La Niña y La Muñeca, Historia De Terror 2023

La-Nina-y-La-Muneca-Historia-De-Terror-1.jpg

La Niña y La Muñeca, Historia De Terror 2023

La Niña y La Muñeca, Historia De Terror… Mi nombre es Germán soy agente farmacéutico, desde hace 25 años trabajo en esto, ahora estoy en oficinas pero cuando entré a esta compañía mi trabajo era ir de pueblo en pueblo ofreciendo nuestros medicamentos sobre todo a consultorios particulares.

Por lo mismo, viajaba constantemente, siempre buscando ganar una buena comisión, puedo decir que con este trabajo me llegué a hospedar en todo tipo de hoteles, si era un pueblo chico el hotel también lo era, pero si era una ciudad, la cosa cambiaba.

En algunos de ellos me tocó vivir cosas paranormales o situaciones de miedo, como les digo yo, una vez a medianoche me tocaron la puerta, al abrir no había nadie, en otra ocasión escuché pasos dentro de mi habitación, varias noches llegué a ver cómo se movían las cosas por si solas.

También hubo lugares donde siempre que me quedé ahí, tenía pesadillas espantosas, muchas otras cosas me pasaron a lo largo de todo este tiempo, pero esto que les comparto, para mí ha sido lo más aterrador, por lo mismo es difícil de creer.

Todo empezó una noche que llegué a un pueblo del estado de Jalisco, en el hotel donde me hospedé ya me habían asustado meses atrás, no me considero una persona nerviosa, pero en esa ocasión me quitaron la sábana mientras dormía.

Esa vez sí me asusté porque nunca había pasado por una cosa así, además tenía un extraño presentimiento, era como si algo me avisara de que alguien me observaba, teniendo una mala intensión.

Segundos después que desperté y abrí los ojos, miré que estaba una niña dentro de mi habitación, tendría quizá 6 u 8 años, al principio pensé que se había metido al cuarto por la ventana, pero al mirar la hora, supe que era otra cosa, eran las 3 de la mañana.

El miedo no se hiso esperar, ya era un adulto, pero cuando miras por primera vez algo así a mitad de la noche, en medio de la obscuridad, no se puede evitar, sentí como que las fuerzas me abandonaron, no me pude ver, pero estoy seguro de que palidecí.

En realidad, ni siquiera se movió la niña, nada más me sonrió unos segundos, luego desapareció, eso fue todo, en ese momento, más me asusté, después llegué a pensar que quizá lo había imaginado por el estrés del trabajo o por el cansancio.

Desde entonces tengo grabada su imagen dentro de mi memoria, tenía puesto un camisón blanco, con cabello largo, traía una muñeca grande en sus manos, sólo la vi un momento, aun así, pude darme cuenta de que estaba pálida y sus ojos me lanzaban una mirada penetrante, de eso ya había pasado más de un año.

Como luego dicen, por azares del destino ahí estaba otra vez en ese hotel, después de recibir la llave, caminé para mi habitación jalando mi maleta, por ese pasillo me encontré de frente con otras personas ya conocidas, que se dedicaban a lo mismo que yo, venían saliendo apresuradas.

Al saludarnos, me platicaron que los habían asustado la noche anterior, les pregunté por lo sucedido, me contó uno de ellos que en la madrugada alguien le había jalado los pies, al otro unos ruidos extraños no lo dejaron dormir en toda la noche.

Como ya iban de salida, no me contaron más, aunque me dejó un poco inquieto escuchar eso, entré a recepción, porque además no había muchas opciones donde pasar la noche, tampoco tenía tanto presupuesto.

Ya en mi habitación, cuando me estaba acomodando tenía esa extraña sensación, como cuando alguien te observa, no sé porque volteaba con temor de encontrar aquella niña de la muñeca, al confirmar que no había nadie traté de calmarme.

