Huésped De Ultratumba Historia De Terror 2023

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Huésped De Ultratumba Historia De Terror 2023

Huésped De Ultratumba, Historia De Terror… Mi nombre es Rogelio, actualmente tengo setenta y cinco años, la historia que voy a contar ocurrió en el año 1975. en aquel entonces yo era contratista, por motivos de trabajo me tuve que desplazar a la Ciudad de Guanajuato y me hospedé en el hotel Castillo de Santa Cecilia, que se encuentra en el centro de la Ciudad, del cual yo no sabía nada.

Huésped De Ultratumba Historia De Terror

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Entré al lugar impactado por la espectacular e imponente arquitectura exterior, pedí una habitación y se me fue otorgada la habitación trescientos noventa y ocho. nada más al desempacar mismaletas escuché dos aplausos detrás de mi nuca. salí corriendo del cuarto, y me fui a recepción y les dije que alguien estaba dentro de la habitación.

Los de recepción me contaron una historia muy larga, con muchos nombres, muchas fechas y demasiados detalles, pero trataré de resumirlo.

Todo comenzó hace siglos, allá por el año 1686, cuando estaba lleno de trabajadores que se dedicaban a la minería, y cuenta la historia que hubo muchos accidentes y por consecuencia muchos muertos, y las esencias de las personas nunca abandonaron el lugar.

Luego en 1916 se convirtió en un hospital, donde por lógica también hubo muchos muertos, desde entonces ya se contaba de apariciones y espectros.

Finalmente, se optó por construir el hotel. A sí que a pesar de que yo pedí ser cambiado de piso, me explicaron que no tendría ningún caso, ya que en todas las habitaciones del hotel ocurren cosas, y es absolutamente imposible saber en qué habitaciones ocurren menos sucesos.

Entonces, resignado, confundido, y a sabiendas de que mañana tendría que salir temprano a una reunión cerca de la zona, volví a mi habitación.

Ya estando en mi piso, mientras caminaba hacia mi habitación, salió una muchacha de limpieza y me dijo que si yo había pateado la puerta, claramente no había sido yo. entonces me dijo una frase que me dejó muy incómodo. otra vez los muertos.

Ya estando de vuelta en mi habitación lo primero que hice fue encender todas las luces, aun así, todo se miraba muy sombrío y eso me hacía sentir incómodo, más aún porque la habitación era más grande que la casa en la que viví de niño. Entendí el porqué del precio, ya que la habitación tenía sala, un gran baño, terraza y muy buen espacio.

Por unos instantes me quedé quieto, esperando escuchar de nuevo los aplausos, pero no ocurrió nada, así que me dispuse a terminar de acomodar mis cosas en mi habitación, el resto del día estuvo tranquilo, lo único fue que en la madrugada azotaron la puerta del baño.

No sé a qué horas fue, recuerdo que me desperté cuando escuché que se movía la perilla de la puerta, como si quisieran abrirla. me levanté y fue cuando azotaron la puerta.

Fui al baño a revisar y cuando quise agarrar la perilla para abrir, un humo negro me atravesó, me giré y pude ver que ese humo se escapó por debajo de la puerta. creo que ese humo tenía ojos.

Por impulso Salí de la habitación detrás de la sombra y caminé por el pasillo. De pronto sentí que me tocaron el hombro, volteé y no vi a nadie.

Me asusté y volví corriendo a mi habitación, fui al baño y me enjuagué la cara, me miré en el espejo y traté de convencerme a mí mismo que todo me lo estaba imaginando, debido a que me había sugestionado con la historia que me contaron en recepción.

Al salir del baño fui a la terraza y miré la luna llena que se reflejaba en la alberca. estuve caminando de un lado al otro de la terraza, y la sensación que se sentía era extraña, quizá fue por el sueño, quizá por el miedo, pero se me figuró ver una vez más el humo negro con ojos, pero ahora se estaba deslizando por la pared de junto.

Aunque se me erizó la piel no podía dejar de ver, podía más mi morbo que mi miedo. Trataba de saber que era esa cosa, pero era imposible, porque se confundía con la noche y la negrura de la pared, así que mejor regresé para mi habitación.

Cuando entré, se me figuró que la pared que estaba frente a mí, estaba más obscura. de pronto se escuchó un ruido, como si algo se estuviera arrastrando en esa pared.

