La Leyenda De San Juan Chamula 2023

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La Leyenda De San Juan Chamula 2023

La Leyenda De San Juan Chamula… Mi nombre es Andrea, como parte de mi servicio social estuve trabajando en una revista de arte y cultura, cuando terminé mi estancia, hubo un proyecto que se tenía que hacer fuera de Guadalajara.

A la mayoría de los trabajadores no les interesaba porque la paga era poca, además, había que salir fuera de la ciudad, me hicieron la propuesta para que fuese a tomar fotografías a San Cristóbal de las Casas, era sólo un trabajo por el que se me pagarían poco, pero la sola idea de ir a ese lugar y conocerlo, me causó emoción, así que acepté, iba ir junto con una compañera que ya tenía tiempo trabajando ahí, ella me apoyaría con la planificación, tenía ganas de conocer y fotografiar una localidad de Chiapas, San Juan Chamula.

Mi compañera de trabajo también quiso ir porque ella tenía familiares en ese lugar, ella me platicaba sobre la forma de vida que ha existido ahí,  una de las cosas que me dijo fue que San Juan Chamula estaba dividido en tres barrios, el de San Juan, San Pedrito y San Sebastián, lo curioso era que cada barrio tenía su propio panteón, al frente de cada uno de ellos, había una gran cruz maya que representaba a uno de sus dioses.

Conforme mi amiga, de nombre María, me platicaba sobre las creencias de las personas de San Juan Chamula, percibí que todavía en ese lugar existía mayor influencia prehispánica, ya que la mayoría de la población que ha vivido en ese lugar eran de origen tzotzil.

Cuando le dije la idea de ir ahí, ella se extrañó mucho, me comentó que era una comunidad muy cerrada, no estaban abiertos a los cambios de otras ciudades, sin preguntarle nada más, le dije que fuéramos, incluso, podía hacer algún reportaje de ese lugar, ya no me importó la mueca de fastidio que hizo María.

 Después que llegamos al hotel en San Cristóbal de las Casas, el evento era hasta el día siguiente, así que teníamos tiempo para ir a San Juan Chamula, se hacía menos de una hora para llegar hasta allá. Había oído hablar de ese lugar místico y lleno de tradiciones, así que estaba emocionada de tener la oportunidad de capturar la belleza y la magia de la iglesia en mi cámara.

Cuando bajamos del autobús pudimos apreciar todo lo que vendían en la plaza, una de las vendedoras tenía a la venta unas cosas extraña de color negra, que al chocar entre ellas producían un ruido curioso, me acerqué para preguntarle qué era lo que vendía, me dijo que eran caracoles de río remojados en hoja santa para que tuvieran un muy buen sabor, era una sopa de caracol, que al menearla producía el sonido de las conchas, eso fue lo que me atrajo a preguntar al igual que otros visitantes.

Otra de las cosas que llamó mi atención fue que vendían las gallinas vivas, ya fuese para hacer caldo de gallina o para una limpia, le pregunté a María si acaso eso era cierto, ella asintió, me dijo que era muy común en esa comunidad hacer un ritual con las gallinas.

En cuanto vi la iglesia que se encontraba enfrente de la plaza principal, estaba pintada de un color distinto era como una iglesia muy común, como las conocemos, pero a la vez muy diferente, porque estaba pintada de un color verde llamativo, con adornos mayas, y en la ventana con balcón en la parte frontal de la iglesia estaba un judas colgado.

Antes de entrar al templo había que pagar una cantidad de dinero, en cuanto ingresamos a la iglesia, me di cuenta que la atmósfera era densa y misteriosa, la gente se arrodillaba en el suelo y susurraba plegarias, en vez de tener iluminación artificial sólo había luz a través de las múltiples velas que emitían un resplandor dorado, las paredes y el techo de madera estaban llenos de hollín por las velas encendidas, el incienso y el copal.

En un lado de las paredes estaban formados los santos y del otro las santas, era curioso la manera que le rendían culto al santo elegido, porque lo hacían en forma de murmullo a su vez, del santo colgaba un espejo y cordones de colores, la función del espejo era para devolver al creyente la petición o el mal.

Hubo un momento en que saqué mi cámara de manera instintiva, porque vi a un chamán cuando le practicaba un ritual a un creyente, estaba arrodillado mientras él decía unas palabras en tzotzil, tanta manifestación de fe por parte de los indígenas me había cautivado.

