Un Nahual Me Persigue 2023

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Un Nahual Me Persigue 2023

Un Nahual Me Persigue… Mi nombre es Carlos y soy historiador, siempre he estado fascinado por las leyendas y mitos que rodean a mi país, México, en ese tiempo estaba trabajando para un centro de investigaciones, en el que analizábamos las diferentes manifestaciones socioculturales que han prevalecido desde la conquista de los españoles hasta la actualidad.

Creo que cualquier estado de la República Mexicana tiene su riqueza cultural, pero en lo personal, me ha llamado mucho la atención  la Ciudad de México, así que comencé mi trabajo de campo en ese lugar, por lo que me hospedé en un hotel que se encontraba en pleno centro histórico, muy cerca del Zócalo y de la calle donceles.

Necesitaba saber más sobre lo que la gente local decía acerca de las leyendas de la ciudad, por eso me fui en un tour que contara las historias más representativas, hubo una en específico que llamó mucho mi atención, fue una de los relatos más intrigantes: la leyenda de los nahuales, en el callejón de la danza o también conocida como la cueva de los nahuales.

Soy originario del estado de Jalisco, de un pueblo que colinda con Colima, así que crecí con mitos como la llorona, de aparecidos en las carreteras y de fantasmas, pero no sabía de la existencia de nahuales, quizás por eso me llamó la atención esta leyenda, según la contó el guía de turistas, decía que en la calle que está junto al primer mercado de la Merced, años atrás las personas le tenían miedo a pasar por esta calle, porque decían que en ella ocurrían sucesos sobrenaturales, que les podía costar la vida a quien se atreviera a cruzar.

Según contó el guía, en ese callejón tenían lugar danzas infernales, que ocurrían alrededor de una hoguera en medio de la calle, la danza la practicaban nahuales con gestos diabólicos, ellos hacían mucho escándalo, con muchos gritos, que aterrorizaban a las personas que vivían en el vecindario, además, se convertían en espectros que robaban a los niños y a las mujeres, las personas que vivían cerca de ese lugar, pedían a las autoridades que los apoyaran, pero no le hacían caso, por no ser parte de la nobleza española.

De acuerdo a las creencias sobre los nahuales tenían la capacidad de transformarse en animales, que vivían entre los humanos de la ciudad, los nahuales han sido temidos por muchas personas, porque se decía que pueden causar daño a la gente, a sus bienes materiales, que se trata de brujos malvados.

El guía también habló de los nahuales que son brujos y utilizan su poder para echar el mal, pero también dijo sobre otros que son chamanes nahuales, que utilizaban su poder para defenderse de los brujos, que eran bondadosos y ayudaban a las personas necesitadas, que incluso, tenían la habilidad de curar enfermedades con sus poderes mágicos.

Una de las historias más famosas sobre los nahuales en el virreinato era la de un hombre llamado Pedro, quien un día descubrió que tenía la habilidad de transformarse en un jaguar.

Al principio, Pedro temía a su nueva habilidad y la mantuvo en secreto, pero pronto descubrió que podía usarla para proteger a su familia y a su pueblo de los peligros que los acechaban, sin embargo, un día, un brujo malvado descubrió el secreto de Pedro y lo amenazó con hacerle daño si no lo ayudaba en su plan para derrocar al gobierno español en la Ciudad de México. Pedro se negó a ayudar al brujo, por eso lo hechizó y lo obligó a transformarse en un jaguar, dejándolo atrapado en esa forma para siempre, Pedro nunca volvió a ser visto como humano, y se dice que todavía vaga por las selvas y montañas de México en forma de jaguar.

Después de escuchar la historia del callejón de la danza y la de Pedro, mi curiosidad sobre esos seres que se originó en el virreinato aumentó aún más, así que decidí seguir explorando y ver si podía encontrar más información sobre estos espíritus mágicos.