Me acerqué y vi unos ojos, retrocedí asustado, entonces el humo negro se despegó de la pared y empezó a revolotear en toda la habitación, con tanta fuerza que se escuchaba como si estuvieran dando de patadas contra las paredes. entonces recordé lo que me había dicho la muchacha de limpieza, sobre la patada que ella había escuchado en la otra habitación.

Corrí a encerrarme en el baño, y ahí pasé el resto de la noche, ni siquiera recuerdo haberme quedado dormido, tampoco sé en qué momento dejaron de escucharse los golpes.

En la mañana se me hizo un poco tarde para la reunión, así que me bañé, me puse una camisa arrugada y me fui corriendo a la junta.

Al volver, ya por la tarde, fui a la barra a pedir algo de tomar. No quería parecer loco, pero ya con tres whiskys encima, me animé a contarle al que atendía en la barra, sobre el humo con ojos. Y le pregunté si él sabía algo.

Me contó que no se sabía a ciencia cierta lo que era, pero que muchas personas lo asocian con espíritus malignos, que todas las noches rondaban las habitaciones, pero nadie sabe qué es lo que quiere.

La última cosa que me dijo, fue que podía estar tranquilo, porque en todas las habitaciones había marcadas varias cruces, que estaban hechas con un aceite bendito. Eso me pareció curioso por dos cosas. la primera, es que yo no había visto ninguna cruz en ningún momento, y la segunda es que se supone que las cruces están puestas para evitar que los huéspedes sean atacados.

Volví a mi habitación, busqué en cada rincón, moví la cama y los muebles, revisé cada metro de suelo y del techo y no encontré ninguna cruz.

Fui de vuelta a la barra, y le dije al que atiende que en mi habitación no había nada de lo que él me había dicho, me dijo que fuera con los de administración, y les pidiera que revisaran mi cuarto, que era urgente porque cuando las cruces de aceite bendito se borran de alguna habitación, significa que la mujer del vestido, ha entrado.

Mientras iba caminando a administración, sentí una sensación de pesadez, y también de incomodidad, como si todas las personas me miraran.

De reojo alcancé a ver la figura de una mujer de blanco, cuyo rostro estaba totalmente pálido, y en un parpadeo desapareció. Llegué a la administración, reporté lo que me dijo el de recepción sobre las cruces, y sin más que hacer volví a mi cuarto.

Llegué a mi habitación y apenas entré se sintió un frío extraño, chequé si estaba abierta la ventana, pero estaba bien cerrada.

En ese tiempo estaba fresco el clima, ya que el hotel se encuentra en Guanajuato, pero ese frío que se sentía adentro era muy diferente.

Tratando de pasarla bien, me senté en un sillón a descansar un rato y relajarme, cuando muy claro se escuchó que le bajaron al baño del cuarto, me quedé mirando hacia donde se encontraba el baño y pensé que alguien estaba adentro.

Al ir a ver no había nadie, pero el depósito del baño si se estaba llenando, fuera de eso todo estaba bien. al llegar la noche todavía no podía acomodarme con el ambiente.

Escuché pasos afuera, entonces, como ya estaba medio paranoico, me asomé por la puerta, la abrí solo un poco, y con cuidado de no hacer ruido.

A medio pasillo noté como una mujer iba caminando más adelante, avanzaba con pasos cortos, como si no llevara prisa, como si no tuviera algún destino.

Me llamó mucho la atención porque iba vestida de una manera extraña, con ropa muy antigua, como si fuera a una fiesta de disfraces, arrastraba su vestido de la parte de atrás, y a cada paso que daba, se podían ver sus pies descalzos, blancos y delgados. al final del pasillo dio vuelta.

Decidí seguirla, en unos segundos también yo llegué al final del pasillo, pero para mi asombro al dar vuelta, ya no había nadie, además solo había quedado en el ambiente un olor a humedad.

Al verme solo en ese pasillo, me produjo un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, volteaba para todos lados, pero solo había puertas cerradas.

De regreso a mi habitación me encontré a una persona dibujando una cruz en mi cuarto, dijo ir de parte del hotel para atender mi solicitud, que ya no habría ningún problema con cosas extrañas

Le agradecí y le pregunté sobre la mujer que acababa de ver, me dijo que él no tenía idea, pero que con la cruz esa cosa ya no debería poder entrar a mi cuarto.

