La Ruleta Historia De Terror 2024
La Ruleta, Historia De Terror… Hace algunos años, por el lugar donde viven mis papás comenzó un momento de apogeo. Es decir, que las personas que vivían ahí o algunos otros, comenzaron a ver el potencial que había en la colonia M. Barragán. Ese lugar era un montón de terrenos de siembra y en algún momento al iniciar los noventas comenzaron a venderse al por mayor hasta que comenzó a conformarse la colonia.
Cuando ya había bastante gente comenzó a fincarse un lugar que parecía un almacén pero que terminó siendo un casino, de esos que son para apostar. Nadie de ahí se la creía, mis papás fueron los primeros en juzgar el lugar, parecía que todos los vecinos estaban en contra de aquello porque decían que solo iba a ser una casa de perdición, otros pensaban que no iba a ir nadie porque todos eran buenas personas, seguidoras de la moral y esas cosas.
Al final, pese a la oposición, el casino se hizo e inauguro. Por ese tiempo yo estaba pequeño, apenas tenía ocho años, pero cuando jugaba con los demás niños en el parque, veíamos como las personas iban caminando hacía el casino, se hizo popular a pesar de estar cerca del templo, iba mucha gente conocida y desconocida se había vuelto un problema.
En aquel tiempo ya había una historia que se contaba de boca en boca, aquella que llamaban la del colgado. El lugar donde estaba el casino era un terreno que tenía un gran árbol de huisache, rodeado por los campos de maíz.
En él había visto sus últimos minutos un hombre que había caído en desgracia. La historia era que, en aquel momento, si pasabas por ahí a la hora que iba cayendo el sol, podías ver la sombra del hombre en el árbol, proyectando siempre su muerte.
Al pasar el tiempo a nosotros nos asustaban con esa historia, pero también nos gustaba ir a aquel predio abandonado lleno de hierba, queríamos ver si era real la sombra que contaban. No vimos nada, el tiempo pasó, después jugábamos entre la tierra de la construcción esperando encontrar aquella sombra pues lo último en quitar fue aquel árbol.
Recuerdo que jugué mucho en ese lugar, pero jamás vi aquella sombra siniestra moverse de un lado a otro, empujada por el aire, como algunos decían haberla visto.
Más de uno fue por la mañana o intentamos buscar mil formas de hacer que el fantasma apareciera, pero jamás lo pudimos ver. Solo logró verlo un chico mayor que nosotros, él había pasado por ahí buscando a su hermano una tarde.
Al momento de estar hablando con él, le dimos la espalda al árbol. Javier nos dijo que estaba la sombra de aquel hombre, nos dijo eso gritando, todos miramos hacia donde estaba viendo, pero no había nada. Solo él había caído de espaldas sin poder apartar la vista. Imaginamos que solo estaba intentando asustarnos así que lo dejamos pasar.
Nos burlamos de él, lo ignoramos, mientras que él estaba asustado, nosotros nos reíamos diciéndole que dejara de estar intentando asustarnos, pues nosotros ya habíamos comprobado que no se aparecía la sombra. Tengo que admitir que al final todos nos fuimos de ahí asustados, aunque Javi era el más impactado yo no pude sentirme tranquilo un buen rato después de eso.
Aquello pasó solo como una anécdota más entre amigos, algo que le cuentas a las personas cuando sale la plática sobre fantasmas. Lamentablemente Javi falleció en ese mismo lugar unos cinco años después. Él había logrado subirse al techo del casino y se había arrojado al vacío, nadie sabe cómo pudo entrar a pesar de la seguridad.
En el funeral fue cuando todo vino a mi memoria, a la memoria de todos los que habíamos estado jugando ahí, aquel día que Javi vio la sombra del colgado. Fue curioso que todos recordáramos eso, pero hoy estoy seguro que no era una coincidencia, algo nos indicaba que había algo siniestro detrás de su muerte. Preguntamos un poco a su hermano, el niño al que había salido a buscar Javi del cuál no diré su nombre para que permanezca anónimo en esta historia pues aún es sensible hablar de su muerte.