Entré a un restaurante cercano al callejón de la danza, esperando encontrar alguna pista sobre ellos, cuando me senté en una mesa, llamé a uno de los meseros para hacer mi pedido, pero en lugar de eso, comencé a preguntarle si conocía la leyenda de los nahuales, del callejón de la danza.

El mesero me miró con curiosidad, luego, con una sonrisa en el rostro, comenzó a contarme su propia versión de la historia, me dijo que, según su abuela, los nahuales todavía seguían existiendo, y que a menudo se les podía encontrar en los bosques y montañas cercanas.

Me contó cómo los nahuales tienen la habilidad de transformarse en animales y que a menudo utilizan sus poderes mágicos para proteger a las personas de los peligros que los acechan.

También me comentó que los nahuales tenían una conexión especial con la naturaleza y que su presencia era una señal de que la ciudad seguía siendo un lugar mágico y lleno de vida.

La historia del mesero me intrigó aún más, así que decidí seguir investigando, me fui del restaurante y empecé a caminar por las calles del centro histórico de la ciudad, buscando cualquier pista sobre esos seres.

Mientras caminaba, sentí que algo me observaba, como si me estuvieran siguiendo, de repente, un perro callejero comenzó a ladrar y correr en mi dirección, y cuando se acercó, se transformó en un hombre alto y delgado vestido con un sombrero y una capa negra.

Me quedé atónito mientras el hombre se acercaba a mí y me hablaba en un idioma desconocido, no sabía qué pensar respecto al suceso, sólo se me ocurrió correr y alejarme de ese ser, llegué con rapidez al hotel, cuando me sentí seguro, me quedé pegado en el cristal de la ventana, esperando que en cualquier momento apareciera, no sucedió, pero el empleado del hotel se acercó a mí, me preguntó si todo se encontraba bien, porque si me estaba siguiendo alguien, él podía llamar a la policía.

Le agradecí y le dije que no era necesario, que había perdido de vista a la persona que me estaba siguiendo.

Cuando me encontraba más tranquilo en la habitación del hotel, reflexioné acerca de la leyenda de los nahuales, era algo más que una simple creencia en la imaginación de las personas Me quedé dormido, ni siquiera me desvestí, cuando en medio de la noche, me despertó el sonido de algo raspando la ventana, me levanté y me acerqué para ver de qué se trataba, pude ver al mismo perro que horas antes se me apareció en la calle, él me miraba fijamente a través del cristal, el perro estaba tan quieto como una estatua, aunque no parecía amenazante, tenía algo en su mirada que me inquietaba. 

Mientras observaba al perro, me di cuenta de que no se movía ni un centímetro, como si estuviera esperando algo, me quedé allí durante un rato, tratando de entender lo que estaba pasando, pero después de un tiempo me cansé y me volví a dormir, sin embargo, en la mañana, cuando me desperté, el perro todavía estaba allí, en la misma posición que había estado durante toda la noche, me pregunté qué estaba buscando, si yo había hecho algo para atraer su atención.

A lo largo del día, traté de ignorar al animal y concentrarme en mi investigación, pero no podía sacarlo de mi cabeza, seguí viéndolo en la calle mientras caminaba, cada vez que lo veía, se detenía y me miraba fijamente, como si estuviera tratando de decirme algo.

Antes de entrar a un museo, volteé para ver dónde se encontraba, pero ya había desaparecido, me sentía muy confundido por lo que estaba sucediendo, no entendía, cómo en el momento en que comencé a conocer sobre los nahuales, se me hubiera aparecido uno, o al menos, eso sospechaba, aunque me parecía muy extraño que sólo me estuviera siguiendo, porque si me hubiese querido lastimar, ya había tenido oportunidades para hacerlo, sin embargo, sólo se dedicó a estar cerca de mí.

Me pareció raro que el animal me hubiera seguido durante todo el camino, aunque me sucedía algo confuso, me sentía cómodo con su presencia, de alguna manera, me daba una sensación de seguridad en medio de todo el misterio que había descubierto.

