El Monstruo De Nueva York Historia de Terror

El Monstruo De Nueva York Historia de Terror

Me llamo Juan, soy nacido en México, y les traigo mi relato: El Monstruo De Nueva York Historia de Terror , tengo casi 30 años viviendo en Estados Unidos, específicamente en la ciudad de Southold, dentro de Long Island en Nueva York. Yo pude emigrar gracias a una empresa de construcción. Les cuento, allá por el 95 mi hermano y yo, junto con muchos más mexicanos, fuimos contratados por esta empresa para construir un edificio en Atlanta.

La empresa nos sacó visa de trabajo a todos y estuvimos allá muchos meses, al finalizar nuestro contrato nos dieron la opción de laborar con ellos de forma permanente, pero con la condición que debíamos quedarnos ya, ese mismo día en Estados Unidos. Mi hermano no aceptó pues tenía una esposa esperándolo, yo sí me quedé. Vivir aquí es agradable, la vista del agua es increíble, actualmente ya no trabajo para la empresa de construcción, trabajo por mi cuenta haciendo trabajos por aquí y por allá, vivo solo así que no ocupo demasiado dinero, y a mis más de 50 años pues no me mato trabajando, trabajo solo unas horas al día, ya quitando gastos de material y transporte saco unos 70 dólares al día, eso me da suficiente para vivir, pues no pago renta, vivo en una casa rodante que compré hace años.

