El Fantasma De APTIV Historia de Terror

El Fantasma De APTIV Historia de Terror

Me llamo César, tengo 23, y desde el 2019 trabajo para una empresa que presta servicios de instalación, mantenimiento y reparación de estructuras a diferentes fábricas de la ciudad El Fantasma De APTIV Historia de Terror, algunas estructuras las podemos traer al taller y trabajarlas aquí, pero hay otras que por su peso, función o dimensiones tenemos que ir hasta la fábrica para trabajarlas.

Aquí en el taller todos somos multifuncionales, pues el personal es poco y el trabajo mucho, pero cuando vamos a fábrica cada quien lleva un rol, el mío es soldador.

El que está a cargo de todo el trabajo es un Ingeniero, aquí entre los trabajadores le apodamos como el papá de los pollitos, pues él se las sabe de todas, nunca se mete a la friega, pero si cualquier duda se le puede preguntar a él y siempre tiene las respuestas.
Ahí en él trabajo hay un veracruzano que siempre cuenta historias de brujas y Nahuales, pero Ingeniero siempre le decía que esas cosas eran puro cuento, el veracruzano se reía del Ingeniero y siempre le decía la misma frase, nadie cree en el diablo hasta que lo tiene enfrente. La incredulidad del Ingeniero, se terminó en una ocasión que nos tocó trabajar en APTIV y tuvimos que pasar cosas bien gachas ahí dentro.

La mayoría de los trabajos en fábrica quedan el mero día, siempre intentamos que así sea, aunque haya que meterle horas extras, pero hay trabajos que no es posible terminarlos en un solo día, en ocasiones nos hemos aventado hasta 4 días en fábrica, es decir, hasta el domingo.

Una vez nos tocó ir a APTIV a realizar un trabajo muy complicado, pues resulta que un tonto se había puesto a jugar con el montacargas y terminó chocando, su chistesito ocasionó la debilitación de algunas estructuras y corrían el riesgo de perder toda la resistencia y caer, así que debíamos hacer el trabajo en un día, sí o sí.
Al inicio de turno, como cada jueves, cargamos las cosas a la camioneta para ir a fábrica, nos lleva el Ingeniero. En el trayecto nos explica lo que vamos a hacer y nos deja en claro que tenemos que terminar en esa misma visita, aunque le tuviéramos que dar hasta las 2 de la madrugada, pero teníamos que acabar.
Protestamos, obvio, pero el Ingeniero nos dijo que debido a que era un trabajo urgente, la fábrica iba a pagar bastante bien, y pues íbamos a obtener un bono bastante bueno, eran dos mil pesos, ahí dejamos de quejarnos, pues el sábado que cobráramos íbamos a recibir el sueldo, las horas extras y el bono, en total cobraríamos como 5 mil pesos, así trabajamos hasta con una sonrisa todo el turno.
Por supuesto que ni el Ingeniero ni nosotros sabíamos la noche tan fea que nos esperaba en APTIV. Total, llegamos, hicimos el proceso de registro, ya entramos a la fábrica y fuimos a revisar las estructuras que tendríamos que reparar. Ya habían despejado el área y retirado todo el material que estaba sobre la estructura así que podíamos trabajar sin estorbos.

Como a las 11, el jefe directo del responsable de los destrozos nos llevó pan y café, así que nos tomamos 15 minutos para desayunar. Yo aproveché para preguntarle qué había pasado con el culpable.

Me dijo que para empezar ese trabajador ni siquiera era operario de montacargas así que no había manera de justificar su chistesito, le dieron la opción de renunciar y aceptar lo que le dieran de liquidación o quedarse, pero que le descontarán semanalmente de su sueldo el total del costo de reparación de las estructuras, claramente renunció sin pelear.
El Ingeniero le pregunto qué tan frecuentes eran los accidentes ahí en la fábrica, él respondió que casi no había, luego se quedó en silencio un momento, como pensando, entonces dijo que hace un tiempo un trabajador había tenido un accidente mortal, también relacionado con un montacargas, resulta que alguien estaba en lo más alto de una escalera revisando algo y el montacarguista golpeo accidentalmente la escalera, la tumbó y el trabajador se impactó brutalmente contra el suelo, nos dijo que lo peor fue que no murió al instante, pues estuvo gritando de dolor por todos los huesos que se había quebrado hasta que murió desangrado.

Todos nos quedamos sorprendidos, pues si sonaba feo el accidente, yo le pregunté en qué área había sido y nos dijo que había ocurrido exactamente donde nosotros estábamos, eso me dio un buen de escalofríos.

