Fetos En La Morgue 2023

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Fetos En La Morgue 2023

Fetos en la morgue… Trabajo en una sala de autopsias desde hace varios años. Es trabajo difícil, no solo por lo escabroso que es tener que estar tratando constantemente con la muerte, sino porque en repetidas ocasiones sufrimos de cierta discriminación, esto gracias a las series de televisión que transmiten una imagen un poco distorsionada de aquellos que trabajamos en esto.

Algunas personas me han preguntado, si es cierto que guardamos corazones de niños en un frasco, esto es totalmente falso, no podemos quedarnos con nada, a menos que sirva para investigación de estudio y se tenga la autorización para hacerlo.

Les aseguro que es mucho mas diferente a lo que te muestran en los programas sobre medicina forense.

Tenemos que lidiar con muchas cosas. En mi caso, puedo soportar casi todo, excepto el olor que desprenden los estómagos de los cuerpos, cuando mantienen algo de vómito dentro de ellos.

Otra cosa de lo que les puedo asegurar, es que muchas veces los cuerpos se ven envueltos en un misterio mas allá de nuestra comprensión, no son pocas las veces en que he visto el fantasma de las personas, incluso los he escuchado hablar y esto es raro, sobre todo si el cadáver se encuentra ya muy descompuesto.

Quizás muchas personas piensen que estoy exagerando, pero les puedo asegurar que hay cosas a las que una nunca se acostumbra, como el caso que estoy por relatarles.

Antes de proseguir, quiero aclarar que soy patólogo, alguien encargado de investigar las muertes en extrañas circunstancias. Podrían imaginarse que tipo de cuerpos llegan a mi.
Me toco que llevaran el cuerpo de una mujer embarazada.

La sala de autopsias en la que trabajo es muy pequeña, contamos con una sola plancha para cadáveres y se encuentra alejada de los compartimentos donde refrigeramos los cuerpos.

Hay dos puertas, una doble, que lleva al pasillo en dirección a la parte alta del hospital y existe otra puerta que da ingreso a los refrigeradores.

En esa ocasión que estaba realizando la necropsia al cuerpo de la mujer embarazada, estaba casi sola, al menos en esa área del edificio, pues en los pasillos me había encontrado a una afanadora y al vigilante.

Estos empleados no suelen pasar por la morgue, a menos que se les requiera y la única manera en que pueden ingresar, es por la puerta doble.
Les digo esto, para que quede claro, que no existía manera en que estuviera alguien mas allí dentro conmigo, solo yo y los cuerpos con la historia de muerte dentro de ellos.

Comencé a trabajar con el cadáver de la mujer embarazada. Suelo concentrarme muy bien en mi trabajo, sin embargo, en esa ocasión por una extraña razón no lograba hacerlo, involuntariamente miraba en dirección a los refrigeradores.

De repente comencé a experimentar una sensación terrible de vacío, como si el pequeño cuarto fuera enorme. Poco a poco la sensación fue incrementando, hasta transformarse en vértigo. Fue tan fuerte mi malestar, que terminé tirada en el piso, con la mirada puesta en la entrada de los refrigeradores. Pronto la vista se me puso en negro y perdí la conciencia.

Cuando volví a estar consciente, escuché unos ruidos muy extraños provenientes de los refrigeradores. Tarde algo de tiempo en caer en cuenta sobre lo que me acababa de ocurrir, pero los sonidos en los refrigeradores me pusieron en un estado de alerta.

Me puse en pie, todavía mareada y me dirigí hasta la puerta.
La puerta de ingreso a los refrigeradores, cuenta con unas pequeñas ventanas redondeadas. Antes de abrir las puertas, me acerqué mirar por la ventana.

Las luces dentro tintineaban, lo que era raro, pues en caso de que hubiera una falla de energía, inmediatamente se encenderían los bancos de energía y si esta se agotaba, le tocaría el turno de encenderse a los generadores a gasolina.

Entre lapsos de luz, noté tres figuras extrañas dentro, parecían moverse de una manera antinatural. No les encontré forma de manera inmediata, pero después de verlas mas a detalle, parecían como si varios fetos, de un color mármol se pusieran de pie y corrieran de un lado a otro.

