El Ultimo Campamento Historia De Terror 2023

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El Ultimo Campamento Historia De Terror 2023

El Ultimo Campamento, Historia De Terror… Fui lo que se conoce como un bebé arcoíris, mis padres intentaron tener un hijo por muchos años, y todos aquellos fallidos intentos culminaron con un aborto espontáneo que resultaba ser en extremo doloroso para mis padres, así que cuando mi embarazo consiguió pasar el periodo de tiempo de todos los embarazos que mis padres habían tenido, ambos estaban muy emocionados, mi mamá siempre solía decirme que desde el primer momento, supo que yo si lograría nacer, aunque a decir verdad supongo que era más por sus deseos de tener un bebé que por otra cosa.

Mi infancia no fue como la de otros niños, creo que sí mis padres hubiesen tenido la posibilidad de meterme en una burbuja, aprueba de gérmenes y peligros, lo hubiesen hecho sin pensarlo dos veces, si estaba cayendo una brizna ligera, mamá no me dejaba salir de la casa, ni siquiera a la escuela, lo mismo ocurría cuando la temperatura bajaba unos cuantos grados más de lo normal o incluso había ocasiones en las que no iba a la escuela porque hacía frío en la mañana, pero a medida que la mañana avanzaba el calor llegaba.

Sin pijamadas, excursiones escolares, o permisos para salir con mis amigos, sobra decir que aquella sobre protección me hizo un bicho raro en la escuela y por ende no tenía muchos amigos, y esto sucedió así hasta que terminé la secundaria, y no por deseos de ellos, sino por los míos, estaba totalmente arto de aquella vida, me sentía demasiado adulto como para seguir viviendo de esa manera, por lo cual decidí que al llegar a la preparatoria, yo sería una persona completamente diferente.

Y aunque me costó un poco de trabajo al inicio creo que lo logré, pues por primera vez en mi vida estaba logrando hacer amigos, no voy a mentir talvez me terminé excediendo un poco, me escapaba de mi casa para ir a fiestas, fumaba y bebía, todo esto sin que obvio se enterasen mis padres, traté de mantener un excelente promedio y fingir rectitud para que ninguno de ellos dos sospechara ni siquiera un poco de lo que yo estaba haciendo a sus espaldas.

Todo parecía ir de maravilla, mis amigos pensaban que yo era una persona muy cool, por poder salir todas las noches y quedarme hasta el final de todas las fiestas y mis padres seguían creyendo que yo era su perfecto y tierno hijo arcoíris que era cuadro de honor en la escuela, y yo creía que todo se podría quedar tan perfecto como siempre, digo, podía librarme de los viajes escolares a los que mis papás no me dejaban ir, diciendo que se me hacían muy tontos, fingiendo estar muy por encima de eso, y me atrevería a decir que eso me daba muchos puntos de genialidad.

Sin embargo, aquella excusa perdió totalmente su validez cuando mis amigos me dijeron que ya habían conseguido todo para el campamento al que siempre iban durante las vacaciones de verano, el año pasado había logrado zafarme, con la excusa de que odiaba dormir en una tienda de campaña, y si un día conseguían una casa rodante, que era como yo prefería acampar, me avisaran, la verdad, en ese momento me creí como la persona más inteligente de este mundo, pues no creí que ellos pudieran conseguir algo como eso.

Pero no contaba con que ellos en serio querían que yo fuera, y que el primo de uno de mis amigos tenía una casa rodante que estaba dispuesto a rentar por un módico precio a varios adolescentes, no sabía que hacer, mis padres jamás me dejarían ir a un campamento como ese, pues por lo que me habían contado, había alcohol, cigarrillos y sustancias ilícitas, ese campamento duraba todo el fin de semana empezando el viernes por la tarde, no podía seguir poniendo excusas, sin que la reputación que consideraba tener descendiera en serio.

La verdad, pensé de todo, desde falsificar un permiso para una excursión obligatoria, hasta fingir mi propio secuestro un par de días, pero todo aquello tenía demasiadas fallas para que mis padres helicópteros, lo descubrieran casi enseguida, por lo que después de pensar y pensar, decidí que mi mejor plan era decirles la verdad a medias, solo les diría que quería ir a un pequeño e inocente campamento que organizaban mis amigos que también estaban en el cuadro de honor, desde luego, sin decir la ubicación real, en caso de que no funcionara yo me escaparía y ellos no podrían arruinarlo yendo por mí o llamando a la policía.