Apenas alcancé a sacar una fotografía, de inmediato se me arrimó uno de los chamanes, me dijo que no estaba permitido tomar fotografías, se le veía muy molesto por haber alcanzado a tomar una, me agarró del brazo y me llevó a una esquina de la iglesia, en mi idioma me dijo que lo que había hecho merecía un castigo singular, me pidió la cámara, le dije que no se la podía dar ya que era mi herramienta de trabajo, entonces me dijo que quería la fotografía, le dije que tampoco la tenía, hasta que la revelara.

El chamán intentaba quitarme la cámara, yo no se la soltaba, se acercó María a hablar con él, se comunicó en tzotzil, era la primera vez que la escuchaba utilizar su idioma natal, no sé a qué acuerdo llegaron porque el chamán aceptó, pero tuve que pagar una cantidad de dinero para que me dejaran salir junto con mi cámara.

María me dijo que no volviera a transgredir las normas del pueblo, porque me metería en un problema, le agradecí por su intervención con el chamán, ella se limitó a decirme que esperaba que todo hubiese quedado bien con aquel hombre, porque él era uno de los chamanes de más prestigio de la localidad, y que era capaz de deshacer cualquier daño o brujería que tuviese una persona.

Pero también era capaz de hacer cualquier embrujo, me explicó que la manera de creer y de pensar de los pobladores, era muy distinta a la nuestra.

Después que ella concluyó, le pregunté cómo sabía que él era una de los chamanes principales, porque hasta lo que conocía de ella, tenía mucho tiempo de no haber estado en ese lugar, me respondió que eso lo determinaba su vestimenta.

Antes de salir de la iglesia, vi cómo los chamanes realizaban servicios de limpias a las personas, pasaban por sus cuerpos ramas de manzanilla, albahaca y romero, si no era suficiente usaban un huevo o en un caso extremo una gallina, después la mataban porque en ella se transfería el mal que tenía la persona.

Me encontraba observando el tipo de rituales que hacían al interior del templo, cuando mi compañera me jaló del brazo para decirme que uno de los chamanes me invitaba a beber un vaso de agua, primero dije que no, pero María me hizo la señal de que la tomara.

El agua estaba en un tambo, era agua natural con hierbas, después que la tomé María me dijo que era un insulto desairar el agua que convidaba un chamán, porque si te la ofrecía era porque consideraba que tu cuerpo y espíritu la necesitaba.

Ya íbamos de salida, cuando otro chamán se nos acercó para ofrecernos sus servicios de limpias, le agradecimos y le dijimos que no estábamos interesadas, antes de salir se acercó a mí, me dijo cerca del oído que lo pensara dos veces, porque había un mal dentro de mí, que se me había subido el muerto, aún cuando me dijo eso no me dio miedo, le agradecí y nos retiramos del lugar.

María me preguntó qué me había dicho el hombre, le dije que no le tomara importancia, lo único que quería era sacar provecho infundiendo temor, pero no le había creído nada en absoluto, además yo no era una persona de limpias, ni de ese tipo de creencias.

Cuando salimos de la iglesia seguimos caminando por la calle principal del pueblo, como era un viernes santo, había muchas vendimias por todos lados, a lo lejos vimos el cementerio, que tenía una iglesia abandonada, le dije que si podíamos ir a verla, me pareció curioso ver que ellos no sepultaban a sus muertos y ponían lápidas de cemento, sólo estaba un montículo de tierra, con una cruz pintada de negro o de azul.

Del otro lado del cementerio había un grupo de personas que habían llevado a sepultar a su familiar, contrario a lo acostumbrado, ellos se sentaron alrededor de la tumba mientras platicaban y comían, fue una imagen poco común, tuve el impulso de agarrar mi cámara y tomarles foto, pero recordé el incidente dentro de la iglesia, ya no quise cometer el mismo error, me contuve de hacerlo.

Recorrimos el lugar y nos disponíamos a salir del panteón cuando escuché con claridad que alguien me hablaba por mi nombre, le pregunté a María qué sucedía, ella se peleaba con una suciedad de un perro, le pregunté de nuevo por qué me había hablado, me dijo que en ningún momento lo había hecho, de nuevo escuché una voz grave que mencionaba mi nombre, de nuevo le dije a María que la escuchara, ella me dijo que no oía nada.

No tuve otro remedio que irme del lugar, después que recorrimos gran parte de San Juan Chamula, ya estábamos muy cansadas, nos fuimos de regreso a descansar al hotel, quise darme una ducha para refrescarme un poco.