Me pareció extraño, cuando me di cuenta de que se movía sola la cortina, con cuidado fui a checar, era porque la ventana estaba abierta, pero lo más curioso es que en una silla que estaba ahí junto, había 2 huellas de pies pequeños, no quise darle tanta importancia, tal vez eran solo mis nervios los culpables de todo.

Como a las 10 de la noche me acosté y apagué la luz, cerré los ojos tratando de descansar, me estaba sugestionando sin motivo, luego de unos minutos escuché una risa de niña, pero de bajo de mi cama, me levanté sobresaltado, prendí el foco, miré en cada rincón del cuarto, aunque no había nadie, me puse bastante más nervioso.

No podía hacer otra cosa, tenía que verificar si estaba soñando o era real, me agaché para ver de bajo, pero no había nada, por el mismo miedo pensaba que al levantarme estaría alguien sobre la cama, así que lo hice de prisa, solo para comprobar que estaba sólo en mi habitación.

El resto de la noche la pasé inquieto, me sentía incómodo creyendo que alguien estaba bajo la cama, era una sensación tan horrible que no la puedo describir, así estuve por largo tiempo, al día siguiente, aunque un poco distraído por lo que había pasado me dediqué a trabajar, tratando de olvidar lo sucedido.

Cuando regresé al hotel casi era ya de noche, entré a mi habitación algo temeroso, todo estaba en calma, revisé el interior de mi cuarto, debajo de la cama, en el pequeño guardarropa, pero estaban en orden, todo lo que tenía eran nervios, porque en realidad no había visto nada raro hasta ese momento, si acaso las huellas en la silla, pero las pudo dejar cualquier niño hospedado.

Apagué el foco, pero dejé la luz de la lámpara encendida, cerré la puerta recostándome un rato antes de bajar a cenar, tal vez por el cansancio me quedé dormido, recuerdo que desperté asustado cuando sentí una sensación horrible, alguien me jaló los pies.

Pasaron unos segundos antes de reaccionar, cuando lo hice me di cuenta de que tenía los pies helados, además un leve hormigueo recorrió por mis piernas.

Por inercia los encogí rápidamente, sorprendido por lo que había sentido, aún con el escalofrío que tenía busqué alrededor de la cama, porque me sentía rodeado de algo maligno, pude confirmar que estaba solamente yo en la habitación.

Al checar el reloj ya marcaba las 3 de la mañana, sin importarme la hora salí a caminar un poco para desestresarme, al pasar por recepción pregunté en donde podría conseguir algo de cenar y un café, el encargado me dijo que a una cuadra del hotel dentro de la estación de autobuses estaba un negocio abierto las 24 horas para atender a las personas que llegan a distintas horas.

Después de caminar por unos segundos, me detuve en seco cuando miré la silueta de una niña como a unos 10 o 15 metros enfrente de mí, ahora en la actualidad no puedo asegurar que era la misma que se me había aparecido, pero en ese momento yo creí que si lo era.

Con la tenue luz de algunas lámparas, su vestido blanco, su largo cabello negro y su muñeca, la hacían verse como algo realmente macabro, un ser salido del infierno, o tal vez una muerta de ultratumba.

Se empezó a sentir un ambiente muy perturbador, me causó un gran escalofrío verla en medio de la solitaria calle en plena madrugada, sola y descalza sin importarle que hiciera aquel frío, ni que la calle era de piedra.

Me quedé parado, aunque era solo una niña me causaba un terrible miedo, volteo a verme luego me sonrió de una manera que me erizó toda la piel, después se perdió entre las sombras de la noche.

No quise quedarme con ninguna duda, no quería aceptar que se trataba de un espíritu lo que había visto, así que tratando de calmarme fui a buscarla, la llamé varias veces, pero no pude encontrarla, de repente escuchaba que alguien me hablaba pero cuando volteaba no había nadie.

Decidí mejor no comprar nada y empecé a caminar de regreso, sentía una presencia demoniaca que venía de tras de mí, yo nervioso caminaba más rápido, avanzaba sin voltear, solo escuchaba como alguien de vez en cuando se reía de una manera extraña, como tratando de ahogar la risa.

