El Espejo De Mi Cuarto Historia De Terror 2024
El Espejo De Mi Cuarto, Historia De Terror… Cuando era muy pequeña, recuerdo que mi familia era muy pobre, tanto así que no recuerdo que de niña tuviese un sitio al que yo sintiera como mi hogar, nos mudábamos constantemente por no poder pagar una renta por mucho tiempo y muy a menudo nos quedábamos a dormir en hoteles de paso, mi mamá siempre nos decía a mí y a mis hermanos que un día tendríamos una hermosa casita con jardín en un vecindario lindo, sin embargo, algo dentro de mí, me decía que eso jamás se volvería realidad.
Creo que yo tendría unos catorce o quince años cuando la oportunidad de hacernos con una casa se presentó, era un amigo de la infancia de mi padre, el cual había heredado la vieja casa de su mamá, él ya tenía su casa, sin mencionar que como aquella mujer ya era muy anciana, la casa necesitaba muchas reparaciones, por lo cual le propuso un trato difícil de rechazar a mi papá, podría irle dando pagos por la casa hasta terminar de comprarla y podríamos vivir ahí mientras tanto, eso sí, las reparaciones debían correr por nuestra cuenta.
Mi papá no tuvo que pensarlo mucho para aceptar aquel trato que sonaba muy bueno para ser verdad, honestamente, siempre he opinado que le dábamos algo de pena a aquel hombre, pero bueno, empacamos de nuevo y nos mudamos a aquella casa, está vez con la promesa de que jamás nos volveríamos a mudar de nuevo, recuerdo que yo estaba muy emocionada por eso pues papá me había prometido que por ser la mayor y la única hija, yo podría tener una habitación para mi sola, pues la casa solo contaba con tres, por lo cual, mis dos hermanos compartirían una.
Al apenas abrir la oxidada reja de la casa, la verdad me decepcioné un poco, no era como lo que yo había imaginado, había varias macetas con plantas podridas o moribundas, aquella anciana parecía que había sido una acaparadora de plantas y cuando ya las tenía, se olvidaba de regarlas, las ventanas estaban tan sucias que a pesar de no tener cortinas, era imposible ver hacia dentro y al apenas entrar a la casa te llegaba un fuerte olor a viejo y guardado, que aunque quisieras ignorar se metía entre tus pulmones y te obligaba a toser.
Mi madre abrió casi todas las ventanas con la esperanza de que aquel aroma se disipara aunque sea un poco, otro punto a la vez positivo y negativo de aquella casa era que estaba amueblada, lo malo era que los muebles también tenían ese peculiar aroma ha guardado, los tres subimos corriendo para escoger nuestras habitaciones, y aunque al principio comenzamos a pelear por quien tendría la más grande, finalmente mi padre llegó y nos dijo que como mis hermanos compartirían, entonces ellos dos merecían quedarse con la habitación grande, eso me molestó pero me terminé resignando.
El piso de mi nueva habitación estaba tan lleno de polvo que no se podía distinguir ni el color del mismo, no tenía cama, pero si había algunos muebles cubiertos con sábanas que en un pasado fueron blancas, pero en ese momento estaban percudidas y llenas de polvo. La primera que quité tenía de bajo una bonita cómoda para ropa color esmeralda, revisé todos los cajones, pero solo había una copia de la biblia en una de ellos, sin abrirla, la dejé de lado y seguí con lo mío.
La segunda sábana, tenía de bajo un pequeño librero, estaba lleno, verifiqué los títulos, pero no había nada que yo quisiera conservar, así que pensé que podría tirarlos y usarlo para mis cosas. Caminé hacia la última sábana y di un rápido tirón, era un mueble para arreglarse, al principio sonreí para mí misma, pues era muy bonito, el espejo tenía forma de corazón y tenía luces alrededor, era de madera de pino o eso creo, pues curiosamente era lo único que olía diferente en aquella casa.
En los cajones encontré un alhajero, y dentro de él, había un par de pulseras y aretes de oro y plata, no estaba segura si debía decirle a mi madre o quedármelas para mí misma, abrí dos cajones más, pero solo encontré un cepillo y spray para el cabello, sin embargo, algo se me hizo muy extraño cuando abrí el último cajón, había velas negras, algunas con cabello clavado con alfileres a la misma, al igual que una pequeña ouija de papel, con una piedrecita perforada del centro, examiné todo esto un buen rato con mucha curiosidad, pero finalmente, al no tener ni la menor idea de lo que era decidí que se iría a la basura junto con otras cosas que no parecían ser de mucha utilidad.