En fin. Una noche cualquiera de hace algunos años, yo estaba viendo tranquilamente la televisión, ya debía ser de madrugada, cuando escuché un ruido que llamó mi atención, sonó idéntico a cuando una tabla gruesa se parte por la mitad. Me asomé por las ventanas, pero no vi nada, así que seguí viendo la televisión, hasta que me quedé dormido. Temprano por la mañana fui al supermercado para comprar cosas, para llegar tengo que pasar por un barrio de afroamericanos. Yo estaba caminando normal, llevaba conmigo un hueso de pollo, siempre le llevaba una botana a un gato amarillo que se paseaba por el barrio. Mientras caminaba me encontré a Jhon, un amigo, iba con su perro, nos saludamos y luego le comenté sobre el ruido que había escuchado en la noche. Él me dijo que también lo había escuchado, él había organizado una fiesta en su casa y de hecho todos los de la fiesta lo escucharon. Yo le comenté que entonces debió tratarse de un ruido muy fuerte pues no vivo tan cerca del barrio. John me dijo que él creía que el ruido había venido de la costa. Total, así quedó, me despedí de él y seguí mi camino. Llegué al supermercado, compré mis cosas y luego fui a un teléfono público para llamar a uno de mis clientes para confirmar si siempre sí iba a querer que fuera a revisar su portón. Me dijo que sí, entonces volví a casa, almorcé, me alisté y fui a casa del cliente, estuve ahí como de 11 de la mañana a 3 de la tarde. El resto de la tarde la pasé viendo televisión. En la noche salí a comprar unas hamburguesas para cenar, fui al barrio, ahí hay un local que vende las mejores hamburguesas de Long Island. Estaba ahí, platicando con el cocinero, era un muchacho, nuevo en el local. Me estaba preguntando sobre México, ya sabes, la cultura, la comida, los mitos y leyendas. La plática estaba muy buena, pero de pronto escuchamos un ruido raro, se trataba de un animal, pero era un animal que nunca antes había escuchado, además el sonido parecía provenir de la costa. Mis hamburguesas ya estaban listas así que las pagué y volví a mi casa. Mientras caminaba de regreso, luego de salir del barrio me encontré con el mechudo, así le decimos al vagabundo que anda por ahí por el área. No era peligroso, sí estaba medio loco, pero jamás fue agresivo, yo lo saludé y él, en inglés obviamente, me dijo que no me acercara a los basureros, que un perro pájaro andaba por ahí. Eso sonó turbio, pero lo dejé pasar. La noche transcurrió con normalidad. Los siguientes días estuvieron pasando cosas peculiares, por decir algo, helicópteros militares sobrevolaban la costa a diario, iban aluzando, como si estuvieran buscando algo. También comencé a notar, cuando pasaba por el barrio, que poco a poco se notaba que había menos gatos por las calles, era como que muy sutil, yo me percaté de eso cuando dejé de ver al gato amarillo al que siempre le llevaba algo de comer. Era muy extraño. Una tarde, mientras regresaba a casa, me encontré a Jhon, no vi a su perro, él jamás sale a caminar sin su perro, por tanto, le pregunté por el animal. Me dijo que la noche anterior había muerto, se había enfermado de algo muy raro pues se había infestado de gusanos, pero lo que más le sorprendía era que esa infestación le había ocurrido a su perro de repente, nunca se sintió mal, simplemente se puso enfermo en la noche y murió un par de horas después. Le dije a Jhon que lamentaba la muerte de su perro, luego me despedí de él y seguí mi camino. La noche siguiente fui otra vez por hamburguesas, me atendió el mismo muchacho. Aproveché para preguntarle si no había notado como que cosas raras estaban pasando. Él me miró fijamente y me dijo: “sí hermano, son los militares”. Yo no entendí a qué se refería. Me dijo que ya iban varias veces que durante la madrugada llegaban al barrio vehículos militares que veían escoltando a gente del Departamento de Control de Plagas Animales. Lo primero que se me vino a la mente fue lo de los gusanos que Jhon me había contado sobre la muerte de su perro. El muchacho me siguió contando que los militares no duraban mucho tiempo en el barrio, dijo que los de Control de Plagas simplemente revisaban algún bote de basura al azar y si se encontraban un gato muerto o algo se lo llevaban. Yo le dije que seguramente algún bicho estaba causando estragos, y que por eso andaban revisando, para mí eso era la explicación más lógica. Entonces él insistió en por qué, si se trataba de algo tan sencillo como yo suponía, tenían que acudir durante la madrugada y escoltados por militares. Eso me dejó pensando, y bastante la verdad. Quería seguir la plática, pero ya era noche y mis hamburguesas estaban listas, así que volví a casa. Lo que me había dicho el muchacho no me dejaba de dar vueltas en la cabeza, yo intentaba encontrar alguna forma retorcida de relacionar a los de Control de Plagas con los helicópteros militares que sobrevolaban la costa, también con la desaparición de gatos y la extraña muerte del perro de Jhon, algo estaba pasando, algo serio, entonces recordé lo que me había dicho el mechudo sobre un perro pájaro. Eran muchas cosas sueltas que de alguna forma u otra tenían que encajar, pero mi ignorancia no me permitía dar con la solución de un enigma de esas dimensiones. La noche siguiente volví a escuchar aquel sonido de una gruesa tabla partiéndose por la mitad, ese extraño sonido estaba relacionado con todo lo demás, no había ninguna duda, pues a partir de esa noche ya no hubo helicópteros militares sobrevolando la costa, los gatos dejaron de desaparecer, y cuando volví a comprar hamburguesas y pregunté si los de Control de Plagas seguían yendo, el muchacho me dijo que no, que habían dejado de ir unos días antes, haciendo cuentas daba exacto con la noche que escuché la tabla partirse por la mitad. No tenía ni idea de qué era lo que había pasado, pero al parecer todo había vuelto a la normalidad, esa aparente normalidad no duró mucho, pues un día, mientras iba a realizar un trabajo, me enteré de que habían encontrado muerto al mechudo. Lo más extraño, dijo Jhon, es que la policía no interrogó a nadie, solo llegaron para cuidar el área hasta que llegó una ambulancia por el cuerpo, no hubo forense, limpiaron todo y se fueron. Por el barrio se corría el rumor, según los que afirmaban haber visto el cuerpo del mechudo, que tenía una extraña herida en una pierna y que de ahí le salían demasiados gusanos. Inmediatamente, me acordé del perro de Jhon. Pasaron algunos días, entonces, mientras leía el periódico más popular de la ciudad, vi una foto de una criatura que había sido encontrada muerta en la costa, era una cosa muy extraña, tenía la forma de un perro pequeño, aunque la verdad parecía más como un sapo gigante, lo más raro de ese animal era que tenía pico de ave, pero también tenía dientes. La noticia se esparció rápido por toda Nueva York, creo que hasta se cubrió la nota en el resto de Estados Unidos y en otros países. Nunca se realizó la investigación correspondiente, solo hubo acusaciones de unos contra otros, y en medio de tanto ruido salía a relucir una organización: Departamento de Control de Plagas. Sinceramente, yo no tengo ni la más mínima idea de qué era ese extraño animal, y por supuesto que tampoco puedo afirmar que los de Control de Plagas estuvieran relacionados con esa cosa que encontraron muerta en la costa. Lo único de lo que estoy seguro es que, luego de que encontraron ese extraño cuerpo, dejaron de ocurrir cosas extrañas en el área donde vivo.   Autor: Ramiro Contreras Derechos Reservados

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