Gemelos Ancianos Historia De Terror 2023

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Gemelos Ancianos Historia De Terror 2023

Gemelos Ancianos, Historia De Terror… Me llamo Emmanuel, tengo 29 años, soy enfermero y me he encontrado cara a cara con el rostro de un demonio.  Lo que les contare es algo que siempre se me pidió que guardara el secreto, sobre todo por parte del lugar en el que trabajé.

Me imagino que una de las razones por las cuales se me pidió esto es debido a que el poblado en el que trabajaba se trataba de un lugar con creencias muy anticuadas y arraigado a la religión católica. Lo que puedo decirles sobre el sitio donde trabajé es que es un asilo de ancianos ubicado en un municipio de los Altos de Jalisco.

Al egresar de la Universidad encontré empleo como enfermero particular al cuidado de un anciano en su casa, pero cuando falleció uno de sus hijos recomendó mis servicios al asilo de ancianos de la zona. Ellos me ofrecieron empleo comentando que tenían muy buenas referencias sobre mi y que buscaban gente como yo. Sin dudarlo fui en busca del empleo.

El cuidado de los ancianos siempre requiere especial atención, sobre todo con aquellos que no se pueden mover, están en silla de ruedas o en cama, siempre son los que más requieren atención debido a que no pueden trasladarse por su propia cuenta y siempre tienen varios cuidados.

Esa era el área que principalmente en la que yo trabajaba. Duré bastantes años allí, en ocasiones tenía turnos en lo que debía rolar con otros compañeros y trabajar de noche, y en otras ocasiones era un horario corrido de 24 horas, sobre todo cuando algún anciano fallecía. Todo aparentaba ser que sería así por años, hasta que llegaron dos ancianos peculiarmente muy especiales.

Se trataba de dos hermanos, ambos de más de ochenta años, eran gemelos y por muchos años vivieron en la misma casa. Una anciana de quizás setenta años fue quien los trajo a registrar. Al hablar con el dueño le comentó que ambos fueron traslados desde otro asilo de otro municipio, y por cuestiones de tiempo y espacio ya no se les podía atender. 

La Señora fue muy específica en su cuidado, uno de los ancianos siempre le daba de comer al otro y también lo aseaba al igual que sus necesidades básicas eran atendidas por el hermano.  Mientras que el otro siempre se mantendría en cama y dormido.

Solo requerían un lugar en el que pudieran estar en observación y al pendiente de los medicamentos que necesitaran, todo parecía indicar que no tendríamos mucho trabajo con ellos.

Aun así Dirección, por parte del reglamento del asilo nos dio la indicación de que estuviéramos al pendiente por si se requería algo más. De esa manera llegaron a mi cuidado, los procuraba por lo menos cinco veces al día para averiguar si todo estaba bien, los primeros días me encontraba a la anciana con ellos que con el tiempo me enteré que se trataba de su hermana menor, y casi la mayoría de las veces a quien me encontraba despierto era al hermano que le daba de comer al otro, lo encontraba leyendo una biblia.

Mientras que su hermano gemelo permanecía dormido.

Una noche cuando me tocó rolar turno con un compañero, llegué en punto de las ocho, pude notar que varias de mis compañeras se encontraban muy inquietas,  salían de la habitación de los gemelos muy apresuradas, le pregunté a una de ellas que era lo que ocurría fue cuando le vi las manos cubiertas de sangre, ella me comento que se trataba de la sangre de otra enfermera debido a que el gemelo que estaba acostado la había mordido.

Al parecer se trató de una enfermera nueva, quien antes del cambio de turno pensó que era buena idea asear al anciano que estaba acostado mientras que su hermano había ido al comedor. Ella lo encontró despierto y se acercó para sentarlo y darle un baño de esponja, fue cuando aquel anciano aprovecho para morderle una oreja. Entré corriendo al cuarto y me encontré al viejo sentado con una sonrisa y el rostro manchado, este sonreía y juro que lo vi tragarse algo. Por obvias razones la enfermera no volvió al asilo.    

