porque en ese lugar habitaban los pukujes, un tipo de chulele que se lleva el alma de los bebés que aún no han nacido.

Me quedé pensando por un momento, tratando de procesar lo que Josefina acababa de decirme, sabía que la cultura y las creencias locales eran muy diferentes a las que yo estaba acostumbrada, pero esto era algo completamente nuevo para mí, no comprendí cómo podía un espíritu llevarse el alma de quien todavía no nace, y en caso de ser cierto, me cuestioné sobre la manera de protegerlo.

Josefina me explicó que los pukujes eran espíritus poderosos, que podían manifestarse como animales o como seres humanos, y que se alimentaban del alma de los bebés no nacidos, me dijo que era importante protegerme a mí misma y a mi bebé, y que había ciertos rituales y amuletos que podían ayudarme.

Aunque yo no creía en estas cosas, como mi amiga me insistió mucho, decidí seguir su consejo,  Josefina quería tomar precauciones, ella me llevó con la curandera de la localidad para que me diera los elementos necesarios para cuidarnos mi bebé y yo, compré algunos amuletos y empecé a hacer algunos rituales de protección.

También fui al médico para asegurarme de que mi bebé estaba sano y bien protegido, después de seguir los consejos de Josefina y de hacer los análisis pertinentes, confirmé que estaba embarazada.

Me llené de alegría y empecé a tomar todos los cuidados necesarios para mi embarazo, comencé a leer libros sobre maternidad, a hacer ejercicios de yoga para embarazadas y a tener una dieta saludable.

Algo extraño comenzó a suceder desde el día en que el médico me dio la noticia, comencé a ver un animal extraño que me seguía por todos lados, era un animal que nunca había visto antes, parecido a un zorro, pero con ojos grandes y oscuros que parecían estar mirándome directamente a los ojos.

Al principio, pensé que era sólo mi imaginación jugándome una mala pasada, pero luego comencé a notar que el animal estaba siempre presente, en todas partes a donde iba.

En el mercado, en la Fundación, incluso en mi propia casa, no podía quitarme la sensación de que este animal tenía algo que ver con el bebé que estaba esperando, cuando le comenté a Josefina acerca del animal que me seguía, ella se asustó y me dijo que tenía que tener mucho cuidado.

Me explicó que podría tratarse de un chulele, una especie de chulele que se dedicaba a llevarse el alma de los bebés que aún no habían nacido.

Me dijo que lo mejor era regresar con la curandera, y decirle que sus amuletos de protección no estaban sirviendo, que fuéramos a que hiciera un conjuro o algo más, yo había tomado más a la ligera lo del chulele, pero ella estaba muy alterada.

Al principio, no estaba segura de qué pensar, yo no tenía ese tipo de creencias, pero después de todo lo que había experimentado en San Juan Chamula, empecé a considerar la idea de que podría haber más cosas en el mundo de lo que nunca había imaginado.

Cuando regresé con la curandera, le expuse la situación, que ya tenía varios días que veía a un animal extraño que rondaba por la casa y por la Fundación, ella me preguntó si había tenido la posibilidad de verlo con detenimiento, le dije que sí, comencé a describir al animal, ella se quedó pensativa, me dijo que tuviese mucho cuidado, ya que era uno de los chuleles más poderosos, quizás necesitaba el alma de mi pequeño para darle vida a otra persona, también me dijo que haría lo necesario para protegerme, pero no estaba segura si funcionaría, debía ser muy cautelosa, porque percibía una energía extraña alrededor mío y de mi bebé.

Después de la visita con la curandera, me sentí más segura y protegida, sin embargo, esa misma noche, después de regresar a mi hogar, comencé a sentir una presencia extraña en la habitación que había preparado para mi bebé, escuché ruidos extraños y sentí una sensación de frío y miedo.

De repente, escuché que la puerta de la habitación se abrió con fuerza, algo había entrado, era el chulele que me había estado persiguiendo todo este tiempo, era muy feo, con un pelaje oscuro y desordenado, ojos rojos y una boca llena de dientes afilados.

El chulele comenzó a destrozar la habitación del bebé, tirando todo lo que encontraba a su paso. Yo estaba aterrorizada, no sabía qué hacer, esa noche me encontraba sola, porque Luis había ido a un curso de capacitación para maestros, era algo así como un congreso en San Cristóbal de las Casas, intenté gritar, pero mi voz se quedó atrapada en mi garganta, lo único que se me ocurrió fue encerrarme en mi habitación, después de que el chulele terminó de destrozar la habitación, se fue a la mía, escuché cuando rasgaba la puerta, con sus filosas garras intentaba abrir la puerta.