Mientras me duchaba, el baño se llenó de vapor, poco a poco fui sintiendo la sensación del agua y me fui relajando, sin embargo, escuché de nuevo que alguien decía mi nombre, me quité los residuos del jabón de mi cara, traté de abrir con rapidez los ojos, sólo alcancé a distinguir una figura que se movía en forma de círculos.

Fue tanta la impresión que tuve, que me resbalé y me caí al piso, me quedé por unos segundos mareada porque me golpeé en la cabeza, vi de manera borrosa la figura de un hombre fuerte que se fue en cuanto recuperé la lucidez.

Cuando salí del baño me sentí bastante confundida, no entendía qué era lo que había sucedido adentro, quise darme una explicación racional, pensando que todo había sido producto de mi imaginación, así que no comenté nada sobre el incidente.

Antes de irnos a la cama, le dije a María que necesitaba cenar algo, así que salimos por las calles cercanas al hotel, encontramos un restaurante sencillo en el que nos metimos, comimos nuestros alimentos, al momento que le hablé a la mesera para pedirle la cuenta, ella se acercó a mí, me dijo que el hombre que estaba en la mesa de la esquina había pagado nuestro consumo.

De inmediato volteé hacia ese lugar, para ver de quién se trataba, porque nosotras no teníamos ningún conocido en ese lugar.

El hombre movió su cabeza, a modo de saludo, mientras esbozaba una ligera sonrisa, él era joven y fuerte, por la complexión de su cuerpo se notaba que era alto, además era muy moreno.

Sólo agradecí y le dije a María que nos fuéramos de inmediato del lugar, ella lo comprendió a la perfección y nos salimos del restaurante, el hotel quedaba muy cerca, pero ya era bastante tarde y las calles se encontraban solas y oscuras, la tenue luz que emitía la única lámpara de la calle, no alcanzaba a iluminar por completo el espacio.

Mientras caminábamos con rapidez, escuchamos unos pasos atrás de nosotras, yo ni siquiera hice el intento de voltear, casi tenía la seguridad que se trataba del hombre del restaurante.

No tenía la menor idea de cuáles eran sus intenciones, pero tampoco quise pensar en ellas.

Caminamos lo más rápido que pudimos, sin embargo, conforme nosotras casi corríamos, con claridad escuchábamos que también las pisadas eran más fuertes, al dar la vuelta en la esquina corrimos y nos metimos de inmediato en el hotel, nos quedamos por unos instantes en el vestíbulo, pensando que el hombre también entraría, pero no lo hizo, sólo alcancé a ver que pasó caminando por la acera de enfrente, mientras miraba hacia el interior del hotel.

Nos fuimos a acostar un poco alteradas, pero hubo un momento en que el cansancio nos venció, mientras dormía comencé a soñar con un hombre fuerte que entraba a la habitación, no podía distinguirlo con claridad, porque las imágenes eran borrosas, pero vi que se quedó por unos segundos parado a un lado de la ventana.

La escasa luz que entraba a través de las espesas cortinas, sólo permitió que viera su rostro muy poco, algo sucedía porque mi mente me decía que se trataba de un sueño, que no tuviera miedo, pero al ver la figura de ese hombre que estaba atento, y que al mismo tiempo sonreía de una manera siniestra, sí me producía temor.

Quise levantarme, pero no lo conseguí, sentí mi cuerpo pesado, como si algo me mantuviera en un estado catártico, mientras tanto, el hombre caminaba de un lado hacia el otro, pero sin dejar de observarme, intenté hablarle a mi amiga, ella dormía en la otra cama individual, pero mi voz no salió, comencé a sentirme desesperada porque quería salir de esa pesadilla sin conseguirlo.

Enseguida sentí que algo oprimía mi pecho, que me cortaba la respiración, trataba de jalar la mayor cantidad de oxígeno sin conseguirlo, cada vez se me dificultaba respirar, hasta que hubo un momento en que creí que iba a morir, pero tenía un miedo que no podía describir, porque sentía que si en ese momento me moría, ese hombre se llevaría mi alma, ya que él se daba cuenta de lo que me sucedía, y en vez de hacer algo me sonreía macabramente, en espera de aspirar mi aliento.

Usé todas mis fuerzas para salir de ese estado, hasta que lo logré, cuando lo hice el hombre moreno desapareció, me senté en la orilla de la cama para tratar de entender qué me había sucedido, vi el reloj eran casi las cuatro de la mañana, poco a poco me fui restableciendo y calmando, pude darme cuenta que sólo se había tratado de un mal sueño, de esos que se sienten muy reales, vi a mi amiga que dormía plácidamente y no quise interrumpir su descanso, me acomodé de nuevo en mi cama, después de cierto tiempo no me pude dormir.

