La Bruja, Historia De Terror 2023.
La Bruja, Historia De Terror… Siempre lo he dicho. Un estado de ánimo alterado atrae seres del bajo astral. Por mucho que intentes alejarlos de ti, si no mejora tu estado de ánimo, no lograrás hacerlos huir, así vayas con parapsicólogo o exorcista.
Pero cuando hablamos de las brujas, es diferente. En comparación a los fantasmas, no creía en las brujas, ni en su poder de manipular la realidad, hasta que me encontré con una, cambié mi opinión.
Me mudé a Guadalajara, pues la situación de mi pueblo en Guerrero era bastante compleja. Me reservo el nombre de mi pueblo por proteger mi privacidad. Era muy joven e inexperto por aquel entonces, motivo por el cual tuve que emplearme en trabajos muy pesados.
Lo que más me costó, fue estar buscando donde estarme quedando a dormir, a veces lo hacía en obras cuando trabajaba de albañil, a veces lo hacía en casa de amigos que iba haciendo.
Cuando al fin conseguí un buen empleo y junté suficiente dinero, rente un departamento en una vecindad un poco deteriorada, en la colonia del Fresno.
Otra cosa que también quise hacer una vez que logré un poco de estabilidad económica, fue entrar a la escuela de parapsicología, durante mi adolescencia fui testigo de varias apariciones y fenómenos extraños, más que nada deseaba darle explicación a todo eso.
La vecindad contaba con una zona media derruida, donde solo dos departamentos estaban de pie, la entrada estaba prohibida, cercada con cinta amarilla de seguridad.
Los cuartos estaban ocupados mayormente por personas en una situación parecida a la mía, varios de ellos incluso venían de Guerrero, no de mi pueblo, pero eran paisanos al fin.
No tardé nada de tiempo en entablar amistad con algunos vecinos. Todos eran muy amables. Uno de ellos vivía con su mamá, una mujer de unos sesenta años que se dedicaba a realizar limpias y a los remedios herbolarios.
Ella era muy caritativa y aunque varias personas le tenían miedo, pues se referían a ella como una bruja, yo jamás me enteré de que se dedicara a realizar trabajos dañinos, sus prácticas se limitaban a realizar curaciones de mal de ojo entre otros.
En cuanto al área de la vecindad que se encontraba clausurada, nadie se arrimaba allí, ni siquiera los perros o los gatos, desde el primer día que puse un pie en ese sitio, sentí una vibra muy pesada. Me asomé una vez, uno de los departamentos estaba infestado de manchas de humedad, mientras que el otro tenia un enorme agujero en uno de sus muros frontales.
Aunque uno de los vecinos me dijo que estaba prohibido entrar en esa área, no había necesidad, la apariencia del lugar así y la vibra que desprendía, eran motivos suficientes para hacer que te mantuvieras al margen.
Pasé los primeros meses sin mayores sobresaltos, no obstante, al llegar agosto, se comenzaron a correr rumores en la vecindad, las personas decían que escuchaban pisadas en los tejados, otros decían que la parte clausurada sonaba como si estuviera habitada, incluso afirmaban ver luces por las noches.
Lo que a mí me ocurrió, fue que un jueves, como a eso de las tres de la madrugada, escuché que tocaron con fuerza en mi puerta.
No abrí directamente la puerta, sino que me acerque a una ventana, recorrí la cortina, entonces vi que allí afuera estaba una persona exageradamente alta, debido a la oscuridad del pasillo, no pude distinguir muy bien qué tipo de ropa llevaba y para mirar su cara, necesitaría haberle abierto, pues debido a su altura no era posible verla desde esa pequeña ventana.
Me eché para atrás, me sentía más perplejo que asustado.
No paso ni un minuto, cuando de nuevo tocaron a la puerta, esta vez escuché una voz que me habló por mi nombre.
Lo que más me asustó, fue que su voz sonaba demasiado parecida a la voz de mi madre, quien llevaba ya un par de años fallecida.
No quise volver a asomarme. Busqué entre mis cosas una imagen, donde tengo la oración de la magnífica, lo dejé pegado en la protección de la puerta, después me puse a rezar.
No volvieron a tocar por esa noche, pero yo no pude dormir, me quedé pensando que en cualquier momento volverían a tocar a la puerta.
Cuando en la mañana abrí la puerta, sentí como me cayeron unas cosas viscosas en la cabeza y en la cara, miré al piso. Casi me vomito al percatarme de que el piso hervía de gusanos.
Lavé la entrada con jabón de polvo y agua.
En cuanto llegué del trabajo, busqué a mi vecina que hacía limpias para contarle lo que me ocurrió en la noche, así como mi encuentro con los gusanos.
Ella me dijo que un mal antiguo se estaba paseando por la vecindad, que esto ocurría por el mes en que nos encontrábamos, de agosto a octubre, el mal cobra mayor fuerzas, que habría que tener cuidado sobre todo en la noche de san Juan.
La señora roció agua bendita por mi departamento al igual que por toda la vecindad. Esto funcionó solo por un par de días, pues de nuevo comenzaron a circular rumores acerca de que una mujer muy alta tocaba la puerta de los departamentos, yo por las noches me sentía un poco nervioso, por fortuna no me tocó que volvieran a tocar a mi puerta, mi encuentro con ese ser fue en otro lugar de la vecindad.
