Hasta La Muerte, Historia De Terror 2023.

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Hasta La Muerte, Historia De Terror 2023.

Hasta La Muerte, Historia De Terror… Quisiera contarles una serie de experiencias que nos pasó a unos primos de mi esposa y a mí también, no fue en las mismas fechas, pero todos consideramos que si existe una relación entre una y otra.

De antemano me gustaría asegurarles que esto que les contaré cuenta con el consentimiento de la familia y que, si ellos llegan a escuchar el relato, se cuenta con el consentimiento de todos.

No diré apellidos o nombres, y si lo hago serán algunos ficticios, aun así, las experiencias que se vivieron serán fácilmente reconocibles para los involucrados. Sin más… He aquí lo que nos sucedió hace algunos años y un mes atrás…

La familia de mi esposa es muy unida, me ha tocado ver una grata relación entre todos, y particularmente puedo asegurarles que esta unión es bien fundamentada por los abuelos.

Yo jamás escuchado o visto en mi vida una relación tan unida de los abuelos de mi esposa, Don Julián y Doña Epifanía, siempre estaban muy juntos, nunca se separaba uno del otro, si Don Julián iba a la tienda, allá iba Doña Epifanía detrás de él, que, si Doña Epifanía se iba a misa, a pesar de que a Don Julián no le gustaba ir, allá iba el atrás de ella.

Era realmente una relación muy bonita, así mismo toda la familia ayudaba a cuidarles, ya sea haciéndoles de comer o llevarlos al médico, pero siempre fueron ellos dos.

Vivían en una casa mediana, suficiente para ellos y adecuada para recibir algunas visitas. Los nietos eran los que más llegaban en fines de semana, y cuando menos lo esperábamos toda la familia se había reunido en la casa de los abuelos.

Siendo honesto, era una relación familiar perfecta, única en su tipo y lo mejor que a mí me pudo haber pasado. Pero las cosas cambian y no siempre son para bien.

Creo que se podría considerar que todo comenzó ya más de quince años atrás. La fecha exacta no la recuerdo, pero si estoy bastante seguro de que fue muchos años atrás.

Era una tarde gris, había comenzado a llover y la señal del televisor de había ido.

Después de moverle varias veces Don Julián opto por salir al patio y se percató que la antena se había caído.

Le comentó a Doña Epifanía que no se iría lejos, solo subiría arreglar la antena para que ambos pudieran mirar la novela.

Logró subir sin complicación, y cuando terminó de repararla, se alejó un poco de ella para contemplar cómo había quedado, sin embargo, no se dio cuenta y pisó la caleta de agua y esta no pudo soportar su peso provocando que Don Julián cayera desde el segundo piso y perdiera la vida en un abrir y cerrar de ojos.

Doña Epifanía presenció todo desde su sala, se levantó del sillón para ir a socorrer a su Marido, pero Don Julián ya estaba muerto.

Fue doloroso saber que esa ocasión Doña Epifanía no podría seguir a su Marido ha donde se dirigía esta vez. Ella se sentía culpable de lo sucedido ya que desde un principio le pidió a su marido que arreglara la antena.

Desde ese día, tanto sus hijos y nietos de doña Epifanía se organizaron para cuidarla. Pero fue desde aquí, que hubo muchos que pasaron por casos muy especiales en la casa de la abuela.

Martin, uno de los mayores nietos de todos, fue de los primeros de cuidar de la abuela, y un día mientras que ambos estaban mirando la televisión, se percató que la abuela se había quedado dormida allí sentada, Martin buscó rápidamente una cobija en la otra habitación y de reojó observo que la abuela ya estaba caminando y parecía ser que se dirigía a la otra habitación.

Oh eso le pareció haber visto pues se le hizo extraño que haya visto a la abuela caminar tan rápido, luego de ello solo pensó que quizás lo había imaginado, buscó una cobija, pero no encontraba más que sábanas, entonces en ese preciso momento podía escuchar que desde el otro lado de la habitación a su abuela mover los cajones.