El chico, unos dos años menos que nosotros, nos dijo que Javi había tenido problemas mentales desde hacía un tiempo, se deprimía demasiado. Su familia lo había llevado a algunos lugares para buscar que lo ayudaran. A veces mejoraba, otras veces se ponía peor.
Llegó el punto en el que siempre se le veía cansado, pasaba más tiempo callado se alejó de muchas personas, incluso había dejado de ser el muchacho fiestero y animado que había sido casi toda su vida. No logró encontrar un trabajo en el cual durar, siempre lo corrían. Lo peor fue cuando se enamoró.
Dice su hermano que fue de una señora que era casada, también era más grande que él y eso lo llevó a pedir dinero prestado para intentar estar con ella. No se sabe a quién le pidió, ni cómo estuvo la situación. Su hermano sabía lo mínimo ya que la familia buscaba mantener en secreto lo que había pasado.
De todas formas, aunque no supimos, era evidente que Javi jamás regresaría, había decidido irse porque no podía con la tristeza, con el amor o las deudas o quizás con todo. Nadie de sus amigos o conocidos fue a despedirse de él. Estaba solo incluso al final.
A los pocos meses del fallecimiento de Javi, escuchamos en la mañana gritar al señor de los periódicos amarillistas. Anunciaba que habían encontrado muerto a un hombre dentro del casino. Salimos a ver qué pasaba. Muchos vecinos nos encontramos a una cuadra del casino mirando el lugar con los cordones de seguridad, la policía estaba ahí.
No nos animamos a preguntar nada, mirábamos desde lo lejos. Compré el periódico, ahí estaba la imagen de un hombre que había sido golpeado hasta quedar irreconocible. Era un trabajador del casino. La historia detrás, contada por el periódico, era que había estado trabajando en la mesa principal de la ruleta, parecía que un jugador lo había estado buscando hasta que pudo atacarlo.
Ese hombre había perdido mucho dinero jugando en la mesa que administraba el hoy occiso. Lo extraño es que, el jugador, había decidido mover el cuerpo del trabajador al lugar donde él había estado jugando días anteriores. Por esa razón apareció por la mañana dentro del lugar y sobre la mesa de la ruleta.
Me dio miedo. Era algo irracional pensar que había demasiadas muertes vinculadas al lugar, pero era obvio para mí. Al final del día, esas muertes se olvidan, se dejó de hablar del tema y a las semanas el casino funcionaba como si nada.
Esto que les cuento pasó hace dos años, si no me equivoco, y poco a poco fue escalando. Los rumores de que el casino estaba maldito comenzaron. Muchos de los vecinos comentaban el caso de Javi, también el del trabajador y otras tres personas que habían estado involucradas en el casino y que habían perdido la vida. En ese punto eran demasiadas coincidencias para ignorarlas.
Cuando lograba encontrarme en la calle por casualidad, a mis amigos de la infancia, llegamos a estar todos de acuerdo con que algo había quedado de la leyenda de aquel árbol del colgado. También supe que algunos vecinos, ya mayores, amigos de mis papás, hablaban de que el un grupo controlaba la zona, que eran ellos los que cometían los crímenes en el casino para sus asuntos y que por eso de vez en cuando aparecían personas silenciadas en aquel lugar.
Hasta la fecha solo dios sabe lo que pasa en ese lugar, pero estoy seguro de que aquel árbol estaba maldito y probablemente pasó aquella maldición al casino. No tengo ni idea si las maldiciones pueden pasar de un lugar a otro o de un objeto a otro, pero me es imposible pensarlo distinto. He tratado de pensarlo mil veces, pero siempre llego a la misma conclusión.
Bueno, hace dos años me quedé sin trabajo. Ya sabía que el local donde trabajaba reparando celulares no iba bien, la renta del lugar era alta y llegó un momento en que mi jefe Alberto no pudo seguir más. Yo, de manera muy confiada, hice decidía, no busqué trabajo y necesitaba dinero para la escuela porque mis papás no tenían más que lo suficiente e incluso menos que eso en ocasiones.