Los familiares fueron muy claros con sus indicaciones desde un inicio, por ello no se pudo hacer nada en contra, no obstante se tuvo que sedar al anciano para limpiarlo y cambié su cama, mientras que su hermano dio la instrucción de que solo entraran algunos enfermeros de los cuales estaba yo.

A partir de ese día fue el detonante para que una serie de sucesos extraños comenzaran a pasarnos.

Parte de los servicios que ofrece el asilo es la visita semanal de un sacerdote acompañado de un diacono visitando cada una de las habitaciones, ofreciendo la hostia y orar junto con los ancianos. 

Una de las indicaciones otorgadas por la Hermana menor de los gemelos fue que se evitara de ser posible las visitas religiosas,  pero a consecuencia de lo que ocurrió anteriormente a la Jefa de enfermería se le hizo fácil sugerirle al Sacerdote que pasara a orar con aquel anciano quien ya se encontraba atado de brazos, todo parecía estar bien mientras que no se le acercara no pasaría nada, además esa era la tercera noche que lo mantenían sedado.

A mí me tocó pasar a la habitación para estar al tanto si se requería algún seguimiento, su hermano nos dio acceso y aprovechó para ir a cenar.

En resumidas cuentas, en la habitación solo nos encontrábamos el anciano atado, en compañía del sacerdote, el diacono y yo.

El sacerdote se sentó a un par de metros de la cama, se dio cuenta de la biblia que el otro gemelo siempre estaba leyendo y le pidió al diacono que se la alcanzara para buscar una oración con la cual pudieran iniciar,  pero cuando la sostuvo en sus manos se percato de que algo no estaba bien, el sacerdote hojeo por un minuto la biblia y le dijo al Diacono que no estaba en un idioma que reconociera.

La dejó caer sobre la cama y una horrible risa se escucho, se parecía mucho a cuando uno ríe con los dientes apretados, el sacerdote tomo su propia biblia y se dispuso a leer en voz alta. 

He de confesar que cuando un sacerdote comienza a hablar, mi mente se pierde y suelo ignorar todo lo de mi alrededor, pero hubo algo en la lectura de él que me llamó la atención, no llevaba ni un minuto leyendo cuando pauso un poco, tragó saliva y continuó, pero no por mucho ya que a los pocos segundos volvió a parar, le pidió un poco de agua al diacono y el sacerdote se la tomo por completo, yo pude notar que derramó mucha agua sobre su sotana pero esto no parecía incomodarle, le pidió más agua a su diacono que terminó sirviéndole toda la jarra.

De pronto el sacerdote comento que la Sotana le comenzaba a apretar el cuello y se estaba asfixiando, además sentía mucho calor.

No pudo ni terminar el Padre Nuestro cuando nuevamente se escucho la risa de antes. Me fije en el anciano y me di cuenta que tenía los ojos abiertos mirando hacia el techo, se encontraba sonriendo, su boca se estiraba de oreja a oreja y se podía ver su aliento salir de su nariz.

El diacono también se dio cuenta de ello  y le pidió al Sacerdote que mejor salieran, el pobre hombre ya se encontraba bañado en sudor cuando se levantó de la silla y al salir los tres del cuarto pudimos escuchar claramente que ahora se reía a carcajadas el anciano.

Esa fue la primera y última vez que un sacerdote entro a la habitación a bendecir cuando los gemelos estuvieron en el asilo. Antes de retirarse, el sacerdote me entregó el rosario que traía entrelazado en su Biblia, me pidió que lo colgara en la puerta para que sirva de protección y presencia de Cristo.

Desde en ese entonces se comenzó a creer que el Anciano atado estaba poseído por un demonio, pero lo que parecía ser más extraño es que solo ocurrían cosas anormales cuando su hermano se ausentaba de la habitación.  Por lo mismo yo no pretendía entrar al cuarto mientras estuviera aquel anciano solo sin su hermano.

Al siguiente día, antes de retirarme tome la decisión de colgar el rosario en la puerta como me lo había indicado el Padre, como eran las 6 de la mañana era seguro que ambos se encontraban dormidos, así que abrí lo mas sigiloso que pude, su hermano se encontraba dormido en su sillón con la biblia abierta sobre su pecho, mientras que el otro hermano estaba acostado en la cama con la cabeza mirando a la pared, me imagine que también estaba dormido así que les di la espalda mientras colgaba el rosario en un clavo pequeño que sostenía las reglas de la habitación en la puerta y cuando pensaba en retirarme pude escuchar que alguien me hablaba.