Y cuando ambos se negaron rotundamente, saqué la carta del buen hijo, el cual se portaba increíble y sacaba buenas notas, al cual nunca se le ocurriría escaparse y por eso les estaba pidiendo permiso, ya sabes la clásica “nunca me dejan hacer nada”.

Después de aquel discurso, mi madre se siguió negando, pero mi papá, lo comprendió un poco, cambiando del bando de mi madre, al mío, dijo que yo había mostrado un comportamiento intachable todos esos años y talvez deberían otorgarme el beneficio de la duda, además, tenía 17 años, y ya era hora de que me dejaran hacer unas cuantas cosas por mi cuenta.

Después de un largo debate de pros y contras de parte de mi padre y madre, mamá por fin accedió, con ciertas condiciones, la primera era siempre responderle absolutamente todos los mensajes y también debía tener mi ubicación en tiempo real todo el tiempo, desde el viernes que saliera de la casa, además de eso debía jurarle que no bebería una sola gota de alcohol, yo accedí sin poner ninguna objeción, de todas formas, sabía que yo podía ser una persona totalmente diferente cuando me alejara de ellos.

Al llegar el día, yo estaba más emocionado que cualquier otro cuando llegamos al lugar, le había tenido que dar la ubicación real a mi mamá, con la mentira de que, al final mis amigos habían decidido que este nuevo lugar era mucho más seguro y había guardias, eso era todo lo contrario a lo que era la realidad, pues nos íbamos a meter muy profundo en el bosque para así no tener ningún tipo de supervisión adulta.

Al llegar ahí supe el porqué insistían tanto que fuera a ese campamento cada año.

El sitio era una completa locura, la verdad yo creía que seríamos a lo mucho unas diez o quince personas máximo, pero lo que encontré al llegar no fue nada más que un montón de tiendas de campaña Alrededor de una gran casa rodante de mis amigos, sin mentir creó que debía de haber al menos unos cincuenta chicos y chicas en ese lugar, eran de diferentes edades y de escuelas diferentes a las nuestras.

Eso me pareció bastante genial en su momento, aunque no conociera a la mayoría de personas que estaban ahí, por lo que me instalé y comencé a divertirme junto con mis amigos.

Considero que lo extraño, al menos para mí, comenzó a pasar por la tarde del sábado, varios chicos querían ir a nadar al lago y yo decidí ir con ellos, sin embargo, para cuando ellos me invitaron, ya iban de salida, por lo cual les dije que solo tenía que tomar mi traje de baño y los alcanzaría allá.

La casa rodante estaba cerrada, pues únicamente podíamos entrar mis amigos y yo, así que tomé las llaves y la abrí, mis amigos se habían ido al lago por lo que estaba vacía, me apresuré a tomar mi maleta para sacar mi traje de baño, estaba muy inmerso en mis pensamientos, cuando de repente mi teléfono sonó, era mi madre, le contesté el mensaje rápido, y me dispuse a salir de ahí.

Cuando de repente lo vi, un chico, un año o dos más grande que yo aproximadamente, solo estaba ahí de pie, era un poco extraño, sus ojos estaban muy abiertos y me miraba fijamente, su ropa tenía mucha tierra al igual que su cabello y le faltaba uno de sus zapatos.

Al principio creí que había estado jugando muy brusco con alguien y ahora quería preguntarme si podía darse una ducha en la casa rodante, la verdad, no estaba seguro si yo estaba autorizado a algo como eso, pues la casa rodante no era mía, sin embargo, después de pensar en todo esto, me di cuenta de que ese chico solamente me miraba, pero no había dicho palabra alguna, por lo que, sin pensarlo mucho le pregunté si es que necesitaba algo, él me sonrió ligeramente y me dijo que no, que solo había visto abierto y creyó que podía cerrarla para que nadie se metiera, pues creía que todos sus dueños se habían ido al lago.

Eso sé mi hizo algo extraño, creí que quizás planeaba robarse algo y no esperaba encontrarme ahí por lo que entro en pánico e inventó la peor escusa de la historia, le respondí que de hecho estaba a punto de cerrar para irme al lago, así que ambos bajamos y yo me aseguré de poner llave a la puerta, él me dijo que también iría al lago así que iría conmigo, yo le respondí que me daba igual y ambos comenzamos a caminar.