Al día siguiente, decidí visitar el Museo Nacional de Antropología, que era uno de mis lugares favoritos, estuve dentro de ese lugar por más de dos horas, el tiempo se me fue sin que me diera cuenta, incluso, pude olvidarme del perro que me seguía, cuando salí del museo, el perro ya no estaba, así que me sentí tranquilo, pensando que ya me había dejado de perseguir, creí que se dio cuenta de que yo no era la persona indicada, así que se había marchado.

Aunque varios de mis compañeros de trabajo me dijeron que no anduviera caminando solo por las calles de la ciudad, que me cuidara mucho, hice caso omiso a esa advertencia, y comencé a pasear sin destino alguno, sólo con la intención de ver tanta historia por todas partes, simplemente quería observar las construcciones antiguas que se conservaban por doquier, así como la cultura azteca que ha pervivido a través de los años .

Era curioso ver el sincretismo que existe entre los edificios actuales y los antiguos, me encontraba inmerso viendo cada espacio por el que transitaba, no tenía la menor idea de qué colonia era esa, lo único que recuerdo fue que entré en un callejón oscuro, en el que la luz de las lámparas públicas no alcanzaba a llegar, ese lugar me pareció un poco siniestro, porque me alejó de todos los sonidos citadinos, de repente, vi al fondo de la calle unos ojos que brillaban, no alcancé a distinguir más.

Cuando de pronto sentí encima a un gato que trataba de lastimarme, intenté quitármelo sin conseguirlo, el gato se agarró de mi camisa con sus garras filosas, hasta que me arrancó un pedazo de tela.

No supe en qué momento entró en mi defensa el perro, los dos comenzaron a pelearse entre ellos, me retiré del lugar, me fui al otro extremo de la calle, pero no me podía alejar del lugar, sin saber de qué se trataba, ni por qué esos dos animales se peleaban por mí, desde donde me encontraba sólo alcanzaba a escuchar los ladridos y los maullidos de los animales, pero no podía verlos.

Hubo un momento en que se quedó todo en silencio, quise averiguar qué sucedía, pero no me atreví a hacerlo, hasta que salió el perro lastimado, quejándose de una pata, de la cual estaba sangrando, él se lamía constantemente, con la intención de sanar la herida, sin comprender por qué lo hacía, comencé a hablarle al animal, a agradecer lo que había hecho por mí, le dije que yo también no había salido ileso, el gato me había roto mi camisa, y tenía unos rasguños en la cara y en el brazo.

Quise creer que el animal me estaba entendiendo porque dejó de lamerse y comenzó a mover su cola, le dije que nos fuéramos para el hotel, en el camino llegaría a una farmacia para hacerme una curaciones, de igual manera, también a él lo iba a ayudar, ya que era lo menos que podía hacer, puesto que había salido en mi defensa.

Iba caminando junto al animal, no puedo explicar la sensación que sentí en ese momento porque creí que el perro tenía la capacidad de entenderme, le dije que esperara afuera, en lo que entraba a la farmacia para comprar todo lo necesario, de ahí nos fuimos a sentar a una banca y lo curé, después le dije que me iría a descansar al hotel, pero que él no podía entrar, le comenté que buscara un lugar en el que pudiera resguardarse, y al día siguiente seguiríamos juntos.

El perro me acompañó en silencio hasta el hotel, me vio mientras entraba y después se marchó, yo me sentía muy confundido por lo que había ocurrido, me fui a directo a mi habitación, y pronto me pude quedar dormido.

Creo que sería muy entrada en la madrugada cuando comencé a escuchar  muchos ruidos al exterior de mi habitación, se oía cómo corrían personas por el pasillo, como si algo grave hubiese pasado, me asomé con cautela por la ventana, no vi más que la calle desolada, después lo hice en el pasillo, unos de los camareros iba corriendo, lo detuve para preguntarle qué estaba ocurriendo, él me dijo que uno de los huéspedes había tenido un accidente, sin terminar de darme explicaciones se retiró corriendo, pronto comencé a escuchar el sonido de la ambulancia, me vestí para salir al vestíbulo.