Con muchas interrogantes entré y decidí ya no salir del cuarto, así que abrí una botella de vino y tomé un poco para calmarme.

Me acosté a dormir, y unas horas más tarde me despertó el ruido del grifo del lavabo del baño.

Con los ojos abiertos y sin parpadear, escuchaba en silencio, esperaba ver algo, pero todo estaba en calma, solo se podía oír como corría el agua.

En ese momento, decidí no dormir en esa habitación, y salí casi corriendo para irme a pasar lo que faltaba de la noche al lobby del hotel.

Cuando estuve en recepción, solo había unas cuantas personas, nos pusimos a hablar entre nosotros, para que pasara pronto la noche.

Estuvimos platicando durante horas intercambiando experiencias, contaban de fantasmas y espectros, algunos habían escuchado risas en sus cuartos, otros horribles lamentos, otros comentaron de la sombra con ojos, y solo una pareja al igual que yo, también había visto a la mujer de blanco.

Se nos unió a la plática una persona que iba pasando, y escuchó nuestra conversación, nos contó que se decía que en el cuarto cuatrocientos tres, hacía muchos años, habían matado a una mujer de la realeza, y que en las noches se pasea por todos los pasillos del hotel.

Según se dice, la mujer busca salir del hotel, sin conseguirlo, ya que por alguna extraña razón no puede pasar por ninguna puerta, ni para salir ni para entrar.

Además, nos dijo que el terreno donde fue construido el hotel, no recordaba bien la fecha, pero fue allá por el año 1600, fue el escenario de siglos de violencia, muerte y maltrato a cientos de personas, por lo que no resulta extraño que los espíritus vaguen y se manifiesten, ya que se encuentran perdidos en el tiempo, y son prisioneros dentro de este hotel.

Tras terminar la charla, que ya debían ser como las dos de la mañana, fui al comedor del hotel, había una persona haciendo el aseo, le comenté que había un problema en mi habitación, y que si podría dormir recargado en una de las mesas, me dijo que no había ningún problema, siempre y cuando no ensuciara. Así que tomé asiento y recosté mi cabeza sobre misbrazos como si fuera una almohada improvisada.

No pude descansar, porque desafortunadamente tuve pesadillas horribles con esa mujer, que me hacían despertar a cada rato.

Muy temprano por la mañana me despertó uno de los meseros, y me dijo que me iba a preparar un café, que si quería seguir durmiendo me fuera a mi habitación, porque ya se iba a servir el desayuno, y no podía seguir acostado ahí.

Me tomé el café, subí a darme una ducha, no tenía tiempo para fantasmas, ya que se me hacía tarde para una junta. me cambié, y Salí de la habitación, no sin antes, una vez más mirar de reojo a la mujer de blanco.

Al regresar de la junta, uno de los trabajadores que estaba en su tiempo de descanso me dijo que me podría ofrecer algunas explicaciones si le invitaba un trago. un tanto interesado le dije que sí, fuimos al bar, y esto fue lo que me contó.

Según el empleado del hotel, en el lugar donde ahora se encuentra la habitación cuatrocientos tres, fue el escenario de varias muertes.

Por el sadismo y lo atroz de estas, las almas en pena se manifiestan, causando asombro y terror a quien ha tenido la mala suerte de interactuar con ellas.

Conforme iba platicando, más me interesaba aquella historia, me contó que hacía muchos años el hijo de un virrey sediento de sangre y de maldad, había asesinado por lo menos a tres o cuatro mujeres, entre ellas a dos exesposas.

Que la última de esas mujeres asesinadas y la más conocida era Doña Ana. una doncella, a la cual le hizo tres cortadas en el cuello, y que el espíritu de esa mujer se ha paseado por el hotel durante muchos años, pero sobre todo en la habitación cuatrocientos tres.

También me dijo que una vez al mes, acudía un sacerdote a bendecir el hotel, y que ya no tardaba en volver para la bendición de este mes.

Eso me tranquilizó un poco, amí todavía me tocaba estar varios días en el hotel y al menos un sacerdote iba a acudir para apaciguar las manifestaciones, así que un poco más tranquilo me animé a volver a la habitación.

Me parecía que la atmósfera del lugar cambiaba a cada metro que avanzaba, se empezaba a manifestar mi miedo con un sudor en las manos, además de erizarme la piel.