Me di la vuelta, sentado sobre la cama se encontraba el anciano observándome, sonreía de manera grotesca mientras apretaba los dientes y sin abrir la boca pude escuchar que me decía que quitara eso de la puerta. El sonido de su voz, fue muy distinto a la voz de una persona, parecía ser que provenía de su misma garganta, sonaba muy parecido al sonido que hace un sapo.

El rosario se cayó por si solo de la puerta, se quedo a un lado de mis pies, me agache para volver a colocarlo y nuevamente esa voz grotesca la escuche a mis espaldas. Me dijo que no lo volviera a colocar debido a que aquel hombre no era bienvenido en ese lugar.

No quise tener problemas, así que tome el rosario y lo metí en mi bolsillo. Después de eso me retiré de la habitación sin decir alguna palabra.

Nadie quería atender a los ancianos, y si no había de otra preferían entrar en grupos por si algo llegara a pasar los demás pudieran ayudar. Pero al final de cuentas solo quede yo como el único que entraría al cuarto sin que pasara nada.

De algún modo me había ganado la confianza de ambos hermanos, mientras que uno me saludaba con gusto, el otro me sonreía pero me daba una sensación de terror.

Por varias semanas no tuve descanso, Dirección me había otorgado un horario especial para atenderles. Una tarde noche de domingo fui a cenar y allí me encontré en el comedor al hermano.

Me vio y me invito a comer junto con él, allí le comente que ya era difícil atender a su hermano debido a que yo era el único que lo dejaban entrar.

Entonces su hermano me comento algo que no me lo hubiera esperado. Me dijo que las cosas que se creía sobre su hermano no estaban del todo erróneas, desafortunadamente hace muchos años su hermano se había metido con las personas equivocadas en una secta de masones, él lo que buscaba era tener poder y dinero, pero fue engañado por otros y lo utilizaron como sacrificio, las intenciones del ritual no las conocía bien pero esto terminó afectando a su hermano por mucho tiempo.

La familia intentó ayudarlo pero cada vez que alguien se acercaba terminaba lastimado, así pasaron varios años de su vida, se había consultado a chamanes, brujos y curanderos, especialistas en magia negra y blanca, pero nadie daba con el demonio que le habían metido.

Fue cuando una persona de confianza  de parte de los masones les comento que existía un método para mantenerlo amarrado, se trataba de rezarle al demonio que tenía por dentro en su propia lengua para mantenerlo quieto.

El anciano saco de su bolsillo la biblia negra y me la mostró por dentro, recordé lo que el sacerdote me comentó que no podía entender lo que tenia escrito. 

El anciano me comentó que estaba escrito en una lengua muerta de hace miles de años, y que se lo obsequió un Brujo Negro. No entendía nada de lo que estaba allí escrito pero ya llevaba varias veces que lo había terminado, y que cada vez que notaba que su hermano se alteraba él le daba lectura a la biblia, pero me confesó que cada ocasión era mas y mas complicado mantenerlo en calma.

Me prestó la biblia y le di una leída rápida a una hoja, la verdad no le entendí nada, le comente que si todo esto que me contó lo hubiera sabido esto antes de conocerlos no lo tomaría en serio.

Dos días después de que había platicado con el anciano cayó una tormenta muy fuerte, todo el asilo se había quedado sin luz y nos habían pedido que pusiéramos velas en las habitaciones, yo ya había conseguido un par de veladoras para la habitación de los ancianos cuando me dijo una de las enfermeras que no podía abrir el cuarto.

Tocamos varias veces para que su hermano abriera la puerta, lo menos que queríamos usar era la llave de la habitación e invadir su privacidad, pero no nos dejaron otra opción, así que llego el director y al abrir la puerta nos encontramos con el anciano de pie mirando hacia la ventana abierta, la lluvia ya lo había empapado por completo al igual que la habitación, y en el piso, a un lado de la cama se encontraba el otro anciano, parecía que estaba muerto.