Martin salió del cuarto contiguo con una sábana y se dirigió a la habitación donde había escuchado que se encontraba la abuela, pero descubrió que no había nadie.

Solo los cajones y el clóset estaban abiertos, parecía que alguien los había rebuscado y los dejara desacomodados.

Pensó que quizás la abuela se encontraba en la cocina, así que rápidamente fue a la cocina, pero se encontró con su abuela dormida y donde la había dejado.

Se desconcertó bastante, él estaba seguro de que había escuchado a alguien al otro lado del cuarto, y cuando se acercó a poner la sábana sobre su regazo cuál sería su sorpresa que ya tenía una cobija puesta.

A la Tía Noemí le toco pasar por un momento difícil, pues la abuela le decía constantemente que él abuelo estaba en la casa y que era necesario que lo atendiéramos, pero por más que le repetía a la abuela, que él abuelo había muerto a Doña Epifanía la mirada se le perdía en una suma depresión y lo que la volvía a reanimar era ver la televisión en la sala.

Una tarde, que por cierto estaba lloviendo, a la Tía Noemí se le ocurrió prepararle una avena a su Madre, desde la cocina podía escuchar la televisión y con estirarse lo suficiente podía ver a la Abuela sentada sobre su sillón.

Entonces escucho el andar típico de mi abuela, el cual era muy parecido al arrastrar de los zapatos y se escuchaba que se dirigía a la cocina, la Tía Noemí le dijo sin voltear a ver a la abuela que no fuera tan impaciente, pues la avena ya casi estaba lista, cuando escucho que detrás suyo alguien con la voz muy parecida a la del Abuelo Don Julián que le decía: A mí no me gusta la avena.

La Tía Noemí nos ha contado que en cuanto reconoció la voz de su Papá dejo caer las cosas y se dio la media vuelta, pero detrás suyo no había nadie.

Más aun por extraño que pareciera ella sentía la presencia de alguien más en la cocina.

Pero no fue todo lo que percibió pues en ese momento, a un lado del refrigerador, precisamente en la puerta que daba al patio, sobre los cristales de la misma, se podía apreciar que uno de ellos se empañaba, pareciera ser que alguien le respiraba a un lado de él.

La tía Noemí no quiso quedarse con las ganas y preguntó al vacío: Papá, ¿eres tú?… después el vidrio dejó de estar empañado.

En cierto modo se comenzó a hablar en la familia que el espíritu del Abuelo estaba aún rondando en la casa, se decía que en ocasiones a mitad de la noche se escuchaba cuando alguien caminaba en los pasillos de la casa asegurándose que las puertas estuvieran cerradas, esto era algo que acostumbraba a hacer Don Julián cuando todos estaban dormidos.

Hasta La Muerte, Historia De Terror

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Pero lo que más preocupo a la familia fue cuando se encontraron a la Abuela llorando sin control alguno.

Su hijo Bernardo el mayor de todos llegó tarde para cuidar de ella, y al abrir la puerta se encontró a la abuela en la esquina del comedor llorando, por más que intentó no podía tranquilizarla, tuvo que hablarle a la Tía Noemí para que le ayudara.

Un par de horas después ella les comentó que estaba sentada en el sillón de la sala y escuchó que alguien se acercaba, pensó que se trataba de Bernardo y le habló por su nombre, fue cuando se percató que alguien se asomaba lentamente del pasillo, para mostrarse por fin dejando ver que se trataba del Abuelo quien le decía a la Abuela: Vieja, ya quedo la antena. Y en sus manos estaba sosteniendo el pedazo de Antena que se había caído.

Era obvio que aún tenía mucho remordimiento la señora. Decidieron llevarla con un psicólogo para que le ayudara, sin embargo, la Tía Noemí mencionó que quizás era solo cuestión de hablar con el espíritu de su Padre para que los dejara descansar.

Se consiguieron la ayuda de una médium quien mencionaba que ella podía conectar con el mundo de los espíritus.

Siendo honesto creo que a muchos esto les pareció exagerado pues mencionaban que no era necesario mal gastar el dinero. Aun así, fue contratada esta mujer.