Se me hiso eterno el camino para llegar a la entrada del hotel, cuando al fin lo hice, me fui directo a recepción, quizá el encargado me miró muy pálido porque me miraba insistentemente, todavía con el nervio, le platiqué lo que había visto.

El encargado me dijo que eso ya había ocurrido muchas veces, pero la mayoría de las personas no lo cuentan, prefieren quedarse callados, otros si lo hacen y aseguran haberla visto tanto en la calle como en sus cuartos.

También supe que algunos visitantes, han salido huyendo del hotel, diciendo que una niña los había atormentado durante su estancia, caí en cuenta que no me pasaba solo a mí, pero, además, no la imaginaba, era una horrible realidad.

Esa noche me enteré de que estas apariciones fantasmales tienen mucho tiempo ocurriendo, muchas personas aseguran haber visto a una mujer de negro, pero la niña de la muñeca es la más frecuente, solo que nadie sabe quién es, al parecer no se sabe porque se aparece.

No todos los que se hospedan aquí la han visto, se dice que tal vez esa niña elige a algunos visitantes al sentirlos débiles, o cuando les huele el miedo, otros cuentan que lo que en realidad les huele es la sangre, pero esas son creencias de la gente que no se han comprobado.

La Niña y La Muñeca, Historia De Terror

La-Nina-y-La-Muneca-Historia-De-Terror-1.jpg
La-Nina-y-La-Muneca-Historia-De-Terror-1.jpg

Después de escucharlo por un rato, chequé el reloj, ya era un poco más de las 4 de la mañana, así que me despedí, le di las gracias por la información, todavía intrigado me retiré a mí cuarto.

Ya de regreso, cuando llegué a mi habitación y abrí la puerta, la lámpara que había dejado prendida ya no lo estaba, moví el switch para comprobar que sí había luz, o sea alguien había apagado el foco.

Entré dejando la puerta abierta, estaba invadido por el miedo, aun así, no me iba a dejar vencer, caminé por toda la habitación, cualquier ruidito me hacía estremecer haciéndome voltear alterado.

Me paré frente a la ventana buscando con la mirada a ver quién pasaba por la calle, pero no aparecía nadie, así me quedé 1 o 2 minutos, de pronto una esencia blanca como un humo pasó frente a la ventana haciéndome retroceder.

Me llevé una gran impresión, porque a mí me pareció que eso que miré tenía una forma humana, la forma de una niña para ser más exacto, me alejé de la ventana, creyendo que esa cosa demoniaca se podría meter en mi habitación, si me llegaba a oler.

No sabía qué hacer, solo cerré la puerta para calmarme un poco, me senté en la cama para descansar, porque además me temblaban las piernas, nunca había pasado por una situación así tan fuerte, ni tan extraña.

Al recargarme en la almohada, sentí algo duro debajo de ella, cuando la quité me quedé espantado al ver que estaba una muñeca horrible, la misma muñeca que siempre traía aquella niña.

Me levanté sin dejar de mirarla, no me animé a tocarla, solo salí del cuarto y fui a recepción, informé al encargado lo que pasaba, molesto dije, que si era una broma me parecía de mal gusto, después de unos segundos me acompañó a mi habitación.

El empleado del hotel no parecía asustado, era el mismo que me había contado sobre la niña que se aparecía, yo me quedé afuera cuando llegamos, él me miró mientras abría la puerta.

Después de un rato, para mi asombro, al salir dijo que no había ninguna muñeca, incrédulo entré con él, de nuevo yo mismo revisé la habitación totalmente, no había nada, ni nadie, aquel señor solamente me miraba indiferente.

Al día siguiente me iría de ese hotel, pero ya no aguantaría pasar ni un minuto más ahí, así que pedí que me dieran otra habitación porque ya no estaba dispuesto a pasar otra situación así.

Cuando hablé con el encargado ya sabía lo que me estaba pasando, su opinión fue que cambiarme de cuarto no era la solución, porque ese espíritu si me había elegido se me aparecería en todas partes.

