La Secta Del Nahual Historia De Terror 2024

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La Secta Del Nahual Historia De Terror 2024

La Secta Del Nahual, Historia De Terror… Recuerdo que estábamos en el trabajo, esperando a los clientes, cuando decidimos compartir algunas historias paranormales para matar el tiempo. Mi amigo Roberto siempre había sido callado y reservado, pero aquella tarde, con cierta timidez en su voz, comenzó a relatarme una experiencia que le había sucedido hacía un tiempo atrás.

Roberto me contó que una noche mientras caminaba unas personas encapuchadas y vestidas de negro lo raptaron y eso fue lo último que recuerda de eso, porque cuando despertó había una oscuridad asfixiante y estaba confundido y desorientado, sin recordar cómo había llegado allí. La humedad del aire y el olor a tierra y moho le indicaron que se encontraba en una cueva. Al principio, pensó que estaba soñando, pero luego sintió la frialdad de la roca bajo su cuerpo y supo que estaba muy despierto.

Intentó moverse, pero algo no estaba bien. Su cuerpo se sentía extraño, como si hubiera cambiado de alguna manera. A medida que sus ojos se adaptaban a la penumbra, pudo ver que su cuerpo estaba cubierto de un denso pelaje oscuro. Sus extremidades se habían alargado y sus manos se habían transformado en garras afiladas. Horrorizado, se dio cuenta de que había sido transformado en una criatura mitológica conocida como nahual, un ser capaz de cambiar de forma humana a animal y viceversa.

Roberto intentó recordar cómo había llegado a ese lugar, pero su mente estaba en blanco. Sin embargo, pronto comenzó a percibir murmullos y ecos de voces que resonaban en la cueva. Al escuchar con atención, pudo discernir que hablaban en un idioma antiguo y desconocido para él.

Sigilosamente, arrastrándose con su nuevo cuerpo, se acercó al origen de las voces. En una cámara más grande de la cueva, encontró a un grupo de personas ataviadas con túnicas negras y capuchas, rodeadas por símbolos y escrituras en las paredes que jamás había visto. Eran miembros de una secta oscura, y habían realizado un ritual para transformarlo en un nahual.

A medida que observaba a escondidas, Roberto entendió que la secta planeaba utilizarlo para sus propios fines siniestros. Sus líderes hablaban de sacrificios y poder, de manipular la vida y la muerte, y de cómo él, como nahual, sería una herramienta crucial en sus planes.

Mientras escuchaba a los miembros de la secta, un escalofrío recorrió la espina dorsal de Roberto. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y el miedo se apoderó de él. Sabía que debía escapar de aquel lugar y de las garras de esos seres malvados, pero ¿cómo podría hacerlo sin ser descubierto?

En ese momento, recordó las leyendas que había escuchado en su infancia sobre los nahuales y su capacidad para cambiar de forma. Si podía controlar su nueva habilidad, quizás podría utilizarla para evadir a la secta y huir. Roberto se concentró en su forma humana, intentando recordar cada detalle de su cuerpo original. Sintió un dolor intenso mientras sus huesos se reacomodaban y su piel se desprendía del pelaje.

Finalmente, logró recuperar su forma humana, pero su alivio fue efímero al darse cuenta de que aún estaba atrapado en la cueva con aquellos seres siniestros. Sin embargo, no tenía tiempo para perder, y con cuidado, comenzó a explorar la cueva en busca de una salida.

Los muros de la caverna estaban fríos y húmedos al tacto, y los ecos de los pasos de Roberto resonaban en la oscuridad. A medida que avanzaba, pudo sentir cómo la energía maligna que impregnaba el lugar se intensificaba, como si la cueva estuviera viva y tratara de devorarlo.

En su búsqueda, Roberto se topó con un pasadizo angosto y estrecho. A pesar del temor que le causaba, supo que debía adentrarse en él. Con cada paso que daba, el aire se volvía más denso y sofocante. Roberto se arrastraba con dificultad, sintiendo la opresión de la roca alrededor de él, como si la cueva intentara aplastarlo.