Desafortunadamente no tengo mucha información al respecto de lo que sucedió el día en hicieron la sesión espiritista en la casa de los abuelos, yo llegue a la familia un par de años después, pero lo que si nos contaron fue que lograron hacer contacto con el Padre de todos, y le pidieron que ya descansara en paz.

Pero que la respuesta que les había dado la médium fue lo que más les desconcertó, la cual fue la siguiente:

“No estoy solo por mi Mujer, si no para aquellos que le seguirán antes de que ella se vaya”

Suelo ser algo creyente de este tipo de sucesos, y desafortunadamente las palabras del espíritu del abuelo han permanecido en mi cabeza todos estos años después de que ha pasado algo desafortunado.

Al pasar de los años perdimos al Primo Juan Carlos que trató de frustrar un asalto en una tienda de autoservicio, el Tío Bernardo perdió la vida después de luchar contra el cáncer, la Tía Magdalena, quien era la menor de todos, falleció en su cama, no despertó al día siguiente. Y años más tarde… mi propio hijo.

Lo que más nos llamó la atención fue que conforme sucedían estos decesos en la familia, a la abuela le sucedía algo, su memoria comenzó a fallar con el tiempo a tal grado de ya no reconocernos. Hasta hace un par de meses nos avisaron que ya estaba falleciendo.

No sé si han tenido la oportunidad de despedirse de algún familiar antes de morir, pero puedo decirles a aquellos que han tenido esa oportunidad, es algo que jamás olvidarán.

Nos avisaron una tarde que la abuela se encontraba muy mal, su oxigenación era muy débil y casi no respondía, mi esposa me dijo que quería ir a verla a lo que accedí inmediatamente y fuimos a la casa.

Allí me encontré solo con las tías y primas de mi esposa, pensé que era un momento más que nada familiar así que me retiré hasta que me avisaran que ya podía pasar por mi esposa.

Esa noche fui a dar la vuelta al parque, me quedé sentado revisando mi celular y perdiendo el tiempo un rato, hasta que recibí una llamada, donde la voz de un hombre me decía: “Ya puedes venir por ella” y me colgó. Me imagin é que se trataba del Tío Carlos quien tenía el timbre de voz muy tosco, pero reconocible. Así que me levanté y me dirigí hacia la casa.

Cuando llegué mi esposa me abrió la puerta, ella se encontraba llorando, al verla en ese estado le comenté que el Tío Carlos me había marcado para que ya nos fuéramos, pero si aún no estaba lista no importaba, regresaba más tarde.

Pero ella se veía desconcertada, me comentó que nadie había llegado después de que yo me fui y que solo en la casa estaban aún sus Tías y sus primas, ningún hombre en la casa.

Esto me desubicó totalmente, yo estaba seguro de que había escuchado la voz de un hombre, pero eso ya no importaba, la Abuela ya había fallecido hace unos minutos.

No pretendo contarles todo lo que pasó durante el proceso de duelo, o lo que platicaban entre todos los hijos de Doña Julia, pero si quisiera comentarles algo que platicamos mi esposa y yo un par de días después del funeral.

Ella me comentó que, durante los últimos minutos de vida de la abuela, agarró mucha energía, o quizás la última que tenía, pues se le veía contenta, de hecho, llegaron a pensar que ya se sentía mejor, pero lo que decía era lo que más desconcertaba.

Ella mencionaba que su hijo Bernardo y Magdalena estaban allí saludándola y que con ellos el primo Juan Carlos, y que al último se asomó del pasillo Don Julián. A los pocos minutos ella falleció con una sonrisa en el rostro.

Nos preguntamos varias veces si la llamada que yo recibí se pudo haber tratado de Don Julián, quiero pensar y creer que, si fue así, y que en cierto modo él siempre ha estado allí velando por toda la familia, ahora que la muerte ya los unió, no sé si aún este esperando por los demás que aún estamos por alcanzarlos…

Con todo amor y respeto para la familia Martínez.

Autor: Mario Franco Corrales.            Lengua de Brujo

Derechos Reservados.

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