Supuse que no había ningún problema si hacía esto, pues él amigo de mi padre le había dicho que ya no quería nada y podíamos usar o tirar lo que estuviera ahí. Cuando finalmente terminé de escoger lo que quería y lo que no, decidí que quería conectar aquel bonito espejo en forma de corazón, pues realmente quería saber si funcionaba, y para mi sorpresa si lo hizo, rápidamente corrí a reflejarme. Sin embargo, apenas estuve frente a él, algo dentro de mí, me dijo que aquel espejo tenía algo muy inquietante.
Ese era mi reflejo, pero no sé, había algo en el que no me dejaba tranquila, se sentía como si mi reflejo, no fuera yo misma, y hubiese algo dentro que tomara mi forma, recuerdo que incluso comencé a hacer movimientos bruscos y gestos esporádicos para probar mi punto, sin embargo, solo hacía lo que se supone que un espejo debe de hacer, me sentí algo torpe después de eso y decidí que lo mejor era fingir que nada de eso había pasado, pues para mi suerte, nadie me había visto.
Di un rápido tirón al cable del espejo y los foquitos estuvieron apagados al instante, perdiendo el interés por aquel espejo, tomé la bolsa de basura y decidí que era hora de sacar todo eso de mi cuarto, cuando escuché algo que me heló la sangre, un par de golpecitos, era como cuando alguien golpetea el vidrio de una ventana para llamar tu atención, volteé, pero no había nada en mi ventana, ni siquiera podría ser pues estaba en el segundo piso y no había ningún árbol cuyas ramas pudiesen hacer eso.
Por un momento creí que pudo deberse a mi imaginación, o quizás había Sido en la habitación de mis hermanos y de alguna manera se escuchó con algo de fuerza en mi cuarto, sin embargo, cuando me di media vuelta, decidida a dejarlo pasar, el sonido volvió a escucharse, está vez con más fuerza e insistencia que la vez anterior, y no solo eso, sino que está vez, podía jurar que venía del espejo. Con algo de miedo me acerqué a él, pero cuando estuve de frente, no parecía haber nada extraño o paranormal en él.
Estaba un poco desconcertada, una parte de mí quería darle crédito a lo que estaba escuchando, pero, por otro lado, no parecía poder ser cierto. Decidí no darle más vueltas al asunto, así que tomé la bolsa de basura y salí de ahí, supuse que solamente se trataba de una casa nueva y que yo estaba exagerando las cosas, por lo que cuando saqué la basura, volví a mi nueva habitación y terminé de desempacar, eso sí, trataba de evitar mirar mi reflejo en aquel espejo a toda costa.
Mi primera noche en la nueva casa, no sabría cómo describirla, pues aunque yo siempre tengo sueños que puedo recordar cuando me despierto, al apenas recostarme en mi cama, caí profundamente dormida y no nada más eso, sino que fue como estar parada en una completa oscuridad, no recuerdo para nada que es lo que pude haber soñado ese día, cuando desperté, era porque mi papá y hermanos estaban limpiando el jardín de enfrente, al apenas asomarme por la ventana, papá me gritó que bajase a ayudarlos.
Por lo cual me cambié de ropa y me puse unos tenis cómodos para ayudar, de manera casi instintiva y sin recordar lo que había pasado con aquel espejo el día anterior, me reflejé en él para arreglar un poco mi cabello antes de salir de ahí. Al principio parecía no haber ningún problema, estaba haciendo lo que se suponía que un espejo debía de hacer, pero cuando agaché la mirada para buscar una de mis ligas para atar mi cabello, no sé, sentí algo extraño, como si alguien me mirase.
Levanté la cabeza casi enseguida y no sé cómo explicarlo, pero podría jurar hasta el día de hoy, que mi reflejo no había agachado la mirada conmigo, era como si ya tuviera la mirada al frente, mientras yo aún estaba levantando la mía, retrocedí de la impresión, lanzando un pequeño grito ahogado, sin embargo, el reflejo en el espejo, comenzó a imitar de nuevo cada uno de mis movimientos como se suponía que debía de ser.
