Cadejo, El Perro Del Mal Historia De Terror 2023

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Cadejo, El Perro Del Mal Historia De Terror 2023

Cadejo, El Perro Del Mal Historia De Terror… Mi nombre es Andrea, vivo en Querétaro, desde hace tiempo tenía muchas ganas de visitar y conocer la Ciudad de México, por cuestiones personales no me había sido posible ir, le comenté a mi mejor amiga si podía acompañarme, ella me dijo que precisamente había un viaje turístico en semana santa, era probable que encontráramos una ciudad menos caótica, ya que muchas personas salían de viaje en esos días.

Pagamos la cuota del viaje turístico que habían organizado unos vecinos de ella, nos gustó la idea de viajar en grupo, así podríamos movernos a diferentes partes, finalmente, si queríamos descubrir otros lugares, lo podíamos hacer solas, así que le dije que apartara dos lugares, además, viajar con con más personas nos daba la posibilidad de estar más seguras.

El jueves santo a las cinco de la mañana nos citaron para salir muy temprano y aprovechar la mayor parte del tiempo, estaba emocionada de estar en la Ciudad de México, junto con mi amiga, planeábamos visitar todos los lugares turísticos y conocer la cultura local.

La primera noche, después de llegar a Chiconcuac, la basílica de Guadalupe y Coyoacán, nos registramos en el hotel, nos asignaron habitación, después decidimos explorar por nuestra cuenta la Plaza de las Tres Culturas, la plaza estaba hermosamente iluminada, pero se encontraba muy desolada, quizás se debía porque ya pasaban de las diez de la noche.

Nos detuvimos un rato a admirar el espacio, de alguna forma tanto mi amiga como yo, sentimos tristeza al recordar los hechos trágicos que se suscitaron en el 68, nos sentamos un rato en una barda de piedra a admirar el lugar, fue un acto de recordar aquellos acontecimientos.

Estuve de acuerdo con su idea, seguimos platicando tomándonos fotos a cada instante con el celular, de repente, nos dimos cuenta de que estábamos en un lugar estrecho y oscuro, no pudimos ver mucho, pero escuchamos un ruido extraño, cuando volteamos vimos que había un perro grande y negro frente a nosotras.

Enseguida, nos regresamos caminando rumbo al hotel, le dije a mi amiga que podíamos pedir un uber, ella me dijo que no, lo bonito de conocer un lugar nuevo era caminando, le dije que me parecía muy buena idea, pero que tuviera en cuenta que ya era tarde, y las calles estaban poco iluminadas y solas, ella me dijo que nos fuéramos a una avenida, estaría más concurrida.

Yo agarré de la mano a mi amiga, le pregunté qué era esa cosa, inmediatamente, ella y yo comenzamos a retroceder, tratando de alejarnos del animal, cada vez que nos movíamos, el perro se acercaba, nos acechaba esperando el momento adecuado para atacarnos, era más negro que la oscuridad misma, sus ojos eran grandes y rojos, parecían estar ardiendo en llamas, era un perro grande y musculoso, con una mandíbula fuerte y una postura amenazante.

Le dije a mi amiga en forma de susurro que teníamos que salir corriendo, cuando sintiera el jalón de mi mano correríamos hacia el otro lado de la calle, ella estuvo de acuerdo.

Antes de que pudiéramos hacerlo, el ser oscuro se abalanzó hacia nosotras, de inmediato salimos corriendo de la calle estrecha, nuestro miedo era palpable, nos sentíamos completamente indefensas ante ese animal, la zona estaba llena de edificios de departamentos, no sabía cómo podríamos resguardarnos en algún lugar seguro.

Mi amiga iba delante de mí, sentí un dolor en mi pantorrilla, fue porque ese ente me la rasguñó, en ese momento creí que me jalaría y el animal siniestro me atacaría, iba muerta de miedo, cuando mi amiga me tiró con fuerza y nos metimos en un departamento, cerramos la puerta con fuerza, el animal intentó entrar, pero logramos disuadirlo, con afán de entrar lanzó un gruñido escalofriante y golpeó la puerta con fuerza, después ya no se escuchó nada, creímos que ya se había marchado.