El casino y era mal visto por muchos, pero siempre estaba concurrido. Aunque siempre había letreros afuera de solicitud de personal para varios puestos eran pocos los de la zona que entraban a trabajar ahí pero el morbo y la facilidad me hicieron pedir trabajo ahí. Sospechosamente fue rapidísimo la contratación, era un viernes cuando fui a preguntar, para el lunes me estaban entregando el uniforme de trabajo. El casino era pequeño a comparación de lo que nos podemos imaginar al ver una estructura tan vistosa.
Lo principal, que siempre estaba lleno de movimiento eran las máquinas, hasta a mí se me antojaba jugar. Conocí todo el casino, luego me dejaron con mi compañera para que me capacitara para ser mesero en la zona de deportes, ahí apuesta la gente mientras plática, come, toma y espera el resultado de un partido.
A los pocos días me di cuenta que ese lugar era visitado por mucha gente que se dedicaba a estar haciendo cosas chuecas, por así decirlo. Era bien peculiar sentir la vibra ahí, porque se sentía pesada y se tensaba más en ambiente dependiendo de quién iba, porque teníamos nuestros clientes frecuentes.
Mientras pasaban los días fui conociendo la fama que tenía la mesa de ruleta. En ella jugaban pocos, pero siempre duraban varias horas, no estaba muy llena de gente, pero era el lugar más oscuro del casino. Comencé a conocer a las personas que trabajábamos ahí, me hice muy amigo de Miriam que era mesera como yo y ella fue la que me comenzó a contar las historias de la mesa donde estaba la ruleta.
Todo era normal ahí durante las horas de gente, durante los momentos del juego, pero al cierre siempre pasaban cosas extrañas. Al momento de limpiarla a veces comenzaba a girar sola y aunque no tenía pelota se escuchaba como si rebotara sin fin en ella.
Otra cosa curiosa era que en ella siempre se generaban telarañas, no importaba cuantas veces a la semana desmontáramos para limpiar, siempre encontrábamos arañas, por eso el supervisor era especialmente cuidadoso al momento de tener limpio el lugar pues esa mesa siempre parecía estar más sucia que las demás al final de la jornada.
Miriam era cercano al administrador de la ruleta, él mismo me contó esas cosas que pasaban, pero también me contó de que alguien que jugó ahí, sufrió un infarto y falleció en la ambulancia camino al hospital. Él creía que la mesa tenía algo, porque la sensación al estar ahí le provocaba miedo.
Recuerdo que me preguntó si yo alguna vez en mi vida había sentido un miedo sin sentido por algo, pero jamás me había pasado, así que me describió eso como la sensación de que no puedes escapar de un puente colgante. Y es importante contar que en esa mesa el personal rotaba, no se quedaba más de seis meses alguien siendo anfitrión, se movía a otra cosa y venía otra de otra sección.
Pasaron bastantes meses antes de que me pasara algo directamente con la mesa. Yo había entrado como personal de atención, así que no crean que trabajé de host, si no que una de las sillas que rodeaban la mesa se despegó del suelo moviendo la alfombra, desafortunadamente tropecé con ese pliegue y terminé golpeando la mesa con la bandeja.
La mesa se había arañado, me habían puesto a limpiar el desorden a la salida, me acompañaba el señor de mantenimiento, ambos platicábamos en lo que terminaba de limpiar bien las partes llenas de margaritas derramadas. El host ya se había ido.
Mientras platicábamos, unos crujidos comenzaron a escucharse. Tronaba la mesa. Nos quedamos quietos el señor Mario y yo, los ruidos cesaron. Retomamos la plática ignorando aquello, pero nuevamente los crujidos se escucharon. Yo escuchaba como que tronaba, como que rechinaba, pero el señor me dijo que eso era como si se estuviera arañando la mesa.
Nos quedamos quietos de nuevo, el silencio del casino al momento de cerrar era total, si acaso a lo lejos escuchábamos algunas pláticas o música de los celulares, pero era muy raro el sonido que percibíamos. Me levanté de la base de la mesa, el señor me miró quieto, rodeé la mesa para ver si encontraba de dónde venía el ruido, pero no encontré un hueco o alguna cosa suelta.