Justo cuando pensó que no podría seguir adelante, el pasadizo se ensanchó, y pudo respirar con más facilidad. Roberto se encontró en una cámara más pequeña y notó que la energía oscura había disminuido. En el centro de la sala, había una piscina de agua cristalina, rodeada de velas que emitían una luz titilante.

Roberto se acercó a la piscina y se arrodilló para beber de ella, intentando calmar su sed y agotamiento. Pero apenas sus labios tocaron el agua, imágenes aterradoras comenzaron a inundar su mente. Visiones de sacrificios, muerte y destrucción lo atormentaban. La secta había profanado el agua, convirtiéndola en un conducto de su malicia.

Roberto retrocedió, aterrorizado por las visiones que había visto. Aunque no sabía cómo, comprendió que esa agua maldita podría ser la clave para deshacer su transformación y acabar con los planes de la secta. Pero antes de que pudiera decidir qué hacer, un grito siniestro resonó en la cueva, anunciando que su ausencia había sido descubierta.

El grito siniestro que había escuchado anteriormente, fue suficiente para hacer que Roberto saltara de miedo. Sabía que había sido descubierto, y que la secta vendría tras él. Con prisa, comenzó a correr por el pasillo, tratando de encontrar una salida.

Mientras corría, la oscuridad a su alrededor parecía cerrarse sobre él como una vise, pero no se detuvo. Escuchó los sonidos de las voces de los miembros de la secta y los chillidos de los animales que habían sido encarcelados en la cueva. Los sonidos retumbaban en sus oídos, haciéndole temblar de miedo.

Finalmente, encontró una pequeña abertura en la pared, apenas lo suficientemente grande para que pudiera pasar. Sin dudarlo, se coló por la abertura, arrastrándose por el suelo mientras intentaba controlar su respiración acelerada.

Roberto emergió en una cámara más grande, donde la luz del sol penetraba por una abertura en el techo. La luz del día fue como una bendición para él después de pasar tanto tiempo en la oscuridad de la cueva. Se incorporó y se tomó un momento para respirar profundamente, disfrutando del aire fresco.

Pero la sensación de alivio fue breve. Apenas levantó la vista, vio a varios miembros de la secta acercándose a él, sus túnicas negras ondeando en el viento. Roberto sabía que no podía permitir que lo atraparan, así que se levantó rápidamente y se alejó corriendo.

Las calles del pueblo eran laberínticas y sinuosas, pero Roberto conocía el lugar como la palma de su mano. Corrió a través de las calles, esquivando a los transeúntes y saltando sobre los obstáculos. A su espalda, pudo escuchar los gritos de los miembros de la secta mientras trataban de alcanzarlo.

Finalmente, llegó a un callejón sin salida. Miró a su alrededor, buscando una salida, pero no había ninguna. Sabía que estaba atrapado, y que la secta pronto lo alcanzaría.

Fue en ese momento que notó algo extraño en la pared. Era una pequeña puerta, camuflada por el color de la piedra. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta y entró, cerrándola detrás de él.

El espacio era estrecho, y no había mucho espacio para moverse. Pero Roberto no se detuvo. Con cada paso que daba, el espacio se volvía más amplio, y pudo sentir el aire fresco en su rostro. Sabía que estaba cerca de la libertad, y eso lo motivó a continuar.

Finalmente, emergió en una pequeña plaza, donde se encontró con un grupo de personas que se habían reunido allí para presenciar una fiesta. A medida que los miembros de la secta se acercaban, Roberto se dio cuenta de que estaba a salvo, al menos por el momento.

Pero no podía quedarse allí para siempre. Sabía que la secta aún lo buscaba, y que debía encontrar una manera de protegerse y detener sus planes malévolos

Roberto corrió hacia su casa, tratando de llegar lo más rápido posible. Había escapado de la secta, pero sabía que no podía bajar la guardia. Siempre había escuchado historias de personas que habían sido perseguidas por mucho tiempo después de haber escapado de una secta, y él no quería convertirse en una de esas historias.

Finalmente, llegó a su casa, donde encontró a su esposa preocupada y angustiada por su desaparición. Aunque ella estaba feliz de verlo a salvo, Roberto no pudo traicionarse a sí mismo y contarle toda la verdad. Sabía que si ella supiera lo que había pasado, se preocuparía aún más, y él no quería hacerle daño de esa manera.