En fin, continuamos con lo nuestro toda la tarde, paramos para comer y seguimos trabajando normalmente, pero a las 9 de la noche comenzaron a suceder las cosas raras, el Ingeniero no estaba porque había ido por unas bebidas energéticas, todos los demás escuchamos claramente el sonido de una escalera impactando contra el suelo.

Nos asustamos bastante, yo me encontraba soldando, y recuerdo que casi me quemo un brazo por el susto. Todos dejamos de hacer lo nuestro y nos volteamos a ver con una expresión de evidente confusión.

Caminamos un poco por aquí y por allá buscando la escalera que se había escuchado caer, pero no encontramos absolutamente nada, si solo lo hubiera escuchado yo hubiera sido fácil de explicar cómo cansancio, pero como lo escuchamos todos pues era evidente que algo en verdad estaba pasando.

En menos de un minuto llegó el Ingeniero como si nada, nos vio asustados y nos preguntó qué estaba pasando, le dijimos sobre el ruido de la escalera y él se rio, dijo que estábamos locos porque él no había escuchado nada, argumentó que si hubiera sonado tan fuerte como nosotros decíamos pues él la hubiera escuchado, pero él no se había percatado de ningún ruido.
Nosotros le insistimos, pero el Ingeniero era demasiado escéptico así que no logramos convencerlo. Ya no le insistimos. Todos nos tomamos nuestras bebidas energéticas y continuamos con el trabajo, pues todavía nos faltaba bastante. Dieron las 10 de la noche, al menos a mí el efecto del Volt todavía no se me bajaba así que andaba bien pilas trabajando rápido y bien.
Entonces una vez más escuchamos la escalera, sonó igual de fuerte que la primera vez, ahora si la escuchó el Ingeniero, la cara se le puso pálida, otra vez buscamos, pero nada, ninguna escalera se había caído, pero aun así nosotros la habíamos escuchado.
El pobre Ingeniero hasta estaba temblando, nos preguntó como cuanto tiempo nos faltaba para terminar y le dijimos que, como 4 horas, el Ingeniero dijo que teníamos que acabar a las 12 así que se puso a ayudarnos y nos dijo que le metiéramos turbo porque él no quería estar más tiempo en ese lugar.

La verdad es que todos estábamos ya bien asustados así que si le metimos fuerza al trabajo para irnos lo más pronto que se pudiera. Dieron las 11, en ese momento me tenían que subir en una plataforma para soldar bien la estructura a las vigas que están sujetas del techo, pero lo único que faltaba.

Ya todos estaban bien cansados, pues estuvieron una hora trabajando al 300%, y pues para manejar una plataforma hay que estar atento, así que el Ingeniero dijo que él me iba a subir.
Yo estaba como a unos 20 metros de alto, ya estaba soldando, había terminado una parte y ya me tenían que mover para soldar en otro lado, le grité al Ingeniero, pero no me respondió, me asomé hacia abajo y me di cuenta el Ingeniero y los demás estaban viendo una sombra que estaba parada como a 5 metros de ellos, esa sombra clarito tenía la forma de una persona.
Entonces la sombra hizo un movimiento rápido, parecía que iba hacia donde estábamos todos, entonces todos salieron corriendo, hasta el Ingeniero y me dejaron ahí, a 20 metros de altura, solo, busqué la sombra por todos lados, pero no la vi. Yo estaba bien asustado, tanto que no podía ni gritar para que regresaran a bajarme.
De pronto las lámparas de esa zona se apagaron, mi respiración se agitó, escuché un fuerte grito seguido de un golpe de la escalera contra el piso y las luces se volvieron a encender.

Entonces todos regresaron junto con dos guardias, me bajaron de la plataforma, yo estaba temblando de miedo, me costaba mucho trabajo respirar y quería darme un infarto, veía todo borroso y escuchaba cosas raras, luego simplemente ya no supe de mí, me desmayé.

Cuando desperté estaba en la enfermería, no me había pasado nada, solo que el susto me había sobrepasado. El Ingeniero se peleó con el que nos había llevado al área, le gritó hasta con maldiciones, su reclamo era que no nos había advertido sobre que podíamos escuchar y ver cosas raras, inclusive amenazó con demandar, claro que no lo hizo pues no puedes interponer una demanda por negligencia sobre asuntos relacionados con fantasmas.
Y esa fue la horrible experiencia que todos tuvimos que pasar, nunca volvimos a APTIV y el Ingeniero ya no era tan escéptico, pues como dice el compa veracruzano nadie cree en el diablo hasta que lo tiene enfrente.
 
Autor: Ramiro Contreras
Derechos Reservados

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