Había muchas personas intentando ayudar al desconocido, los paramédicos hicieron todas las labores pertinentes de primeros auxilios, pero fue en vano, el hombre murió en ese instante, pude ver cómo le cambió el color de su piel, cuando su alma se fue de su cuerpo.

Hubo una señal en su rostro que me llamó la atención, tenía un rasguño que todavía estaba sangrando, de pronto, los paramédicos dijeron que ya no era trabajo de ellos, no podían llevarse el cuerpo sin vida, les correspondía a otras instituciones realizar las labores pertinentes, sin más acciones, se retiraron, uno de los empleados del hotel nos dijo que lo mejor era que nos fuéramos a nuestras habitaciones, por desgracia, se había intentado salvar la vida de ese hombre, pero no había sido posible.

Yo intenté acercarme al difunto con la intención de encontrar alguna pista, pero no me lo permitieron, me fui a mi habitación ya sin sueño, la sorpresa de lo vivido había hecho que a todos los que nos habíamos dado cuenta del incidente se nos fuera el sueño, me encaminé hacia mi habitación, cuando escuché que dos mujeres hablaban entre ellas, una comentó que había visto a un animal que saltó por la ventana, sin ningún preámbulo me acerqué a ellas, les dije que sin querer había escuchado su conversación, y quería saber qué había sucedido para que ese hombre hubiese muerto de esa manera.

La mujer de más edad comenzó a decirme los detalles, me compartió que ella era vecina del señor que había fallecido, escuchó cuando el hombre comenzó a gritar, también oyó los maullidos de un gato, me dijo que quizás no era posible creerle, pero que sólo me contaba lo que había vivido, siguió diciendo que ella salió a auxiliar el hombre, tocó varias veces a la puerta de su cuarto, pero nadie le abrió, fue cuando pidió ayuda en recepción, porque sabía que el hombre no se encontraba bien.

Cuando lograron abrir la puerta de la habitación, el señor salió corriendo despavorido, como si hubiese visto al mismo demonio, no pudo llegar muy lejos, en el vestíbulo se desplomó, los paramédicos dijeron que a causa de un paro cardiaco, la mujer terminó su relato diciendo que ella creía que algo sobrenatural lo había asustado, pero no sabía de qué se trataba.

Le agradecí a las mujeres y me retiré a mi habitación, me sentía muy consternado por el suceso, de alguna manera tenía la sensación de que el gato me estaba buscando a mí, y que no era precisamente un animal, sino un ser maligno, porque yo ya había sentido su fuerza cuando me atacó en el callejón, además, el hombre muerto tenía un rasguño muy grande en su cara.

Ya no me pude dormir durante el resto de la noche, seguí dándole vueltas qué había ocurrido realmente en esa habitación, la luz del día me sorprendió despierto, me puse un abrigo y salí a tratar de encontrar una respuesta a lo que había pasado, esperaba ver fuera del hotel al perro que me había estado siguiendo, pero no se encontraba ahí.

Le pregunté al encargado de la recepción en dónde podía encontrar un lugar para hacerme una limpia, me dio las indicaciones y caminé hacia la dirección que él me dio, en realidad, no pretendía hacerme un ritual esotérico, lo único que quería era que alguien me pudiera explicar qué estaba sucediendo conmigo y con los nahuales, porque como les comenté en un inicio, no era un tema del que tuviera conocimiento, apenas era mi primera vez que tenía un acercamiento con ese mundo mítico.

Cuando llegué a donde me indicó el empleado del hotel, era un tianguis, le pregunté a una mujer que atendía un puesto de ropa, le dije lo que buscaba, ella me miró con desconfianza, me preguntó si traía dinero, le aseguré que sí, ella me dijo que me llevaría con doña Lupe.

Esa señora era la encargada de hacer las limpias, me llevó entre los puestos del tianguis, caminamos como dos cuadras, después me señaló una vivienda que se encontraba dentro de una vecindad, me dijo que me fuera hasta la casa del fondo, ahí preguntara por doña Lupe.