Yo no entendía por qué, si me había quedado con la idea que un sacerdote iba a ir a arreglar las cosas.

En ese preciso momento la mujer se manifestó ante mis ojos, no pude evitar notar las tres cortadas en su cuello, ahí entendí, que sin lugar a dudas se trataba del fantasma de la mujer que había matado el hijo de aquel virrey.

Me quedé paralizado observando la siniestra silueta unos segundos, me empecé a sentir más nervioso. Poco a poco se iba acelerando mi corazón y empecé a respirar un poco más fuerte.

La mujer empezó a sollozar. se me heló la sangre y mi corazón casi se detiene cuando los sollozos de la muerta se convirtieron en estrepitosos llantos y desgarradores lamentos.

Se empezaron a escuchar golpes en una puerta, quizás del baño o de algún armario, y el llanto se hizo más fuerte.

Huésped De Ultratumba Historia De Terror

De pronto se escuchó un fuerte trueno que venía de afuera del hotel, un relámpago alumbró toda esa parte del cuarto, en cuanto se fue la luz del relámpago la silueta siniestra de la mujer desapareció. entonces comprendí una cosa, una realidad que me resistía a aceptar. me resigné, estaba en una habitación embrujada.

Salí de la habitación tambaleándome a causa del miedo, cerré la puerta y vi que la cruz de aceite ya no estaba. estando ya en el pasillo de salida, alguien tomó mi hombro, sobresaltado, voltee tirando un manotazo, pero era aquel empleado del hotel con el cual había hablado horas antes.

Me miró asustado, me dijo que él también había escuchado los gritos y me dijo que nos fuéramos de ahí, y caminamos rumbo al bar, íbamos sin hablar y yo nervioso venía volteando para todos lados.

Cuando llegamos al bar nos tomamos un coñac. Después que le conté lo que acababa de vivir, me dijo que prácticamente había tenido la suerte de salir bien de ahí.

Me dijo que la última persona que estuvo en presencia de la muerta, terminó volviéndose completamente loco.

Me terminé mi trago, ya no estaba dispuesto a soportar una noche más en el hotel- fui a recepción, les dije que de favor me trajeran todas mis cosas, ya que en ese mismo momento me iba a ir.

Me dijeron que todavía me restaban dos noches, y que no hacían devolución del dinero- yo les dije que el dinero era lo de menos, que se lo podían quedar, que yo ya me iba.

Enviaron a alguien a recoger todas mis cosas, mientras yo Salí a buscar otro hotel que estuviera ahí cerca en la zona- no tardé más de media hora en encontrar uno, hice mi reservación para dos noches, y le pagué a un mozo para que me acompañara al otro hotel a traer mis cosas.

Fue así que dejé mi estancia en el hotel embrujado.

Creí que jamás iba a volver a ese hotel, pero veinticinco años después, y por cuestiones de causa mayor, se había muerto un amigo, tuve que volver a Guanajuato, por las prisas y la urgencia de acompañar a la familia de mi amigo, terminé hospedándoome en ese mismo hotel.

Esa noche, cuando volví a aquel hotel, después de ir a platicar con la familia de mi amigo, para saber dónde y a qué hora sería el velorio, y al salir un momento al balcón, escuché unas suaves risas, al mirar hacia donde venían aquellas risas, miré a una niña entre los arbustos, deambulaba sin rumbo fijo.

Tenía su pelo largo, un poco desdeñado y una muñeca sin cabeza en sus manos, solo la vi un momento, era muy blanca, casi pálida.

Mientras estaba en el balcón, escuché el ruido que hacían las ruedas de unas maletas por el pasillo de afuera, me asomé y vi que se trataban de unas personas que venían apresuradas.

Decían entre pláticas, que no estarían ni un minuto más en este hotel después de lo vivido, solo las escuché y recordé la última noche que yo había pasado en este hotel.

Entré a mi habitación, cuando me estaba acomodando, escuché como una pequeña piedra pegaba en la ventana. al asomarme, extrañado miré que era aquella pequeña de la muñeca, solo me miró y salió corriendo.

Ya estando descansando con la luz apagada, escuché que dijeron mi nombre al oído, me levanté sobresaltado, prendí el foco y aunque no había nadie, noté en el piso unas huellas de pies descalzos, de un niño como de unos seis años.