Me contó que el hotel tenía un sótano, donde en su interior estaba un cuadro grande de una niña, dicen los que han visto a ese fantasma, que es la misma que se aparece en ciertos cuartos.

No podía comprender porque tenían ese cuadro ahí, tal vez él era el causante de todas las manifestaciones, pero aquella persona solamente encogió los hombros para decirme que el dueño no lo quería tirar por miedo a que le pasara algo a él o a su familia, no me supo decir cuánto tiempo tenía ese cuadro en el sótano del hotel.

Entre la plática me advirtió que tendría que ir a meterme a ese cuarto llevarle un juguete y pedirle que me dejara en paz, porque si no lo hacía, no solo me atormentaría el tiempo que estuviera en el hotel, o las veces que regresara, si no que se iría conmigo para siempre, según él muchos lo han hecho y les había resultado para bien.

Me asignó otra habitación, como a 2 o 3 cuartos del mío porque el hotel no era muy grande, me recomendó no abandonar el lugar sin bajar al sótano porque lo podría lamentar por mucho tiempo.

Cuando fui a mi nuevo cuarto ya estaban mis cosas ahí, todavía faltaba un rato para amanecer, casi no había dormido, por eso decidí recostarme un rato, en caso de ir al sótano lo haría ya de día.

El cansancio y el sueño me vencieron sin darme cuenta, entre sueños escuché como se abrió la puerta del cuarto, no sé porque no podía despertar, también podía oír una fuerte respiración que se movía alrededor de la cama, un miedo horrible me hiso temblar cuando sentí que unas manos frías me agarraron los tobillos, cuando pasaron unos segundos me estiraron los pies y desperté asustado.

Me di cuenta de que otra vez me habían quitado la sábana, alguien me había jalado los pies como en el otro cuarto, entonces supe que lo que me había dicho el encargado era verdad, no podía esperar a que amaneciera para ir al sótano.

Me quedé pensando por unos minutos, hasta hacía unos días yo no creía en esas cosas y esa noche estaba pensando en ir hablar con un cuadro para que una niña muerta me dejara en paz.

Con el miedo de que mi vida pudiera cambiar para mal, decidí ir aquel sótano a esas horas de la madrugada, le pedí aquella persona que me ayudara, se negó acompañarme, pero me regaló un osito de felpa que era de su hija para que se lo dejara a la niña.

Tenía que caminar al final del pasillo, ahí encontraría una puerta, me dio la llave porque siempre lo tenían cerrada con candado, además de recomendarme llevar conmigo una cruz para mi protección, por último, me deseó suerte.

Gracias a Dios siempre traigo conmigo una cruz en el cuello, así que me encomendé a Dios, me armé de valor y caminé rumbo al sótano, sin estar realmente seguro si era correcto lo que iba hacer.

Avanzaba mirando los números de las puertas, sabía que al final del pasillo me encontraría con la entrada del sótano, a veces escuchaba aquella risa, o se oían pasos pero al voltear no había nadie.

Conforme me iba acercando, inexplicablemente empecé a sentir calor, un calor extraño a pesar del frio que se sentía, hasta que al fin me paré frente a aquella puerta sin número.

Temblaba del miedo, sin saber que me encontraría ahí, pareciera que tenía meses sin abrir aquella puerta por el ruido que hiso, rechinaba de una manera tenebrosa con forme la iba abriendo.

Estaba demasiado frio ahí adentro, solo había un pequeño foco que casi no alumbraba nada, por eso dejé abierto para no sentirme encerrado y para que me alumbrara la luz del pasillo mientras bajaba las escaleras.

Cuando comencé a bajar esos escalones, supe lo terrorífico que iba hacer la experiencia ahí abajo, empecé a buscar el cuadro de la niña, había muchas cosas viejas y rotas, también muchos espejos, pero todos estaban quebrados.