Miré al techo, no se veía nada raro, me giré para hablar le al señor Mario, quién movió la alfombra para seguir acomodándola y di un brinco por el susto que me dio el escuchar que la rueda comenzó a girar. Yo no me esperé a ver qué pasaba, me fui de inmediato a la sala del supervisor, el señor de mantenimiento venía también conmigo. No nos íbamos a quedar ahí para averiguar qué había pasado, esa cosa se había movido sola.
Esa anécdota se sumó a las muchas que había alrededor de aquel juego. Pasaban los meses y era evidente lo que pasaba, los rumores de que estaba embrujada la mesa aumentaron porque no solo los trabajadores veíamos que se movía la ruleta o que aprecian las fichas tiradas por todos lados en ellas, si no que los jefes habían visto por las cámaras de seguridad que no había nade en momentos en que en la mesa se movía algún objeto o giraba sola la ruleta.
Como ya era algo más serio, se nos pidió que no mencionáramos nada afuera entre nuestros conocidos, también que no dijéramos nada de lo que pasaba para no darle mala fama al lugar. Tras la junta de personal en la que nos pidieron eso, nos quedamos algunos platicando sobre la ruleta.
El señor Mario nos dijo que él pensaba que había quedado embrujada por el espíritu del hombre cuyo cuerpo fue encontrado en la mesa, Miriam decía que era el espíritu del que se infartó después de jugar ahí, otros más de metieron en la conversación para meter más supuestas cosas ligadas a la mesa. No sé si todas son ciertas a mí solo me constan las que platiqué, pero ellos me dijeron que incluso los que jugaban ahí y salían a trabajar en sus cosas checas eran de los que dejaban de venir de repente, insinuando que los habían matado durante sus asuntos de territorios.
Esa ruleta tenía varias historias, todas terminaban en sangre, también era sospechoso que se cambiara al host cada seis meses así que pregunté si alguien de los que tenía más tiempo trabajando ahí sabía algo. Dijeron que no pero que alguien que había trabajado antes les había contado algo, así de intimidante era la mesa por eso nadie quería ligarse a ella ni por obligación del trabajo. Al final me dijeron que quienes duraban más de seis meses en el puesto comenzaban a experimentar problemas, de todo tipo, hasta que terminaban renunciando.
Me quedé con don Mario en el estacionamiento, como a las cuatro de la mañana al salir del turno de trabajo, yo estaba intrigado por la mesa. Me daba miedo, pero quería saber, así que le conté que yo vivía a quince minutos de ahí así que también conocía la historia del predio, mucho antes de que construyeran algo ahí.
Le conté sobre el mezquite del colgado, también de Javis. Don Mario se quedó helado, me dijo que le había tocado saber de una señora que había ido al baño y comenzó la histeria entre los visitantes porque dijo haber visto una persona colgada en uno de los baños.
Al final se había dicho que estaba muy pasada, ya saben de qué, pero que esa señora les había dicho a las muchachas que le bajaban el susto que juraba haber escuchado el ruido de algo cayendo mientras se lavaba las manos.
Ella volteo a ver qué había sido eso, entonces se encontró con que desde una viga había una soga que sostenía algo pesado. Se agachó a mirar un poco para ver debajo de las puertas y miró las puntas de unos zapatos suspendidos. Al ir seguridad a revisar no vieron nada, pero la mujer seguía gritando hasta que comenzó a sentir que se desmayaba.
Justo después de que don Mario me terminó de decir aquello, yo también me sentía mareado, quería tomarme una coca o algo. Ya tenía el presentimiento de que algo malo había alrededor de ese casino, pero parecía que el hombre colgado que embrujaba antes ese maizal, ahora estaba embrujando el casino, específicamente la mesa de la ruleta.
Lo que no entendía es que según mi lógica tendría que ser el baño embrujado, porque ahí se veían algunas veces cosas, pero no entendía por qué la ruleta era la que hacía más ruidos o pasaban más cosas en ella o alrededor de ella. Muchos fueron y vinieron trabajando en el casino, se quedaban poco tiempo, otros se impresionaban al ver a cierto jefe o no aguantaban las cosas anormales de algunos ruidos o sensaciones así que por eso el casino siempre necesitaba personal.