En pocos minutos todo quedó en silencio, el animal dejó de escucharse, aún así me quedé en mi cama por un tiempo, cuando consideré prudente, abrí la puerta con cautela, afuera no vi nada, sólo el rastro del desorden que había dejado el animal, me fui calmando poco a poco, pero comprendí que debía de hacer algo, las protecciones que me había hecho la curandera, no habían funcionado en absoluto.

Esa noche dormí muy poco, con el miedo de que el chulele o lo que sea que hubiese sido regresara, no fue así. Por la mañana comencé a sentirme muy mal, creí que era por el susto y la mala noche que había pasado, me reporté enferma en la Fundación y me quedé en la cama, más tarde, escuché que tocaron a la puerta, era Josefina que se había preocupado por mí, no sé qué me notó, porque hizo una mueca de asombro al verme, le dije que un animal había hecho todos los destrozos en la casa, ella me dijo que teníamos que ir de nuevo con la curandera, con rotundo no la detuve, le dije que sus protecciones no habían servido de nada, había pasado una muy mala noche, y el animal me asustó mucho.

No había terminado de externarle a Josefina mi molestia, cuando sentí un dolor en mi abdomen, le dije a ella que me dolía mucho, que me ayudara, por favor, Josefina de inmediato buscó ayuda con un vecino y me llevaron al hospital del pueblo.

Los No Nacidos Historia De Terror

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El médico dio el diagnóstico, tenía amenaza de aborto, era necesario tomar ciertos medicamentos y guardar reposo absoluto, por fortuna, el corazón de mi bebé seguía latiendo.

Más tarde llegó mi esposo a la casa, le expliqué todo lo que había sucedido, él no creyó lo del chulele, me dijo que por la zona en la que vivíamos era muy probable que algún animal salvaje había entrado en la casa, se puso a revisar por fuera de la casa, encontró un pozo que estaba junto a la pared , se me hizo poco improbable que esa hubiese sido la manera en que ingresó el animal, pero no le quise discutir más, me sentía tan cansada y agobiada por lo que me había dicho el médico, me fui a descansar a mi habitación.

Esa noche estuve muy inquieta por todo lo acontecido, mientras dormía, tuve una pesadilla que me dejó aterrorizada, vi al chulele acechándome en la oscuridad, sentí su aliento frío en mi nuca y su presencia malévola me hizo temblar.

Después de esa noche de terror, desperté muy asustada, creyendo que todo había sido solo un mal sueño, respiré profundamente y traté de calmarme, pensando que todo estaba bien, sin embargo, cuando abrí los ojos, lo que vi en mi cama me hizo gritar de nuevo, había huellas de un animal sobre mi sábana, como si algo hubiera estado caminando por encima de mí mientras dormía.

Eran huellas extrañas, seguramente las de la criatura porque tenía garras y patas peludas, sentí un escalofrío recorriendo mi espalda, de nuevo el chulele había entrado en mi habitación y se había acercado a mi cama, no sabía cómo podría cuidar de mi bebé.

A la mañana siguiente llegó Josefina a visitarme, llevaba consigo a dos de sus hijos menores, comenzó a limpiar mi casa, le dije que no era necesario, con su compañía y su apoyo era más que suficiente, pero ella hizo caso omiso a mi comentario, mientras limpiaba la casa, comenzó a encontrar rastros de una criatura que estaba habitando mi vivienda, me pidió que guardase silencio, y comenzó a buscarla por todos lados.

Después de un rato de hurgar por toda la casa no logró encontrarla, sin embargo, me dijo que ella volvería por la noche, porque lo más probable era que el chulele estaba habitando mi casa, no sólo venía por las noches, sino que todo el tiempo estaba presente, por eso los amuletos de protección no me habían servido, la energía de él era más fuerte, además poco a poco estaba consumiendo la vida de mi bebé.

Ese día me quedé atenta a cualquier ruido extraño que hubiese en la casa, pero todo estuvo tranquilo, cuando el sol se ocultó fue cuando comencé a escuchar pasos por toda la casa, por más que trataba de encontrar al chulele no lo conseguía, de pronto, un fuerte dolor en el vientre hizo que me detuviera, me senté por un momento, tuve miedo cuando vi que de nuevo estaba sangrando.