No sabía que demonios era lo que estaba pasando, por lo cual aún algo asustada y desorientada por lo que me acababa de suceder, salí de mi cuarto, trataba de calmarme y repetirme constantemente que lo que había visto no podía ser real, que lo más probable era que seguía un poco adormilada y por eso había creído ver lo que vi, pero aun así no podía sacarme aquella tétrica imagen de la cabeza, así que cuando llegué al jardín junto con mi papá y hermanos, le dije a mi papá que quería sacar aquel espejo de mi cuarto.
El Espejo De Mi Cuarto Historia De Terror
Al principio me cuestionó, pues me dijo que yo había estado pidiéndole por meses un espejo con luz integrada y ahora que lo tenía, resultaba ser que no lo quería, no le dije la verdad, sobre todo porque no pensé que fuera una excusa válida, mi papá era el tipo de padre que si le tienes miedo a nadar, te aventaría a la alberca sin flotadores y solo te sacaría de ahí el tiempo suficiente para respirar y te volvería a tirar hasta que fueras capaz de salir de la piscina por tu propia cuenta, así que sabía que si se lo decía, con más ganas lo dejaría ahí, así que le dije que ese no me gustaba y que además tenía varios de los foquitos fundidos, estaba dispuesta a averiarlo yo misma si eso me conseguía librarme de él.
Mi papá me dijo que podría intentar revisarlo para ver si tenía arreglo, pues no iban a tirar algo como eso a la basura, aun así eso me dejó más tranquila, solamente tenía que asegurarme de estropearlo para que mi papá lo sacara de mi cuarto y después solo tenía que esperar a que mis hermanos estuvieran jugando cerca para que ellos se encargaran de destruirlo por completo, ellos eran muy buenos arruinando ese tipo de cosas y con algo de suerte, tendría un espejo nuevo en poco tiempo.
Por lo cual al apenas terminar de ayudar a mi papá, subí a mi cuarto, me subí a una silla y comencé a quitar los foquitos para intentar arruinar su conexión o algo así, la verdad no estaba segura de cómo averiar algo, así que quité varios de ellos y comencé a picar los puertos de conexión con mi cepillo para peinar, no me preocupaba pues me había cerciorado que no estuviera conectado a la corriente.
No estoy del todo segura de que es lo que pasó a continuación, pues hasta la fecha no sé si fui yo con los movimientos que estaba haciendo arriba de esa silla, o quizás se trató de algo más. Pues mientras estaba ocupada en lo mío, la silla se volteó, nada más así de repente, haciéndome caer al piso y eso no fue todo lo que ocurrió, pues al caer, mi mano aterrizó sobre uno de los focos rompiéndose en mil pedazos, pedazos que ahora estaban enterrados en toda la palma de mi mano.
Grité como nunca había gritado en mi vida, realmente me estaba doliendo mucho y había mucha sangre saliendo de mi mano, pero lo más aterrador para mí era que yo había colocado por seguridad todos los foquitos dentro de un cajón para no romper ninguno por accidente, no había manera de que alguno de ellos estuviera en el piso. Mi mamá y hermanos llegaron casi enseguida, estaban muy alterados por todos mis gritos, me ayudaron a levantarme y me llevaron a la cocina para intentar sacarme los vidrios y curarme la mano.
No supe que decirles, cuando logré tranquilizarme, volví a mentir, diciéndoles que había intentado arreglar el espejo por mi cuenta y por eso me había caído, sabía que aunque dijera la verdad no me iban a creer de todas maneras, recuerdo que papá se molestó mucho por eso, subió a verlo y cuando supo que no tenía ningún desperfecto, me dijo que seguramente algunos foquitos del espejo estaban sueltos y por eso no encendían bien, pero que ya los había puesto y ahora todos servían, obviamente con excepción del que había roto intentando arreglarlo, en ese momento supe que no me podría deshacer de esa cosa mientras viviera ahí.
Por varios días tuve sueños horribles sobre mí, me estaba cepillando el cabello frente a aquel espejo y de repente mi reflejo dejaba el espejo sobre el mostrador y sacaba las manos del mismo, para intentar jalarme dentro del espejo, recuerdo que me decía cosas como que él merecía mi lugar y que yo no lo apreciaba, después de eso, mi mejor intento por resolver el problema, era cubrirlo con una manta, y pasar el menor tiempo posible en mi habitación. No me costaba trabajo buscar una excusa para no estar ahí, mi padre estaba trabajando muy duro en las reparaciones de la casa y yo me ofrecí a ayudar.