Al final, antes de dejar de trabajar en ese lugar, ya había pasado tres años trabajando ahí. Si bien no era bien visto por mis papás, ni por mis vecinos, no me importaba soportar las habladurías, solo me cuidaba de los visitantes del lugar. Me había podido pagar la escuela y yo no hacía nada malo, intentaba llevar todo tranquilo, aprendí a convivir con las pequeñas cosas sobrenaturales que pasaban en el casino.
Algún ruido raro, los sustos de las chicas en el baño o también con ver que algunas cosas se movían en la mesa de la ruleta. Uno siempre aprende como ver natural si pasan cosas así, te acostumbras, pero siempre le tuve respeto a esa mesa de juego, ni me acercaba, ni intentaba estar mucho tiempo ahí, no quería probar mi suerte. Lo que me confirma el que aquella mesa puede estar siendo lo que provoca la maldad, o la que atraiga el desastre, es lo que pasó con la mesa tras el asesinato de un cliente justo en la mesa de la ruleta.
La Ruleta Historia De Terror
Fue una tarde común en el casino, había mucho movimiento porque era la final de la Champions, en la mesa de la ruleta había una reunión privada así que asignaron a Miriam como la mesera de los jugadores. De vez en cuando me acercaba a preguntar si necesitaba algo, ella estaba nerviosa, me dijo que estaba muy caliente el asunto.
Los números en juego subían y subían, un miembro de la reunión comenzó a perder la educación con el host a causa de su suerte. Ella me dijo que estaba preocupada, no se sentía tranquilo, decía que algo lo sentía fuera de lugar. Seguí con mi trabajo, pasaron algunas horas antes de que comenzara la confusión.
Yo estaba en la barra recibiendo un pedido cuando la gente comenzó a gritar y correr. Un hombre vistoso por su ropa extravagante salió corriendo por entre las máquinas dejando a unas señoras tiradas así que fui a ayudarles cuando los gritos se hicieron más fuertes.
Vi cómo el personal de seguridad corrió hacia el centro del lugar, ahí estaba Miriam en la ruleta. Me paré de golpe intentando ubicarla entre la gente, pero no la vi. Los de seguridad pidieron la salida de los clientes, la entrada estaba saturada mientras pasaban la revisión. Solo dejaron salir a unos pocos, aquellos miembros con las llamadas credenciales, los VIP.
Fuimos llamados por el gerente, Miriam lloraba en una silla, alcancé a ver que un grupo de las personas de seguridad rodeaban la mesa impidiendo la visibilidad. El Host, estaba llamando por teléfono a su esposa. Habían matado a un cliente con una navaja oculta, a lo lejos escuchábamos la llegada de la policía. Pasó mucho rato entre declaraciones, peritaje y papeleo, pero al final nos dejaron ir.
Al pasar por el espacio acordonado, miré que había manchas de sangre en la alfombra, la silla y el tablero de la mesa mientras que la ruleta giraba muy lento sin detenerse.
Me quedo con la sensación de aquella mesa maldita provoca la desgracia de alguien cada cierto tiempo, pues saca lo peor de las personas. Algo maligno está involucrado a esa tierra o algo porque parece ir embrujando algo que esté en ahí, en ese suelo. Ahora le mesa está rodeada de otro evento sangriento más.
El casino paró una temporada de trabajar mientras se hacían las averiguaciones, pero con ese pretexto jamás regresé a trabajar y busqué otra cosa. No quiero ni acercarme ahí, quizás Javi entró en contacto con aquella mesa, quizás su familia ocultó lo que hacía realmente de todos para no vincularlo al casino porque era rarísimo que decidiera morir ahí ¿si no es así entonces por qué decidió arrojarse desde el techo? Desgraciadamente, aunque quiera respuestas, no buscaré a su hermano o familia para saber qué pasó.
No volveré a pisar ese lugar y espero que pronto los dueños decidan creer las historias de la mesa para que la saquen de ahí o la dejen de usar.
Autor: Patricia González
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