Yo respiraba agitadamente y sudaba frío, mi piel estaba erizada y mis piernas temblaban, escuché una voz cascada que nos habló del fondo de la habitación, era la anciana que nos ofreció ayuda, nos explicó que el animal que nos había seguido era el Cadejo.

Cadejo El Perro Del Mal Historia De Terror

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Tenía tantas dudas, pero mi miedo y la boca seca no me permitieron hablar más, la anciana comprendió todo, nos invitó a sentarnos y nos ofreció una taza de té, creo que era para los nervios, ella nos contó la leyenda del Cadejo, según la anciana, el Cadejo era un perro gigantesco completamente oscuro, que aparecía en las noches, era considerado un espíritu maligno y peligroso, que podía atacar a cualquiera que se encontrara en su camino.

Tenía muchas dudas, pero no tenía el ánimo de preguntar, mi amiga sí lo hizo, le preguntó a la anciana por qué nos había seguido a nosotras, si ni siquiera sabíamos de su existencia, además, intentaba dañarnos.

La anciana nos contó más detalles sobre la leyenda del Cadejo, nos advirtió que, si alguna vez escuchábamos el aullido del Cadejo por la noche, debíamos inmediatamente buscar refugio en un lugar seguro y protegido, ella nos contó que, a lo largo de los años, muchas personas habían desaparecido misteriosamente por la noche, y se creía que el Cadejo era el responsable.

También nos dijo que la única manera de protegernos de él era mantenernos seguras durante la noche, y nunca mirar directamente a los ojos, ya que se decía que su mirada era capaz de paralizar a cualquier persona.

También nos dijo que el Cadejo tenía dos formas: una blanca y otra negra, la forma blanca era buena y protegía a la gente, mientras que la forma negra era malvada y peligrosa, la anciana nos advirtió que, si alguna vez veíamos al Cadejo en su forma negra, debíamos alejarnos lo más rápido posible y no volver a voltear hacia atrás.

Mi amiga y yo nos miramos con preocupación cuando la anciana confirmó que lo habíamos visto a él, en su forma negra, nos aconsejó que tuviéramos mucho cuidado, ya que el perro podría seguir nuestro olor y encontrarnos de nuevo.

Cuando nos bajamos del uber, caminamos en silencio, atentas a cualquier sonido extraño o movimiento sospechoso, no podíamos evitar sentirnos vulnerables y expuestas, la noche continuó, y mi amiga y yo intentamos relajarnos, convencidas de que estábamos a salvo en nuestra habitación del hotel, de repente, comenzamos a notar una presencia siniestra en el pasillo afuera de nuestra habitación.

Primero, escuchamos un gruñido profundo, que nos hizo temblar de miedo, luego, vimos una sombra oscura moviéndose a través de la puerta, como si alguien o algo estuviera rondando.

Mi amiga y yo nos abrazamos, tratando de contener el pánico que se estaba apoderando de nosotras, creíamos que se trataba de nuevo del perro o quizás el Cadejo había traído consigo otro espíritu maligno.

Decidimos llamar a la recepción del hotel, pero cuando marcamos el número de teléfono, descubrimos que las líneas estaban muertas, estábamos completamente solas y sin ayuda, atrapadas en nuestra habitación con una criatura demoníaca que estaba tratando de entrar. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, la presencia siniestra se desvaneció y el gruñido cesó.

La siguiente noche, mi amiga y yo teníamos ganas de salir y conocer la Alameda central, ya que el hotel se encontraba a dos cuadras de ella, pero no nos sentíamos seguras, vimos que eran las nueve de la noche, y como teníamos hambre, sólo salimos para comprar algo para cenar, sin embargo, en algún momento, notamos que nos seguían de nuevo, miramos hacia atrás y vimos a lo lejos la figura oscura con los ojos rojos brillantes que habíamos visto antes, sabíamos que era el Cadejo.

Tratamos de apresurarnos a llegar a un lugar público, pero la criatura parecía estar siempre un paso por delante de nosotras, siguiéndonos de cerca. Luego, logramos encontrar un bar lleno de gente y nos sentamos en una mesa en la parte trasera, tratando de calmarnos y de no llamar la atención, incluso en la seguridad aparente del bar, podíamos sentir la presencia del Cadejo acechando afuera.