Mi sistema nervioso estaba alterado, así que preferí no quedarme en el interior de la habitación, me vestí y me fui a la entrada principal del hotel, aunque se encontraba sola, ver la luz encendida y el saber que en cualquier momento que me acercara a la recepción atenderían mi llamado, me generó tranquilidad.

Me puse a ver las fotografías que había tomado durante el transcurso del viaje, fue en ese momento que recordé la foto que tomé en la iglesia y que me había originado un problema, seguí viendo las imágenes, hasta que llegué a la de la iglesia, me causó sorpresa lo que vi, un fuerte escalofrío comenzó a recorrer mi cuerpo.

En la fotos se veía a un chamán que realizaba una limpia con un manojo de hierbas, al mismo tiempo que estaba encendido el copal, lo que me dio mucho miedo, fue ver detrás de esa imagen que les describí a un hombre alto, fuerte y moreno, no se veía del todo bien, porque se encontraba hasta el fondo de la fotografía, amplié la imagen para tratar de verlo con más claridad, no lo podía creer, era el mismo hombre que había estado en mi sueño.

Por inercia apagué la cámara, como si al hacerlo esa imagen desaparecería, entendí un poco el motivo por el cual no dejaban tomar fotos, porque en ellas se quedaban plasmados otras cosas que el ojo humano no podía ver, por lo menos esa fue la explicación que me di, no sabía qué pensar respecto al hombre que estaba en la fotografía, el que nos había seguido cuando fuimos a cenar y con el que había soñado, no tenía la certeza, pero creí que se trataba de la misma persona, pero no alcanzaba a entender cuál era el motivo de que se me apareciera.

No tuve la menor intención de regresar a la habitación, ahí, sentada en el sofá me sentí más tranquila, conforme pasaron los minutos me fui relajando y el sueño comenzó a hacer su efecto, caí en un estado de duermevela.

Entre sueños vi que uno de los empleados del hotel se me quedó viendo, pero como seguí durmiendo se marchó, al parecer no quiso molestarme, vi cómo un hombre entró al hotel y preguntó en recepción algo.

El empleado me señaló, el hombre se encaminó hacia mí, pude ver de manera borrosa su rostro, creí que se trataba del mismo que había visto en la foto, quise despertar y pedir ayuda a uno de los trabajadores, sin embargo, no pude, de nuevo me volvió a suceder lo mismo que en la habitación, me sentía inmóvil y estática, mientras que el hombre moreno comenzó a hablarme en un idioma que no entendía, me acariciaba el cabello, sin que yo pudiese hacer nada al respecto, me tomó de la mano para llevarme a algún lado.

Traté de resistirme con todas mis fuerzas, pero parecía que ese hombre tenía un poder hipnótico, porque sin quererlo hacer me dejaba llevar por él, traté de decirle a uno de los empleados cuando pasó cerca de conmigo, que me encontraba en peligro, que me ayudara, pero él ni siquiera se percató de mi necesidad.

El hombre me llevó de la mano hacia afuera del hotel, aún era temprano, estuvimos caminando por las calles vacías, en poco tiempo llegamos a la iglesia de San Juan Chamula, la reconocí en cuanto la vi, pero la pasamos de largo, no supe cómo ese hombre le había hecho para trasladarnos tan pronto al pueblo, después me llevó al cementerio que también identifiqué de inmediato.

El me fue llevando entre los montículos de las tumbas, hasta que llegó a una y se detuvo, la tumba sólo era un abultamiento de tierra con una cruz pintada de color negro.

La Leyenda De San Juan Chamula

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Había otras tumbas con las cruces pintadas de azul y de color blanco, pero la que señaló el hombre era la negra, en la misma cruz se le ponía el nombre del difunto y sólo la fecha en la que murió, el hombre me habló en tzotzil, por lo que no le entendí, aún sentía su mano fuerte oprimiendo la mía, al ver que no entendía lo que me dijo, me señaló con su otra mano la cruz negra, me sorprendí mucho cuando la leí, estaba inscrito mi nombre, con la fecha de mi muerte: 4 de abril del 2025.

Cuando leí la inscripción me asusté mucho, en ese instante traté de recordar en qué fecha estábamos, pero no lo pude hacer, por más que lo intentaba el recuerdo no venía a mi mente, enseguida que me mostró mi supuesta tumba, me jaló nuevamente de mi mano y caminamos hacia el centro, esta vez me llevó a la iglesia, al interior se encontraban varios chamanes con sus ramilletes de hierbas, en cuanto nos vieron entrar, se hicieron a un lado para permitir nuestro paso.