En ese instante tocaron a la puerta, fui con cautela a ver quién estaba tocando, era Josefina que llevaba consigo varias ramas amarradas, en cuanto entró a la casa percibí un agradable aroma a bosque, de inmediato comenzaron a escucharse ruidos al interior de una habitación, Josefina me dijo que era el chulele que se había alborotado, ella había acudido al chamán del pueblo, él sabía cómo combatirlos, así que ella encendió las ramas que llevaba, de inmediato comenzó a llenarse de humo la casa, fue necesario que me saliera porque se volvió sumamente molesto, al ocurrir este efecto el chulele también salió de su escondite, estaba un poco lento porque le había afectado el olor de las ramas encendidas, fue cuando lo pude ver con detenimiento, en verdad era un ser que no era muy agraciado, él comenzó a hacer un sonido extraño, era la manera que tenía de defenderse ante el inminente ataque que tenía, trató de huir, pero Josefina no se lo permitió, hubo un momento en que se levantó en dos patas, mostrando toda su ira.

Ese fue el instante en el que sentí un fuerte dolor en mi vientre, fue como si algo me hubiese golpeado al interior, me agaché para tratar de que me doliera menos, pero no lo conseguí, pronto se vino un dolor tras otro, Josefina cuando vio que me encontraba mal, se acercó a atenderme, enseguida me dijo que era necesario ir al médico, le dije que me era muy difícil caminar, ella fue a la casa de un vecino para pedirle que me llevara al hospital, de inmediato recibí el apoyo del señor, me llevaron en su auto, el trayecto hacia el hospital fue muy largo, me sentía muy mal, hubo un momento en que perdí el conocimiento, ya no supe lo que ocurría a mi alrededor.

No sé si lo que vi fue producto de mi inconsciente, o si realmente ocurrió, vi al chulele que de pronto se transformaba en un ser humano corpulento, sus ojos eran profundos y oscuros, algo me decía que cada vida de un nonato a él lo fortalecía y le proporcionaba más tiempo de duración en este mundo, después ya no supe de mí, quedé inmersa en una profundidad oscura.

Desperté con una sensación de malestar general, me sentía mareada, ahí estaba Luis, en cuanto Julieta me vio que despertaba también entró a la habitación, me abrazó con efusividad, de inmediato le pregunté cómo estaba mi bebé, ella me dijo que todo había sido a tiempo, él estaba bien, justo escuché las palabras que esperaba oír. Enseguida entró el médico, me dijo que pronto me darían de alta, por fortuna todo estaba bien, en las siguientes horas ya podía estar en mi casa, no puedo negar que tenía la impresión de que en cualquier momento volvería a ver a esa criatura que me rondaba, mi peor temor era por la noche, cuando él se dejaba ver.

Esa noche estuve atenta, sin embargo, todo transcurrió en calma, los siguientes días y noches sucedió lo mismo, poco a poco fui adquiriendo confianza, fui de nuevo con el médico para que me dijera qué tipo de cuidados debía tener para evitarle un riesgo a mi bebé, me realizó los exámenes pertinentes, me sorprendió mucho lo que me dijo: que podía hacer mi vida normal. De inmediato le pregunté por la amenaza de aborto, a lo que me respondió que todo estaba bien, no había ningún riesgo, ese día salí muy contenta del consultorio, de inmediato fui a la Fundación para ver a Josefina y darle la buena noticia, además también regresaría a trabajar.

Josefina en cuanto me vio me abrazó, las compañeras lo hicieron de la misma manera, cuando nos pudimos quedar un rato a solas, Josefina me preguntó qué había de la amenaza de aborto, le dije que no, todo estaba bien, ella se sorprendió gratamente, me preguntó cómo había sucedido eso, le respondí que eso me habían dicho los médicos, y me sentía muy bien, vi a Josefina que se quedó pensativa, pero ya no me cuestionó nada.

Ese día cuando iba de regreso a mi casa, vi que en una calle que estaban velando a un señor, me detuve un poco para conocer la manera en que realizaban sus rituales, porque cada lugar tiene una manifestación de la cultura distinta.

De pronto, Josefina salió de la casa, se sorprendió mucho de verme, de hecho se encontraba turbada, no comprendí su actitud, creí que posiblemente estaba afectada por la muerte de esa persona, quise darle su espacio y me despedí de ella, cuando una mujer se acercó a mí y me invitó a pasar, le dije que no, porque era un evento familiar y no quería incomodar, me dijo que entrara sólo por un momento, después me podría ir, entré por cortesía.

Llamó mi atención que al difunto no lo tenían en un ataúd, sino en una mesa que cubrieron con un mantel blanco, fue muy extraño encontrarlo así, pero no pregunté nada, mi sorpresa fue mucha, cuando vi la cara de la persona que estaba muerta, era la misma que yo había soñado, no entendí lo que estaba pasando, pero cuando volteé a ver a Josefina ella se encontraba muy preocupada, en ese instante supe que él era el chulele que me había estado acechando, al no conseguir su objetivo, tuvo la inminente muerte, de alguna manera, también tuve la impresión de que Josefina también sabía algo más.

Autor: Adriana Cuevas

Derechos Reservados

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