Él comenzó a hacerme plática, mentiría si les dijera exactamente que me dijo, pues eran más que nada trivialidades que no se quedan en la memoria de uno por mucho tiempo y sobre todo porque para mí, en ese momento, no era nada más que un chico cualquiera como los otros cincuenta de aquel masivo campamento, lo único que recuerdo es que me dijo que él era el que había iniciado con el campamento anual y que le agradaba cuánto había crecido con los años, creo que en algún punto le pregunté su nombre, pero él solo ignoró la pregunta y cambió de tema.

Algo que era muy extraño, al menos para mí, era que aquel chico no caminaba a la par mío, él caminaba detrás de mí, y no es que yo caminara muy rápido o que mi intención fuera dejarlo atrás, de hecho, cuando recién empezamos a caminar, yo disminuí mi velocidad para que él caminara a mi lado, pero el también bajó la suya para quedarse detrás de mí, por lo cual, después de un par de minutos, decidí no darle mayor importancia y seguir con mi andar normal.

Cuando por fin llegué al lago con mis amigos, ellos me dijeron que me había tardado mucho, a lo que yo les contesté que me había demorado por ese chico, señalando detrás de mí, todos me miraron extraño cuando vieron que detrás de mí no había nadie, yo voltee algo extrañado, pues podría jurar que poco antes de llegar aún seguía hablando conmigo, les expliqué a mis amigos sobre aquel chico y ellos me dijeron que lo más probable, era que al final decidió que ya no quería nadar y decidió volver al campamento, así que sin darle más vueltas al asunto, terminé concordando con ellos.

Cuando comenzó a oscurecer, decidimos que lo mejor era volver al campamento con los demás, por lo cual nos cambiamos de ropa y volvimos.

No sabía el porqué, pero algo dentro de mí quería volver a encontrar a ese chico, lo estuve buscando con la mirada entre la multitud, pero no tuve éxito, finalmente me ofrecí junto con otros para estar en las parrillas de las hamburguesas, creía que si estaba ahí, el chico tendría que venir hacia a mí en cualquier momento.

Cuando suficientes hamburguesas estuvieron listas, las personas comenzaron a rodearnos para conseguir la suya, pero no lograba ver a aquel chico por ningún lado, sin embargo, cuando la gente se disipó, él se me volvió a acercar, le dije si quería una hamburguesa, pero me dijo algo que en su momento no me pareció importante, pero en este momento sí, “No gracias, yo ya no tengo hambre”.

Le pregunté también el porqué se desapareció en el lago, a lo que solo me contestó que había demasiadas personas ahí, le dije que no eran tantas y después de eso fuimos a buscar algunas cervezas.

Él era muy agradable, estuvimos gran parte de la noche juntos, me dijo que venía de una escuela algo lejos de la mía y que sus padres se habían ido de su casa un día, así que vivía solo en un pequeño departamento y su padre le mandaba un poco de dinero semanal, pero fuera de eso no le hablaba para nada más, simplemente había algo en el que me generaba un fuerte lazo de confianza difícil de explicar, de hecho en algún punto de la noche, ya estando un poco ebrio, me sinceré con él, le dije que era una farsa y el como le había mentido a mis padres para poder estar ahí ese día, él no me juzgó, de hecho creo que de cierta manera lo logró comprender, me dijo que a veces los padres hacen lo que creen que es mejor para nosotros, aunque no siempre fuera lo correcto.

Recuerdo que le dije que trataría de volver el siguiente año, para así encontrarnos de nuevo, pero él me respondió que no pensaba poder volver el siguiente año, que algo en él le decía que ese era su último campamento, se veía muy triste cuando me contó eso último, por lo cual no indagué más en ello, sentía que quizás, sus padres le habían dicho que se mudaría con alguno de ellos cuando terminara ese año escolar y por eso no podría volver el año siguiente.

El Ultimo Campamento Historia De Terror

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Así que le propuse intercambiar números de teléfono para seguir en contacto después de ese día, él aceptó y con un marcador azul que él traía en su bolsillo, pintó su número en mi brazo, escribiendo debajo del mismo “Víctor” junto con una carita feliz, cuando vimos que la mayoría comenzaba a entrar a sus casas de campaña, ambos nos despedimos y nos fuimos a nuestros respectivos lugares para dormir.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y desayuné con mi grupo de amigos, les platiqué sobre Víctor y les dije si estaba bien que pasara el día con nosotros, todos estuvieron de acuerdo, así que fui a buscarlo, pero aunque recorrí todo el campamento, no logré encontrarlo por ningún lado, aunque eso me decepcionó, decidí solo seguir con mi día, supuse que eventualmente lo encontraría por ahí en cualquier momento, pero a medida que el día transcurría me daba cuenta de que Víctor no se encontraba en el campamento.