Dejé las velas a un lado y corrí a cerrar la ventana, el viejo se me quedo mirando mientras que yo me acercaba a su hermano que estaba en el piso.

Estaba muerto, y su cuello parecía que se había fracturado de un lado, su cabeza se encontraba completamente arqueada y recostado sobre su hombro derecho, pero allí fue donde me di cuenta de lo peor de todo. A quien tenía en brazos se trataba del anciano que leía la Biblia, mientras que a un lado mío y de pie se encontraba el loco de su hermano.

El me miró y pude ver que su rostro se deformaba y no parecía ser el de un humano, vi la cara del mismísimo demonio que tenía por dentro, se burlaba de mi, de su nariz podía ver que exhalaba vapor y sus ojos brillaban de un rojo intenso. Solté el cuerpo del viejo y me alejé de la habitación, pude escuchar claramente que el otro viejo se reía de mi.

Gemelos Ancianos Historia De Terror

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Se necesitaron a cuatro personas para volver a atar al anciano a la cama y cuando quisieron inyectarle el sedante por extraño que parezca la aguja se quebraba, no se podía introducir a su brazo pero después de un par de horas de tanto forcejear se le dio el medicamento tomado, lo ataron, pero no se dormía, la medicina parecía ya no surtir efecto alguno sobre el anciano, toda la noche estuvo gritando blasfemias.

La mayor parte de la noche y la madrugada hablaba en otro idioma que era muy similar al que leí en la Biblia negra. Así duró toda la madrugada repitiendo unas palabras y frases que para mí no tenían sentido.

Antes de retirarme lo vi retorcerse en la cama, me acercaba un poco y aquel hombre me torcía la boca, parecía que le había dado una parálisis en el rostro.

Lo vi sudar, así que pensé en secarle el sudor de la frente y al meter la mano al bolsillo me percate que aun tenía conmigo el rosario que me había dado el padre anterior. Lo Saque de mi bolsillo y lo puse sobre la cama, aquel anciano se retorció tanto que pude escuchar el estruendo de sus huesos y de la nada aquel hombre perdió la conciencia. Me imaginé que quizás me había sobrepasado pero aquello ya se estaba poniendo muy raro.

Me retire en silencio y antes de que cerrara la puerta pude escuchar la voz del Viejo que me decía: ¿Dónde está mi hermano? Por primera vez en mucho tiempo escuché la voz del anciano con su timbre normal, me di cuenta que tenía un momento de lucidez, vi que era el tiempo adecuado para explicarle todo y creo que hice lo que pude a ese pobre hombre, el sonrió y luego me pidió disculpas. Para la Tarde noche los Gemelos ya habían fallecido.

La razón de su muerte fue diagnosticada por causas naturales, no logramos contactar a sus familiares ni a quien decía ser su hermana, ella desapareció, después de unos días tenemos la indicación de enviar los cuerpos al anfiteatro para que sean incinerados y aun así nadie reclamó las cenizas las cuales hasta donde yo se siguen aun guardadas.  

No obstante las cosas no terminaron allí, durante los siguientes días tuvimos una racha de paros respiratorios y paros cardiacos, muchos ancianos fallecieron en ese mes, era como si en el asilo hubiera quedado la presencia maligna de ese ser.

El Sacerdote que nos ayudó ese mes nos comento que si aquel anciano contenía un demonio dentro y no fue expulsado, era muy probable que siguiera por el lugar hasta encontrar otro contenedor donde quedarse, es difícil saber qué paso después de eso, después de tantas muertes en el asilo muchos familiares se terminaron llevando a los ancianos a sus hogares por temor de que algo les pasara y no los culpo.

Han pasado varios años, ya estoy trabajando en una clínica privada y alejada de la zona donde las cosas se mantuvieron mucho más tranquilas. Pero antes de retirarme del asilo de ancianos, el Director me pidió que todo lo sucedido sea guardado como un secreto y que no podía decir nada a nadie, hasta hace poco que me di cuenta que el Director falleció y me decidí por contarles esta experiencia.

Autor: Mario Franco Corrales Lengua de Brujo

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