Tenía poco de haber entrado a la escuela de Parapsicología, aun así, tenía el conocimiento para identificar que la actividad que estábamos presenciando, no era de simples fantasmas, era algo más pesado, tal como lo dijo la curandera.
El caso es que yo iba a la escuela martes y jueves, esos días llegaba ya muy tarde al departamento, pero se dio la ocasión que varios de los compañeros de la escuela y yo, salimos a beber unas cervezas. Llegué cerca de la una y media de la madrugada a la vecindad.
Debido a las apariciones, las personas se metían temprano a sus casas, así pues, tanto el barrio como la vecindad estaban completamente solas.
Como traía varias cervezas encima, no me sentía atemorizado, es más ni siquiera recordaba que en la vecindad asustaban, ya saben cómo se envalentona el espíritu con el alcohol.
Cuando llegué crucé la reja de entrada a la vecindad, sentí como dos niños salieron corriendo a un lado de mis piernas, se reían mientras avanzaban en la oscuridad. Les quise seguir para preguntarles que hacían en la calle a esas horas.
La Bruja, Historia De Terror
Seguí sus risas hasta llegar a la zona acordonada, allí, las risas de los niños cambiaron por gritos de horror, no distinguía mucho, el pasillo está mal iluminado, aun así, vi como una enorme silueta se agachaba y jalaba a los niños dentro del hueco en el muro.
Del susto se me bajó la borrachera y corrí hasta mi departamento. Me quedé sentado en un sofá cama, que era mi único mueble.
No podía dejar de temblar, no entendía lo que acababa de ver, sabía que esa sombra más grande pertenecía al ente que tocó a mi puerta una vez, los gritos de los niños tenían unas notas de ultratumba.
Al día siguiente me la pasé pensando lo que había visto, si era real o solo fue un sueño.
Ese día no me tocó asistir a la escuela, por lo que regresé cuando aún había luz de sol.
Encontré a dos vecinos hablando cerca de la zona acordonada, platicaban acerca de entrar dentro de los departamentos y ver que era lo que ocurría, pues creían que lo que ocurría en la vecindad era provocado gracias a que alguien realizaba brujería allí dentro.
Si hubiera sido de noche no entraría, pero como aun había luz, me ofrecí a entrar con ellos. Dentro solo encontramos muros a medio derrumbar, mucha basura y algunos muebles rotos.
Entramos a cada uno de los cuartos, pero en ningún lado vimos alguna veladora o algún símbolo dibujado que nos indicara que alguien realizaba hechizos.
Lo único extraño que vi, fue unas manchas rojas de óxido sobre unos azulejos donde hubo una vez un baño.
Salimos de ese lugar y nos dirigimos a ver a la curandera, quien nos dio unas botellas con agua bendita y unos costalitos con tierra, después nos ordenó regresar a la zona derruida, rociar el agua mientras rezábamos el credo y antes de irnos, poner los costalitos en cuatro puntos específicos, formando una cruz.
Esto sí logró tranquilizar las actividades paranormales, al menos durante un mes.
En el transcurso de ese tiempo, adopté un gato, pues en la escuela escuché que estos animales ayudan a limpiar las malas energías.
El gatito no era muy ruidoso y no solía salirse del departamento, aun cuando dejara la puerta abierta.
Una noche, escuché al gato chillar fuertemente, segundos después escuché la ventana junto a la puerta cerrarse de golpe. Me levanté de golpe y encendí la luz del cuarto, no encontré al gato por ningún lado, me temía lo peor.
A la mañana siguiente me metí a la zona acordonada, donde encontré a mi gato muerto. Este fue mi punto de quiebre en ese lugar. Estaba decidido a cambiarme de casa a la brevedad.
La señora que hacia las limpias cayó enferma de gravedad, fue a dar al hospital. Varios vecinos fuimos a verla. Según los médicos, tuvo un choque diabético que casi termina con su vida.
Cuando pudimos hablar con ella, nos contó que la verdadera causa de que estuviera en el hospital fue que se enfrentó a la maldad que habita en el fondo de la vecindad, según ella se trataba del espíritu de una bruja, que era atraída por la luz de varias personas.
Nos pidió a todos colocar unas tijeras de metal formando una cruz en nuestras puertas, también nos dijo que formáramos una barrera con sal de grano delimitando la zona donde se escondía esa bruja.
Hicimos caso a lo que nos encargó la curandera y aunque ya no volvimos a escuchar que tocaran a la puerta en las noches, detrás de la línea de sal, seguido veíamos niños aparecerse, hubo personas que mencionaron ver el rostro de la bruja.
Según ellos tenía una nariz puntiaguda y los ojos negros. Yo nunca la vi de nuevo y la ves que tocó a mi puerta no pude verle el rostro, me imagino que ese tipo de seres cambian la forma en que se representan, quien sabe cuál será su verdadera forma.
Yo me mudé después de dos meses y no he vuelto a visitar esa vecindad.
Autor: Mauricio Farfan.
Derechos Reservados.
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