Después de un rato, decidimos salir y volver a nuestro hotel, pensando que todo había pasado,  cuando salimos del bar, notamos de nuevo la figura oscura que nos seguía de cerca, corrimos de regreso a nuestro hotel, pero el perro demoníaco parecía estar siempre justo detrás de nosotras. En cuanto llegamos al hotel nos encerramos en nuestra habitación, tratando de recuperar el aliento.

Nos quedamos durante un rato despiertas tratando de tranquilizarnos, no lo conseguimos del todo, mi amiga y yo comenzamos a platicar de cosas triviales, para tratar de calmarnos, ya entrada la madrugada nos pudimos dormir, después de un rato, algo me hizo despertar, vi en el fondo de la habitación los ojos brillantes, no comprendí cómo había entrado, el perro maligno estaba inmóvil viéndonos de frente, sus ojos rojos brillantes no dejaban de mirarnos fijamente y su cuerpo negro parecía consumir la poca luz que entraba por la ventana.

De repente, se abalanzó hacia mi amiga, ella trató de defenderse pero fue demasiado tarde, el perro la atacó con fiereza, mordiendo su brazo con tanta fuerza que pude escuchar el sonido de los huesos rompiéndose.

Intenté abrir la puerta de la habitación, pero estaba trabada y no podía abrirla, mi amiga gritaba de dolor mientras el Cadejo seguía lastimándola.

No podía quedarme sin hacer nada, así que tomé un objeto pesado y se lo lancé al perro en un intento desesperado de detenerlo, por un momento pareció funcionar, ya que el Cadejo soltó a mi amiga y se lanzó hacia mí, sus colmillos eran tan grandes que pensé que no podría defenderme, pero logré esquivar sus ataques, me movía rápidamente, buscando cualquier objeto con el que pudiera atacarlo, pero el perro era rápido y astuto, y antes de que pudiera reaccionar, me agarró del brazo y me arrastró hacia la pared.

Grité con todas mis fuerzas mientras intentaba liberarme de su mandíbula, el dolor era insoportable y estaba perdiendo la conciencia cuando de repente, todo se detuvo, escuché un fuerte golpe y luego todo quedó en silencio.

Cuando abrí los ojos, vi al Cadejo tirado en el suelo, inmóvil, miré hacia la puerta y vi a un grupo de personas, incluyendo al encargado del hotel, que habían logrado abrir la puerta y entrar a la habitación.

Mi amiga estaba siendo atendida por los paramédicos, después del ataque del Cadejo, ella y yo estábamos en estado de shock, no podíamos creer lo que acababa de suceder, miramos el piso y sólo encontramos un charco de sangre, el perro demonio se había desvanecido en el aire, sin dejar rastro.

Tratamos de contarle a los empleados del hotel lo que había pasado, pero no nos creían, decían que probablemente estábamos bajo los efectos de alguna droga, sin embargo, uno de los empleados se acercó a nosotros y nos dijo que él también había visto al perro negro, nos contó que la leyenda del Cadejo era muy conocida en la ciudad de México, y que se trataba de un ser demoníaco que acechaba a las personas por las noches.

Agradecimos al empleado por creernos y por su ayuda, pero todavía estábamos asustadas y confundidas, a mi amiga la trasladaron al hospital, sus heridas eran graves, me quedé en el hospital cuidándola, después que le hicieron la intervención necesaria la llevaron a su cuarto, no sé si era porque aún me sentía muy nerviosa, pero en la habitación se sentía un ambiente pesado y aterrador, de vez en cuando, creía ver una sombra negra moviéndose en el rincón del cuarto, pensé que tal vez eran mis nervios, cuando mi amiga pudo despertar, noté que también lo sentía ella.

Le pregunté si también lo veía, y asintió, ambas estábamos paralizadas por el miedo, pensé en llamar a alguien, pero no quería dejar sola a mi amiga. De repente, vi una figura oscura parada junto a su cama, con los ojos rojos brillando, grité de terror y traté de alejarme, pero no pude moverme, después de unos segundos, la figura desapareció. Mi amiga me miró asustada y pude ver que sus signos vitales estaban empeorando, llamé a la enfermera de inmediato, quien no demoró en llegar, y revisó a mi amiga, me dijo que estaba empeorando rápidamente y que necesitábamos llevarla a terapia intensiva de inmediato.