Así que Roberto le mintió. Le dijo a su esposa que había estado atrapado en una reunión de trabajo que se había prolongado más de lo previsto, y que no había podido comunicarse con ella. Su esposa, aliviada de que no hubiera sucedido nada malo, lo abrazó con fuerza.

Esa noche, Roberto intentó dormir, pero la imagen de la secta lo perseguía, y su mente estaba llena de miedo y paranoia. En medio de la noche, despertó sobresaltado por una pesadilla y se encontró en un silencio sepulcral. Pero algo estaba mal. Podía sentir una presencia extraña alrededor de su casa.

Roberto se levantó y se acercó a la ventana para mirar afuera. Aunque no podía ver nada en la oscuridad, podía escuchar ruidos extraños en el exterior. Se oían murmullos y susurros, y pudo percibir la misma energía malvada que había sentido en la cueva.

De repente, vio algo moverse en la oscuridad. Era una figura encapuchada, similar a las que había visto en la cueva. Estaba parada frente a su casa, observándolo fijamente. Roberto se alejó de la ventana con temor, pero la figura no se movió.

Sintiendo que no podía permanecer en la casa por más tiempo, Roberto decidió salir para enfrentarse a lo que sea que había allí afuera. Agarró un bate de béisbol para defenderse, y salió de su casa, dispuesto a enfrentar a la secta.

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Pero lo que vio cuando salió al exterior fue aún más aterrador. En el patio delantero, había un grupo de figuras encapuchadas, todas ellas miembros de la secta. Estaban rodeando su casa, como si estuvieran tratando de encontrar una manera de entrar.

Roberto estaba asustado, pero también enojado. No podía permitir que la secta lo amenazara a él ni a su familia. Con una determinación férrea, corrió hacia los miembros de la secta, su bate de béisbol en alto, dispuesto a luchar por su vida y la de su esposa.

Roberto se abalanzó sobre los miembros de la secta, blandiendo su bate de béisbol con todas sus fuerzas. Pero en el momento en que lo hizo, se dio cuenta de que no había nadie allí. Los miembros de la secta habían desaparecido, como si nunca hubieran estado allí en primer lugar.

Roberto estaba confundido y aturdido. Su miedo era tan intenso que no podía confiar en sus propios sentidos. ¿Había sido solo su imaginación? ¿O la secta realmente lo había estado observando desde afuera de su casa?

Después de un momento, Roberto decidió entrar a su casa y cerrar la puerta con llave. No se sentía seguro, pero al menos estaba a salvo de cualquier peligro inmediato. Se quedó despierto durante toda la noche, vigilando la casa en caso de que la secta volviera.

A medida que pasaban las horas, Roberto se fue sumiendo cada vez más en un estado de paranoia y miedo. Cada sonido que escuchaba fuera de su casa lo hacía saltar de miedo, y cada sombra en la oscuridad lo hacía estremecer.

Cuando finalmente amaneció, Roberto se sintió un poco más tranquilo. Se dio cuenta de que tenía que hacer algo para protegerse a sí mismo y a su esposa. Así que decidió ir a la policía para informarles de la situación.

Sin embargo, cuando llegó a la estación de policía, Roberto se encontró con que nadie le creía. Los oficiales de policía lo trataron como si estuviera loco o delirando, y le dijeron que no había pruebas de que la secta estuviera detrás de su experiencia.

Roberto se sintió aún más aterrorizado y desamparado que antes. Sabía que estaba solo en esto y que no tenía a nadie en quien confiar. Se preguntaba por qué la secta lo había elegido a él, y por qué lo estaban persiguiendo.

De vuelta en su casa, Roberto decidió tomar medidas extremas para protegerse a sí mismo y a su esposa. Instaló cámaras de seguridad en toda la casa y reforzó todas las puertas y ventanas con cerraduras de alta seguridad.

Esa noche, Roberto se quedó despierto una vez más, mirando por la ventana para detectar cualquier signo de actividad sospechosa. Pero no vio nada, solo oscuridad y silencio.

Fue entonces cuando comenzó a escuchar sonidos extraños, murmullos y susurros en las paredes. Roberto se acurrucó en una esquina de la habitación, sintiéndose completamente atrapado. A lo lejos, pudo ver la figura encapuchada de uno de los miembros de la secta asomándose por la ventana.