Ellos hicieron un círculo, el hombre se detuvo al centro de esa circunferencia y me soltó la mano, comenzó a orar unas palabras en su idioma, y comencé sentirme muy mal, caí al piso desvanecida, tuve un desprendimiento de mi espíritu, porque me podía ver sobre el piso, mientras los chamanes oraban alrededor mío, sacudiendo su ramillete de hierbas, después perdí la conciencia.

Desperté en la cama de la habitación del hotel, María me sacudía intentando despertarme, porque me dijo que comencé a emitir unos sonidos muy feos, además, estaba inconsciente con los ojos abiertos, me dijo que la asusté mucho, por un momento pensó que me estaba muriendo.

No podía asimilar lo sucedido, le conté lo que me había ocurrido, ella me dijo que quizás todo había sido un mal sueño, yo le repliqué y le dije que no, incluso, un empleado del hotel me vio en el vestíbulo, le dije que fuéramos a preguntarle.

Me quise incorporar para buscar al empleado, y que María se diera cuenta de que era cierto lo que le contaba, pero un fuerte mareo me detuvo, no pude levantarme, me quedé recostada.

Más tarde, nos fuimos a hacer el reportaje por el que habíamos acudido a ese lugar, estuve ausente y distraída, en cuanto me fue posible, salí del lugar para ir al cementerio y buscar la tumba a la que me llevó el hombre, tenía el recuerdo muy claro de dónde se encontraba.

En cuanto llegué al lugar, busqué la inscripción en la cruz, pero no había nada, sólo la cruz pintada de negro, sin ningún dato.

Regresé al hotel con muchas dudas, me fui directo a la habitación para juntar mis pertenencias, al día siguiente ya nos marchábamos de ese lugar, así que quise tener todo listo, María llegó un poco después a la habitación, me habló sobre la parálisis del sueño, y la forma que aparenta que todo era real, pero que sólo era un sueño.

La verdad hubo un momento en que dejé de escucharla, porque no creía eso que ella me dijo, María lo notó, y se acercó a mí, me dijo que quizás era mejor ir con uno de los chamanes de la iglesia para que me hiciera una limpia, quizás alguien me había hecho un “trabajo”.

Sin creer mucho en ese tipo de rituales acepté hacerlo, nos fuimos de inmediato a la iglesia que aún se encontraba abierta, uno de los chamanes me reconoció y me dijo que no podía entrar con mi cámara, le respondí que no la llevaba, mientras le mostraba el interior de mi bolso, nos permitió pasar, busqué entre los chamanes a aquel que me dijo que se me había subido el muerto, pero no lo encontré.

Me acerqué con otro chamán, de inmediato comenzó a realizar su trabajo con las hierbas, mientras hacía su ritual, me dijo al oído que el negro estaba acechándome, y que no me iba a dejar ir tan fácilmente, le pregunté quién era el negro, me dijo que era el chamán mayor, el más poderoso de todos, también me explicó que me habían hecho un maleficio muy fuerte, intentaría quitármelo, pero no sabía si lo lograría.

De  nuevo había un chamán al centro de la iglesia con un tambo lleno de agua, con hojas de limón, ramas de laurel, manzanilla y pétalos de rosa, esa bebida sólo se la daban a los indígenas, a los turistas como nosotras no, pero el chamán que estaba haciendo su servicio conmigo, fue por un vaso de agua y me la dio a beber.

Volteé con María, ella asintió para que lo tomara, era una bebida fresca que me cayó muy bien al estómago, antes de salir de la iglesia y pagarle al chamán por sus servicios, el hombre me dijo que había hecho todo lo que estaba  a su alcance, pero  si no mejoraba que regresara de nuevo con él.

María sabía un poco más de las creencias de los tzotziles, le pregunté a quién se refirió el chamán cuando dijo que me había hecho un conjuro con el negro, ella suspiró y me dijo que esperaba que no fuese cierto, porque ese hombre era el chamán más antiguo y más fuerte en las creencias de los tzotziles, había una leyenda respecto a ese hombre, supuestamente él era poderoso, inmortal y muy fuerte.

Cuando María me contó esa leyenda no sabía si creerle o no, pero ya me habían pasado tantas cosas, que dudaba de mi racionalidad, al día siguiente partimos de San Cristóbal de las Casas, me quedé con una gran incertidumbre respecto a la fecha de mi muerte, aún no sé si sea verdadera.

Autor: Adriana Cuevas

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