Cuando llegué a la casa indicada, se encontraba la puerta abierta, una mujer de edad madura me recibió, desde que entré a la casa aspiré un aroma a hierbas y a incienso, le expliqué a la mujer a lo que realmente iba, le dije que tenía muchas dudas respecto a esos seres, ella me dijo que de cualquier manera su trabajo no iba a ser gratis, así que comenzó con el ritual de la limpia.

Me aseguró que estaba lleno de energía malignas que me perseguían, que para eso necesitaba protección, me roció con un líquido transparente, que creo no era agua porque olía extraño, después hizo una serie de rituales, ya que terminó, le pregunté qué me podía decir sobre los nahuales, porque creía que uno de ellos me estaba siguiendo, ella no respondió sólo movió su cabeza afirmativamente, me dijo, que desde que entré sintió la energía del ser maligno que me estaba siguiendo, y que si no me había ocurrido nada malo, era porque también había otro ser de luz que me estaba protegiendo.

De inmediato le respondí que sí, le platiqué lo que me había sucedido, ella me advirtió que tuviera mucho cuidado, porque si no me había sucedido nada malo, era porque un ser me estaba protegiendo, pero en el momento en que él desapareciera, el otro nahual me lastimaría, si no tenía los cuidados necesarios, hasta mi vida podría estar en riesgo.

De inmediato recordé el huésped del hotel, le pregunté cuál era el motivo de que me estuvieran siguiendo, si yo ni siquiera vivía en esta ciudad, ella me respondió que eso no importaba, mientras que los nahuales hayan descubierto algo que yo les podía dar, incluso, antes de decirme lo siguiente la señora se quedó callada, continuó diciendo que podría ser mi alma.

Yo no podía dar crédito a lo que ella me acababa de decir, incluso, pensé que era una charlatana que sólo buscaba asustarme, para así obtener más dinero, porque me dijo que me podía vender a un precio muy caro, un amuleto que me protegería contra todos los daños, le dije que no, le pagué su consulta, que por cierto, no fue muy barata, y me retiré del lugar, pensando que había sido un tonto al acudir a ese lugar.

Conforme me alejé de esa zona, me fui caminando por una avenida que tenía un andador por la parte central, el lugar estaba fresco por los árboles, así que anduve sin rumbo, para ver hacia dónde me llevaba esa calle, en el trayecto busqué de nuevo al perro que me había estado siguiendo, pero él ya no apareció, lo que creí ver fue al gato negro, que en ratos se aparecía y en otros momentos no lo veía, ahí fue cuando recordé las palabras de la mujer y comenzó a darme un poco de temor.

Tomé un taxi que me llevara hasta el hotel, recogí mis pertenencias y pagué en recepción los días que estuve hospedado, el empleado se sorprendió de mi retirada, ya que le había dicho que duraría hasta quince días, le dije que me había salido un asunto urgente de mi ciudad, por eso me iba.

Sin embargo, la realidad era que tenía miedo, y más al ver que el perro ya no estaba cerca de mí, sentí que el gato que ahora me seguía, trataba de buscar el momento preciso para hacerme daño, fue por lo que decidí irme de la Ciudad de México.

Mientras esperaba en la central de autobuses a que saliera mi camión, pude ver a lo lejos al perro, que desde aquella distancia me miraba.

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En ese momento llamaron por altavoz a los que partíamos de esa ciudad, de inmediato me subí al camión, mientras me alejaba, me di cuenta de que había convivido muy de cerca con un imaginario del que no tenía la certeza si era real, sentía que había estado en un momento del tiempo en el que mi razonamiento no tenía lugar, todo había sido una serie de sucesos místicos, de los cuales no tenía la certidumbre de que hubieran pasado, de lo que casi estoy seguro es que los nahuales aún caminan por las calles de la ciudad.

Autor: Adriana Cuevas

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