Pero en un abrir y cerrar de ojos, la figura desapareció. Roberto estaba confundido y asustado. No sabía si lo que estaba experimentando era real o solo una alucinación.

Cuando finalmente logró dormir, Roberto tuvo una pesadilla aterradora sobre la secta. En su sueño, vio a los miembros de la secta reunidos alrededor de una fogata, realizando un ritual oscuro y siniestro. La figura encapuchada que había visto en la ventana estaba allí, mirándolo fijamente. Los otros miembros de la secta comenzaron a bailar y a cantar, mientras que la figura encapuchada se acercaba a Roberto.

De repente, Roberto sintió una extraña sensación en su cuerpo. Sus huesos comenzaron a crujir y sus músculos se tensaron, y se dio cuenta de que estaba transformándose en un animal. Se convirtió en un jaguar, con garras afiladas y colmillos feroces. La figura encapuchada lo miraba, sonriendo malvadamente, mientras que los otros miembros de la secta se arrodillaban ante él.

Roberto se despertó gritando, empapado en sudor y temblando de miedo. Se dio cuenta de que había sido solo una pesadilla, pero no podía sacudir la sensación de que algo siniestro estaba sucediendo.

A medida que pasaba el tiempo, Roberto se dio cuenta de que había perdido la confianza en su propia cordura. No sabía si lo que estaba experimentando era real o simplemente una alucinación. Se preguntaba si estaba perdiendo la cabeza.

A pesar de todo esto, Roberto seguía decidido a encontrar una forma de detener a la secta. Sabía que tenía que hacer algo para protegerse a sí mismo y a su esposa, y no podía permitir que la secta siguiera adelante con sus siniestros planes.

Así que decidió comenzar su propia investigación. Investigo sobre los lugares donde había estado, los nombres que había escuchado, los símbolos que había visto en la cueva. Pasó horas investigando en línea y leyendo libros antiguos en la biblioteca local.

Finalmente, después de semanas de búsqueda, Roberto descubrió algo sorprendente. Los símbolos que había visto en la cueva eran en realidad símbolos antiguos que se usaban en rituales de magia negra. También descubrió que la secta tenía una base de operaciones en las afueras de la ciudad, donde realizaban sus reuniones secretas.

Con esta información en mano, Roberto decidió actuar. Se armó con un cuchillo y se dirigió a la base de operaciones de la secta, dispuesto a detenerlos de una vez por todas.

Cuando llegó allí, encontró una puerta cerrada con candado. Sin embargo, no se detuvo. Con el cuchillo en la mano, comenzó a forzar la cerradura. Finalmente, logró abrirla y entró a la base de operaciones de la secta.

Lo que encontró allí fue más aterrador de lo que jamás hubiera imaginado. Había una habitación llena de miembros de la secta, todos ellos vestidos con túnicas negras y portando cuchillos. En el centro de la habitación había una figura encapuchada, que resultó ser el líder de la secta.

El líder de la secta observó la angustia en los ojos de Roberto. Sabía que había visto demasiado y podía ir a contarle a alguien lo que había sucedido.

Fue entonces cuando el líder le ofreció una manera de salvarse de sufrir como nahual en vida. Le dijo que la única salida era ofrecerle su alma al diablo en ofrenda.

Roberto se estremeció ante la idea de vender su alma al diablo, pero sabía que era su única oportunidad de escapar de su vida como nahual. Así que, finalmente, aceptó el trato.

El líder comenzó a recitar palabras oscuras en un lenguaje que Roberto no entendía. Los sonidos que hizo Roberto como animal animaron al líder a continuar recitando las palabras, hasta que finalmente, Roberto volvió a ser humano.

Sin embargo, la sensación de alivio que experimentó Roberto al recuperar su forma humana fue fugaz. Sabía que había vendido su alma al diablo, y que tendría que pagar el precio por ello tarde o temprano.

Con un nudo en el estómago, Roberto se dio cuenta de que su vida nunca volvería a ser la misma. Había sido arrastrado a un mundo de magia negra y oscuros rituales, y no sabía si alguna vez sería capaz de escapar.