Eso la verdad me dio un sentimiento que hasta la fecha no puedo terminar de describir, era una extraña mezcla de enfado y tristeza que me provocaba querer tirar un árbol a patadas, era el último día de campamento y ya no lo volvería a ver nunca más, marqué y envié un sin número de veces sin ningún tipo de respuesta.

Y para el final de la noche estaba tan enojado con Víctor, que me estaba repitiendo constantemente a mí mismo que no me importaba y que por mí él se podía regresar a su casa o morir, pues a mí me daba exactamente lo mismo.

Al final de cada campamento, varias personas encendían una gran fogata como una especie de despedida para el campamento de ese año, me pidieron ayudar, pero honestamente estaba tan enojado con todo y todos que solo me quedé en la casa rodante, alegando que me sentía muy mal y que lo más probable era que ni siquiera saldría a la fogata más tarde, mis amigos no le dieron mayor importancia y ellos si salieron, dejándome completamente solo en la casa rodante.

Estuve jugando en mi teléfono como por una hora, aunque finalmente decidí que lo mejor era intentar dormir, así sería lunes más pronto y yo podría volver a mi casa de una buena vez. Estuve dando vueltas un buen rato en la cama, me odiaba, pero una parte mía quería salir a la fogata con el único propósito de ver si Víctor estaría ahí como todos los demás, así que un poco más enojado que emocionado, me levanté, me puse la misma sudadera de la noche anterior y salí con los demás.

Al principio fingí no estarlo buscando, pero finalmente me olvidé de eso y comencé a inspeccionar mi alrededor sin disimulo, pero era la misma historia, Víctor no estaba por ningún lado.

Aun así decidí que si ya estaba a fuera de todos modos, pues vería la famosa fogata como todos, cuando de repente algo llamó mi atención, algo que por estar buscando a aquel chico momentos atrás, había ignorado por completo, aunque estuviera ahí desde que llegué.

En el piso, clavada en la tierra, estaba una foto de Víctor, no era muy grande, pero tendrías que ser ciego o jamás haberte cruzado con Víctor para no darte cuenta de que era él, eso se me hizo un poco extraño, por lo cual le pregunté a una de mis amigas el porqué estaba esa foto ahí, y ella me respondió de manera muy vaga, que ese chico era el que había tenido la idea de ese campamento y al parecer había tenido un accidente en una construcción hace un par de meses atrás y había fallecido.

La verdad, creí que ella y talvez todos ahí me estaban tomando el pelo, yo era el nuevo ahí y quizás esa era una especie de novatada enfermiza, le pregunté si nombre y ella me dijo que la verdad no estaba del todo segura, decidí fingir que no me impactó, eso para que la broma fallara y que vieran que yo no lo iba a creer, sin embargo, a medida que pasaba la noche veía que a nadie le importaba si yo lo había creído o no.

De hecho nadie se dirigía directamente a mí para tratar de hacérmelo pensar, e incluso vi a una de sus mejores amigas llorando, mientras le decía a su grupo de amigos que le hubiese gustado que Víctor estuviese ahí.

Mis nervios e incredulidad estaban a flor de piel y finalmente me terminé armando de valor y le fui a decir que Víctor no estaba muerto, que yo lo había visto y a no ser que tuviera un hermano gemelo, él y yo habíamos estado hablando desde que llegué ahí.

Ellos me miraron extrañados y algo en sus miradas me dijo que no era una broma.

Yo les conté sobre él y de algunas cosas que habíamos hablado y aunque al principio, ellos eran los que pensaban que yo era el que les estaba jugando una broma, a medida que yo les contaba algunas cosas que yo no podría saber si el mismo Víctor no me lo hubiese contado, comenzaron a creerme, finalmente me subí la manga de mi suéter para dejar ver el número que él me había escrito.

Ellos estaban muy sorprendidos, esa era la letra de su difunto amigo Víctor, recuerdo que más de uno lloró por mi historia, algunos más estaban felices de que Víctor hubiese estado presente ese año, en cuanto a mí, no supe que opinar al respecto, jamás volví a ver a Víctor, ni siquiera porque volví al campamento el año siguiente y los que siguieron después de ese, nunca supe por qué de todos los que estaban ahí, él me escogió para pasar su último campamento conmigo, pero se lo agradezco.

Autor: Liza Hernández

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