En ese momento pensé que sería prudente avisar a sus familiares, ya que el estado en el que ella se encontraba era grave, pero sabía que me iban a cuestionar sobre lo que ocurrió, y no tenía la menor idea de lo que les iba a decir, porque si les comentaba sobre el Cadejo no me iban a creer esa historia tan inverosímil, si hasta ese momento yo no comprendía cómo había sucedido todo.

Me quedé afuera de quirófano esperando noticias de mi amiga, hubo un rato que me quedé dormida sentada en la silla del hospital, de pronto, me despertó un gruñido que escuché muy cerca de mi oído, me incorporé abruptamente, buscando a mi alrededor, no había nadie en la sala de espera, pero tenía la certeza de que lo había oído, ya no pude descansar, me quedé alerta durante el resto de la noche, hubo un momento en que me pareció ver al fondo del pasillo a una sombra oscura que se escurría entre los baños, pensé que quizás ya estaba muy afectada por lo ocurrido, pero cuando fui al baño, pude ver una imagen siniestra reflejada en el espejo, era ese ser siniestro, cuando volteé no había nadie detrás de mí.

Fue en ese momento en que recordé a la anciana que nos ayudó en la Plaza de las Tres Culturas. Esperé a que amaneciera para ir con ella, no me podía arriesgar a salir a esas horas de la madrugada, en cuando me fue posible me fui a buscar a la mujer, no tenía la certeza de cuál era su departamento, ya que aquella vez que entré estaba muy asustada.

Toqué varias puertas sin obtener respuesta, cuando les decía a las personas que me abrían en su departamento las señas de la mujer, me contestaban que en ese edificio no había nadie con esas características, me sentía desesperada, fui y me senté por un momento en una banca, debajo de un árbol frondoso, sin poder evitarlo comencé a llorar discretamente, realmente no creía cómo era que mi amiga estuviese en ese estado de gravedad, de pronto, alguien se sentó a mi lado, era la misma mujer que nos había ayudado, esa fue la primera vez que me dio tanta alegría ver a alguien que prácticamente era una desconocida, ella me dijo que me calmara, y sentí cuando su mano me tocó la espalda para reconfortarme.

En ese instante sentí un escalofrío cuando la mujer me puso su mano helada, pero era tanta mi necesidad de ayuda que no le presté atención, le expliqué a la mujer lo que había sucedido, que yo venía del hospital y el Cadejo seguía presente aún ese lugar, no comprendía cómo yo lo podía ver y las demás personas no.

La anciana me dijo que era inexplicable el motivo por el cual el perro gigante se aparecía, sólo sabía que era en las calles desoladas y oscuras de la ciudad, pero ella tampoco comprendía por qué a ciertas personas en específico las perseguía, duramos un rato platicando hasta que estuve más tranquila, fue cuando le dije que mi motivo de estar ahí era porque necesitaba de su ayuda, para que ese ser siniestro las dejase en paz, era la única manera en que mi amiga pudiese mejorar.

La mujer me explicó que no había un ritual para que no se hiciera presente, lo único que me podía dar era un amuleto de protección, pero ella no tenía la certeza de que me pudiese servir, la anciana me mostró un objeto extraño, era un dije con la forma de un colmillo, estaba colgado de una cadena plateada, me explicó que cuando viera de nuevo al Cadejo se lo mostrara y dijera unas oraciones.

No sé por qué motivo me pareció que ese objeto tan peculiar pudiese ser mi solución, porque realmente era algo tan vago y poco probable que me pudiese servir, pero en ese momento me causó tranquilidad, le di las gracias a la anciana y me retiré del lugar, diciéndole que era necesario que me fuera al hospital, para ver la condición de salud de mi amiga, me sentí agradecida con ella por haberme ayudado.

En cuanto llegué al hospital una enfermera me abordó, me dijo que ya hacía rato que preguntaban por un familiar de mi amiga, le dije que era yo, me llevó de inmediato con el médico de guardia, él me explicó que la situación de mi amiga no era muy favorable, era necesario firmar unos papeles de consentimiento para operar de urgencia, me preguntó el parentesco que tenía con ella, le mentí diciéndole que yo era su hermana.