Salió de la base de operaciones de la secta sintiéndose vacío y perdido. Sabía que tendría que vivir con las consecuencias de su elección por el resto de su vida.

Mientras caminaba por las calles, Roberto se dio cuenta de que algo había cambiado en él. Ya no era el mismo hombre que había sido antes de su encuentro con la secta. Había sido transformado en algo oscuro y siniestro, y no sabía si alguna vez podría recuperar su antigua vida.

Con un escalofrío recorriendo su cuerpo, Roberto se dio cuenta de que había cruzado una línea que no podía deshacer. Había vendido su alma al diablo y no había vuelta atrás.

Aunque Roberto trató de alejarse de la magia negra y la oscuridad que había encontrado en la secta, siempre sintió que algo lo perseguía. Tenía horribles pesadillas en las que era perseguido por criaturas siniestras y sentía la presencia del diablo a su alrededor.

A pesar de su temor, Roberto trataba de vivir su vida normalmente. Pasaba tiempo con su esposa, trabajaba y trataba de mantenerse alejado de todo lo que pudiera recordarle su pasado oscuro.

Pero a pesar de sus esfuerzos, nunca pudo escapar completamente de su pasado. Sabía que el diablo lo estaba observando y esperando para cobrar lo que le debía.

Cada noche, Roberto se arrodillaba y rezaba pidiéndole a Dios que lo ayudara a salvar su alma. Pero no importaba cuánto rezara, seguía sintiendo que algo lo estaba acechando, esperando para atraparlo.

A lo largo de los años, Roberto se dio cuenta de que su vida nunca volvería a ser la misma. Había vendido su alma al diablo, y no importaba cuánto tratara de olvidarlo, siempre estaría en deuda con él.

Pero a pesar de todo, Roberto seguía luchando. Trataba de ser la mejor versión de sí mismo y de hacer el bien en el mundo. Sabía que nunca podría cambiar lo que había hecho, pero estaba decidido a no dejar que su pasado definiera su futuro.

Y aunque sabía que el diablo algún día vendría a cobrar su deuda, Roberto estaba dispuesto a luchar hasta el final. Porque en su corazón, sabía que el amor de su esposa y la esperanza en su alma eran lo único que podía salvarlo de la oscuridad que lo había arrastrado a la secta.

Y así, Roberto continúa su lucha diaria, sabiendo que nunca podrá escapar completamente de su pasado, pero tratando de encontrar la redención y la paz interior que tanto anhela

Después de escuchar la historia de Roberto, me quedé sin palabras. Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y un miedo profundo se apoderó de mí.

Nunca había oído hablar de una secta tan oscura y siniestra como esa. Me di cuenta de que cualquiera podía caer en sus redes, y no podía imaginar cuántas personas ahora eran esclavas de los líderes de esa secta.

Desde entonces, he sentido un miedo constante. Siempre estoy atento a mí alrededor, tratando de detectar cualquier señal de que algo así pueda estar sucediendo cerca de mí.

Y aunque trato de mantener una mente abierta y no juzgar a nadie, no puedo evitar sentirme aterrorizado ante la idea de que alguien cercano a mí pueda ser víctima de la secta.

La historia de Roberto me hizo darme cuenta de que hay un lado oscuro en el mundo que nunca se ve en la superficie. Hay gente que está dispuesta a hacer cualquier cosa para obtener poder y control, incluso si eso significa hacer pactos con el diablo.

A pesar de mi miedo, trato de mantener una actitud positiva y de esperanza. Sé que hay gente buena en el mundo que está luchando contra el mal y haciendo todo lo posible para proteger a los demás de la oscuridad.

Pero también sé que siempre habrá fuerzas oscuras tratando de arrastrarnos hacia abajo. La historia de Roberto me ha hecho darme cuenta de que el miedo es real, y que debemos estar siempre alerta y listos para luchar contra el mal en todas sus formas.

Así que mientras sigo mi camino en la vida, trato de mantener una mente abierta y de estar siempre atento a mí alrededor. Porque nunca se sabe cuándo podré necesitar esa vigilancia extra para protegerme a mí mismo y a los que amo.

Autor: Anónimo

Derechos Reservados

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