Preocupado hablé a recepción y les dije lo que pasaba. después de media hora mandaron a una persona a checar toda la habitación.

Al comentarle lo sucedido, lo noté con una actitud indiferente, como ya acostumbrado a ese tipo de cosas, y antes de retirarse, me dijo que no había nadie y que no creyera todo lo que veía.

Entré a mi habitación algo temeroso, pero todo estaba en calma, revisé todo el interior de mi cuarto, pero todo estaba en orden.

Antes de bajar a cenar, serían las nueve de la noche, escuché que aventaban piedritas a mi ventana otra vez, pero no me quise asomar, decidí mejor ir al restaurante.

Dejé la luz de la lámpara encendida, cerré la puerta y caminé por aquel largo pasillo, se sentía muy frío y el sonido de mis pasos se escuchaba fuerte, por el eco que reinaba en todo el lugar.

Después de cenar, salí a caminar por los alrededores del hotel, la luna estaba impresionante y alumbraba todo.

Empecé a caminar escuchando los sonidos de la noche para desestresarme, solo unas cuantas personas caminaban por los jardines, pero poco a poco se fueron retirando porque se sentía frío.

Después de caminar por unos minutos, me detuve en seco cuando miré la silueta de aquella niña, como a veinte metros enfrente de mí.

La alumbraba la luz de la luna, su vestido y su largo cabello la hacían verse como un ser de ultratumba.

Se empezó a sentir un ambiente perturbador, me di cuenta de que ya no se escuchaban ni los grillos, y me causó un gran escalofrío, estando todo en silencio, caminó hacia donde yo estaba.

Se me hizo eterno el camino para llegar a la entrada. cuando al fin lo hice, me fui directo al bar y pedí algo fuerte, que tomé de un solo trago, el cual me hizo recobrar el aliento.

Todo aquello era como un terrible deyabú, pasaba algo extraño, iba al bar, pasaba otra cosa y volvía al bar. solo me restaba una noche, solo debía aguantar un poco más.

Volví a la habitación, pero no pude evitar sentirme ansioso, así que a pesar de que había dejado de fumar 30 años atrás, salí al balcón a fumarme un par de cigarros.

Estuve afuera como por media hora, expuesto a la brisa fresca de la noche, mientras observaba las estrellas, decidí volver al interior de la habitación, para recostarme y dormir.

Entré, cerrando las puertas corredizas, y en cuanto me di la vuelta, sentí que alguien me clavó la mirada. voltee con miedo, esperando lo peor, listo para salir corriendo. vi a la niña colgando de cabeza, asomándose desde la parte superior de las puertas corredizas. completamente asustado quise abandonar la habitación, pero por la obscuridad y las prisas no vi el mueble contra el que me tropecé, caí golpeando mi cabeza contra el suelo.

no me desmallé al momento, solo quedé muy aturdido y mareado, pero aun así seguía invadido por el pánico.

me levanté con prisa, agitado, lo cual me hizo ver borroso y perder el equilibrio, caí al costado de la cama y ya no me pude levantar.

Me quedé tirado, yo quería moverme, lo intentaba, mi cerebro le mandaba la orden a mispiernas y a misbrazos, pero no respondían. empecé a sentir mucho calor en el pecho, como si fuera reflujo, creo que me iba a dar un infarto, en ese momento alguien llamó a la puerta, yo ni siquiera podía gritar, tenía entrincados los dientes, volvieron a insistir, llamándome por mi nombre. yo temía que se fueran y me dejaran ahí al borde de la muerte.

Por fortuna, la persona que estaba llamando a la puerta, la abrió, me encontró tirado en el suelo, me ayudó a levantarme, y me llevó hasta donde había un botiquín, me dieron alcohol para el mareo, me pusieron merthiolate en la frente, ya que me había rajado un poco y me dieron un vaso de agua.

Me permitieron dormir en otra habitación. al día siguiente pude asistir al funeral de mi amigo, y ya solo volví al hotel para recoger miscosas.

Afortunadamente, nunca he tenido que volver. no tomen mi historia como delirios de un viejo, todo lo que yo les cuento, lo han experimentado decenas de personas, si no es que cientos o miles, durante los últimos 70 años, si no es que más.

Si no me creen, pueden investigar todo lo que ocurre en el Hotel Santa Cecilia que se encuentra en el centro de Guanajuato.

Autor: El Gato Negro.

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