Algo que me heló la sangre fue que empecé a escuchar muchos murmullos, pareciera como si varias personas estuvieran rezando, lo más terrorífico era que no había nadie, estaba sólo en ese lugar.

Cuando dejé de escuchar ese sonido, empecé a preguntar si había alguien ahí, pero no obtuve respuesta, después de caminar unos metros más, miré él cuadro colgado en una pared al fondo del sótano.

Ya iba respirando fuerte, con un tremendo miedo como nunca lo había tenido, al pararme frente a él me llevé una fuerte impresión, no había duda, yo que la había visto varias veces, supe que era la misma niña.

Abajo del cuadro estaban varios juguetes, no supe cuántos, quizás 15 ó 20 juguetes para niñas, la mayoría estaban limpios, era como si alguien jugara con ellos con frecuencia, además marcadas en el suelo se notaban muchas huellas pequeñas.

Miré el cuadro de frente y casi tartamudeando le dije a esa niña que me dejara ir, le prometí regresar a verla cada vez que me hospedara ahí, además le llevaría un juguete, de repente se escuchó que calló algo de tras de mí.

Voltee y en un rincón de esa habitación podía distinguir una silueta blanca, pequeña como aquella niña, agazapada entre cosas viejas, la escuché reírse una y otra vez, sobreponiéndome al miedo que sentía agarré mi crucifijo y me persigné, caminé hacia afuera, tratando de no verla, evitando que ella olfateara mi temor.

Subí las escaleras lo más rápido que pude, los escalones se me hacían interminables, ni siquiera apagué la luz, estando ya en el pasillo salí y cerré la puerta, apenas había dado unos cuantos pasos escuché como se abrió sola la puerta.

Muy asustado regresé a mi habitación, al pasar por recepción, me estaba esperando el encargado para ver cómo me había ido, al platicarle lo sucedido me comentó que ellos no limpian los juguetes, lo que si me podía asegurar era que siempre se escuchaban ruidos por la noche, aunque nadie podía meterse porque siempre tenían cerrado con candado.

Regresé a mi cuarto sin poder creer lo que acababa de vivir, no dejaba de pensar en esa niña, me acosté temiendo tener algunas pesadillas horribles, aunque si las tuve, no fueron tan espeluznantes comparado con lo que había vivido en el sótano, solo fueron eso, sueños, quedándome dormido hasta el día siguiente, sin que pasara nada raro.

A las 10 de la mañana fui a entregar la llave, le pregunté al empleado si todo eso no había sido una mala broma, asegurándome que no, advirtiéndome que lo que le había prometido a la niña lo tenía que cumplir, si no de nada serviría.

Porque otra persona tiempo atrás le prometió venir cada año y traerle un juguete, pero por 3 años no volvió, durante ese tiempo se le aparecía en su casa, lo atormentaba todas las noches a él, además a toda la familia, hasta que regresó supimos la historia, porque al hacerlo pidió permiso para entrar al sótano.

Después él mismo platicó que rezando un novenario las apariciones cesaron, hasta el día de hoy ese señor no ha regresado por aquí, suponemos que todo está bien, terminó diciendo.

Cuando regresé a mi casa no quise esperar, de una vez recé el novenario, también en una misa pedí por el eterno descanso de esa niña, no sé si me creen, pero 2 veces más me hospedé en ese hotel y nunca volví a mirar nada paranormal.

Hace 3 años que estoy en las oficinas, me ha tocado escuchar de parte de algunos compañeros de una niña que se ha aparecido dentro de sus habitaciones y otros al igual que a mí, les han quitado la sábana por las noches o les han jalado los pies.

Lo cierto es que en muchos hoteles de todo México se cuentan horribles historias de aparecidos, espíritus o fantasmas que a más de 1 los han asustado manifestándose a mitad de la noche, haciéndoles vivir la peor experiencia de su vida.

Para mí, haber visto la niña de la muñeca en más de 1 ocasión, es algo que, aunque quiera, jamás podré olvidar.

Autor: Gato Negro.

Derechos Reservados.

Share this post

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Historias de Terror