Me retiré de la ventana, pensando en que estaba alucinando, pero no había manera en que esto fuera posible, no tenia a la mano algún químico que me hubiera provocado el desmayo o la alucinación.

Decidí tomarme un descanso. Salí al pasillo, me retiré el uniforme y me dirigí al patio.
Mientras me fumaba un cigarro, sentada en una banca, el guardia en turno se acercó a mi, de inmediato me sacó plática.
Sentí que el tipo me coqueteaba, aprovechándome de esto, le pedí que me acompañara de vuelta a la sala de autopsias, obviamente no le platiqué lo que me acababa de pasar.

Llegando a la sala, le pedí que me siguiera a la sala de refrigeradores.
Le dije que las luces estaban fallando y por eso le pedí que me acompañara.
Le di un traje de bio-seguridad e ingresó a la sala de refrigeradores, por fortuna las luces ya no tintineaban. Yo no quise meterme, solo me quede mirando al guardia através de las ventanas.

Lo perdí de vista solo un segundo, cuando de repente le escuché gritar.
Se que pensaran que soy mala persona, pero cuando el hombre gritó, corrió enseguida hacia la puerta, donde estaba yo mirando por la ventana nuevamente.

Le impedí entrar, pues justo detrás de el, vi nuevamente a estos “fetos danzantes”, de alguna manera se habían fusionado, parecían estar cocidos por el abdomen, sus cabezas se encontraban una frente a la otra.

La criatura producía un sonido chillante, parecía quejarse. Sentía muchísimo miedo, a tal punto que mi única reacción fue la de sellar la puerta, no deseaba que aquella cosa horrenda escapara.
El guardia comenzó a llorar y a rogarme que lo dejara entrar, entonces vi que esa maldita cosa ya no estaba detrás de el, así que lo deje salir.

Fetos En La Morgue

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El hombre me miró con una expresión de odio, no me dirigió la palabra, se quitó el traje y se fue. Yo me sentí una persona horrible.

Devolví el cadáver con el que estaba trabajando a los refrigeradores, intentando no mirar hacia otro lado, que no fuera el compartimento de donde lo extraje. A mi espalda escuchaba los chillidos, intentaba ignorarlos, pero no lo lograba, así que comencé a rezar.

Sentía a aquella criatura a mis espaldas, abrí la puerta intentando no mirar hacia atrás, pero cuando tuve que atorar el cerrojo de seguridad, no pude evitar mirar por las ventanillas.

Allí seguía esa horrible criatura y detrás, noté otra sombra que se acerco poco a poco hasta hacerse visible.

Era una mujer embarazada, muy parecida a la que acababa de guardar, solo que su color de piel era distinto, realmente nunca he visto un cadáver que presentara ese tono de piel, incluso toda su carne, era demasiado extraña.

Me quedé parada como si estuviera hipnotizada, lo mismo ocurrió con la aparición, solo quedó allí parada mirándome a través de la ventana, sus ojos sin pupilas estaban fijos en mi.
Sentí, como si aquella aparición me quisiera decir algo, aun sin articular palabra alguna, no se como explicarlo, algo en ese espectro me contaba una historia.

De un momento a otro, aquella aparición desapareció. Una vez que pude salir de mi estado de hipnotismo, caí en cuenta de que debí haber salido desde hace hora y media.

Después de esa experiencia, no pude continuar con ese cuerpo, hablé con el director de mi área, pidiéndole que le diera el caso a alguien mas. El director no pudo negarse y aunque me preguntó sobre el porque deseaba dejar ese caso, no quise contarle la historia, solo le dije que no podía con ese cuerpo.
No volví a ver al guardia de nuevo. Supongo que quedó tan espantado, que no le quedaron ganas de volverse a acercar a un lugar como este.

Yo he experimentado mas cosas, pero nada se compara a la aparición de la mujer y el feto.
Quien sabe que querrían decirme, sinceramente, prefiero quedarme con la duda.

Autor: Mauricio Vidal Farfan

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