Y a decir verdad, había comenzado a funcionar, aquellas pesadillas estaban desapareciendo, estaba comenzando a tener sueños más normales y por un momento, creí que mis problemas se habían solucionado, Incluso comencé a pasar un poco más de tiempo en mi cuarto, obviamente con el espejo cubierto, era como si al cubrirlo, todo lo malo quedara atrapado ahí también.
Sin embargo, más o menos un mes y medio desde que estaba usando esta técnica, por alguna razón que desconozco, desperté durante la madrugada, me asustó mucho el ver qué los focos alumbraban por debajo de la sábana con el que lo había cubierto, por un momento pensé que alguno de mis hermanos pudo haber entrado a mi cuarto y conectarlo para así tratar de gastarme una broma, no era algo que ellos solían hacer, pero esa era la única explicación que tenía.
Sin embargo, solo tuve que alumbrar en dirección al cable con mi teléfono, para poder ver que ni siquiera estaba conectado al puerto de electricidad, si se preguntan porque no grabé nada, eran los 2000, lo más genial a lo que podías aspirar era a una linterna en el teléfono.
Los focos comenzaron a tintinear, y yo no supe que hacer, más que cubrirme por completo con las cobijas, rezando todo lo que se me viniera a la cabeza, rogando a Dios porque lo que sea que estuviera viviendo en mi espejo, solamente se fuera y me dejara tranquila, pero eso no pasó, pues empecé a escuchar como el mueble del espejo se sacudía ligeramente.
Podía escuchar como las patas chocaban contra el piso. Aún con mucho miedo me quité de la cara las cobijas, y fue entonces cuando el mueble comenzó a moverse aún más rápido, como si supiera que yo lo estaba viendo, finalmente, aquella sábana con la que estaba cubierto cedió, cayéndose al piso y fue entonces cuando dejó de sacudirse, mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, el espejo reflejaba mi cuarto, pero de una forma no sé, nada más era diferente, aunque no sabía decir exactamente qué era lo que estaba diferente, solo algo en mí me lo decía.
También la textura del espejo se veía diferente a como siempre la había visto, parecía un poco más rugosa y al mismo tiempo suave, era como si pudiera atravesarlo si así lo deseaba. Seguía en mi cama, pensando si lo mejor era quedarme ahí, volver a cubrirme con las cobijas y rezar hasta quedarme dormida, o si debía bajar con cautela de la cama y después correr tan rápido como me fuera posible, pero tenía miedo de que algo pudiera salir del espejo y me arrastraría dentro de él.
Mi tercera opción fue gritar, y de esa manera lo hice, debí gritar hasta que mi garganta me ardió, pero sin importar cuan afónica quedé, nadie en la casa pareció escucharme. De repente algo cambió en el espejo, fue como si en el cuarto que estaba en el reflejo, se encendiera la luz, y después de eso me pude ver a mi misma reflejándose ahí, aun cuando yo seguí en la cama, no estaba haciendo extraño, solo se comenzó a cepillar el cabello y a arreglar, aun así me dio un miedo horrible ver lo que fuera esa cosa tomar mi forma.
No sé de dónde saqué el valor necesario, pero me levanté de la cama dispuesta a salir corriendo de ahí, sin embargo, apenas poner un pie en el piso, pude ver como mi reflejo, o lo que sea que fuera esa cosa, se dio cuenta y volteó en mi dirección, como si me hubiera notado por fin, dio unos cuantos golpes al espejo y comenzó a reír, su risa se escuchaba ahogada, como si alguien se riera detrás de una ventana.
Aún muy aterrada, lo único que alcancé a hacer fue arrojarle con todas mis fuerzas uno de mis tenis, grande fue mi sorpresa cuando el tenis chocó contra el vidrio y lo agrietó, antes de siquiera entender lo que estaba pasando, le aventé mi reloj despertador, está vez, logrando partir aquel espejo en varios pedazos. Recuerdo que cuando el espejo estuvo roto salí corriendo de mi cuarto y pisé los vidrios, haciéndome varios cortes en las plantas de mis pies, pero eso no me importó, aquella madrugada, me quedé dormida en la sala.
A la mañana siguiente, le dije a mi papá que había intentado moverlo y se me había caído, y por suerte nunca más volví a tener una experiencia como esa, la verdad ahora que soy adulta, me da curiosidad saber qué era eso, si tenía algo que ver con la vela y el intento de ouija que encontré cuando nos mudamos o si talvez era una especie de portal a otra dimensión, pero creo que jamás podré tener una respuesta.
Autor: Liza Hernández.
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