Le dije que antes de que la operaran me permitiera verla, él estuvo de acuerdo, me llevaron a terapia intensiva, sólo pude ver a mi amiga a través del cristal, pero vi algo que me dio mucho temor, detrás de ella vi una sombra oscura que, como una especie de humo oscuro, lo único que se me ocurrió hacer fue mostrar desde ese lugar el colmillo que la anciana me había dado, fue tan extraño, que de inmediato el ser etéreo se esfumó, desapareció del lugar.

En ese instante apareció la enfermera diciéndome que era necesario que me alejara del lugar, ya había visto a mi amiga y era urgente atenderla, me fui de nuevo a la sala de espera, con el colmillo en mi mano, me aferraba con mucha fé a él.

Pasaron varias horas, yo me encontraba dormitando, cuando salió de nuevo una enfermera preguntando por el familiar de mi amiga, me incorporé con rapidez, ella me explicó que inexplicablemente mi amiga había mejorado, ya no era necesario operar, la mantuvieron todo ese tiempo en observación, pero poco a poco sus signos vitales se estaban estabilizando, le pedí de nuevo que me permitiera verla, ella me respondió que no era posible, pero insistí tanto que accedió, me dijo que sólo unos minutos, pensé que eran los suficientes para mostrarle de nuevo a mi amiga el dije que traía conmigo.

Mi amiga estaba dormida por efecto del medicamento, a través del cristal mostré de nuevo el objeto, y me retiré tranquila de ahí, más tarde me avisaron que iban a subir a piso a mi amiga, aún no se encontraba bien, pero el riesgo había desaparecido.

Avisé a la encargada del tour turístico que no nos esperaran, le expliqué la causa, sin entrar en detalles. Un día después dieron de alta a mi amiga, nos quedamos otro más en la Ciudad de México, esperando que ella se recuperara un poco y pudiera viajar.

Ya que estaba más tranquila, le mostré el objeto que creía la había salvado, ella lo miró con extrañeza, me preguntó dónde lo había conseguido, le conté todos los detalles. Mi amiga me dijo que antes de regresarnos a Querétaro, fuéramos a agradecerle a esa mujer, yo estuve de acuerdo.

Fuimos a los departamentos de la Plaza de las Tres Cultura, ahí estuvimos preguntando por la anciana, nadie nos pudo decir dónde vivía, a lo lejos nos miraba un señor que estaba sentado en una banca, nos hizo una señal para que fuéramos hacia él, pensé que quizás él nos podría dar un poco de información de la señora.

Sin decirle nada, comenzó explicando que en ese lugar se aparecía un perro siniestro que es conocido como el Cadejo, no se sabía por qué motivo atacaba a las personas, lo único que era conocido, era que lo hacía por las noches en las calles desoladas y vacías, tanto mi amiga como yo de inmediato le dijimos que sí, siguió con su monólogo agregando que habíamos tenido mucha suerte de encontrarnos con Gertrudis, ella nos había salvado al darnos ese amuleto, me sorprendí que me hablara de ese objeto si yo nunca se lo había mencionado, también nos dijo que era un colmillo del Cadejo, que en la lucha que Gertrudis y su esposo tuvieron cuando los atacó lograron golpearlo con una piedra y se le cayó ese colmillo, le pregunté por qué ella había sobrevivido al Cadejo y su esposo no, el hombre me dijo que ella tampoco había sobrevivido, por eso no la encontraba en ningún departamento, la anciana ronda por esos lugares para ayudar al que necesite de su protección contra el Cadejo.

Me senté por un instante perturbada, cómo era posible que nos hubiesen ocurrido tantas cosas en tan poco tiempo, volteé con mi amiga sorprendida, le iba a preguntar al hombre más cosas, pero ya se había ido, no tengo la certeza de saber si tanto el hombre y la mujer de edad avanzada que vimos pertenecían a este mundo, nos fuimos del lugar con la tranquilidad de que su objetivo era ayudarnos, y lo habían hecho. Nos fuimos de la Ciudad de México con la idea de que era un lugar lleno de misterio, al igual que el Cadejo.

Autor: Adriana Cuevas

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